TENSA ESPERA
Policías, reporteros y curiosos frente al domicilio del Dr. Sallustro en Martínez (Fotografía: "La Razón") |
El
secuestro de Oberdan Sallustro causó honda preocupación en la ciudadanía e
incrementó la tensión que se venía viviendo desde 1969.
A
las 4 p.m. de aquel día, el comisario, titular de la repartición Nº 4 de
Martínez, ubicada en Balcarce 2070, hacia donde había sido conducido el Fiat
1600 del industrial, solicitó en conferencia de prensa la difusión de la
fotografía del empresario, manifestando que se trataba de un hecho de suma
gravedad, para el cual se solicitaba el concurso de toda la población.
-La
Policía de la provincia está haciendo un enorme esfuerzo y ha volcado todos sus
efectivos para localizar a los autores. Se ha dado intervención a la Cámara
Federal en lo Penal, y entiende en la causa, caratulada “privación ilegítima de
la libertad, abuso de armas y lesiones graves, el doctor Carlos Enrique
Malbrán, por intermedio de la vocalía Nº 7 a cargo del doctor Jaime M. Smart.
Al
ser interrogado al respecto, el alto oficial se refirió al estado del chofer de
Sallustro y otras cuestiones inherentes al hecho.
-El
chofer Fuentes se encuentra fuera de peligro. Con respecto a la investigación y
el hecho en sí, no puedo agregarles nada, ya que existe el secreto sumarial.
Únicamente les puedo dar el número de patente de uno de los vehículos
utilizados por los secuestradores, que es B-118.077.
Para
entonces, circulaban todo tipo de versiones y cada testigo tenía algo que
decir. Una joven muchacha, que se desempeñaba como mucama en una casa vecina,
sobre la calle Pasteur, aseguró haber visto la camioneta Dodge de los
secuestradores estacionada en la esquina de esa arteria y Av. Libertador, dos
horas antes del hecho, así como un vehículo que simulaba pertenecer a la
empresa ENTel. El mismo se detuvo junto al poste ubicado en la vereda de la
familia Sallustro y de él, descendió uno de sus ocupantes, para cortar los
cables y dejar la zona incomunicada. Por otro lado, un comerciante que atendía
su local en las inmediaciones, también vio la camioneta parada en el mismo
lugar (pensó que se trataba de un móvil de la compañía SEGBA), al Fiat del
secuestrado al momento de ser interceptado y a los subversivos cuando saltaron
de la parte posterior. Luego llegó el otro rodado, del cual descendieron dos
efectivos de policía, muy nerviosos ambos, para sacar a Sallustro de su auto y
dispararle al chofer.
A
las 13:30 la familia del empresario solicitó a través de la oficina de Prensa
de la Casa de Gobierno, la difusión de un angustioso mensaje en el que
informaban a los captores sobre la afección cardíaca que padecía el rehén y la
necesidad que tenía de atención y control: “La
esposa y los hijos del doctor Oberdan Sallustro, en esta dolorosa
circunstancia, advierten con angustia a quienes realizaron su secuestro que el
mismo padece de una afección cardíaca que requiere permanente atención médica”.
Esa misma tarde, una voz anónima llamó a la redacción de “La Razón” para informar que en el baño de hombres del bar ubicado en Av. Córdoba y Rodríguez Peña, los secuestradores habían dejado un comunicado. La persona cortó sin decir más y quien recibió el mensaje se apresuró a informarlo a las autoridades del vespertino, quienes se dirigieron presurosamente hasta el lugar, para constatar la información.
El Fiat en el que se desplazaba Sallustro tal como quedó en el lugar del secuestro (Fotografía: "La Razón") |
Esa misma tarde, una voz anónima llamó a la redacción de “La Razón” para informar que en el baño de hombres del bar ubicado en Av. Córdoba y Rodríguez Peña, los secuestradores habían dejado un comunicado. La persona cortó sin decir más y quien recibió el mensaje se apresuró a informarlo a las autoridades del vespertino, quienes se dirigieron presurosamente hasta el lugar, para constatar la información.
Efectivamente,
en el baño de hombres había oculto un sobre que contenía las exigencias de los
delincuentes. De manera inmediata se dio parte a la policía y esa misma noche,
la ciudadanía supo los motivos por los cuales el industrial había sido privado
de su libertad y que iba a ser sometido a juicio popular.
En el día de hoy, los comandos Luis Pujals y Segundo
Gómez del Ejército Revolucionario del Pueblo, procedieron a capturar y poner a
disposición de la justicia popular al director general de Fiat Concorde, doctor
Oberdan Sallustro. El señor Sallustro, en su carácter de funcionario de esta
empresa monopolista, deberá responder a la justicia popular por los siguientes
cargos:
1) Saqueo del país. Prácticas monopolistas contra la
pequeña industria nacional. Intervención en la vida política del país.
2) Explotación de trabajadores argentinos. Represión
contra los obreros de Fiat de Córdoba, despidos y encarcelamiento contra
dirigentes sindicales elegidos democráticamente por sus bases.
A vencer o morir por la Argentina.
Comando Luis Pujals, comando Segundo
Gómez.
Ejército Revolucionario del
Pueblo
Donde también causó conmoción la noticia fue en Italia. Los medios de prensa la cubrieron con amplios titulares, lo mismo la radio y la televisión, sobre todo en Nápoles, donde la familia se había establecido una vez de regreso en la península y era ampliamente conocida.
Justamente
allí vivían sus hermanos Attila y Oreste, destacados jugadores de fútbol ambos
y fue el primero, por entonces directivo del estadio San Paolo de Fuorigrotta,
el primero en hacer declaraciones.
Oberdan es el tercero d emis hermanos y el más joven.
Estoy apesadumbrado y espero recibir cuanto antes alguna buena noticia […]. Mi
hermano es amigo de los obreros. Un hombre bueno, cordial y generoso. Me
hablaba siempre del progreso sindical, jamás había sido amenazado o al menos
nunca me lo dijo. Hace unos veinte días recibí su última carta. Nada decía que
dejase entrever el peligro de atentados contra su persona. Lo mismo que mi
hermano Oreste, fue jugador del Napoli. Oberdan era un malabarista y jugaba
como entreala, pero pronto renuncio al fútbol tras haber militado en las filas
de la tercera división del club.
Tanto
Attila como el ingeniero Oreste Sallustro, se pusieron en contacto telefónico
con las autoridades argentinas para obtener mayor información y seguir de cerca
los acontecimientos.
Otro
que se manifestó en los medios fue el presidente de la FIAT a nivel mundial, el
abogado Gianni Agnelli, quien confirmó que hacía algún tiempo se le había
solicitado el traslado del empresario secuestrado pero se negó a dar mayor
información.
Por
entonces “La Stampa” aseguraba que el general Lanusse seguía de cerca el curso
de la investigación y explicaba que en la Argentina actuaban, al menos, seis
organizaciones subversivas, una de ellas los montoneros, las cuales habían
intensificado su accionar ante las inminentes elecciones a realizarse el año
siguiente.
Mientras
tanto, desde Paraguay, se supo que el tercer hermano del empresario, Octavio
Sallustro, directivo de una importante firma de despachantes de aduana, se
negaba a formular declaraciones, sumido como estaba en una profunda crisis
depresiva.
A
poco de su llegada al país, el Dr. Aurelio Peccei se dirigió a la sede de la
empresa, en el centro de Buenos Aires, donde convocó a una conferencia de
prensa para fijar su posición y referirse al secuestro.
Esa
tarde, acompañado por algunos directivos, se presentó ante los periodistas,
junto con los hijos del industrial, a saberse, Aldo, de 22 años y Bruno, de 20.
Peccei manifestó su pesar por la situación, resaltó la personalidad del
cautivo, calificó de ilegítima su privación de la libertad y destacó sus
cualidades humanas.
…el secuestro de mi colaborador y amigo Sallustro es un
acto equivocado e injusto, pues él es un funcionario de Fiat y no tiene culpas,
si las hay, de lo que ocurra en la empresa. Yo soy el presidente y el
responsable y por eso estoy aquí. También es injusto el rapto, pues Sallustro fue,
durante veinte años, uno de los mejores de Argentina en el mundo, especialmente
en Europa e Italia. Elaboró en obras de gran interés para vuestro país, como El
Chocón, la central de Atucha y el complejo Zárate-Brazo Largo. Él no tiene
pasaporte argentino pero es un argentino. Como mejor prueba, aquí perdió a uno
de sus hijos, el que está enterrado a poca distancia de donde lo secuestraron.
Este hecho hiere a toda la familia de Fiat, compuesta por 50.000 familias en
todo el mundo.
Sallustro creó condiciones de trabajo y de vida para
muchos hogares argentinos, y hiere también a una empresa como la nuestra, que
es apreciada en todo el mundo desde Chile y Cuba a Escandinavia, pasando por
Rusia y Estados Unidos.
Más
adelante, el doctor Peccei agregó:
En nombre de la familia de mi amigo y en el mío propio,
si los raptores me escuchan les pido que lo liberen y, mientras tanto, lo
traten con humanidad. No hay razón política qu esté por encima del derecho y el
respeto a la persona humana. Lo digo como hombre de la resistencia en Italia
cuando, en momentos difíciles para mi patria, tratamos a prisioneros de guerra
con humanidad. Ese mismo respeto es, por lo menos, lo que pido a los
secuestradores.
Acto
seguido, hizo uso de la palabra un empleado de la empresa, un individuo que
mnifestó tener catorce años de servicios en la misma.
Yo le pido a Fiat que haga lo humanamente posible para
que Sallustro sea liberado y sin que sufra nada y les digo a los secuestradores
que si ellos no quieren tratar con los directivos, que vengan a conversar con
nosotros los obreros.
A
continuación, el Dr. Peccei se dispuso a contestar preguntas, aclarando
previamente que los captores no se habían puesto en contacto aún con la
compañía: “…cuanto dependa de Fiat será
hecho”, ello en respuesta a una pregunta sobre si la compañía estaría a pagar
algún rescate. Era evidente que el directorio contemplaba esa posibilidad, así
como escuchar otras exigencias como la situación laboral de los trabajadores y
las reincorporaciones. Y para remarcar agregó: “En nuestra empresa se mejoraron
mucho los sistemas de trabajo y todo se puede mejorar aún más”. Finalizó
manifestando que no alcanzaba a comprender los motivos del rapto y dijo conocer
la situación de fricción que se había generado entre la compañía que
representaba y el gobierno del depuesto general Levingston, destacando que en
ello Sallustro no llevaba parte. En cuanto a eso de que FIAT era una empresa
monopólica, negó rotundamente la acusación argumentando que en la Argentina se
hallaban radicadas otras automotrices, en especial de los Estados Unidos y que
las mismas operaban de manera similar al grupo que representaba. “Jamás puede ser un monopolio por la simple
razón de que aquí hay más de siete empresas dedicadas a la misma actividad”1.
Luego agregó que pensaba permanecer en el país hasta que Sallustro fuese liberado y negó que el hecho pudiese interferir en los planes de inversión que la corporación tenía ara el país aunque enfatizó que, dadas las circunstancias, mucha gente en el mundo se iba a preguntar si era factible invertir en una nación como la Argentina, donde acaecían situaciones como esa. Y sobre el final, cerró expresando su confianza en cuanto a que su amigo apareciese sano y salvo en las próximas horas, palabras que apoyaron los empleados presentes.
Camioneta Dodge utilizada por los secuestradores completamente carbonizada (Fotografía: "La Razón") |
Luego agregó que pensaba permanecer en el país hasta que Sallustro fuese liberado y negó que el hecho pudiese interferir en los planes de inversión que la corporación tenía ara el país aunque enfatizó que, dadas las circunstancias, mucha gente en el mundo se iba a preguntar si era factible invertir en una nación como la Argentina, donde acaecían situaciones como esa. Y sobre el final, cerró expresando su confianza en cuanto a que su amigo apareciese sano y salvo en las próximas horas, palabras que apoyaron los empleados presentes.
Los
hijos del industrial, por su parte, manifestaron que hasta el momento no habían
recibido ninguna comunicación de los raptores y mostraron cierto optimismo en
cuanto a llegar a un feliz desenlace. El mayor de ellos explicó que nunca antes
habían recibido amenazas, ni por carta ni por teléfono y dijo que esperaban
algún mensaje, de un momento a otro. Volvieron a referirse al estado de salud
de su padre y cerraron con expresiones de deseo en el sentido de que toda esa
pesadilla culminase a la mayor brevedad posible.
…les pedimos a los secuestradores que lo cuiden a papá.
Él nunca hizo mal a nadie. Y, por supuesto, que tengan en cuenta, el dolor en
que vive toda una familia, con nuestra madre, nuestros hermanos y los nietos de
nuestros padres, sumidos en la incertidumbre. Si realmente tienen ideales,
deben comprender esto y dejar en libertad a papá.
Para
entonces, ya se habían difundido los identi-kits de los terroristas, basados en
las declaraciones de una media docena de personas que la mañana siguiente se
presentaron en la Comisaría 4ª de Martínez, a prestar su testimonio.
Para
entonces, el chofer Fuentes se reponía en el cercano Sanatorio San Lucas de San
Isidro y se había recibido una denuncia anónima que condujo a los
investigadores hasta la camioneta Dodge utilizada por subversivos, la cual fue
hallada con su carrocería carbonizada. La misma fue trasladada a remolque y
depositada frente a la mencionada dependencia para que los expertos efectuasen
los peritajes correspondientes.
En
horas de la tarde de aquel agitado 22 de marzo, Aurelio Peccei visitó a los
Sallustro en Martínez. Entró a la vivienda por el portón de la calle Colón,
acompañado por algunos directivos argentinos de la empresa.
Al
ser abordado por los periodistas, manifestó que venía a expresar su solidaridad
a la familia y pidió a los captores la inmediata libertad del industrial.
Periodista: ¿Está la
empresa Fiat dispuesta a negociar con los secuestradores?
Peccei: La empresa
hará lo necesario para obtener la libertad de Sallustro. No creemos que su
secuestro sea consecuencia de los conflictos que tuvieron lugar en Córdoba, con
el personal.
Periodista: ¿Han tenido
ustedes, algún tipo de comunicación?
Peccei: No hemos
tenido ustedes, algún tipo de comunicación.
Periodista: ¿Cuál es la
posición de Uds., en este caso?
Peccei: Exigimos la
libertad del Dr. Sallustro porque no tiene la responsabilidad que le asignan
los secuestradores.
Periodista: ¿Podremos
dialogar posteriormente con Ud.?
Peccei: No sé cuánto
durará la entrevista con la señora de Sallustro pero cuando me retire dialogará
con ustedes, por supuesto.
Luego
habló el jefe de la sección automotores, Sr. José Scieverano.
Scieverano: Hace
veinticinco años que conozco al señor Sallustro y tengo de él el más alto
concepto, como hombre y como profesional.
Periodista: ¿Qué
opinión tiene de este suceso? – le preguntó otro periodista.
Scieverano: Que es muy
lamentable.
Periodista: ¿Conoce los
cargos que le formulan los terroristas?
Scieverano: Son
infundados. El señor Sallustro es un funcionario y no puede responder como individuo
a cargos que se le formulan como miembro de una asociación empresaria. No ha
cometido delitos contra el país ni contra nadie, porque trabaja por el país
mismo.
Periodista: ¿Han celebrado
ustedes reuniones en FIAT?
Scieverano: Por
supuesto, desde la mañana a la noche, pero no hemos tenido ninguna comunicación
de los secuestradores.
Mientras
tanto, a la residencia de los Sallustro seguían llegando expresiones de
solidaridad, algunas en forma personal, la mayoría familiares y amigos y otras
a través de notas y telegramas, varios de ellos procedentes de Roma.
Las
visitas eran atendidas por los hijos y ninguno de los visitantes formuló
declaraciones. Incluso a una jovencita que manifestó ser amiga de la familia,
uno de ellos le negó el paso y sólo le pidió que rezase por su padre.
Mientras
tanto, la policía efectuaba los primeros allanamientos y realizaba rigurosos
controles de tránsito, deteniendo automotores, para solicitar a los conductores
la documentación pertinente y revisar sus interiores.
Peccei
y los ejecutivos que formaban su comitiva se retiraron a las 17:10, declarando
que habían encontrado a la familia bien aunque sumamente angustiada.
-FIAT
está dispuesta a hacer todo lo necesario para conseguir la liberación de
Sallustro.
Por
otra parte, uno de los médicos de la empresa, que visitó el domicilio del
empresario, hizo saber a los secuestradores, a través de un comunicado
difundido por la prensa, que dada la afección cardíaca que padecía el Dr.
Sallustro, era imperioso suministrarle Mepantín y Persantín, medicamentos con
los que se venía tratando desde hacía tiempo.
Una
hora después, ingresó en el domicilio un móvil policial con cuatro oficiales a
bordo, quienes se negaron rotundamente a responder preguntas.
Recién
el 24 de marzo los captores dieron a conocer un nuevo comunicado informando que
un tribunal popular había condenado a muerte al cautivo y que para salvarlo,
FIAT debía cumplir siete exigencias en el plazo de 48 horas.
El
mismo fue depositado en el baño de un bar ubicado en Av. Córdoba 1395, esquina
Uruguay y señalaba, tal como se dijo, que el empresario había sido hallado
culpable y autor directo de maniobras monopolistas perpetradas por la compañía
en perjuicio del país; que era responsable e instigador directo de la represión
desencadenada por la Gendarmería Nacional contra los obreros de la planta en
Córdoba, el pasado mes de octubre y culpable de la desocupación y miseria
causada a quinientos hogares argentinos tras los despidos que tuvieron lugar a
continuación. Por esa y otras razones, se lo había condenado a la pena capital,
la cual sería ejecutada por un pelotón de fusilamiento en el lugar de su
detención, sin embargo, la misma sería conmutada y el detenido liberado de
manera inmediata si en el plazo de 48 horas se cumplían los siguientes
requisitos:
Primero: Libertad a
todos los obreros de FIAT, activistas y dirigentes de SITRAC y SITRAM, detenidos
con motivo de los conflictos que esos gremios sostuvieron con la empresa.
Segundo:
Reincorporación de los trabajadores cesanteados y despedidos.
Tercero: Retiro de
la policía de las plantas de Córdoba.
Cuarto:
Indemnización de FIAT al Pueblo, por valor de mil millones de pesos en útiles
escolares, guardapolvos y calzado para niños de las escuelas que ellos
determinasen, luego de aceptada la protesta.
Quinto: Traslado a
Argelia u otro país a convenir de cincuenta guerrilleros presos cuya lista iban
a dar a conocer, luego de aceptadas las condiciones. El estado físico de esos
guerrilleros debería ser verificado por el periodismo en forma pública.
Sexto: Publicación
íntegra en los diarios de todos los comunicados emitidos, incluyendo al
presente, así como los futuros.
Séptimo:
Indemnización al Ejército Revolucionario del Pueblo a convenir con la Empresa
FIAT.
Gran
revuelo la nota e incluso el propio Perón se manifestó desde Madrid, dando a
conocer otro de sus ambiguos mensajes. En la oportunidad, el líder
justicialista hizo saber su desacuerdo con ese tipo de procedimientos (los
secuestros) pero avivó las llamas al sentenciar que los mismos se producían ahí
donde faltaban las garantías y se provocaba adrede la violencia. De acuerdo con
fuentes de la capital hispana, el propio embajador italiano le había pedido su intercesión
(nunca quedó claro si se trataba del de España o la Argentina) y varios
sectores le atribuyeron intenciones de llamar a una movilización popular para
condenar a la violencia con más violencia. Aun así, el ministro del Interior,
Mor Roig, se reunió con su representante, Héctor J. Cámpora, para tratar el
asunto.
Pasadas
las 18:00 de ese mismo día, tuvo lugar una reunión especial de la Junta de
Comandantes con el objeto de tratar el caso con los representantes de los
organismos de seguridad.
Poco
después de haber sido difundido el texto con las exigencias de los subversivos,
el gobierno nacional emitió un comunicado fijando su posición. Lo hizo a las
19:30, a través de la Dirección de Prensa de la Presidencia y decía lo
siguiente:
El gobierno argentino no negocia ni negociará con
delincuentes comunes, que, como tales, operan al margen de la ley, de las más
elementales normas éticas de la sociedad y la convivencia humana misma.
Esta determinación, que es coherente con la doctrina
ostentada invariablemente por nuestro país, fue adoptada por la Junta de
Comandantes en Jefe durante una reunión el Consejo Nacional de Seguridad,
realizada entre las 18:10 y las 18:30 en la Sala de Situación de la Casa de
Gobierno. Presidió el teniente general Alejandro A. Lanusse y asistieron
–además de los comandantes en jefe de la Fuerza Aérea y la Armada– los
ministros del gabinete nacional, los secretarios de la Presidencia, el jefe de
la Casa Militar, el jefe del Estado Mayor del Ejército y el subsecretario del
CONASE.
En la oportunidad, el presidente de la Nación informó
acerca de la reunión que había mantenido, alrededor de las 16.30, con el
titular de Fiat Concord, doctor Aurelio Peccei, a quien acompañó el embajador
de Italia en nuestro país. Estuvo presente en esa circunstancia el ministro del
Interior, doctor Arturo Mor Roig.
El teniente general Lanusse, después de escuchar las
palabras de preocupación del doctor Peccei, dejó bien en claro que el gobierno
argentino está realizando todos los esfuerzos requeridos por la situación, a
fin de localizar el paradero del doctor Oberdan Sallustro y posibilitar su
reintegro al hogar, así como para detener a los responsables del secuestro y
ponerlos a disposición de la justicia.
El presidente de la Nación manifestó su comprensión por
la presencia del diplomático italiano, teniendo en cuenta la nacionalidad del
secuestrado, aunque enfatizó que este repudiable episodio se encuadra estrictamente
dentro de los asuntos internos de la Argentina.
En la audiencia referida, el primer mandatario adelantó a
sus visitantes que inmediatamente después se reuniría el Consejo Nacional de
Seguridad para fijar con absoluta precisión la posición de nuestro gobierno en
el caso planteado.
Durante las deliberaciones del CONASE se recordaron los antecedentes
sobre la actitud que en alternativas similares adoptó la Argentina e inclusive,
acerca de la doctrina oportunamente sostenida en el seno de la Organización de
Estados Americanos.
Inmediatamente se ratificó la tradicional posición,
descartándose, por lo tanto, en forma terminante, cualquier tipo de negociación
o mediación con los delincuentes que privaron de su legítima libertad al doctor
Sallustro.
El
domingo 26, por la noche, la Junta de Comandantes volvió a reunirse en Olivos,
para abordar nuevamente el acuciante tema del secuestro. Lo hizo pasadas las
23:00, cuando se abatía sobre Buenos Aires una lluvia torrencial, en medio de
gran expectativa y mucha ansiedad.
Pese
al diluvio, una veintena de reporteros y camarógrafos aguardaba en el acceso de
Villatte y Wineberg para ver llegar a los altos jefes militares y sus
ministros, precedidos por el comodoro Rey y el almirante Coda, quienes
ingresaron a la residencia sin detenerse. Media hora después lo hizo el Dr. Mor
Roig, escoltado por dos automóviles de su custodia y tras él, el titular de la
cartera de Justicia, Dr. Ismael Bruno Quijano, quien ingresó por la entrada
principal, sin ser detectado por los representantes de los medios, lo mismo el
ministro de Bienestar Social, Francisco Guillermo Manrique.
Los
máximos exponentes del gobierno estuvieron reunidos toda la noche y recién al
día siguiente, de madrugada, procedieron a retirarse. De resultas de ello, el
propio presidente de la Nación convocó a los periodistas presentes para dar a
conocer el nuevo comunicado, que en sus partes más destacadas decía:
El gobierno nacional ha dado reiteradas muestras de su
sensibilidad humana. Pero salvar una vida –objetivo en el cual está empeñado,
dentro de la ley, todas las fuerzas a su alcance- no puede suponer, bajo ningún
concepto, poner en peligro la subsistencia misma de todo el conjunto social,
dejar al país inerme ante los agentes del caos, o sumirlo en la anarquía.
Promediaba
la mañana del lunes 27 de marzo cuando el Poder Ejecutivo dio a conocer la Ley
que modificaba el artículo Nº 4 de la ordenanza 17.516, confiriéndole al Estado
la facultad de asumir el carácter de querellante en aquellos casos en los que
estuviese comprometido el órden público. Por su parte, las fuerzas de seguridad
solicitaron colaboración para dar con cuatro personas supuestamente vinculadas
al secuestro, a saberse, José “Joe” Baxter, Victor José Fernández Palmeiro,
Francisco Ventrici y Rosa Clara Cavalli, cuyas fotografías comenzaron a
circular por los medios profusamente.
El
lunes 26 de marzo, pasadas las 48 horas impuestas por los terroristas, los
titulares de primera plana de “La Nación” expresaban con angustiante claridad
la incertidumbre que primaba en el país respecto a la suerte del industrial. “Vencido el plazo, crece la ansiedad”. Para
tranquilidad de su familia, la FIAT y el gobierno nacional, un nuevo mensaje
estiró el plazo otras 36 horas, ello poco antes de que el presidente de Italia,
Giovanni Leoni, solicitase a la Junta que regía los destinos de la Argentina
agotar todas las instancias para lograr que Sallustro fuese devuelto sano y
salvo. La respuesta de Lanusse no se hizo esperar. El mandatario destacó la
obligación de su gobierno, de velar por los ciudadanos extranjeros dentro del
ámbito nacional, pero recalcó que la seguridad interna era un asunto de
exclusiva competencia del Estado.
Aurelio Peccei |
En
la misma edición, el matutino informaba sobre la posición de la Junta de
Comandantes en cuanto a que la misma no iba a negociar con delincuentes comunes
e impediría todo acto que, por medio de la extorsión, favoreciera los planes de
las agrupaciones terroristas.
Por
la tarde, cuando el embajador italiano en la Argentina, Giuseppe de Rege
Thesauro di Donato e San Raffaele visitaba a la familia Sallustro y Aurelio
Peccei mantenía reuniones con el ministro Mor Roig y el ex presidente Arturo
Umberto Illia, en el santuario Nuestra Señora Madre de los Inmigrantes de La
Boca, el obispo de San Martín, monseñor Manuel Menéndez encabezó un oficio
religioso para pedir por la vida del industrial y su familia.
Durante
la ceremonia, a la que se dio cita una considerable cantidad de gente entre
quienes se encontraban operarios y empleados de la FIAT, integrantes del Grupo
de Peregrinaciones FIAT-Concord, delegaciones escolares vinculadas al
santuario, bomberos voluntarios del mencionado barrio porteño, miembros del
Rotary Club y el Club de Leones y personal del Hospital Argerich, destacaban la
hija del cautivo, Flavia Sallustro de Cerrapico y la esposa del embajador de
Italia. En la oportunidad, el oficiante, secundado por el párroco de la Iglesia
Italiana, RP Vittorio Dal Bello y el RP Lino Pedisic, rogó por una pronta
solución al problema.
Amados Hermanos en Nuestro Señor Jesucristo: el Grupo de
Peregrinaciones FIAT Concord, con cuyos miembros he vivido horas de inolvidable
gozo espiritual en Lourdes de Francia, a los pies de la Santísima Virgen, y en
Roma, junto al Padre Santo, y con quienes comparto hoy el común dolor, me ha
invitado, en mi condición de miembro honorario de esta querida institución
católica, a ofrecer, juntamente con vosotros, esta Santa Misa por dos
intenciones muy humanitarias y muy cristianas: pedir a Dios Nuestro Señor la
pronta y feliz liberación del doctor Oberdan Sallustro y darle gracias porque
el señor José Fuentes se repone satisfactoriamente de las heridas recibidas en
el acto del secuestro.
Pienso que todos estamos de acuerdo en rogar muy
especialmente por la congojada esposa y por los doloridos hijos, nietos y demás
familiares de este hermano nuestro privado injustamente de su libertad, cuya
vida, que es sagrada como la de todo ser humano, se ve arbitrariamente
amenazada.
Nuevamente acudo al antiguo mandamiento: “amarás a tu
prójimo”, sino que, como queriendo evitarnos a sus discípulos las falsas
interpretaciones que al mismo le habían ya introducido los hombres de su
tiempo, añado expresamente: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen y orad por los que os persiguen y calumnian”.
Es este, sin duda, un mandamiento difícil, imposible
incluso, me atrevo a decir, si no se tiene fe en Dios y no se recurre a la
ayuda omnipotente de su gracia misericordiosa. Pero la doctrina de Cristo es
clara y precisa. Ayer mismo nos la recordaba el Evangelio de San Mateo, que
leíamos en la Misa del Domingo de Ramos y que nos relata la Pasión y Muerte del
Señor. Ante el injusto apresamiento de Cristo, el apóstol Pedro, que amaba entrañablemente
a Cristo, pero, con un amor demasiado humano y no suficientemente iluminado por
la Fe Cristiana, cayó dolorosamente en la tremenda sensación de la violencia,
“Sacando su espada –dice el Evangelio- hirió a un criado del príncipe de los
sacerdotes, cortándole la oreja”.
El
sermón fue mucho más extenso y se centró en el pedido a los captores, de
liberar a su víctima lo antes posible y llegar a un feliz entendimiento.
Con
la policía peritando sobre los elementos recogidos en la escena del secuestro
(automóvil, vainas calibre 32) y el personal de FIAT manifestando su apoyo
frente al domicilio de la familia Sallustro, los medios informaban sobre el
rumbo de los acontecimientos. Se supo entonces, que el Papa Paulo VI había
pedido por el cautivo en su sermón del domingo, en la Plaza San Pedro y se
conoció el contenido de una carta que aquel había escrito en cautiverio.
La
misma, escrita en italiano, estaba dirigida a su familia y apareció, como era
costumbre, en el baño de un bar capitalino, acompañada por una nota que decía: “Adjuntamos carta de nuestro detenido
fotocopiada. El diario que reciba el original debe entregarlo a sus familiares para que reconozcan
la letra”.
El
escrito de Sallustro decía:
Queridísimos Ita e hijos, nietos, hermanos y amigos de
Fiat y toda la organización.
Estoy bien. Los recuerdo a todos. Me tratan con
deferencia. Abrazo a todos y bendigo a todos los hijos presentes y lejanos. A
todos ustedes un fortísimo abrazo recordándoles para su serenidad que siempre
he actuado en orden con mi conciencia.
Afectuosamente.
Oberdan Sallustro2.
Mientras
tanto, continuaba el incesante desfile de personalidades por el lujoso chalet
de los Sallustro, desde Peccei y el embajador italiano, Giuseppe de Rege
Thesauro di Donato e San Raffaele, hasta ejecutivos de la FIAT, representantes
del gobierno, personalidades y sacerdotes, entre estos últimos el padre Horacio
Moreno, párroco de Nuestra Señora de Fátima, de Martínez.
La tarde del 28 de marzo, trescientos efectivos de policía de la provincia de Buenos Aires, llevaron a cabo un vasto operativo de búsqueda que comprendió sesenta y seis manzanas de la localidad de Martínez.
La tarde del 28 de marzo, trescientos efectivos de policía de la provincia de Buenos Aires, llevaron a cabo un vasto operativo de búsqueda que comprendió sesenta y seis manzanas de la localidad de Martínez.
Tal
como informara la prensa, el mismo comenzó a las 15:15 en la comisaría Nº 4 de
la calle Balcarce, en la segunda sección de San Isidro y se extendió en todas
direcciones, al mando del comisario Rodolfo Trentín, que estuvo secundado por
su par, el jefe de la Unidad Regional de San Martín y varios jefes de La Plata
y La Matanza que acudieron como refuerzos encabezando a sus propios agentes.
Más de 300 hombres fuertemente armados, a bordo de una treintena de vehículos,
portando equipo y perros amaestrados recorrieron perímetro comprendido por las
calles Paraná, Córdoba, Castelli y Av. Fleming, en busca de indicios que
condujesen al poderoso empresario secuestrado.
En
declaraciones a la prensa, el comisario Trentín informó que el operativo había
sido dispuesto por el comando superior de la fuerza, en la capital provincial,
en base a información confidencial, obtenida en las últimas horas y que se
extendería a lo largo del día, dentro del área mencionada.
Los
efectivos se desplazaron por las calles, deteniendo automotores y transeúntes e
inspeccionando viviendas, todo ello ante la sorpresa y temor de la población.
El propio comisario Trentín, armado con una ametralladora, revisó varios
domicilios, siempre acompañado por sus hombres, en tanto la sección canina
seguía algunos rastros en cercanías del Hipódromo. También se inspeccionaron
depósitos, comercios, talleres, fábricas y oficinas y hasta el stud Lapistoy,
sobre la diagonal Salta al 1500, que fue allanado sin que se registraran
detenciones ni hallazgos relacionados con el hecho.
Ejecutivo de FIAT llega a la casa de los Sallustro |
Tropas
de infantería, provistas de armas largas, apoyaron los
procedimientos en el
límite con el partido de Vicente López (Av. Fleming y Paraná), desplazándose en
pelotones de hasta seis hombres, algunos de los cuales tomaron posiciones en
esquinas y techos.
El
operativo terminó a altas horas de la noche, sin resultados, aunque trascendió
que esa misma tarde, una nueva denuncia anónima había dado cuenta de que Joe
Baxter se encontraba oculto en una vivienda de la zona céntrica, cuyo
propietario habría sido militante de Tacuara.
Móviles
policiales acudieron inmediatamente al lugar y tras tomar ubicaciones en los tejados
próximos, procedieron a allanar la finca, a la que encontraron vacía. Por otra
parte, se informó que desde Corrientes se hallaba presto a aterrizar en
Aeroparque un avión de línea que traía a bordo un detenido fuertemente
custodiado, quien al ser interrogado aseguró conocer a uno de los
secuestradores.
El
jueves 30 de marzo la policía dio los nombres de tres posibles implicados, pertenecientes
al ERP, Juan Manuel Carrizo, Jorge Benito Urteaga y Roberto Eduardo Coppo,
fugados de la cárcel de Tucumán el año anterior y al día siguiente, la casa de
un testigo amaneció con pintadas alusivas a la mencionada organización, claro
intento por intimar a posibles “delatores”.
El
domingo 2 de abril, la policía llevó a cabo un nuevo operativo en una finca de
la localidad de Chilavert, situada en Reconquista 180, a tres cuadras de
estación del Ferrocarril Mitre, donde, según se informó posteriormente,
Sallustro había estado cautivo.
Las versiones que circularon entonces fueron variadas, desde el camastro que la policía sacó, muy similar al que se veía en las fotografías que los secuestradores habían difundido con Sallustro cautivo, hasta explosivos, insignias, carteles y un cajón de grandes dimensiones, nada de lo cual se pudo probar.
En
el lugar, fue detenido un matrimonio joven, la mujer en avanzado estado de
embarazo3, quienes habían arrendado la finca apenas dos meses antes
a su propietario, Faustino Campazas, vecino de Malaver. Según relataron personas
entrevistadas en el lugar, el hombre había estado trabajando en la entrada de
la finca, construyendo un pasillo lateral, que luego cerró con un techo y
portón, a través del cual ingresaba con la furgoneta Citroen en la que solía
moverse.
La
vivienda disponía de un salón comedor, dormitorio, baño, cocina, dependencias
de servicio y una construcción separada en los fondos del terreno, debajo de la
cual se encontraba el sótano.
Setecientos
uniformados, la mayoría pertenecientes a la Superintendencia de Seguridad
Federal, acordonaron el área y obligaron al inquilino a que los condujese hasta
el sótano, donde comprobaron que las dimensiones del mismo eran las adecuadas
para mantener a alguien cautivo.
La finca de Reconquista 180, Chilavert, allanada por la policía el 2 de abril de 1972 (Fotografía: "La Razón") |
Las versiones que circularon entonces fueron variadas, desde el camastro que la policía sacó, muy similar al que se veía en las fotografías que los secuestradores habían difundido con Sallustro cautivo, hasta explosivos, insignias, carteles y un cajón de grandes dimensiones, nada de lo cual se pudo probar.
Durante
el operativo, la policía cercó cuatro manzanas, requisó numerosas viviendas, la
mayoría habitada por gente joven y se llevó detenidas a cinco personas, cuatro
hombres y una mujer, quienes fueron conducidos a la Superintendencia de
Seguridad, fuertemente custodiados4.
Con
demasiada celeridad se dio por seguro que Sallustro había sido alojado en el
lugar, al menos durante ocho días. El periodismo tuvo acceso al sótano en
cuestión y de ese modo, pudo constatar que efectivamente, se trataba de un
sitio adecuado para mantener encerrada a una persona; un ambiente de apenas
1,50 metros de altura, por 3,70 de largo y 3,50 de ancho, completamente cerrado
si no fuera por dos pequeños respiraderos que daban al jardín interior, lo que
tornaba su atmósfera irrespirable. Se accedía al mismo por una escalera de
cemento de ocho peldaños y en su interior destacaba un camastro con su
correspondiente colchón y según los reporteros, carteles con siglas del ERP,
documentación y hasta las huellas dactilares del empresario secuestrado.
Después
de colocar fajas en los accesos a la vivienda, la policía le pidió al señor
José A. Martínez, vecino de 83 años de edad, quien vivía pegado a la casa
requisada -Reconquista 190-, que los guiase hasta el domicilio del propietario,
Faustino Campazas, en la cercana Malaver.
El
abusivo proceder de la policía generó malestar en el vecindario pues según
relatos, fueron arrancadas puertas y desempotradas ventanas, sobre todo ahí
donde no había moradores para atender a los agentes.
De
acuerdo con los comerciantes de la zona, el matrimonio que ocupaba la vivienda
no superaba los 25 años y llevaba una vida normal “…actuaban como una familia tipo. Nada extraño se pudo notar en el
tiempo que ellos vivieron allí”.
-La
señora, cuyo estado de gestación era notorio, estuvo aquí el domingo 26 y
compró una caja de ravioles y unos salamines. Sus gastos eran los de una
familia normal –relató a la prensa la propietaria del almacén ubicado en la
esquina de Artigas y Reconquista- Daban la impresión de ser recién casados y trabajaban
juntos en el arreglo de la casa. Ella barría la vereda…
Mientras
tenían lugar esos hechos, en Santiago del Estero la policía detuvo a cuatro
individuos, presuntamente vinculados con actividades guerrilleras. Los arrestos
se llevaron a cabo sobre la Ruta 9, a la altura de El Zanjón, paraje ubicado a
10 kilómetros de la capital provincial, donde un control detuvo a un automóvil
que se dirigía de San Miguel de Tucumán, procedente de Buenos aires. Sus
ocupantes resultaron ser una familia compuesta por Nelvo Severini, su esposa,
Francisca García y sus hijas, Silvia Norma y María Sonia, quienes fueron
puestos a disposición de la justicia junto con el material incautado en el
rodado, a saberse, bibliografía marxista, folletos, panfletos y un manual
guerrillero.
El
lunes 4 de agosto “La Razón” trajo en su primera plana un gran titular en el que
se leía: “Liberarían a Sallustro”. La
noticia generó expectativas ya que según una fuente confiable, el Servicio de
Informaciones de las Fuerzas Armadas, contaba con evidencia concreta relacionada
a la célula guerrillera que retenía al industrial ítalo-paraguayo y que la
misma estaría a punto de dejarlo en libertad.
Las últimas detenciones, especulaba el vespertino, habrían puesto a los extremistas en una situación extremadamente comprometida pues, dada la legislación vigente, sus integrantes corrían el riesgo de ser condenados a muerte. De acuerdo con la información que manejaba la policía, la liberación era inminente y hasta corrían rumores de que los extremistas conducirían a su presa hasta Paraguay, en una avioneta de su propiedad.
Patrulla policial durante los allanamientos del 2 de abril en Chilavert (Fotografía: "La Razón") |
Las últimas detenciones, especulaba el vespertino, habrían puesto a los extremistas en una situación extremadamente comprometida pues, dada la legislación vigente, sus integrantes corrían el riesgo de ser condenados a muerte. De acuerdo con la información que manejaba la policía, la liberación era inminente y hasta corrían rumores de que los extremistas conducirían a su presa hasta Paraguay, en una avioneta de su propiedad.
En
tanto esas versiones tomaban cuerpo, continuaban los operativos en diferentes
puntos de la ciudad, los principales, Saavedra, Constitución, Villa Madero,
Florida, Villa Bosch, Palermo y Boulogne. Durante los mismos se secuestraron
armas, municiones, material propagandístico y documentos de gran valor pericial
y se obtuvieron pruebas que acercaron a las fuerzas del orden a los captores.
Los
efectivos comprometidos en los operativos sumaban unos 4000 hombres,
pertenecientes al I Cuerpo de Ejército, la Gendarmería, Prefectura Naval, la
Policía Federal y su par de la provincia de Buenos Aires, sin embargo, la
versión sería negada por el Departamento Central de Policía, cuyo vocero señaló
que los únicos desplazamientos de tropas que hubo en los últimos días fueron
los relevamientos que el personal militar había realizado en los controles de
rutas, calles y avenidas.
Los
principales allanamientos tuvieron lugar el vienes 31 de marzo en la
intersección de las calles Paunero y Caxaraville, de la localidad de Sarandí,
partido de Avellaneda, donde fueron detenidos un sacerdote, un militar, un
piloto civil y una mujer, luego de una inspección realizada en una vivienda que
funcionaba como centro de operaciones del ERP-PRT. Fueron incautadas armas,
municiones, documentación falsa, pelucas, instrumental quirúrgico y
medicamentos, además de bibliografía partidarias, panfletos y volantes.
En
otro domicilio ubicado en Membrillar 1395, Villa Madero, la División de
Investigaciones Antidemocráticas de la Superintendencia de Seguridad (ex
Coordinación Federal), secuestró un laboratorio en el que, al parecer, se
preparaban explosivos de alto poder. Casi a la misma hora, se practicaron
detenciones en Florida, partido de Vicente López, con el correspondiente
secuestro de armamento y en Berazategui fue allanada una imprenta, donde se
detuvieron a varios individuos y se decomisó material subversivo.
También
en Villa Bosch la policía hizo diversos procedimientos, confiscando armas de
diferentes calibres, suministros, equipo de cirugía cardiovascular y drogas;
incluso en un departamento de Charcas y Coronel Díaz, fue descubierto otro
arsenal que incluía granadas y explosivos altamente destructivos. En Brasil
353, pleno barrio de Constitución, las fuerzas del orden encontraron la máquina
de escribir con la que se habían redactado los comunicados y otras dos en
Saavedra y Boulogne, partido de San Isidro, fueron hallados equipos de
comunicaciones y hasta una fotocopiadora.
El
3 de abril la policía confirmó que los secuestradores de Sallustro pertenecían
al ERP y que habían sido detenidas doce personas, algunas de las cuales,
habrían confesado que ocho días después del secuestro, el industrial fue
transferido a otro comando de la organización5.
Para
entonces, Aurelio Peccei había regresado a Roma y a poco de desembarcar en el
aeropuerto de Fiumicino, hizo declaraciones a los medios allí reunidos, señalando
que había indicios de que Sallustro estaba vivo, pero era necesario seguir esperando
pues los secuestradores no habían vuelto a establecer contacto.
-Soy
optimista – expresó al finalizar las preguntas.
La
psicosis que imperaba en aquellos días llevaba a relacionar todo suceso extraño
con el secuestro, sin embargo, un hecho acaecido en Monte Grande, pareció tener
cierto vínculo con él.
La
misma mañana del hecho, una camioneta Ford F-100 patente B-521836 circulaba a
alta velocidad por la calle San Martín de esa localidad, cuando al llegar a la
intersección con Teniente Rodríguez, se le cruzó un camión-jaula Mercedes Benz
1112, conducido por Antonio Montalbán, argentino de 26 años, domiciliado en
Rivera 680 de Villa Madero, contra el cual no pudo evitar incrustarse.
La
pick-up rebotó contra el pesado vehículo que para más, iba cargado de ganado y
fue a dar contra el interno 27 de la línea 501, cuyo conductor, Hugo Uldevaal,
se desplazaba en el mismo sentido, con varios pasajeros a bordo. Numerosas
personas corrieron hasta la camioneta para socorrer a los ocupantes, sin
imaginar lo que iba a ocurrir.
Al
ser rescatados de entre los hierros retorcidos, los cuatro sujetos extrajeron
armas cortas de entre sus ropas y encañonaron a Juan Carlos González,
propietario de una camioneta marrón claro marca Siam Di Tella Argenta, patente
B-157185, quien se había detenido para colaborar en las tareas de auxilio.
Los
desconocidos, dos de los cuales se hallaban cubiertos de sangre, abordaron el
vehículo y junto al rehén partieron velozmente, en dirección a la Autopista Gral.
Ricchieri, a la que llegaron varios minutos después.
Siguiendo
instrucciones de sus captores, el conductor tomó por la misma, en dirección a
la Av. Gral. Paz pero cuando faltaban sólo cuatro cuadras para llegar, se
quedaron sin nafta, por lo que los delincuentes detuvieron otro automóvil en el
que viajaba una pareja, subieron a él y siempre bajo amenazas, se alejaron con
rumbo desconocido.
De acuerdo a la denuncia que González formuló en la comisaría del lugar, el grupo llevaba un portafolio con armas largas y dos de sus integrantes se hallaban gravemente heridos.
El sótano de Reconquista 180, Chilavert, donde supuestamente los captores mantuvieron recluido a Sallustro durante ocho días (Fotografía: "La Razón") |
De acuerdo a la denuncia que González formuló en la comisaría del lugar, el grupo llevaba un portafolio con armas largas y dos de sus integrantes se hallaban gravemente heridos.
La
policía de Monte Grande descubrió en la pick-up Ford accidentada una dentadura
postiza cubierta de sangre y pudo determinar que el vehículo había sido robado horas
antes, en jurisdicción de la Comisaría 1ª de Vicente López, lo que hizo
presumir a los investigadores que sus ocupantes podían tener algún vínculo con
el secuestro del ejecutivo de FIAT.
El
9 de abril, aparecieron en un descampado de Salta dos cuerpos desfigurados, que
como dato curioso, presentaban sus manos amputadas. Los mismos fueron
descubiertos en un tupido matorral cercano a la usina de Agua y Energía
Eléctrica, en la orilla derecha del río Arias y distaban a pocos metros uno de
otro. Se trataba de un sector poco transitado y carente de iluminación, poblado
por gente humilde, al que se accedía por una simple huella de tierra bastante
irregular. Según las fuentes consultadas, uno de ellos lucía prendas de vestir
modernas y de muy buena calidad pero carecía de calzado, en tanto al otro le
faltaban las manos, a excepción del dedo meñique izquierdo.
Los
cuerpos fueron descubiertos por gente de la zona, al sudoeste de la capital
provincial y se hallaban en avanzado estado de descomposición. Al ser trasladados
a la morgue del Hospital San Bernardo, se pudo comprobar que uno de ellos correspondía
a un hombre de edad, por lo que se llegó a temer, en algún momento, que se
tratase de Sallustro.
Inspecciones
efectuadas por la policía en la escena del hallazgo, permitieron establecer que
los cuerpos habían sido trasladados la noche anterior a bordo de un vehículo,
para ser arrojados en el lugar (aún se hallaban frescas las huellas de los
neumáticos).
También
despertó sospechas el asalto a la planta distribuidora de la firma Degerma
S.C.A, en el barrio de La Paternal, sobre todo porque los delincuentes llegaron
luciendo uniformes policiales en un Chevrolet obscuro que llevaba una baliza montada
en el techo. Si bien se especuló con el hecho de que podían ser terroristas, investigaciones
posteriores permitieron determinar que se trató de un delito perpetrado por
delincuentes comunes.
El
mismo día que los diarios informaban sobre la aparición de dos cuerpos
desfigurados en Salta (domingo 9 de abril), la policía realizó un primer
allanamiento en Villa Lugano, en el cual arrestó a uno de los principales implicados
en el secuestro de Sallustro
Esa
soleada tarde, cerca de las 13:00, efectivos de la División de Informaciones Policiales Antidemocráticas,
vestidos de civil, apoyados por cuadros del V Cuerpo de Vigilancia y la
Comisaría 48ª, irrumpieron violentamente en el chalet de la calle Martiniano
Leguizamón 4441/45 y sorprendieron a sus moradores cuando almorzaban.
Siete de las nueve personas
que ocupaban la vivienda fueron obligadas a arrojarse al suelo para ser
esposadas, tres matrimonios y un adolescente, en tanto las dos niñas de corta
edad que se encontraban con ellos, eran retiradas por el personal.
Allí, a merced de los
integrantes del operativo, estaba su presa, Osvaldo Sigfrido Debenedetti,
argentino de 24 años, domiciliado en España 2442, Rosario,
miembro activo del Ejército Revolucionario del Pueblo, cuyos pasos venían
siendo seguidos desde hacía tiempo.
En
el interior de la propiedad fueron halladas armas, municiones, explosivos, baúles repletos
de material gráfico relacionado con el ERP y planos de reparticiones
policiales, unidades militares y bancos.
Investigaciones
efectuadas a posteriori, permitieron establecer que la casa había sido alquilada
apenas dos meses antes, por una pareja de estudiantes de Filosofía y Letras y
que uno de sus profesores les había salido de garante6.
Los
reos fueron conducidos hasta un colectivo de la línea 56 (interno 33), que los
uniformados habían detenido minutos antes, obligando al escaso pasaje descender
y en él cargaron las armas y los baúles con la documentación secuestrada para
partir hacia la Superintendencia de Seguridad.
En
horas de la noche se hizo presente una dotación de bomberos con un generador
eléctrico, para asistir a los agentes que excavaban en la parte posterior del
jardín, en busca de armas, dinero y otros objetos que pudieran ayudar con la
investigación.
Las
declaraciones de Debenedetti fueron la clave que condujo hasta la guarida donde
los terroristas mantenían cautivo a Sallustro. Sometido a intenso interrogatorio, dio nombres, fechas y
lugares que permitieron determinar donde se hallaba el escondite y la cantidad
de personas que se encontraban en él.
Para entonces, los vecinos ya
habían hablado con la prensa, explicando que los jóvenes inquilinos se manifestaban
educados y amables aunque esquivos a la hora mantener un diálogo. Sólo se
limitaban a saludar cortesmente, sonreír y seguir la marcha sin más pues ni
siquiera las compras las hacían en el barrio.
-Se mostraron muy amables con
todo el mundo –explicó una vecina–, pero no daban lugar a establecer diálogo
alguno sobre ningún tema. Ellos se limitaban a saludar cortesmente y seguían
caminando rumbo a sus respectivas ocupaciones. La mayoría de las compras no las
efectuaban en el barrio. En los coches que utilizaban traían los comestibles
que consumían, o los pocos artefactos que empleaban para establecer el precario
confort de la casa.
-Jamás hubiéramos pensado que
esos muchachos fueran extremistas –agregó otro–. Tenían aspecto de jóvenes
estudiantes, pero por su aspecto amable, jamás hubiésemos sospechado que fueran
guerrilleros. Algunos de ellos parecían hippies por su larga cabellera y barba,
pero de ninguna manera dejaban la sensación de ser personas de llevar armas…
Luego
de infructuosa búsqueda, las fuerzas de seguridad procedieron a retirarse, sellando
los accesos a la vivienda con las consabidas fajas de papel en las que se leía
“Policía Federal-Clausurado” y apostando un patrullero con dos efectivos de
guardia en la puerta.
Para entonces se tenía una pista certera y los
altos mandos policiales preparaban el megaoperativo que pondrían en marcha al
día siguiente, para llegar hasta la madriguera y liberar al industrial secuestrado.La policía difunde fotografías de los sospechosos (Fotografía: "La Razón") |
Identikits (Fotografía: "La Nación") |
Empleados de FIAT frente al domicilio de la familia Sallustro (Fotografía: "La Razón") |
Empleados de FIAT en Martínez manifiestan su solidaridad (Fotografía: "La Razón") |
Carta de Sallustro a su familia (Fotografía: "La Razón") |
Misa por el empresario secuestrado en Nuestra Señora Madre de los Inmigrantes, pleno barrio de La Boca (Fotografía: "La Razón") |
Zona del secuestro (Fotografía: "La Razón") |
Megaoperativo en Chilavert (Fotografía: "La Razón") |
El vecino José A. Martínez (izq.) debió guiar a la policía hasta el domicilio del propietario de la vivenda donde fue hallado el sótano en Chilavert (Fotografía: "La Razón") |
Con esta máquina de escribir, hallada en la vivienda allanada en Brasil 353 del barrio de Constitución, los terroristas redactaron los comunicados (Fotografía: "La Razón") |
Mujer detenida durante los operativos del 2 de abril (Fotografía: "La Razón") |
Notas
1 Una rápida mirada a la
realidad italiana permite corroborar que hasta en la misma península la gran
empresa tenía competencia. Baste mencionar como ejemplo a Alfa Romeo, Lancia,
Ferrari, Maseratti, Lamborghini, Piaggio, Aermacchi, Agusta, etc.
2 “Carissimi Ita e Figliuoli, Nipoti, Fratelli ed amici di Fiat e tutta
l’organizacione. Sto bene. Vi ricordo tutti. Mi trattano con defferenza.
Abraccio tutti e benedico tutti e figli presenti e lontani. A tutto voi un
fortisimo abbraccio ricordandovi e serenandovi che sono sempre stato in ordine
con la mia conscienza. Afettuosamente Oberdan Sallustro”. Hay bajo la firma
un sello con la estrella de la organización terrorista y la sigla ERP.
3 Según otras
versiones, la pareja huyó poco antes de la llegada de las fuerzas del orden.
4 Ciertas fuentes colocan
al comisario Alberto Villar al frente del operativo.
5 Los detenidos en
cuestión eran Carlos Tomás Ponce de León, Ángel Augusto Averame, José Luis Da
Silva Parreira, Elena María Da Silva de Antelo, Mirta Adriana Mitidiero de Da
Silva Parreira, sindicados como partícipes directos del secuestro; Mirta Alicia
Abregó, Liliana OIga Montanaro de Beccari, Rosa Victorina Vallejos de Pérez,
Adela Leonarda Jorge, Emma Angelina Elide Debenedetti, Irma Rosa Andreu de
Bentancourt y Elena Codan, ésta última de nacionalidad italiana. Por cinco de
ellos, fueron presentados recursos de habeas corpus en tanto otros dos, identificados
Osvaldo Sigfrido de Benedetti y Eduardo Pedro Pala, se encontraban prófugos.
6 El domicilio de este sujeto, sobre la calle Billinghurst, fue allanado
unos días antes.
Fuentes
-El Terrorismo en la Argentina. Evolución de la delincuencia terrorista en la Argentina, Poder Ejecutivo Nacional, 1979.
-Ramón Genaro Diaz Bessone, Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978), Círculo Militar, Bs. As., 1988.
-John Pimlott, Ian Beckett, David Johnson, Nigel De Lee, Peter Reed y Francis Toase, Guerra de guerrillas (operaciones-grupos-tácticas), Ediciones Fernández Reguera, Buenos Aires, 1987 (Copyright Bison Books Ltds, 1985).
-Diarios “La Nación”, “La Prensa”, “Clarín”, “La Razón”, marzo-abril de 1972.