Boletin 50 - diciembre 2003 -
"¿Hasta donde llegará?"
"OTROSÍ" Nro. 50 – diciembre del 2003
¿HASTA DONDE LLEGARÁ?
A
medida que el gobierno del Dr. Kirchner prosigue su marcha – bajo la
inspiración de quien no está dispuesto a “dejar los principios en la
puerta de la Casa Rosada”, según nos prometió desde el primer momento -
se puede comprobar que, si bien es posible que su abierta tendencia a los ideales y a los idealistas de los 70 se fue disimulando algo con el paso del tiempo, en modo alguno se contuvo y cada tanto reaparece.-
Tan
es así que, quiéralo o no, el propio presidente está envuelto en una
interna de la izquierda pos-armada que en estos momentos alcanzó su
punto más alto y, como no podía ser de otro modo tratándose de
personajes de esta calaña, por cuestiones de intereses contantes y sonantes (las míticas “patéticas miserabilidades” de nuestro folklore político).-
Bonasso se enfrenta con Verbitzky por un dinero (aparentemente restos de secuestros de la “era dorada”) extraviado camino a Perú.
Por su parte la dudosa abuela Estela de Carlotto renunció
intempestivamente a la Comisión de la Memoria (extraño y tendencioso
organismo-engendro creado con dinero oficial en la provincia de Buenos
Aires) por discrepancia precisamente a propósito del manejo de ese
dinero oficial. Se susurra que Graciela Cerruti –
directora de una revista de lujo que edita la citada Comisión, mujer
por lo demás muy cercana a Horacio Verbitzky - no habría dado correcta
cuenta de la partida que le fuera asignada por el gobierno provincial.-
No debe tratarse de un caso menor puesto que provocó el retiro de la presidente de las Abuelas de Plaza de Mayo
y de tres o cuatro de los directivos de esta institución dedicada a
destrozar familias disfrazando su rencor bajo el nombre de justicia.-
El bien pagado premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel,
por su parte, se mostró contrariado con la indómita gran mamá y se
atrincheró detrás de Cerrutti a la que, entre otros cargos, se le imputa
el pago de sueldos desproporcionadamente elevados.
Es que, evidentemente, a la “izquierda paqueta” de todas partes del mundo le gusta vivir bien y gastar, en especial de lo ajeno.
Aparte de las indemnizaciones – que en la Argentina ascienden a varios
miles de millones de dólares - se muestra harto dispuesta a obtener el
último rédito que pueda a sus crímenes que para estos efectos no parecen
haber prescripto. Hay que convencerse y terminar con un mito
que ya lleva demasiado tiempo y causado demasiado perjuicio y es que la
izquierda es desinteresada y que no se encuentra atada en esas feas
preocupaciones burguesas que constituyen el desdoro de lo que ella misma
llama la “derecha”, a la que le endilga los peores vicios.
Muy por el contrario, todo este ´progresismo´,
escondido o refulgente y que se presenta como el portador exclusivo de
las banderas de la decencia, se suele mover por los peores apetitos que
cada tanto explotan como el pus contenido. De allí que suene a burla y a
ficción su pretensión de erigirse como la salida, como lo nuevo, como
lo esperado. Filosóficamente no sabemos pero políticamente son férreos
realistas.-
El presidente se fue a Benito Juárez a rendirle homenaje – no sabemos en calidad de qué, si de primer magistrado o de añorante de la época de los crímenes y de los atentados - a cuatro desaparecidos, esos raros idealistas que mataban y morían sin saber mucho porqué.-
Debemos recordarle, por si no lo sabe (aunque sin duda bien que lo sabe) que dos de sus llorados amigos (Basile y Pacheco) no
son desaparecidos sino que cayeron en enfrentamientos armados con las
fuerzas de seguridad. O la SIDE – ahora a su disposición - no funciona o
su flamante diputado Bonasso le pasa mal los datos.
En cualquier caso hace pésimo Kirchner en poner chapas y nombres de terroristas
cuya única virtud es hoy despertar su emoción de setentista rezagado
¿Se preguntó porqué murieron sus amigos, en qué circunstancias, cuales
fueron sus culpas y si ellos, a su vez, mataron a alguien, quizá a un
vecino del pueblo? Al proceder de una manera tan desaprensiva y
arbitraria, tan “sentimental” y unilateral el primer magistrado
contribuye – o pretende hacerlo - a la confusión y a mantener viva una
emoción que pocos comparten ni entienden, rescatando un estado de ánimo
por completo minoritario y artificial. Y que no tiene derecho a
extenderlo al resto de la sociedad que no le importa “eso” o que lo
olvidó o que trata de olvidarlo.-
Estos gestos demagógicos son terribles y crueles
porque actualizan la perversidad de esos años sin el contexto en que se
dio; o sea que la gente - desinformada o indiferente - puede llegar a
sentir una cierta adhesión por esos jóvenes muertos por causas confusas
pero nobles. Ahora se invirtió el lema de otrora alegado por los
comunicadores de la izquierda: “por algo será” para referirse a los
caídos por la represión sin que nadie entonces reaccionara. Ahora se
vuelve a decir: “por algo será” pensando en que esos muchachos violentos
tenían razones para matar, secuestrar y poner bombas.
Esto es lo que se propuso la izquierda pos-armada (legalizar exaltando “aquello” que hicieron sus jóvenes homicidas hoy propuestos como ejemplos)
que llegó con Kirchner al poder y es lo que explica estos homenajes
ofensivos para las víctimas del terrorismo y para los que lo enfrentaron
y derrotaron.-
El almirante Mayorga es un alto oficial de la Armada argentina de mucho prestigio.
Tuvo la poco oportuna ocurrencia de recordarle al presidente Kirchner
que no es hijo de las Madres ni de las Abuelas como el primer mandatario
declaró ante la ONU poco tiempo ha y lo sigue reiterando cada vez que
puede. Este simple, indispensable y legítimo esfuerzo de conservar la
identidad propia y la de la mayoría de sus compatriotas le valió una
sanción inusualmente severa, aplicada por el Comandante en Jefe
almirante Godoy.
No
vamos a entrar a considerar la justicia, el sentido o el exceso de la
pena impuesta sino que, simplemente, vamos a afirmar - concediendo que
se trató de una falta disciplinaria- que voces como la del almirante Mayorga
- dentro o fuera del código militar, cassi no importa ya a esta altura
de los acontecimientos y de la gravedad de los dichos del presidente
ante la máxima asamblea internacional - resultan indispensables para mantener con un mínimo de claridad la conciencia nacional,
tan predispuesta a las peores deformaciones bajo la acción libre y sin
contrapesos de los mass media al servicio de un terrorismo que no
termina de desaparecer y que muestra capacidad para volver en sus
nombres y en sus símbolos.
A propósito ¿el código de justicia militar no comprende al jefe último de las Fuerzas Armadas (el presidente de la república) o éste puede decir lo que quiera sin tener que rendir cuenta ante ninguna autoridad institucional?
¿Está exento de toda responsabilidad para poner su ideología y sus contenidos de conciencia como política de estado y como voluntad de la nación?
El presidente colombiano Alvaro Uribe
ha enviado al congreso de su país un proyecto de ley que, en realidad,
sorprende que no se encuentre en vigencia desde hace tiempo teniendo en
cuenta la guerra revolucionaria que esta pobre nación hermana viene
sufriendo desde hace más de 40 años. Por ese proyecto se dispone la
realización de una serie de intervenciones policiales (como
allanamientos, escuchas telefónicas, etc.) sin necesidad de decisión
judicial.
Por supuesto se produjo una reacción unánime de los organismos de derechos humanos
a nivel internacional, los mismos que permanecieron callados cuando
idénticas atribuciones se le acordaron al presidente de Estados Unidos
para enfrentar su propio terrorismo y de las que ya venía disfrutando el
tirano Castro.
No es de extrañar esta actitud, tan habitual en la izquierda de todo matiz que sólo protesta cuando ella se ve agredida. Su lema pareciera ser: todos los derechos para la Revolución, ninguno para la Reacción.
Así se comporta el progresismo en todas partes:
cuando ataca es mesiánico, cuando es repelido es la víctima; en el
primer caso todo le está permitido, en el otro el enemigo debe
restringirse al máximo y ha de respetar a su agresor actuando en el más
estricto marco legal.
Para asegurar tal ignominia y semejante suicidio están los jueces como Bonadío en la Argentina y Garzón en España.
Todo un mecanismo que se echa a andar cuando las circunstancias lo
requiere. Es hora que todos los gobiernos que se enfrentan con enemigos
armados y totales - como la subversión sostenida por Cuba y añorada por
Kirchner - asuman su obligación, su necesidad y su derecho de dotarse a
sí mismo de todas las armas que fueren menester para derrotar a quien
los ataca desde la sombra.-
De adoptarse la unilateral posición de la izquierda se dará el resultado que es ésta la que fija y determina las condiciones legales y morales de la guerra que ella misma desató lo que equivaldría a cederle toda la iniciativa en la valoración del conflicto.-
Pablo Mendelevich, ex empleado de Timmerman
en el diario “La Opinión” de tan infeliz memoria, sacó en “La Nación”
del 23 de noviembre pasado una nota sobre “el debut del terror”; si el
artículo se hubiera referido a la aparición de los Uturuncos, por
ejemplo o a otros movimientos similares que ya había comenzado a
prepararse para librar la guerra revolucionaria que habría de envolver a
nuestra sociedad por una década más, que hicieron su aparición criminal
a comienzos de los 60 y años posteriores, podría haber revestido cierto
interés porque reflejaría el enfoque desde un ángulo comprometido pero
honesto del espectro.
Sin embargo, Mendelevich prefirió recortar su memoria
y, dando un salto arlequinesco en la crónica histórica, no tuvo
inconveniente científico en colocar el origen del terrorismo en la
Argentina en 1973 –exactamente el 23 de noviembre- cuando una bomba
colocada en el auto del entonces senador “radical” (en realidad pieza de
Montoneros que ya había empezado a asolarnos) lo hirió de gravedad.
El
atentado le fue atribuido, al parecer con razón, a las Tres A, la
siniestra organización – con algo de criminal y algo de esotérica-
fundada e inspirada por José López Rega, hombre de confianza del ya
presidente Perón.
Aquí más que ocultamiento hay deformación.
Porque ese 23 de noviembre de 1973 no nació el terrorismo en el país ni
fue ése el primer atentado. En rigor, la bomba colocada debajo del
automóvil del senador fue una respuesta – aturdida, inconexa, apresurada
- al terrorismo ya lanzado para entonces y no, precisamente por la
iniciativa del gobierno.
La aparición de la Triple A fue una declinación inaceptable e incomprensible,
además de innecesaria, del poder y de la facultad de represión del
estado en un grupo paramilitar; lo que por cierto de manera alguna
ilegitima la acción represora que el estado mismo tomó a su cargo por
intermedio de las fuerzas armadas. Que es lo que el autor de esta nota-homenaje persigue con su redacción truncada y hemipléjica, recordando una parte – la menos significativa - de la historia.
Porque el mensaje que Pablo Mendelevich quiere que quede en la memoria colectiva de los argentinos es que un grupo
de forajidos, supuestamente al servicio del orden agredido, fue el
responsable del terror que había comenzado antes y que se habría de
desencadenar incontenible enseguida. Burdo escamoteo
de este discípulo y practicante de la dialéctica aprendida en las
páginas de La Opinión que fue el instrumento utilizado para introducir
el gusto por la violencia en la burguesía universitaria de entonces.-
Dios guarde a la Patria
por Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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Dr. Víctor Eduardo Ordóñez
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