sábado, 29 de junio de 2019

"OTROSI" Nº 61

Boletin 61 - julio 2005 El desplome de la República¨ y ¨La sombra del General Carcagno¨.

Significado de la palabra:

OTROSÍ. (Del lat. alterum, otro, y sic, así.) adv. c. Demás de esto, además. Ú. por lo común en lenguaje forense. Il m. Der. Cada una de las peticiones que se ponen después de la principal.







"OTROSÍ" Nro. 61 – julio del 2005

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"Ha fallecido el Dr. Víctor Eduardo Ordóñez"
por ´Prensa Independiente´
Este es el último folleto ´OTROSI´ editado en vida por su creador e infatigable columnista, Don Víctor Eduardo Ordóñez.
El 19 de septiembre próximo pasado falleció nuestro gran amigo, compañero de desvelos y ciudadano ejemplar, una mente clara, un constante defensor de la Nación Argentina, de pluma valiente e independiente con permanentes escritos en medios de prensa, donde marcaba claros caminos. Fue un hombre de siempre serenos pero firmes juicios, emocionaban el convencimiento patriótico y las condiciones morales de una persona que sufría la Argentina de estos penosos días; de línea claramente nacional se destacó por su tolerancia a otras ideas y nos dispensó su amistad a nosotros ubicados en la centro derecha liberal, de él aprendimos que los rótulos políticos separan artificialmente más que los reales contenidos de las diferentes ideas.





Lo hemos tratado asiduamente, un privilegio, trabajando varios temas codo a codo. Hemos tenido además desde hace años el honor de asumir la tarea de construir el sitio web de ¨OTROSI¨ y subir textualmente al mismo los claros conceptos - los compartieramos o no en cada caso - que él volcaba al papel con su vieja pero inseparable máquina de escribir, en los periódicos folletos.


Solo nos queda seguir adelante sin desmayos, tratando de mantener esa llama de principios y convicciones. .. Oramos por el eterno descanso de su alma.


Editor de Prensa Independiente
 

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Indice del ´OTROSI´ Nro. 61, con links directos:
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Los últimos comportamientos del estado argentino actual - de rencor montonero, de espíritu trasgresor y de inspiración marxista o neomarxista que se hace llamar “progresista” - no obstante ser previsibles dado que estaba en la lógica de aquel rencor, de aquel espíritu y de aquella inspiración, no dejaron de sorprender. Si esos avances de estos proto y posterroristas montados al poder alarman, tanto y más lo deben hacer la indiferencia y la pasividad cuando no la complicidad con que la sociedad en su conjunto - incluyendo las Fuerzas Armadas y las de seguridad, precisamente las más afectadas por el desborde totalitario al que nos referiremos - reaccionó ante los atropellos más salvajes contra las instituciones de que se tenga memoria en la república organizada.-
Antes de entrar en otro tipo de consideraciones hemos de advertir que nada de este proceso de demolición y de sustitución al que asistimos se podrá comprender si no se parte del hecho evidente de que los derrotados de ayer están gobernando hoy. Sin derecho ni legitimidad - en todo caso, una meramente formal y aritmética pero a todos nos consta que el presidente Kirchner careció de apoyo electoral, circunstancia de la que él y su elenco tienen plena conciencia, razón por la cual procuran en las elecciones legislativas de octubre que su gestión sea plebiscitada - está, sin embargo, llevando a cabo una revolución más profunda de lo que se supone; excediendo y abusando de la voluntad de la sociedad que en ningún momento de la campaña del 2003 fue convocada a pronunciarse sobre el tema de la represión ni de las leyes de perdón.-
Por lo pronto en el corto lapso de su mandato - expresión relativa y confusa ésta del mandato puesto que en realidad no hay mandantes, excepto los terroristas muertos y los sobrevivientes - consiguió una formidable acumulación de poder, logrando imponer su voluntad sobre los otros dos, aparte del ejecutivo en el que lo ejerce con tiránica prepotencia.
En el fuero penal federal no tuvo inconvenientes porque implícitas reglas de juego marcaron desde siempre que es un espacio al servicio del gobernante de turno; en cuanto a la Corte Suprema los supo vencer con idéntica dosis de audacia y de decisión con que obtuvo de un Congreso pusilánime y corrupto la suma del poder público (las facultades extraordinarias para disponer a antojo del presupuesto nacional de manera de beneficiar o perjudicar a quien fuere, sea gobernador o intendente y la incontinencia en el dictado de decretos de necesidad y urgencia, campo en el que batió “records” sin que nadie en el parlamento se preocupara por controlarlos).
Avanzó con buscada espectacularidad sobre el alto tribunal y haciendo caso omiso del decreto que él mismo dictara (222/3) designó a riguroso dedo a sus nuevos integrantes en reemplazo de los que provenían de la administración de Carlos Menem; o sea que reemplazó una “mayoría automática” por otra igualmente disciplinada con la diferencia que esta nueva responde no sólo a las instrucciones recibidas desde la Casa Rosada sino también a sus exigencias ideológicas con las que, por lo demás, coincide.
Por esto es que la Corte de Zaffaroni y de Argibay - a la que se plegó con todo sentido de la oportunidad Petracchi, de origen alfonsinista - comenzó por declarar la constitucionalidad del despojo de que habían sido objeto los ahorristas por parte del estado y de los bancos particulares (con lo que hizo zafar a las arcas públicas de un deterioro del que no hubiera podido recomponerse) sino que se lanzó sobre la absurda y tétrica tesis de que hubieron en el país dos violencias, una legal (y, por lo tanto, prescriptible) y otra ilegal (y, en consecuencia, imprescriptible y ni siquiera amnistiable).
Para el primer terrorismo (nunca calificado así) todos los derechos, consideraciones y garantías, para el otro todos los agravios, todas las negaciones del derecho, toda la persecución judicial, y cuando no hubiese motivo para la prosecución de la causa, un retardo en adoptar medidas que pudieran beneficiar a los militares implicados.
El terrorismo “bueno” que goza de todas las garantías y de las más complacientes interpretaciones es el que fuera practicado por Montoneros y por los asesinos del ERP que, como veremos, en su hora no se privaron de proclamar a voz en cuello sus crímenes ni de presentarlos como victorias del pueblo en ejercicio de una democracia extraña encarnada en esa vanguardia homicida.
El terrorismo “malo” e imperdonable es el llevado por el estado. Nunca estos jueces llaman al primero subversión, como debiera porque tal designación suena a reproche lo que en esta nueva jurisprudencia no resulta admisible. Hasta en la terminología utilizada y mientras no puedan menos, estos jueces prevaricadores se cuidan con esmero para no caer en contradicciones lógicas, limitándose a las propiamente jurídicas de las que tan deshonestamente abusan.-.
La Corte Prevaricadora - mano larga de montoneros y erpianos-, que se apresta a destrozar a la república cuya custodia le fuera encomendada, decidió en medio de hipócritas tecnicismos la aplicación con efecto retroactivo de determinados tratados internacionales sobre derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
Lo curioso es que el tribunal no vacila - ni se detiene a justificarlo- en alegarlos contra los principios generales del derecho penal, empezando por el de irretroactividad.
Sigue con todos los demás en la medida en que le sea necesario para satisfacer su ideología y, en especial, las instrucciones recibidas; y así van cayendo el de la ley más beneficiosa al acusado, el de cosa juzgada y la intangibilidad de los decretos de amnistía.
Más que curioso es que procedimientos de tamaña y grosera ilegalidad hayan sido adoptados por teóricos que desde el libro y la cátedra así como en el ejercicio de sus funciones judiciales vienen proclamando y aplicando - con frecuencia hasta el absurdo- las máximas y aun más distorsionadas garantías. Estos garantistas militantes, que no ven delincuentes en ninguna parte y que se complacen en sobreseer a los peores criminales, se muestran tan severos a la hora de juzgar a militares y policías, como si éstos fueren especialmente condenables al punto que no les reconocen ningún atenuante: es como si a los uniformados se los colocara al margen del derecho, como apestosos que no merecen justicia ni consideración: ellos deberán probar su inocencia que no se les presume.
En cambio, a los que tomaron la iniciativa del terror - como con expreso orgullo lo manifiestan - se los califica de simpáticos y hasta nobles delincuentes políticos. De esta manera los magistrados van mucho más allá de sus atribuciones y de sus posibilidades y penetran en el interior de cada individuo determinando la intención que movió a los terroristas y el ideal que los movió. Y así pueden llegar a la conclusión que sembraron la muerte y la guerra en su condición de obvios reivindicadotes de una sociedad más justa y sostenidos por el sueño del “hombre nuevo”, sospechosa utopía en cuyo nombre se cometieron los más aberrantes atentados y secuestros.-
De cualquier forma nos parece oportuno señalar, por lo menos, dos puntos fundamentales –que no son los únicos- de los pronunciamientos de la Corte Prevaricadora - CP.
Uno es que las dos leyes declaradas inconstitucionales habían sido consideradas constitucionales en su composición anterior. El segundo es que, en realidad, no se cuenta con una definición exacta ni aceptada por todos de lo que debe entenderse por crimen de lesa humanidad, fuera de lo dispuesto en las normas del tribunal de Nuremberg; allí se acuerda que el mismo consistirá en todo tipo de agresión y lesión contra una persona o una colectividad en virtud de su raza, ideario político, religión y cualquier otro factor de similar índole.
A los miembros de la CP se les escapó - o dejaron escapar- el hecho que a los terroristas de los 70 se los persiguió en su calidad de delincuentes (comunes y no políticos, como se empeña en distinguir ese otro empleado del PE, Claudio Bonadío) y no por su raza, religión, etc.
Hecho no menor que sirve para acreditar no sólo la tramposa ineptitud de los miembros de la CP sino los límites a donde están dispuestos a llegar: concretamente, si esto es el gobierno montonero en acción, este poder judicial montado por Kirchner es una forma de los tribunales del pueblo que tan folklórico y retórico orgullo despertaban en estos asesinos seriales y sistemáticos que hoy vuelven enaltecidos e impunes.-
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Por invitación del comandante en jefe del Ejército general Roberto Bendini el grupo piquetero que responde a Luis D’ Elía dispuso por 48 horas de las instalaciones de Campo de Mayo. El hecho es ilegal además de insólito ¿Por qué se les otorga a bochincheros oficiales, a delincuentes comunes (que arrasaron sin consecuencias una comisaría ante la pasividad del gobierno y de la justicia) un lugar destinado a otros fines y no al de recreo o de deliberación de marginales?.
Se supone que esos terrenos son para cumplimiento de objetivos militares y no para facilitar una convivencia indeseable, incomprensible y peligrosa. A partir de ahora no habrá razones para que el máximo jefe militar se niegue a otorgar un disfrute similar a cualquier otra agrupación, de la índole que fuere, que se lo solicitare, por ejemplo las Madres o las Abuelas.-
El recuerdo con el Operativo Dorrego, llevado a cabo en tiempos del presidente Héctor Cámpora, es inevitable. En esa ocasión desfilaron conjuntamente tropas del Ejército y militantes montoneros; fue un alarde de soberbia y se inauguraban así contactos institucionales que significaban dos cosas: el Ejército se arrepentía implícitamente por su acción antisubversiva y Montoneros se legitimaba y empezaba a formar parte de un arma que hasta entonces los había combatido. Se echaban las bases de una nueva convivencia o sea de un nuevo estado, nada menos.
En 1973 no se produjo la pasividad de los oficiales que - aun confundidos e infiltrados - no tuvieron necesidad de reaccionar porque la situación política les proporcionó una salida que, lamentablemente, no tardaría en clausurase: hoy el panorama se dibuja distinto; con una cierta abulia o conformidad o indiferencia o cansancio entre los oficiales que parece que ven lo que ocurre como un proceso inevitable y fatal y que no los implica individual ni corporativamente, como una secuencia ante la cual no hay más que resignarse.
Sería terrible que el episodio fuere interpretado así. Recibir a delincuentes y transgresores en la base militar más grande del país no es abrirse a la sociedad, una sociedad que no le reclama nada a las FF. AA. sino que lo sean en verdad. No es tampoco un gesto de reconciliación que nadie (o muy pocos) reclaman puesto que no hay conflicto que superar, digan y crean lo que sea Kirchner, Bendini y Godoy, Verbitski y Bonasso....
Haber habilitado las puertas de Campo de Mayo es algo peor, si cabe, que compartir con enemigos latentes y que jamás dejarán de serlo del poder militar: es revolver la conciencia castrense justamente en momentos en que la lucha, aunque algunos se empeñen en ignorarlo o en disminuirlo, nunca cerrada, se empina en sus peores expresiones como que ahora se da desde el gobierno.
Estamos ante una nueva guerra revolucionaria y hay que saber quien es y donde está el enemigo, siempre más cerca de lo que supone. Aparte de imprudente y de ridícula ¿cómo calificar esta actitud que golpea en el interior de la fuerza y desubica a sus hombres y, en especial, los que están siendo perseguidos por una “justicia injusta”? ¿Se cree verdaderamente que se trata de un acercamiento o, más bien, de una entrega? ¿O de una claudicación?
Víctor Eduardo Ordóñez
"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA
EL QUE NO MATA PECA"
(San Agustín)
 
Nota: Mantendremos en servicio el sitio web de ´OTROSI´ para que sea un archivo de consulta permanente de los escritos de Víctor Eduardo Ordóñez e iremos agregando al mismo sus demás notas en otros medios de prensa.