LLANTO Y PESAR EN LA ARGENTINA
La cureña traslada los despojos del general Juan Carlos Sánchez desde el Regimiento de Infantería "Patricios" al Panteón Militar en el Cementerio de la Chacarita (Fotografía: "La Razón") |
“FUERON
ASESINADOS AYER EL GENERAL SANCHEZ Y EL DR. OBERDAN SALLUSTRO”,
señalaban los titulares de “La Nación” el martes 11 de abril de 1972. “MATARON A SALLUSTRO” se leía en la
sexta edición de “La Razón”, la noche del 10. “FUE ASESINADO EL GENERAL JUAN C. SANCHEZ. ULTIMARON A SALLUSTRO”, rezaban
los encabezados de “El Litoral” y así, en la misma línea, iban todos de diarios.
La prensa internacional también manifestó su estupor, en
especial la italiana, donde la noticia pegó con más fuerza que en ningún otro
lugar.
“La Stampa”, el periódico de la familia Agnelli (propietarios
de la FIAT), dedicó nueve columnas al hecho, al que calificó de “repugnante”. También
hizo punzantes comentarios sobre la situación nacional y profetizaba sobre el
peligro que entrañaba la violencia instalada el país, la cual, dada su virulencia,
amenazaba con llevarlo hacia la extrema derecha. El milanés “Corriere della
Sera” calificaba al ERP con un simple grupo extremista al que la justicia social
le interesaba en lo más mínimo, y definía a Sallustro como a un hombre
democrático atrapado en una difícil encrucijada. Por su parte, “Il Messagero”
de Roma, improvisaba al hablar de un atentado en el que la policía mucho tenía
que ver, un dislate que terminaría refutado con el transcurso de las acciones.
Como era de esperar, el comunista “L’Unitá” responsabilizó de
todo al gobierno argentino, acusándolo de haber rechazado toda posibilidad de
transacción con los secuestradores y empeñarse en una cacería sin cuartel que acabó
de manera trágica.
En España, la situación era la misma. El madrileño “Ya”
tituló su edición: “Sallustro y el general
Sánchez asesinados en Argentina”.
“Varias
hipótesis se dan sobre el atentado contra el general Sánchez –señalaba
el mencionado órgano de prensa-. Uno lo
atribuyen al ERP o izquierda extrema; otros a la extrema derecha, pensando que
se ha producido con las mismas características y similar sistema al empleado en
Chile para asesinar al general Schneider, comandante en jefe del Ejército,
antes de las elecciones que llevaron al poder al doctor Allende. En todo caso,
el asesinato del general Sánchez parecería ser un hecho más a sumarse a los
sucesos que pretenden impedir la salida electoral”.
También los medios de Ururguay, Chile, México, Colombia y
Paraguay -país natal de Sallustro-, se ocuparon ampliamente el tema, así como los
en Brasil, Estados Unidos y el resto de Europa. Incluso las emisoras
suspendieron sus programaciones habituales para dar a conocer el suceso.
En Río de Janeiro, Gerardo Freire, presidente de la bancada
oficial, condenó los atentados durante una sesión que se llevó a cabo en la
Cámara de Diputados el mismo 10 de abril; en Santiago de Chile, “El Mercurio”
refirió que “…el despiadado sacrificio de
vidas humanas en aras de obscuros fanatismos constituye la negación del
desarrollo de la convivencia civilizada” y en la nota editorial enfatizaba:
El general de división Juan Carlos Sánchez, comandante del II
Cuerpo de Ejército y uno de los militares más prominentes del país, fue baleado
en Rosario, en una conjura que revela una premeditación y alevosía execrables.
La muerte del industrial Oberdan Sallustro, director general de la rama
argentina de la firma Fiat, resulta aún tan penosa como la anterior. La víctima
era por completo ajena al debate político interno del país vecino y, sometido
[sic] a un injusto cautiverio por sus captores, nada podía hacer para
defenderse. Sus víctimas lo ultimaron a sangre fría y sobre seguro.
“Excelsior” de México aseveró, por su parte:
Los asesinos materiales, los mismos miembros de un ejército
que no ha dado la cara en un combate abierto, que ya lleva en su haber el
asesinato de Sallustro y el del general Juan Carlos Sánchez, han manchado la
causa e la revolución con sus atentados terroristas.
Desde Asunción, llegó a la Casa Rosada un cablegrama del
general Alfredo Stroessner, presidente del Paraguay, lamentando la muerte del
general Sánchez.
En nombre de mi pueblo y las fuerzas armadas de mi país, me
permito hacer llegar nuestras más sentidas condolencias en este luctuoso evento
que enluta a la hermana tierra argentina.
-¡¡Desgraciados –gritó Attila Sallustro en los pasillos del
estadio San Paolo de Fuorigrotta, al conocer la noticia- Lo han matado!!
La gente a su alrededor intentó contenerlo cuando salió a los
gritos de su oficina.
-¡¡Asesinos, mataron a Oberdan!! ¡¡No le digan nada a mi
hermano Oreste, está convaleciente, sufrió recientemente un infarto. Esperemos
que no se entere de ese crimen horrendo por otras fuentes!!
El propio Gianni Agnelli, el hombre más poderoso de Italia y
tal vez de Europa entera, fue quien le había comunicado la infausta noticia.
Attila se dirigió a su automóvil seguido por varias personas y
una vez al volante pidió que lo dejasen regresar solo a su domicilio.
-Quiero volver solo a mi casa. Les pido por favor que no
llamen a la casa de mi hermano Oreste.
El auto salió a gran velocidad y luego de atravesar buena
parte de la ciudad, se detuvo en el departamento de vía Mazzini, donde su
esposa, la recordada actriz rusa Lucy D’Albert, lo estaba esperando.
-¡Lo han matado! –le dijo al verla, estrechándola en un abrazo,
sin poder contener las lágrimas- ¡Lo han matado!
Permanecieron durante varios minutos, llorando amargamente y
luego partieron hacia la casa de Oreste, para ponerlo al tanto y contenerlo.
La Federación Italiana de Trabajadores Metalúrgicos dio a
conocer un comunicado en el que se solidarizaba con la familia Sallustro y
responsabilizaba al gobierno argentino por la muerte del industrial. La FIAT de
Brasil también se manifestó al respecto, así como su colectividad italiana,
cuyo vocero, Elio Peccei, hermano de Aurelio y presidente de la compañía en
aquel país, expresó su consternación, recordando la reciente visita que el occiso
había realizado a San Pablo.
Desde Córdoba, el general Alcídes López Aufranc, comandante
del III Cuerpo de Ejército, dio a conocer un comunicado que en sus partes
salientes decía:
Los agentes del terror y el odio podrán sentirse satisfechos
de su obra. Un industrial, una modesta trabajadora y un soldado han sucumbido
bajo las balas asesinas y arteras de quienes del calor popular que sólo logran
las causas nobles, pretenden imponerse por la violencia y la muerte.
Ha querido la providencia que en una trágica conjunción hayan
caído en una misma jornada, hombres y mujeres representativos de los distintos
sectores del pueblo argentino. Por eso es necesario que todos y cada uno de los
habitantes de este suelo formulen sus propias reflexiones y que por intermedio
de las distintas organizaciones, aclaren su posición en esta hora que es
definitoria para el futuro del país.
El ejército lamenta hoy estos asesinatos que constituyen un
hito más en la triste historia de crímenes con que la subversión jalona su
actividad. El ejército y todos sus integrantes saben y son conscientes que el
enemigo no cejará en su empeño de impedir que las Fuerzas Armadas y la
ciudadanía lleven al país a su definitiva normalización institucional, porque
también saben que los elementos subversivos son acérrimos enemigos de la
democracia y la soberanía popular, materializada a través de sus instituciones
republicanas.
Mientras Attila hacía saber que permanecería en Italia,
acompañando a su convaleciente hermano Oreste, el presidente de aquel país,
Giovanni Leone, hizo llegar a la esposa del ejecutivo asesinado un sentido telegrama,
de pesar:
La despiadada muerte de su marido ofende profundamente la conciencia
de la humanidad porque viola las leyes más sagradas de la convivencia civil.
Seguro de ineterpretar los sentimientos de toda la Nación, rindo homenaje a la
memoria de Oberdan Sallustro, víctima de un incalificable acto de violencia que
suscita un unánime desdén y súplica. En recuerdo de su marido, que dedicó su
laboriosa actividad a la cooperación entre Italia y Argentina, le envío a usted
y a sus familiares el más conmovido pésame1.
La Santa Sede también dio a conocer su congoja. Lo hizo a
través del cardenal secretario de Estado, monseñor Juan Villot, quien dio
lectura al cablegrama que Su Santidad le había enviado la noche anterior al
cardenal de Nápoles Corrado Ursi. Decía el mismo:
El santo Padre, que como es notorio se había premiosamente
ocupado para obtener la liberación, se enteró con dolor de la triste noticia de
la muerte de Oberdan Sallustro y dirige a usted, pastor de la arquidiócesis de
donde era originaria la familia, de la víctima, la expresión de firme
reprobación por un acto de incalificable barbarie que pisotea todo derecho
humano y sentido cristiano. Su Santidad le encarga que se haga presente ante la
familia Sallustro de su profundo pésame y, mientras asegura oraciones en sufragio
del extinto, imparte como confortación por grave luto una particular bendición
apostólica2.
La FIAT también se pronunció desde Turín, difundiendo un
comunicado en el que reflejaba el pesar que toda la corporación experimentaba
por el trágico desenlace:
La FIAT se entera con consternación que el doctor Oberdan
Sallustro, director general de la Fiat Concord, ha sido muerto en Argentina.
Ante el delito, ante el sacrificio de una vida humana, la empresa invita a
todos sus colaboradores a mantenerse unidos junto a la familia del doctor
Sallustro y los colegas de Fiat Concord. Para expresar su solidaridad a los
parientes del doctor Sallustro y a los trabajadores argentinos, la dirección
general pide a todos los trabajadores de la FIAT en el mundo que suspendan
mañana (por el 11 de abril) sus actividades durante algunos minutos.
Sumamente conmovido, Gianni Agnelli también se expidió al
respecto.
El episodio de Sallustro ha terminado de la manera más
trágica y absurda. Hicimos mucho. Hicimos todo lo que estaba dentro de nuestras
posibilidades. Habíamos incluso empezado a alentar esperanzas, y con algún
fundamento, pero lamentablemente al final, todo fue en vano. Sólo espero que la
gente comprenda que la violencia no da resultados y no debe quedar impune. Es
sólo un indicio de barbarie. Esperemos que lo que ha sucedido no siente un
precedente. Esto es lo más peligroso que podía haber acontecido.
En Washington la noticia fue trataba en los más altos niveles
y en Chile, la filial local de FIAT -dependiente de la central argentina-,
organizó un homenaje consistente en un alto de cinco minutos en todas las
actividades a partir de las 10 a.m., tanto en las oficinas centrales como en la
planta de montaje, las concesionarias y diferentes los talleres. En la
oportunidad, su presidente, Francisco Giovine, declaró:
…el doctor Sallustro era para nosotros un maestro, un guía.
Personalmente yo estaba bajo sus órdenes y le tenía una profunda estimación.
Desde todos los rincones de la Tierra llegaban expresiones de
repudio y desconsuelo. La Unión Industrial Argentina (UIA), se expidió por ambos
casos, lo mismo la Acción Coordinadora de las Instituciones Empresarias Libres
(ACIEL), la Confederación General Económica, la Asociación de Bancos Argentinos
(ADEBA), distintos colegios de abogados, la Asociación Cristiana de Dirigentes
de Empresas, la Federación Universitaria-Sector La Plata y la CGT, que con las
firmas de su secretario general, José Ignacio Rucci y su segundo, Hugo
Barrionuevo, expresó:
Argentinos, la patria nos convoca en esta hora difícil y
seamos dignos de ella que nunca esgrimió el asesinato como instrumento de
liberación. El pueblo se ve conmovido en lo más profundo de sus sentimientos
cristianos ante el asesinato de seres humanos. Frente a este nuevo acto de
violencia planificada y ejecutada a sangre fría, que nada tiene que ver con las
legítimas protestas de los trabajadores ante la grave crisis que soportan, no
hay lugar para especulaciones mezquinas, ni menos aún silenciar el espontáneo y
categórico repudio a quienes, desde las sombras, intentan torcer el supremo
objetivo de la nación.
También las 62
Organizaciones, encabezadas por Casildo Herrera, su máximo dirigente, se expidieron
a través de un documento entregado al presidente de la Nación, en el que se condenaba
enérgicamente la violencia imperante y el fatal desenlace de los últimos
acontecimientos.
Los hechos de violencia que suceden en el país –a los que hoy
se suman el asesinato de un General de la Nación- exigen definiciones claras en
todos los sectores de la vida nacional. Las 62 Organizaciones no vacilan en
condenar este crimen…
Cerca de las 17:00, una ambulancia se hizo presente en
Castañares 5413, para retirar el cuerpo. La policía debió contener a reporteros
y curiosos que pugnaban por acercarse a los accesos a la vivienda y de ese modo
permitir tanto la entrada como salida del vehículo.
El mismo fue conducido a la morgue judicial donde quedó en depósito
hasta su traslado a la casa mortuoria, encargada de conducirlo posteriormente a
la capilla ardiente en el santuario de Nuestra Señora Madre de los Emigrantes,
cuya piedra fundamental había sido colocada por el extinto en el mes de
diciembre de 1966, junto con el cardenal primado Antonio Caggiano y monseñor
Antonio Segura.
A las 23:00, la viuda y la hija del industrial asesinado llegaron al templo, acompañadas por familiares, amigos y allegados.
Una ambulancia retira el cuerpo de Sallustro del chalet de Villa Lugano (Fotografía: "La Razón") |
A las 23:00, la viuda y la hija del industrial asesinado llegaron al templo, acompañadas por familiares, amigos y allegados.
La señora de Sallustro hizo una inspección ocular del lugar donde
se había montado la capilla ardiente y después de dar su consentimiento, subió
al primer piso, donde tenían sus habitaciones las hermanas de la congregación religiosa
de Santa Ursula, quienes le prodigaron todo tipo de atenciones. Cinco minutos
después, se hizo presente Aurelio Peccei y luego el embajador italiano, Giuseppe
de Rege Thesauro di Donato e San Raffaele, acompañado por su señora esposa y
otros integrantes de la legación. Fueron conducidos a los pisos superiores y
allí permanecieron, acompañando a la viuda y la hija hasta el día siguiente.
Recién a las 23:25 llegó la ambulancia con los restos del
industrial. De la misma descendieron sus tres hijos varones y algunos de sus amigos,
quienes ingresaron al recinto sin formular declaraciones.
Costó mucho trasladar el féretro, dada la gran cantidad de
personas que se habían dado cita en el lugar. Ni bien lo ingresaron, se
cerraron las puertas de la capilla fueron cerradas, quedando dentro la familia,
allegados y autoridades, entre ellos Peccei, el embajador italiano y su esposa.
Eran las 20:00 cuando el padre Horacio Moreno, cura párroco de Nuestra Señora
de Fátima, de Martínez, rezó un responso y ni bien finalizó, las puertas
volvieron a abrirse para permitir el ingreso del público.
Debido a la tensión y el clima imperante, la señora de
Sallustro sufrió un desmayo, por lo que debió ser asistida por varios de los presentes.
Como consecuencia de ello, la policía obligó a la concurrencia a formar una hilera
y la mantuvo a la espera unos minutos antes de permitirle paso frente al
féretro, lenta y mesuradamente. La fila que se formó llegaba hasta el exterior
y ocupaba buena parte de la vereda.
Gran revuelo se produjo cuando se hizo presente Octavio
Sallustro, recién llegado de Paraguay, en compañía del embajador argentino en
ese país. Luego se vio ingresar al general Pascual Ángel Pistarini, a los
dirigentes demócrataprogresistas Horacio R. Thedy y Camilo Muniagurría, a personal
jerarquizado de la FIAT y figuras del quehacer nacional.
En horas de la madrugada, cerca de las 0:40, hizo su arribo
el presidente de la Nación, teniente general Alejandro Agustín Lanusse,
acompañado por la primera dama, Ileana Bell. Con él llegaron el ministro del
Interior, Arturo Mor Roig, el de Bienestar Social, Francisco Guillermo Manrique,
secretarios, funcionarios, directores y altos oficiales de las Fuerzas Armadas.
Entraron por la calle Arzobispo Espinosa, luego de que la
policía interrumpiera el tránsito y el flujo de personas, montando una rigurosa
guardia armada. Lanusse subió al el primer piso para saludar a los deudos y
después bajó hasta el templo, para orar delante del cajón.
Se dice que durante el breve diálogo que mantuvo con la
señora de Sallustro, esta le manifestó su deseo de que la muerte de su esposo
pudiese contribuir a la pacificación del país: “Sólo puedo decirle, señor presidente, que deseo que la muerte de mi
esposo sirva para darle paz a este país, al que tanto amó Oberdan y descansa
uno de nuestros hijos”.
Cuando el primer mandatario se retiró, se permitió nuevamente
el ingreso del público, parte del cual salía del templo con expresión
compungida y lágrimas en los ojos. Minutos después, la señora de Sallustro bajó
a rezar el Rosario junto a los restos de su esposo, siempre acompañada por sus
hijos, la esposa del embajador italiano y otras damas,
La nota la dio Giovanni Agnelli, quien viajó especialmente desde
Italia para darle el pésame a la familia. El empresario abordó su avión
particular en Turín, hizo escala en Roma, atravesó el océano y en horas de la
mañana (11 de abril), aterrizó en Ezeiza para dirigirse directamente al
santuario de La Boca. Permaneció allí algunos momentos, le dio el pésame a la
viuda, los hijos y el hermano del industrial ultimado, habló con Peccei, el
embajador italiano y los ejecutivos de la FIAT y emprendió el regreso al
aeropuerto, para regresar inmediatamente a su país.
Mientras tanto, el desfile continuaba incesante. Más de 2000 personas pasaron por el santuario para despedir los restos de Sallustro. A las 09:30, el canónigo Isidro Piedrabuena pronunció el responso; cerca de las 10:00, el arzobispo coadjutor de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Aramburu, leyó la nota de pésame enviada por el Santo Padre y alrededor de las 11:00 llegaron la señora del intendente de la ciudad de Buenos Aires, Haydée Iris Romairone de Montero Ruiz y el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel. Pasadas las 11:55, a poco del arribo del general Francisco Imaz, ex interventor de la provincia de Buenos Aires, la hija del Dr. Sallustro solicitó asistencia porque su madre se había vuelto a descompensar.
El general Lanusse y su esposa luego de darle el pésame a la familia (Fotografía: "La Razón") |
Mientras tanto, el desfile continuaba incesante. Más de 2000 personas pasaron por el santuario para despedir los restos de Sallustro. A las 09:30, el canónigo Isidro Piedrabuena pronunció el responso; cerca de las 10:00, el arzobispo coadjutor de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Aramburu, leyó la nota de pésame enviada por el Santo Padre y alrededor de las 11:00 llegaron la señora del intendente de la ciudad de Buenos Aires, Haydée Iris Romairone de Montero Ruiz y el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel. Pasadas las 11:55, a poco del arribo del general Francisco Imaz, ex interventor de la provincia de Buenos Aires, la hija del Dr. Sallustro solicitó asistencia porque su madre se había vuelto a descompensar.
La misa tuvo lugar a las 15:30 y estuvo presidida por el
cardenal primado de la Argentina, Antonio Caggiano, secundado por el presbítero
Octavio Nicolás Derisi, el párroco de la iglesia, presbítero Vittorio Dall Bello, el
provincial de los scalabrinianos, padre Ernesto Milán y su ex director, padre
Adelino Di Carli.
Entre las personalidades presentes en la ocasión, se pudo
observar a la señora Susana Herrera de Aramburu, el empresario Alfredo
Fortabat, el ex ministro de Relaciones Exteriores Juan B. Martin, su señora esposa
y otras figuras destacadas del quehacer nacional.
Finalizada la ceremonia, un impresionante cortejo se puso en
marcha hacia el cementerio de Olivos, donde se encontraba (y aún está allí) el
panteón familiar. Las escenas fueron registradas por las cámaras de noticiosos,
medios de prensa y órganos de difusión nacionales y extranjeros3.
No menos multitudinarias fueron las exequias del general Juan
Carlos Sánchez en el Regimiento de Infantería “Patricios”, del barrio de
Palermo. Allí, como en Nuestra Señora Madre de los Emigrantes, el desfile fue
incesante y en él se entremezclaron altos jefes militares, oficiales,
suboficiales, tropa, representantes del gobierno, miembros del clero y figuras
destacadas del quehacer nacional, además de familiares, allegados y amigos.
Junto al féretro, rodeado de coronas y ofrendas florales, se
encontraban su señora esposa, Olga Lis del Valle Herrera de Sánchez y sus
hijos, Mercedes, Roberto y Carlos, permanentemente consolados por los
presentes, en especial los altos oficiales que les rodeaban. Una guardia de
honor custodiaba los accesos al recinto, luciendo el histórico uniforme del
regimiento.
Entre quienes destacaron de manera especial los generales
Tomás Sánchez de Bustamante, comandante del I Cuerpo de Ejército, Jorge Cáceres
Monié, Alcides López Aufranc, comandante del III Cuerpo; Manuel Ceretti, del IV,
Rafael Herrera, Jorge Cárcano y Haroldo Pomar; el gobernador de la provincia de
Santa Fe, general Guillermo Rubén Sánchez Almeyra y el brigadier mayor Ezequiel
Martínez.
A las 10:00 horas, la familia solicitó un momento de
intimidad por lo que la capilla fue desalojada y permaneció cerrada el público
durante cinco minutos. Superado ese lapso, ingresó el empleado de la funeraria para
sellar el féretro, esto en presencia de los altos jefes militares.
En ese momento se vio ingresar al vicario castrense, cardenal Antonio Caggiano, acompañado por el capellán mayor del Ejército, monseñor José Menestrina, quien ofició la misa de cuerpo presente, seguida por el responso a cargo del primero.
Lanusse llega al velatorio del general Sánchez en el Regimiento de Infantería "Patricios" (Fotografía: "La Razón") |
En ese momento se vio ingresar al vicario castrense, cardenal Antonio Caggiano, acompañado por el capellán mayor del Ejército, monseñor José Menestrina, quien ofició la misa de cuerpo presente, seguida por el responso a cargo del primero.
A las 10:35 hizo su entrada el presidente de la Nación,
teniente general Alejandro Agustín Lanusse, acompañado por su esposa quien se
ubicó junto a uno de sus hijos, Marcos Alejandro Lanusse, presente en el lugar
desde temprana hora. Junto con él, llegaron el ministro Mor Roig, el secretario
de prensa Edgardo Sajón y miembros del gabinete.
“A
esta hora de la mañana el público ocupaba apretadamente las instalaciones, y
parte del parque adyacente –dijo “La Razón” en su edición del 11
de abril- Un profundo silencio, las
formaciones militares y el dolor que trasuntaba la escena conmovían a todos.
Ciento veinte coronas se esparcían por el lugar: estas serían repartidas luego
en 18 carrozas fúnebres y los asistentes ocuparían 24 coches. A las 11.5 el
clarín del regimiento Patricios dio un toque de atención. Los soldado asumieron
la posición de firmes y la banda comenzó a ejecutar la Marcha Fúnebre de
Chopin”.
Al pronunciar las palabras de despedida, el general Lanusse
dejó a un lado el discurso que tenía preparado y desde el púlpito, improvisó una
emotiva y afectuosa alocusión.
Tenía unas palabras preparadas para expresarlas en este acto.
Algo aquí ya se ha dicho. Mucho más se podría y se debería decir sobre el general
Juan Carlos Sánchez, pero como en este mismo lugar lo expresara un señor
general hace pocos meses, cuando llegamos a acompañar los restos de un oficial
del Ejército también sacrificado en esta causa, estas circunstancias no son
para hablar; tampoco, y aunque nos cueste, para dar rienda suelta a nuestros
sentimientos.
Mucho es lo que hizo Sánchez pero mucho es lo que debemos
seguir haciendo.
Y así, comprendiendo –como lo han dicho mis predecesores en
uso de la palabra-, el gran dolor de los suyos, a quienes sé que les podrá
llegar la fuerza para afrontar esta hora, particularmente de sus hijos, que
tienen una madre argentina que como
tantas otras, sufre resignada y sin conformidad, a usted, señor teniente general,
os digo: vuestra vida fue un ejemplo. Vuestra muerte es también un ejemplo,
pero es también ujn compromiso. Y lo cumpliremos.
Llegada la hora de partir, el féretro fue envuelto en la
bandera argentina, se colocó sobre él la gorra y el sable del general y tomando cada
una de sus manijas, los generales Ochoa, Ceretti, Herrera y Cárcano, junto a
allegados y Roberto, el hijo mayo del extinto, lo condujeron hasta el portón de
entrada, distante a doscientos metros de la capilla.
La procesión pasó por entre la guardia de honor y así ganó el
exterior de la unidad militar, donde aguardaban los autos fúnebres. Soldados
conscriptos acomodaron el ataúd sobre la cureña en tanto la banda militar
seguía ejecutando los sones4.
Dos días después, los diarios daban cuenta del hallazgo de un
comunicado en el Monumento a la Bandera (Rosario), en que el ERP y las FAR se
adjudicaban la autoría del atentado que le costara la vida al general Sánchez.
Ese mismo día, efectivos del II Cuerpo de Vigilancia de la
Policía Federal detuvieron en Tagle 2762, frente a la embajada de Chile, en el
aristocrático barrio de Palermo Chico, a cuatro hombres y una mujer, que
resultaron ser Jorge Benito Urteaga, Mario Raúl Klachko, Eduardo Roberto Coppo
y Juan M. Carrizo (el nombre de la detenida se mantuvo en reserva). Los sujetos
fueron derivados al edificio de la Superintendencia de Seguridad Nacional,
donde llegaron fuertemente custodiados, para ser interrogados por su titular en
persona, general de brigada Alberto Samuel Cáceres, jefe de la Policía Federal.
De esa manera, se pudo saber que el mismo 10 de abril, los cinco detenidos
intentaron pedir asilo en la cercana embajada de Perú, sobre Av. Libertador
1750, pero dada la hora, encontraron la legación cerrada, por lo que probaron hacer
lo propio en la del país araucano.
La muchacha, acompañada por dos individuos, tocó el timbre en
la lujosa residencia y al ser atendida por el portero, manifestó visiblemente
nerviosa su necesidad de hablar con el embajador5. Para su desazón,
el ordenanza le explicó que el dignatario sólo atendía a personas que
previamente hubiesen solicitado audiencia y finalizó diciendo que para verlo, debían
tramitar un turno.
Mucho más tensa, la mujer manifestó que tenía urgencia de viajar a Chile (aludió razones de índole familiar) y por esa razón necesitaba la firma del representante diplomático. Sin embargo, ante una nueva negativa, optó por retirarse en dirección al Monumento de los Españoles, sito en Av. Libertador y Sarmiento.
Cuatro de los cinco subversivos detenidos en Palermo Chico (Fotografía: "La Razón") |
Mucho más tensa, la mujer manifestó que tenía urgencia de viajar a Chile (aludió razones de índole familiar) y por esa razón necesitaba la firma del representante diplomático. Sin embargo, ante una nueva negativa, optó por retirarse en dirección al Monumento de los Españoles, sito en Av. Libertador y Sarmiento.
En esos momentos, uno de los custodias de la misión,
extrañado por el tenor de la conversación y el nerviosismo evidenciado por la
joven, se comunicó por radio con el Comando de Operaciones de la Policía
Federal, advirtiendo lo sucedido y señalando que los sospechosos se dirigían a
pie hacia el mencionado paseo.
Un patrullero del II Cuerpo de Vigilancia partió hacia el
lugar y al llegar a la Plaza Artigas, reparó en cinco individuos que
conversaban sentados en un banco. Al dar la voz de alto, los mismos se incorporaron
y cuando les ordenaron alzar los brazos, se los palpó de armas y se les requirió
su documentación personal, ello mientras uno de los agentes procedía a
solicitar apoyo a otras unidades.
Establecidas sus identidades, los cinco individuos fueron
conducidos a la Superintendencia de Seguridad donde las fuerzas del orden
pudieron confirmar que, efectivamente, se trataba de Urteaga, Coppo, Carrizo y
Klachko -además de la mujer- y que los tres primeros se habían evadido de la
cárcel de Villa Urquiza, provincia de Tucumán, durante el cruento operativo en
el que perdieron la vida cinco celadores y resultaron heridos varios más6.
Imágenes
Una multitud de periodistas y curiosos se congrega frente al chalet de Castañares 5413 (Fotografía: "La Razón") |
La esposa del Dr. Sallustro es asistida por dos sacerdotes. A la izquierda el padre Horacio Moreno, cura párroco de Nuestra Señora de Fátima de Martínez (Fotografía: "La Razón") |
Llega el cuerpo de Sallustro (Fotografía: "La Razón") |
El Santuario de Nuestra Señora Madre de los Emigrantes en La Boca, donde se llevó a cabo el velatorio del industrial, el mismo que había ayudado a construir (Fotografía: "La Razón") |
El cortejo se pone en marcha hacia el Cementerio de Olivos donde se encuentra el panteón familiar (Fotografía: "La Razón") |
Lanusse pronuncia su alocución desde el púlpito (Fotografía: "La Razón") |
Notas
1 El gobierno italiano también emitió un mensaje, deplorando
el asesinato y condenando a sus autores. Decía el mismo: “Ante el asesinato del director general de Fiat Argentina Oberdan
Sallustro, el gobierno italiano, seguro intérprete de la emoción y el
desconcierto de la opinión pública, expresa su profunda execración. El recurso
de este delito, que repugna la conciencia civil, debe ser firmemente rechazado
como negtación de los principios de humanidad. Los esfuerzos para salvar la
vida del doctor Sallustro fueron vanos. Las invitaciones a la razón no tuvieron
eco, mientras prevaleció la más deplorable violencia. El embajador de Italia en
Buenos Aires ha sido encargado de expresar su viva deploración al gobierno
argentino”.
2 La Santa Sede envió un segundo telegrama a la Nunciatura
Apostólica en la Argentina, para que en nombre del Santo Padre se le hiciese
llegar a la familia Sallustro su sentido pésame.
3 El féretro del industrial ítalo-paraguayo fue depositado en
el panteón familiar, junto al de su hijo.
4 Los restos del general Sánchez fueron inhumados en el
Panteón Militar del Cementerio de la Chacarita.
5 Ramón Huidobro.
6 A raiz de estas detenciones, se practicaron allanamientos en
diferentes puntos de la Capital Federal, los principales, en Av. Corrientes y Estado
de Israel, Av. La Plata y Corrales y Paraguay y Talcahuano, sin resultados
positivos. Los detenidos manifestaron que además de Sallustro, planeado
secuestrar al poderoso empresario Alfredo Fortabat y al general Julio Alsogaray,
ex comandante en jefe del Ejército en tiempos del teniente general Juan Carlos
Onganía.
Fuentes
-Ramón Genaro Diaz
Bessone, Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978), Círculo Militar, Bs. As., 1988.
-Diarios “La Nación”, “La Prensa”, y “La Razón”, abril
de 1972.
Publicado 27th June 2016 por Alberto N. Manfredi (h)