UN PERRO VALE MÁS QUE UN NIÑO POR NACER, SEGÚN LOS LEGISLADORES DE LA CIUDAD
"Los dueños de mascotas (N: perros gatos, tortugas, loros y
otros) que los dejen *En espacios inadecuados respecto de su bienestar,
afectando su salud, higiene o esparcimiento*" pueden sufrir "penas de
tres a cinco días de trabajo de utilidad pública" o multas de "$21.400 a
$42,800".
Esto es lo que dispone una nueva ley dictada ayer por la Legislatura
porteña según proyecto del legislador de "Vamos Juntos" (¿macrista?)
Daniel Presti y votada por 41 colegas, sin oposición y 15 abstenciones
("La Nación", 28/6/2019, pag. 25).
Entretanto, rige en la Ciudad y en la Nación un "Protocolo" que
obliga a los hospitales, sanatorios y médicos (salvo "objeción de
conciencia", aunque ésta no le sirvió al Dr. Rodriguez Lastra para
salvarse de ser condenado como incumplidor de sus "deberes de
funcionario púBlico" por la justicia penal de Río Negro por haberse
negado a realizar un aborto de un niño de seis meses de gestación, que
finalmente nació sano, hoy tiene dos años y vive en el seno de su
familia adoptiva).
O sea, es más grave dejar de entretener a un perro o pintarle la cola de verde que matar un niño por nacer.
Es evidente que la argentina se ha convertido en un manicomio de asesinos y en un país de idiotas practicantes y confesos.
Por mi parte, repudio esta imbecilidad coexistente con el crimen del
aborto y no me considero ciudadano sino esclavo de un país que comete
esta clase de brutalidades.
Cabe aclarar, para terminar, que los perros son inocentes de este
disparate tiránico y que muchos de ellos, que son muy necesarios para
sus dueños como fieles guardianes sin pretensiones de ser tratados como
habitantes de un hotel de cinco estrellas, han pasado ahora a ser un
peligro para aquellos pues algún vecino malevolente puede denunciarlos a
Rodriguez Larreta por violación de esta ley disparatadamente absurda si
le parece que no dan suficientes servicios a sus perros...
Por su parte el Sr. Presti y los 41 idiotas que votaron la ley no
sirven ni siquiera para eso. Ponerles un bozal o una correa al cuello
(aunque se lo merecerían) sería tirar la plata pues como guardianes
serían totalmente ineficientes, aunque el sueldo gigantesco que cobran
serviría para alimentar con bifes de lomo a cientos de perros que sí son
buenos guardianes.
Cosme Beccar Varela