Boletin 51 -
marzo 2004 - "La capitulación"
"OTROSÍ" Nro. 51 – marzo del 2004
"La capitulación"
El día 3 de marzo del 2004 pasará a la historia negra de nuestras Fuerzas Armadas como una derrota más y ésta de consecuencias incalculables.-
Fue el día en
el que el comandante en jefe de la Marina decidió rendirse con armas y
bagajes al enemigo alegando una simple voluntad burocrática. Sólo nos
remitimos a dos hechos infaustos que le pueden ser semejantes y
asimilables por lo que éste, protagonizado por el Almirante Godoy y
proseguido por el Brig.. Rodhe, debe ser considerado la primera miseria
del presente siglo.
Una de esas fechas
que quisiéramos que nunca se hubieran dado en la historia argentina fue
la rendición ante las tropas británicas el l4 de junio de l982, la otra corresponde
al pedido de perdón y de reconocimiento de culpa del general Balza,
entonces al frente del Ejército, ante la sociedad y, en realidad, ante
las Madres y Abuelas, antepasadas dolosas de los caídos por su
militancia subversiva y criminal.
Ahora los dos jefes repiten la misma debilidad, ensucian el buen combate librado en su momento contra un enemigo artero e implacable que retorna con menos violencia pero más poder
y legitima la acción de éste al ceder a la soberbia de sus antecesoras,
que mediante la intervención de su mandatario en el gobierno, el
montonero Néstor Kirchner, reclamaron y obtuvieron las instalaciones de
la ESMA, convertidas por la presión mediática de los medios oficiales y
oficiosos en símbolo de la ilegalidad represiva y en objeto de terror
...para los terroristas Esta ocupación es su forma de vengarse.-
No
sabemos si el jefe superior de la Armada (y, a su modo, su par de la
Fuerza Aérea) tomó conciencia al pronunciar las palabras de la rendición
que imprimía un giro copernicano a la historia del país. Porque,
al adoptar la prédica, las premisas y los "slogans" del enemigo (que
nunca dejó de serlo y que hoy se muestra altivo e intransigente en la
victoria que paladea, tal como en los años de lucha a muerte) las
reivindica y las incorpora a la dogmática no escrita que guía a los
Estados, tal vez por generaciones; esa dogmática que establece los
valores a respetar, los juicios a pronunciar y las conductas a seguir. Nos han hecho izquierdistas
Hoy el señor Godoy descubre que en la Escuela Superior de la Armada se cometieron excesos y violaciones de los derechos humanos ¿Cómo lo sabe? Porque a esa conclusión llegaron los jueces y sin más lo acepta y actúa en consecuencia.
Esta consecuencia es entregar esos edificios a las organizaciones que
sobrevivieron a la guerra antisubversiva al tiempo que renuevan su
agresión
¿Cómo
hizo fe en los pronunciamientos de magistrados que responden
dócilmente, sin pudores ni disimulos, al poder de turno lo que al
almirante le consta? Haber procedido de manera tan desalmada y
desleal para con sus compañeros y superiores de antaño equivale a
convalidar y, peor, a contribuir a la persecución llevada a cabo en
forma sistemática desde esos tribunales que nadie –ni el propio
almirante Godoy- ignora que son instrumentos en manos de los terroristas
de ayer y de siempre.-
No
vamos a caer en la ingenuidad de creer que el alto jefe naval viene a
enterarse en estas horas de lo que ocurrió o pudo haber ocurrido en la
ESMA, un lugar de detención desde donde se libraba la más enconada
batalla en una primera línea de fuego. El era entonces un oficial joven
que, por más distraído que ahora se pretenda, estaba al tanto de esa
guerra sin duda sorda y cruel, pero ineludible y justa, practicada con
la severidad –y, si se quiere, la ferocidad- que el Enemigo
Revolucionario y su guerra exigían. Sumarse, plegarse, admitir el
discurso de ese mismo enemigo, hoy en boca de sus progenitoras, es una
deserción del buen combate y una confusión que le traerán los peores
males a una sociedad desgastada por una guerra a la que asistió sin que
nadie se la explicara y carcomida por una acción mediática sin
respuestas. Y a partir del 3 de marzo convalidada por un gesto de
resignación y de rendición.-
El
almirante Godoy y el brigadier Rodhe han de pasar al mismo lugar de
escarnio y de deshonor que hasta hoy ocupaba sin remilgos y casi sin
competencia el general Martín Balza. Nos preguntamos, estos oficiales
cómo enseñarán a sus hijos y nietos –ellos, que tan predispuestos al
olvido se muestran- el tramo de historia que vivieron aun en puestos de
menor responsabilidad pero no de menor intervención.-
A todo esto, oficiales como ellos están demostrando del modo más doloroso que:
1) estuvieron escondidos en su vida académica y se mostraron indiferentes a la guerra que la institución afrontaba, o
2) que nunca entendieron bien de qué se trataba, o
3)
que están dispuestos a conseguir la paz a cualquier precio y con quien
sea, incluso la suerte y la honra de sus fuerzas. Adoptaron la
dialéctica de los Bonasso y de los Verbitski sin beneficio de
inventario, dispuestos a transar para que los dejen en actividad con sus
prebendas. En un discurso en el que no creen.-
A
todo esto el interrogante surge de inmediato: porqué elegir una ocasión
tan solemne y cara al sentimiento nacional –el aniversario de la muerte
de Brown- para anunciar la deserción como formando parte del festejo.-
No podrá el Alm. Godoy afrontar el juicio de sus camaradas vivos ni, menos aun, de los muertos. Con conductas así lo que se consigue es que uno solo de los contendientes –precisamente el agresor y el derrotado militarmente en el terreno que el mismo eligió- siga en pie.
Dispone de los jueces, de los legisladores, de los comunicadores,
ahora tiene también algunos de los altos oficiales que acreditan así no
sólo su debilidad nada varonil sino que, simplemente, no comprendieron,
comprenden ni comprenderán la naturaleza de ese Enemigo con el que
quieren transar. Verdad es que peor sería que lo hayan comprendido
porque el calificativo sería más duro. O que hayan llegado a creer que
el enemigo desapareció.-
Para
colmo de irrisión el hecho se produce en momentos en que el enemigo,
que dispone de las mejores posiciones en el poder, se apresta a reanudar
su ataque, sólo interrumpido tras el postrero intento de 1980 ¿Para
qué, sino, la ocupación de la cancillería, de la secretaría de derechos
humanos, del ministerio público, de varias bancas legislativas, de
puestos claves en los servicios de inteligencia y demás lugares de
combate según lo consideran estos restos de OLAS enquistados en la democracia argentina.
Sin
representar nada ni a nadie y surgidos de las entrañas de un sistema
pervertido. El propio Kirchner, ya revestido del ropaje montonero que
había insinuado desde su primer discurso oficial, prepara y encabeza la ofensiva.
Obedecerle incondicionalmente es suicidio y complicidad, ceguera y cobardía. El momento de la virtual rendición fue, pues, el peor porque se lleva a cabo cuando
el enemigo se reagrupa para su asalto final. Entiende que tal vez se
trate de la última oportunidad para hacerse del poder y afianzarlo,
para lo cual debe neutralizar, confundir y, en síntesis, disolver a su
Enemigo, las FF. AA., imponiéndoles a ellas mismas la imagen de una
banda de malhechores que peleó sin motivo. El Almirante Godoy y el
brigadier Rhode lo están haciendo con la misma imperturbabilidad con que
ayer realizó idéntica operación el general Balza.-
Aunque quizá lo más irrisorio y humillante
sea el hecho que la virtual rendición se efectúa ante un enemigo
todavía desarmado y dotado de poderío mediático pero no físico. Se
dejaron correr por imágenes y fantasmas.-
Kirchner lleva su odio –que quiere hacer pasar por justicia- al extremo que puede. En
enero impidió el nombramiento del coronel Vázquez como agregado en la
embajada en el Uruguay por estar incurso en violaciones de los derechos
subversivos. Esta expresión enfermiza de su personalidad es, si se
quiere, un capítulo menor del enorme libro de la infamia que está
redactando desde hace un año.-
En
la clave de arrepentido hecha sonar por el alm. Godoy está el
reconocimiento de un sargento Enrique Aldama que soportó durante más de
15 años el secreto de torturas que se habrían cometido durante la
represión. La pregunta es cuánto habrá percibido el suboficial para
romper su estoico silencio.-
La izquierda pos armada no se recata en incursionar en el interior más íntimo de las FF. AA.
Descubrió de casualidad unas fotos de un campo de entrenamiento de
comandos y, horrorizada por el espectáculo de soldados formándose para
su dura vocación, denunció una nueva violación de los derechos humanos. Esta
vez las presuntas víctimas –recién enteradas de su condición de tal- no
se hicieron presentes y la maniobra justiciera fracasó desde el
comienzo.
Queda, con todo, la pretensión de Verbitzki de
llevar su propia pedagogía al Ejército al que le enseñará, si puede,
cómo deben adiestrarse los comando. Algo debe saber, este coronel
montonero.-
Dios guarde a la Patria
por Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
"CUANDO LA GUERRA ES JUSTA
EL QUE NO MATA PECA"
(San Agustín)
FOTOCOPIE Y DISTRIBUYA
Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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