El peronismo racional es irracional. Por Alberto Benegas Lynch (h)
En momentos en que en nuestro país el
actual mandatario decide asociarse en la fórmula para la próxima
contienda electoral a un peronista de permanente y decidida actuación en
el anterior gobierno, es del caso repasar el significado del peronismo
aunque ya hayamos escrito sobre el particular. Esta decisión
desafortunada en cuanto a la preservación de los valores de una sociedad
libre, se adopta luego que la actual gestión ha incrementado las cargas
fiscales, ha aumentado sideralmente la deuda estatal, ha ensanchado el
déficit total, ha elevado el ya astronómico gasto público y mantiene una
inflación mensual equivalente la anual en países civilizados. La actual
administración al encontrase frente a estos resultados optó por abrir
su espacio pero era de desear que lo hiciera en dirección parecida al
camino indicado por políticos como Leandro N. Alem quien enfatizó
“gobernad lo menos posible, porque mientras menos gobierno tenga el
hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más
fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad.”
No ser corrupto no es suficiente, que
por otra parte es lo normal y tampoco son suficientes las buenas
intenciones, el tema son los resultados no las explicaciones.
Resulta sumamente curioso pero a esta
altura del siglo xxi cuesta creer que existan aun personas que
seriamente se dicen peronistas. Se ha probado una y mil veces la
corrupción astronómica del régimen (Américo Ghioldi, Ezequiel Martínez
Estrada), su fascismo (Joseph Page, Eduardo Augusto García), su apoyo a
los nazis (Uki Goñi, Silvano Santander), su censura a la prensa (Robert
Potash, Silvia Mercado), sus mentiras (Juan José Sebreli, Fernando
Iglesias), la cooptación de la Justicia y la reforma inconstitucional de
la Constitución (Juan A. González Calderón, Nicolás Márquez), su
destrucción de la economía (Carlos García Martínez, Roberto Aizcorbe),
sus ataques a los estudiantes (Rómulo Zemborain, Roberto Almaraz), las
torturas y muertes (Hugo Gambini, Gerardo Ancarola), la imposición del
unicato sindical y adicto (Félix Luna, Damonte Taborda) a lo que cabe
agregar la detallada obra de Ignacio Montes de Oca sobre las
destrucciones morales y materiales del peronismo ¿Qué más puede pedirse
para descalificar a un régimen?
A este prontuario tremebundo cabe
agregar apenas como muestra cuatro de los pensamientos de Perón,
suficientes como para ilustrar su catadura moral. En correspondencia con
su lugarteniente John William Cooke: “Los que tomen una casa de
oligarcas y detengan o ejecuten a los dueños se quedarán con ella. Los
que tomen una estancia en las mismas condiciones se quedarán con todo,
lo mismo que los que ocupen establecimientos de los gorilas y enemigos
del Pueblo. Los Suboficiales que maten a sus jefes y oficiales y se
hagan cargo de las unidades tomarán el mando de ellas y serán los jefes
del futuro. Esto mismo regirá para los simples soldados que realicen una
acción militar” (Correspondencia Perón-Cooke, Buenos Aires, Editorial Cultural Argentina, 1956/1972, Vol. I, p. 190).
También proclamó “Al enemigo, ni
justicia” (carta de Perón de su puño y letra dirigida al Secretario de
Asuntos Políticos Román Alfredo Subiza, cit. por J. J. Sebreli, Los deseos imaginarios del peronismo,
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1983, p. 84). En otra ocasión
anunció que “Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los
opositores” (discurso de Perón por cadena oficial de radiodifusión el 18
de septiembre de 1947, Buenos Aires). Por último, para ilustrar las
características del peronismo, Perón consignó que “Si la Unión Soviética
hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955, podía haberme
convertido en el primer Fidel Castro del continente” (Marcha, Montevideo, febrero 27 de 1970).
Algunos
aplaudidores y distraídos han afirmado que “el tercer Perón” era
distinto sin considerar la alarmante corrupción de su gobierno realizada
principalmente a través de su ministro de economía José Ber Gelbard
quien además provocó un grave proceso inflacionario (que denominaba “la
inflación cero”) y volvió a los precios máximos de los primeros dos
gobiernos peronistas (donde al final no había ni pan blanco en el
mercado), el ascenso de cabo a comisario general a su otro ministro
(cartera curiosamente denominada de “bienestar social”) para, desde
allí, establecer la organización criminal de la Triple A. En ese
contexto, Perón después de alentar a los terroristas en sus matanzas y
felicitarlos por sus asesinatos, se percató que esos movimientos
apuntaban a copar su espacio de poder debido a lo cual optó por
combatirlos y, también a la vuelta de su exilio, se decidió por
abrazarse con Ricardo Balbín (un antiguo opositor que a esa altura se
había peronizado).
A nuestro juicio la razón por la que se
prolonga el mito peronista se basa en la intentona de tapar lo anterior
con una interpretación falaz de lo que ha dado en llamarse “la cuestión
social” en el contexto de la imposición de un sistema sindical copiado
de Mussolini, leyes de alquileres y desalojos que arruinaron los
patrimonios de tantas familias de inmigrantes, una inflación galopante
que se pretendió disimular con controles de precios para “atacar el agio
y la especulación”, con una colosal cerrazón del comercio exterior
administrado por el IAPI, el abrupto aumento de la pobreza y una
corrupción en todos los niveles gubernamentales.
En este sentido de “lo social”,
transcribo una carta del Ministro Consejero de la Embajada de Alemania
en Buenos Aires Otto Meynen a su “compañero de partido” en Berlín,
Capitán de Navío Dietrich Niebuhr O.K.M, fechada en Buenos Aires, 12 de
junio de 1943, en la que se lee que “La señorita Duarte me mostró una
carta de su amante en la que se fijan los siguientes lineamientos
generales para la obra futura del gobierno revolucionario: ´Los
trabajadores argentinos nacieron animales de rebaño y como tales
morirán. Para gobernarlos basta darles comida, trabajo y leyes para
rebaño que los mantengan en brete´” (copia de la misiva mecanografiada
la reproduce Silvano Santander en Técnica de una traición. Juan D. Perón y Eva Duarte, agentes del nazismo en la Argentina, Buenos Aires, Edición Argentina, 1955, p.56). La cita de Perón es usada también por Santander como epígrafe de su libro.
En un artículo publicado por Claudia Peiró en Infobae el 8 de julio de 2017 se reproduce una misiva mecanografiada de Perón a Mao:
“Madrid, 15 de julio de 1965
Al Sr. Presidente Mao Tse Tung
Mi querido Presidente y amigo:
Desde este difícil exilio, aprovecho la
magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes
peronistas del MRP, gentilmente invitados por Uds. para hacerle llegar
junto con mi saludo más fraternal y amistoso, las expresiones de nuestra
admiración hacia Ud., su Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a
la Nación China el logro de tantas e importantes victorias, que ya el
mundo capitalista ha comenzado por reconocer y aceptar.
Su
pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en
el alma de los pueblo que luchan por liberarse -nosotros entre ellos-
que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y
contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las
condiciones más favorables para la lucha final contra el Imperialismo
Norteamericano y sus aliados permanentes -entre ellos ahora, los
actuales dirigentes soviéticos- se equivocan cuando piensan que con el
engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de
estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación.
El ejemplo de China Popular, hoy base
inconmovible de la Revolución Mundial, permite a los hombres de las
nuevas generaciones prepararse para la larga lucha con más claridad y
firme determinación.
La acción nefasta del Imperialismo, con
la complicidad de las clases traidoras, han impedido en 1955 que
nosotros cumpliéramos la etapa de la Revolución Democrática a fin de
preparar a la clase trabajadora para la plena y posterior realización de
la Revolución Socialista. Pero, de la derrota de esa fecha, hemos
recogido grandes ejemplos que nos permiten prepararnos con mucha más
firmeza, para que nuestro pueblo pueda tomar el poder y así instaurar la
era de gobierno de los oprimidos -la clase trabajadora- única capaz de
realizar una política de paz y felicidad para nuestro pueblo. Nuestros
objetivos son comunes –por eso me felicito de este contacto de nuestros
luchadores con esa realidad que son ustedes.
En lo fundamental somos coincidentes, y
así lo he expresado muchas veces ante nuestros compañeros, la clase
trabajadora y peronista de Argentina. Quedan los aspectos naturales y
propios de nuestros países, que hacen a sus condiciones
socio-económicas, y que modifican en cierta forma la táctica de lucha.
Los compañeros portadores sabrán
explicar de viva voz nuestros puntos de vista, y el gran deseo de que la
más profunda y sincera de las amistades se consolide entre nosotros.
Reciba, querido Presidente, las
seguridades de nuestros mayores sentimientos. Somos confiantes en el
triunfo de la justicia y la verdad. Nada ni nadie podrá detener la hora
de los pueblos.
Por el triunfo de nuestras comunes
luchas, por el triunfo y la felicidad del Pueblo Chino; por la
liberación de los pueblos oprimidos, con toda amistad,
Un gran abrazo,
Juan Perón.”
Después de este resumen no parece
racional es seguir machacando con el peronismo que ha juntado todas los
desaciertos y las lacras de nuestra historia como consecuencia del
abandono de muchos que no han sido capaces de mostrar las ventajas de
adoptar los valores y los principios de una sociedad libre, lo cual se
venía incubando desde el golpe fascista del 30 agudizado en grado
extremo a partir del golpe del 43. Es del caso recordar el célebre dictum de
George Santayana en cuanto a que “Aquellos que no estudian la historia
están condenados a repetirla”, por lo que nunca es tarde para rectificar
el rumbo si somos capaces de hacer un examen de conciencia y dar
preeminencia a la integridad moral como condición para el progreso de
todos.
http://www.libertadyprogresonline.org