miércoles, 25 de diciembre de 2019

3.13. Partners in Population and Development


3.13. Partners in Population and Development

Esta "iniciativa" llamada "Socios para la población y el desarrollo" (traducción libre), fue lanzada durante la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (ICPD) [de la ONU], en El Cairo en 1994, y "fue creada para ayudar a implementar el programa de acción aprobado por esa conferencia" (1). Dicho programa está "enfocado a proveer acceso universal a servicios de salud reproductiva, incluyendo planificación familiar y salud sexual" para adolescentes (2). La "misión" de esta organización es "...mejorar la colaboración en los campos de la planificación familiar y la salud reproductiva", estableciendo "una alianza internacional" para compartir conocimientos y experiencias entre diferentes países del mundo en desarrollo (colaboración "de sur a sur" le llama la organización) (3 ). Entre los países miembros que fundaron esta "alianza" se encuentran Colombia y México (4). El Comité ejecutivo de esta organización se reunió en Bogotá, Colombia del 31 de marzo 31 al 1 de abril de 1998 (5) y una de las cuatro reuniones que ha llevado a cabo la junta directiva se realizó en México en 1996 (6). Los términos "salud reproductiva" y "planificación familiar" son eufemismos empleados para encubrir la difusión de los anticonceptivos (incluyendo los que son abortivos) y el aborto, todos estos métodos son dañinos para la salud de la mujer.

martes, 24 de diciembre de 2019

3.10. Herbert Marcuse

3.10. Herbert Marcuse

El burgués e intelectual marxista Herbert Marcuse (1898 – 1979), judío alemán que sirve en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial, que luego se exilia a Estados Unidos y se integra tanto a su sistema académico en calidad miembro de la neomarxista “Escuela de Frankfurt” (Universidades de Columbia, Harvard, etc.) como a la “Oficina de Servicios Estratégicos” del Departamento de Estado. En los años sesenta, Marcuse se convierte en el principal ideólogo del movimiento de la “nueva izquierda” mundial. Marcuse procuró reactivar la dialéctica marxista a partir de la ontología fenomenológica. A partir de allí definió un nuevo curso estratégico para la revolución comunista. En los años sesenta, con ocasión de los 150 aniversario del natalicio de Karl Marx celebrado en la UNESCO, Marcuse afirmó: “Creo que los estudiantes se revelan contra todo nuestro modo de vida… Jamás he predicado la violencia. Pero creo sinceramente que la violencia de los estudiantes no es sino una respuesta a la violencia institucionalizada de las fuerzas del orden”. Agregaba Marcuse: “Creo que la lucha será necesaria, más necesaria que nunca quizás, si se vislumbra la posibilidad de un nuevo modo de vida. 

jueves, 19 de diciembre de 2019

NEGATIVA:TEMA X-CONCEPCION ANTIMILITARISTA DEL LIBERALISMO BURGUES



DOCTRINA NEGATIVA:
TEMA X

Concepción antimilitarista del Liberalismo Burgués y Proletario.

Crítica Marxista de las Fuerzas Armadas de la Nación como instrumento pretoriano del Estado al servicio de la clase explotadora.

Sustitución revolucionaria de las fuerzas regulares por las milicias populares.

Las Fuerzas Armadas de la Nación son las únicas instituciones de servicio y jerarquía en el orden humano —la Iglesia Católica es de orden divino— que todavía permanecen en pie, a pesar del vertiginoso proceso de desintegración que vienen sufriendo en los últimos años. Y por ser la "columna vertebral de la Patria" 114 Calvo Sotelo, el armazón que la sostiene y la armadura que la defiende, su resquebrajamiento es también el de la Patria. Nacida del Ejército patricio de Saavedra; afirmada y consolidada en su soberanía política por el Ejército libertador de San Martín y de Belgrano, el destino de la Patria es el de las Armas: se salva o se pierde con ellas. La democracia liberal, burguesa o proletaria, es tan radicalmente antimilitarista como anticlerical. Inspirada y regulada por la Masonería en su etapa individualista, burguesa y plutocrática, no puede menos que mantener una Fuerza Militar con un mero carácter técnico profesional y como instrumento ciego y mudo, subordinada pasivamente a la autoridad civil para garantizan el orden. Desde la escuela de cadetes y aspirantes se evita cuidadosamente toda verdadera formación política de base teológica y metafísica, en aras de procurarles una mentalidad civilista, es decir, antimilitarista y en contradicción con su estado militar. "La Masonería trabaja en la destrucción de todas las fuerzas nacionales; 115 Max Doumic, EL SECRETO DE LA FRANCMASONERÍA. por esto es que el Ejército Nacional es el objeto de su constante solicitud. Con sus habituales procedimientos hipócritas la veremos en todas partes combatir al espíritu militar en nombre de la humanidad; predicar la indisciplina y atacar la jerarquía de grados, en nombre de los Derechos individuales y de la pretendida humillación que comporta obedecer al jefe". Esta es la razón de esa falsa y falacísima antítesis entre estado civil y estado militar, como si se tratara de libertad y servidumbre. La doctrina jacobina postula como principio de la política y del estado civil la libertad como poder de elegir, como libre arbitrio y facultad de obrar o no, de servir o no servir. Pero la Patria real no se hace con la potencia sino con el acto de libertad, no con el poder de elegir sino con la libertad ejercida para el bien que es la libertad perfecta del que sirve. La libertad ejercida para el mal —que es la efectiva servidumbre del que no sirve el bien— incurre en falta y se hace pasible de pena. Estar fin filas, obedecer el orden superior y cumplir el deber hasta el fin, es un acto lúcido y voluntario de servicio, verdadera libertad. El ciudadano militar que integra los cuadros permanentes o está movilizado asume la forma más elevada de estado civil porque es la disposición para sufrir y morir en defensa de la Patria. La libertad del lema jacobino —Libertad, Igualdad, Fraternidad— es el poder de elegir que el hombre egoísta reivindica como derecho supremo de reservarse enteramente para sí y para vivir a gusto. Subordinada la Política a la economía burguesa, el Estado de Derecho no es más que un medio del hombre egoísta. Esto nos explica la finalidad económica y utilitaria, brutalmente antimilitar y antiheroica de la política oficial después de Caseros, formulada por Alberdi en las BASES: "a la necesidad de gloria ha sucedido la necesidad de provecho y de comodidad, y el heroísmo guerrero no es ya el órgano competente de las necesidades prosaicas del comercio y de la industria, que constituyen la vida actual de estos países... América... no está bien; está desierta, solitaria, pobre. Pide población, prosperidad". (Cap. XIV). .. . Cada edad tiene su honor peculiar... La victoria nos dará laureles; pero el laurel es planta estéril para América. Vale más la espiga de la paz que es de oro, no en la lengua del poeta, sino en la lengua del economista. "Ha pasado la época de los héroes; entramos hoy en la edad del buen sentido. .. "Reducir en dos horas una gran masa de hombres a su octava parte por la acción del cañón: he ahí el heroísmo antiguo y pasado. "Por el contrario, multiplicar en pocos días una población pequeña es el heroísmo del estadista moderno: la grandeza de creación en lugar de la grandeza del exterminio". (Cap. XV). He aquí el espíritu de la Constitución Nacional de 1853. En rigor, una progresiva desorganización hasta el día de hoy, a pesar de la ingente riqueza de bienes materiales acumulada sobre el empobrecimiento espiritual, político y social de la Nación. Se comprende el sesgo utilitario y pequeñoburgués del nuevo Derecho, de la nueva Economía y de la nueva Educación. Esto aparte de la falsificación masónica de la Historia patria para sustituir el origen militar y heroico de la Soberanía argentina por una revolución jacobina y popular presidida por abogados demo liberales como Moreno, Castelli, Monteagudo y Rivadavia. Y para confundir ante la posteridad el testimonio decisivo del héroe y libertador general San Martín que abominó de las instituciones liberales, sostuvo la necesidad de la Dictadura y sirvió hasta su muerte la política de Rosas en defensa de la Soberanía Nacional. La verdad es que en los mismos institutos militares argentinos no se lee ni se comenta la correspondencia política de San Martín, a pesar de la veneración que se profesa oficialmente al héroe nacional. Apenas treinta años después de promulgada la Constitución Nacional, un verdadero educador argentino, esclarecido y valiente, el doctor José M. Estrada, denunciaba, el 22 de marzo de 1883, la crisis del patriotismo y la declinación moral de la Nación, a los jóvenes estudiantes del Colegio Nacional de la Universidad de Buenos Aires: "Es un crimen y una insensatez haber borrado la historia. Nosotros hemos borrado la historia. "¿No veis, señores, que olvidamos el carácter nacional y la experiencia política, subordinando la suerte de la Patria a las eventualidades del error dominante en pueblos inquietos, sin analogía histórica, ni social ni política con la República "Lamento el cosmopolitismo doctrinario que subordina la marcha de la sociedad argentina a las influencias de la demagogia europea y a los influjos del utilitarismo yanqui, en cuanto a los resortes morales que lo gobiernan". Y en un artículo sobre Le Play y el Liberalismo, insiste: "Jóvenes que formaréis mañana la clase dirigente de la Sociedad Argentina, enferma bajo la influencia de varias depravadas tradiciones: el autoritarismo del rey Carlos III, la omnipotencia plebeya de Robespierre y el utilitarismo metódico del buen hombre Ricardo". A pesar de este clima funesto para el desarrollo de las virtudes militares, la segunda campaña del Desierto, primero, y luego el peligro inminente de una guerra con Chile, impusieron la necesidad de una intensa preparación de las Fuerzas Armadas. Un hecho decisivo para aumentar, extender y mantener en forma a los cuadros fue la sanción, a comienzos del siglo, de la Ley de Servicio Militar Obligatorio. Esto ha significado la movilización anual de la juventud argentina de veinte años para aprender el honor de servir, sufrir y morir en la única escuela de patriotismo que no pudieron anular ni el laicismo escolar, ni la Reforma Universitaria: el Cuartel. Las desviaciones de los objetivos del servicio militar y el relajamiento de la disciplina que se vienen acentuando desde hace tres lustros, no empañan siquiera la gran obra educativa y de afirmación del ser nacional que cumplen las Fuerzas Armadas. Por otra parte, los conductores del moderno Ejército Argentino escogieron la mejor escuela ¡del mundo. El modelo prusiano fue adoptado hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, en perfecta continuidad con el espíritu castrense sanmartiniano de raíz hispánica, riguroso, severo y exigente en extremo. Lamentablemente, las sucesivas intervenciones militares en la política nacional a partir del año 1930, para contener el desastre de los gobiernos civiles —sobre todo de los auténticamente democráticos y populares en su origen— no se han hecho con sentido militar y para la regeneración política de la Patria, sino para volver al pleno imperio de la Constitución y de las leyes liberales; esto es un nuevo ensayo, siempre más anárquico, subversivo y ruinoso que el anterior. Los militares argentinos de la escuela de Sarmiento, como los sacerdotes católicos en el espíritu del Patronato, piensan exactamente como don Marcelino Domingo, ministro de Instrucción Pública de la República Española: "Nosotros no somos enemigos del Ejército ni de la Iglesia; pero queremos al Ejército en sus cuarteles y a la Iglesia en sus templos". Es la posición liberal burguesa del imperio totalitario del dinero, con su idea neutralista, civilista y profesionalista de lo militar. Excluye .a las Fuerzas Armadas de la Política; las hace aparecer y pretende usarlas como "instrumento pretoriano de la clase dominante", es decir, explotadora, en el lenguaje dialéctico de la crítica marxista. El Ejército en los cuarteles y la Iglesia en los templos es el primer paso hacia la completa liquidación de las dos insoportables jerarquías, las dos instituciones que vinculan al hombre con sus orígenes e insisten en permanecer fijas e inmutables, en medio del devenir de todas las otras instituciones y de la relatividad de todos los valores, comenzando por la Verdad y la Justicia, sobre los cuales se levanta la democracia de la libre opinión, de la Soberanía Popular y del Sufragio Universal. El Estado democrático, burgués e individualista se convierte necesariamente en el protector de los egoísmos satisfechos contra los egoísmos insatisfechos, por medio de las fuerzas militares, policiales y burocráticas. La concepción zoológica del hombre —evolucionismo darwinista—, enseñada oficialmente como verdad científica, demuestra la igualdad bestial de todos los hombres y la necesidad perentoria de eliminar la última de las diferencias que engendran odio, antagonismo y explotación: la diferencia entre propietarios y proletarios, entre ricos y pobres, entre egoístas satisfechos y egoístas insatisfechos. Después del MANIFIESTO DE LOS IGUALES de Babeuf, en plena Revolución Francesa, hay que esperar hasta 1848 para que resuene en el mundo entero el llamado de Marx y Engels,,la tremenda apelación al egoísmo resentido de las muchedumbres: "¡Proletarios de todos los países, uníos'". Y las sucesivas Internacionales Obreras —1864, 1889, 1919— promueven la irrupción de las masas organizadas en el seno de las democracias inorgánicas para la conquista del Poder, en forma evolutiva o revolucionaria; dulcemente por la vía pacífica del sufragio o violentamente por la acción directa, e incluso por una combinación de ambos medios. Así es como la democracia individualista y burguesa termina dialécticamente en democracia socialista y proletaria. '"La República democrática es el acceso más próximo a la dictadura del proletariado. Pues esta República que no suprime ni mucho menos la dominación del capital ni, consiguientemente, la opresión de las masas ni la lucha de clases, lleva inevitablemente a un ensanchamiento, a un despliegue, a una patentización y a una agudización tales de esta lucha que, tan pronto como surge la posibilidad de satisfacer los intereses vitales de las masas oprimidas, esta posibilidad se realiza, inevitable y exclusivamente, en la dictadura del proletariado, en la dirección de estas masas por el proletariado" 116 Lenin, EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN.. En la concepción liberal, burguesa o proletaria, marxista o anarquista, el Estado no es una necesidad natural del animal político, sino una convención o artificio del animal egoísta. No ha existido siempre y se va a extinguir finalmente en la futura sociedad comunista sin clases. Claro está que antes de alcanzar esa meta, el proletariado va a necesitar todavía del Estado; pero de un Estado que reemplaza a la máquina burocrático militar de la burguesía: "por el proletariado organizado en clase dominante". La crítica marxista hace del Estado en todas sus expresiones históricas "una organización de la violencia para la represión de una clase cualquiera. ¿Qué clase es la que el proletariado tiene que reprimir? Sólo es, naturalmente, la clase explotadora, o sea, la burguesía. Merece especial atención la observación extraordinariamente profunda de Marx, de que la destrucción de la máquina burocrático militar del Estado es condición previa de toda Revolución verdaderamente popular" 117 Lenin, EL ESTADO Y LA REVOLUCION. Lenin. El proceso acelerado de descomposición que vienen sufriendo las Fuerzas Armadas de la Nación en nuestro país, a través de falsos enfrentamientos provocados, por ejemplo, entre azules y colorados —setiembre de 1962 y abril de 1963—, significa un avance decisivo del Comunismo en su Guerra Revolucionaria: "La más juiciosa estrategia, en la guerra es posponer las operaciones hasta que la desintegración moral del enemigo haga posible y fácil asestar el golpe mortal". Una vez conquistado el Poder Político, la Revolución Comunista procede a la liquidación inmediata y total de lo que resta de los antiguos cuadros profesionales para sustituirlos por el pueblo armado, según el modelo de la Comuna de París, de los Soviets obreros, campesinos y soldados de la Revolución Rusa, de los milicianos rojos de España o de Cuba. El asesinato en frío y en masa de miles de oficiales polacos consumada en Katyn es un testimonio pavoroso de lo que pueden esperar sus iguales en estas inestables repúblicas centro y sudamericanas, si caen bajo el yugo comunista, incluso con la colaboración de jefes, oficiales y suboficiales convertidos en milicianos castristas. Apenas suprimida la jerarquía militar como la fuerza de la opresión material, la Dictadura del Proletariado "se apresura a destruir también la fuerza de opresión espiritual, el poder de los curas" 119 Lenin. Claro está que el nuevo Estado totalitario del trabajo no podría sostenerse, ni durar, ni llegar a ser fuerte e irradiar la Revolución, si no sale de la anarquía y de la confusión de su etapa inicial; de las hordas milicianas en primer término. Tiene la necesidad imperiosa de volver a la jerarquía de los cuadros y de los grados, al espíritu de la subordinación, del cumplimiento estricto del deber, de las prerrogativas del mando y de la disciplina rigurosa, conforme al modelo clásico de las Armas. Es lo que ha ocurrido en la Unión Soviética, la China Comunista, la República Socialista de Cuba y en todos los Estados que están detrás de la Cortina de Hierro. La diferencia está en el ideal del Servicio, en la Doctrina Política, porque los Fuerzas Armadas de la Nación son instituciones esencialmente políticas. No es la doctrina política de los soldados del Occidente Cristiano, lúcidos y abnegados servidores de la Patria en Cristo; hidalgos que luchan por amor a Dios y el honor de la criatura hecha a su imagen y semejanza. Tampoco es la doctrina de los aburguesados soldados de la Democracia y de la Libertad que no sólo permiten el ingreso del Caballo Troyano en el interior de la Ciudad, sino que lo custodian en las urnas, en el gobierno, en la Universidad, en las finanzas, en el trabajo y hasta en los cuarteles. Es, en cambio, la doctrina que postula el advenimiento de un utópico paraíso terrenal y una "felicidad de potrero verde" para una humanidad sin Dios, ni Patria, ni Familia, ni jerarquías naturales. Una doctrina que en aras de esa quimera mantiene a millones de soldados en la dinámica de la acción revolucionaria y en la defensa fanática de un sistema político de terror, asesinato y despojo sin límites; que se adueña del hombre entero comenzando por su alma, o lo extermina sin piedad. Contra esta doctrina negativa, "intrínsecamente perversa" porque borra en el hombre la imagen de Dios y lo configura según la bestia, no hay otra respuesta válida y eficaz fuera de la doctrina positiva que afirma al hombre verdadero, unido en Cristo al verdadero Dios. Tiene razón Mao Tse Tung cuando sostiene que no hay actualmente más que dos clases de guerras, la Revolucionaria y la Contrarrevolucionaria; la Guerra Revolucionaria se funda en una política zoológica y la hacen los soldados de los "ídolos mudos" y del imperialismo satánico. La Guerra Contrarrevolucionaria se funda en una política teológica y la hacen los soldados de Cristo y de María.

POSITIVA: TEMA X-LAS FUERZAS ARMADAS DE LA NACION



DOCTRINA POSITIVA:

TEMA X

Las Fuerzas Armadas de la Nación.

Su misión específica: la defensa de los valores esenciales y permanentes; esto es, de lo que en los Reglamentos Militares se denominan Supremos Intereses de la Nación.

Las Fuerzas Armadas de la Nación son indivisibles de la existencia misma de la Patria, cuya unidad e integridad de ser, soberanía política y destino histórico, están bajo su custodia y responsabilidad. En el Occidente Cristiano, las Armas han medido tanto el espacio como la duración de cada una de las empresas de destino que son las naciones, individualidades históricas que concretan y realizan objetivamente las esencias y valores universales de la Civilización. "Lo temporal es esencialmente militar... El soldado mide la cantidad de tierra donde un pueblo no muere. Es el soldado romano que ha medido la tierra para las dos únicas grandes herencias del hombre: la filosofía y la Fe; la sabiduría y la Fe; el mundo antiguo y el mundo cristiano. Todo ha tenido necesidad de revestirse del manto romano; y también del manto militar. El soldado romano ha hecho la cuna de Dios.. . Ha sido necesario que el Imperio hiciera el mundo y la cuna temporal de la Cristiandad" 108 Charles Péguy.. Todo el honor militar está ahí; y es lo primero que debe aprender el joven argentino que abraza la carrera de las Armas. Y debe aprenderlo de tal modo que ninguna vicisitud de su carrera, ni siquiera la más adversa, ni siquiera la más injusta pueda apartarlo jamás de ese sentido del honor que surge de la conciencia lúcida de lo que sirve, de lo que debe servir a muerte: "¡Dichosos los que han muerto por la tierra carnal!" Porque en el campo de batalla se derrama la sangre inocente, como en el Calvario de Nuestro Señor Jesucristo. Dar la vida por la Patria es un acto supremo de amor al prójimo, a los que más nos necesitan; la más cumplida imitación del Sacrificio de la Cruz, en la que Dios hecho hombre se dio a Sí mismo por amor a los hombres, los que más lo necesitan. Cristo no vino a ser servido, sino a servir. El soldado está entero en el acto de servicio y su personalidad militar surge, crece y se perfila con nitidez soberana, en la medida a la renuncia a su ser y a su haber individuales, de la abnegación del propio yo. El don de sí mismo hasta el grado heroico, hasta el límite de las fuerzas, hasta caer y morir en la misión o en el puesto que le ha sido confiado en la batalla, así sea el más modesto y oscuro, se manifiesta en la personalidad del soldado en toda su grandeza humana y en el señorío pleno de su libertad. No se olvide que para Dios, que todo lo ve y lo mide en la eternidad, no hay héroe anónimo. La gloria militar es la suprema justificación humana de un verdadero pueblo, el derecho de una Nación a la existencia soberana. Por esto es que una guerra justa está en el origen de la libertad política y de la responsabilidad de una empresa de destino en la Historia Universal. La paz es buena; pero las Armas de la Patria deben estar siempre dispuestas para renovar la gloria de sus egregios orígenes, en la prueba de la guerra. La capacidad de heroísmo se mide tanto en la derrota como en la victoria. Lo que importa es que las generaciones futuras puedan sentirse orgullosas del valor de sus guerreros, suprema afirmación de ser, incluso en la adversidad, porque convierte al mal en bien, "que no está en la monta de lo que se sufre, sino en el denuedo con que se sufre" 109 Séneca.  . La espada que se desenvaina con honor se conserva inmaculada cuando hiere y mata, porque hace del sufrimiento y de la muerte servidores de la Justicia. No es verdad que las Armas destruyen simplemente. Por el contrario, aseguran y preservan, con sangre inocente que se derrama inocentemente, una tierra bendecida por Dios, de orden y de paz, de estabilidad y previsión para el trabajo útil, de intimidad para el hogar, de ocio para la contemplación, la celebración y la plegaria. Claro está que se trata de las Armas que empuñan los verdaderos soldados, los que aman su honor de caballeros cristianos y se saben libres de rodillas ante Cristo Rey, comprometiendo su fidelidad a la Santísima Virgen María, Generala de los Ejércitos de la Patria, como la proclamaron para siempre Belgrano y San Martín. La gran herencia de la Fe cristiana y de la filosofía griega, cuya expresión temporal e institucional son las dos Romas, define e identifica a nuestra Patria, nacida de la madre España; romana por la Iglesia de Cristo y romana por la noble lengua castellana, ecuménica e imperial porque sabe decir al universo entero en toda su riqueza de platónicas esencias; v porque todo lo nombra en el Nombre de Dios, el Verbo que nos ha creado y nos ha redimido. Conocer, amar y servir a la Patria es cumplir la ley de Dios que nos manda amar al prójimo; y nada nos es tan próximo como la Patria después de Dios, ni nadie necesita tanto de nosotros. El honor de servirla, el honor de morir por ella es, ante todo, el honor del soldado, 6U misma razón de ser y de existir, su misión y su gloria. Son las Armas que elevan y sostienen a la Patria en soberanía, la responsabilidad de un hombre y de un destino histórico que se cumple en un territorio estable y a través de una continuidad solidaria de generaciones unidas por la Fe de Cristo, una lengua y costumbres, recuerdos y esperanzas comunes. El hombre de armas y su estilo militar son la más acabada expresión de esa forma de vida, del arquetipo humano que distingue a las Naciones de origen hispánico: el caballero cristiano, el hidalgo que reclama para sí y para todos los hombres un trato de honor.
Hijo de algo: heredero de los que hicieron bien, vive para hacer el bien y para bien morir con la ayuda de Dios. Y ésta es la verdadera libertad del que puede hacer lo que quiere porque ama: "¡Ama y haz lo que quieras!", dice San Agustín, porque el que ama de veras sólo quiere el bien del amado. El hombre libre, señor de sus actos y de sus obras, es servidor de Dios y de su prójimo; su Patria, los suyos, sus amigos. La raíz de sus derechos individuales es la obediencia lúcida a Dios, a la Verdad y a la autoridad que cuida del Bien Común. La igualdad verdadera que proclama el hidalgo es la que se cumple en la justa proporción, cuando cada uno ocupa el lugar que le corresponde en la jerarquía social y política, según su capacidad, su mérito y su responsabilidad; sin que a nadie le esté vedado, en principio, alcanzar las más altas magistraturas y dignidades. Y la verdadera fraternidad es "la justicia que abunda más que la de los Escribas y Fariseos", la Caridad de Dios que hace preferir el Bien Común al propio bien y que nos mueve a llevar la carga de los demás cuando hace falta, así como Cristo llevó el peso de nuestros pecados y pagó el precio del rescate con su Sangre inocente. Servicio, Jerarquía y Caridad, constituyen la divisa del hidalgo, del hombre verdadero unido en Cristo al verdadero Dios. Libertad, Igualdad, Fraternidad, tal como se declama y se usa desde 1789, constituyen la divisa del hombre egoísta dividido de Dios y del prójimo, cuya libertad es la negación de toda autoridad divina y humana: avaro de sí mismo hasta la náusea, sólo quiere seguridad para "beber tranquilo su taza de té y que se hunda el mundo". No reconoce más obligaciones que las expresamente convenidas: contrato para todo lo que tenga que ver con los demás, desde el Contrato Social hasta el más insignificante convenio de trabajo. Burgués y proletario, pretende ser todo y termina dialécticamente no siendo nada en la servidumbre irremediable del Poder Financiero o del Poder Comunista, las dos caras de la misma moneda falsa. El burgués Benjamín Franklin recuerda que el tiempo es dinero. Y el agitador del proletariado Federico Engels descubre el secreto marxista de la Historia: "el alma no se reforma por la Religión sino por el trabajo. Nada de héroes, sino masas. El trabajador crea el hombre". El reino totalitario del dinero y el reino totalitario del trabajo son las formas abyectas de la esclavitud, surgidas del liberalismo anticristiano y antioccidental que proclama la libertad humana antes que la Verdad de Dios, subversión materialista y atea que es la fuente de todas las otras subversiones. El reino libre de la Cristiandad Occidental reconoce la primacía de la contemplación y de la plegaria sobre el trabajo y el dinero, porque son actividades intelectuales que están referidas a la eternidad y a lo eterno del hombre. El trabajo y el dinero se refieren, en cambio, a lo material y transitorio de esta vida temporal. Todo cuerpo social o político es una unidad de orden entre personas, en funciones de servicio, estructurada jerárquicamente y en conformidad con la justicia, o mejor, con la Caridad. El cuerpo militar es de carácter político. Su servicio es la defensa de lo esencial y permanente de la Patria o "los supremos intereses de' la Nación", como dicen los reglamentos. Su estructura es una estricta jerarquía de cuadros y de grados, en conformidad con la justicia del mérito y de la entera donación de sí mismo al bien del servicio y del cuerpo. Esta firmeza inconmovible en la unidad del orden y del fin se forja en la disciplina de su subordinación y del valor. La subordinación es "la integración en el mismo orden de todos, los que han de obedecer y los que tienen que mandar la disposición espiritual de quienes se someten a un orden, cuantos integran un ejército, desde el jefe supremo hasta el último soldado. La ordenación a que se ajusta el estado militar cuenta para asegurar la subordinación con el mecanismo de la jerarquía. La disciplina es el medio de hacer jugar este mecanismo al poner en tensión el resorte de la obediencia... la obediencia del inferior en grado al superior es el principio esencial de la subordinación... En la milicia ha de ser oficial quién sepa siempre dónde está el deber y quién esté capacitado para señalarlo... la injusticia es una evasión del orden, de la ordenación: es una insubordinación, porque la subordinación obliga por igual a todos, al superior como al inferior, al que manda como al que obedece... impone no sólo el deber de obediencia sino también el respeto y la honra a los superiores" no. Todos los que están en filas se subordinan al orden que sirven, cada uno en su puesto. Jefe es aquel cuyo servicio propio es mandar y conducir a sus subordinados. Y los que obedecen y son conducidos lo hacen con la espontaneidad y el gozo de un acto voluntario, con la confiada entrega de los que se saben bien mandados; porque es lúcida y libre la obediencia al superior que lo es de verdad, como la del superior de todos a Dios, el Caudillo Supremo.
"Este ejército que ves vago al hielo y al calor la República mejor y más política es del mundo, en que nadie espera que ser preferido pueda por la nobleza que hereda sino por la que él adquiera. Porque aquí la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede. Aquí, la más principal hazaña es obedecer".
110 Jorge Vigón, HAY UN ESTILO MILITAR DE VIDA. 111 Calderón de la Barca.
Escuela de subordinación y de valor es la milicia. El valor o fortaleza es la virtud moral que distingue y prestigia al soldado. La fortaleza comprende dos actos: soportar y atacar, resistir y acometer. Y es en la Ordenanza del Requeté, donde mejor se expresa esa doble disposición del ánimo que comprende el hábito de la fortaleza, la virtud del valor militar: "Sufre en silencio; el frío, el calor, el hambre, la sed, las enfermedades, las penas y las fatigas. Haz de la paciencia el fondo de tus sufrimientos y del valor el desahogo de tu paciencia". La educación ético política del militar lo prepara para morir y llevar a otros hombres a la muerte, en defensa de lo que hace a la esencia y al fin de la Patria: su unidad y su integridad de ser, su soberanía y su honor, el resplandor de la divina Luz sobre la tierra. No es razonable, ni justo, ni entendible siquiera, que se nombre a los militares argentinos como "soldados de la Constitución y de las leyes", cuando la Constitución y las leyes vigentes no son nada más que decretos de circunstancias revocables por el voto de las mayorías accidentales. Tiene sentido prepararse para sufrir y morir, para llevar al sufrimiento y a la muerte a sus soldados, por Dios y por la Patria, por la Palabra que no pasará nunca, por una esencia fija e inmutable, por la cifra de eternidad que hay en una persona o en una Ciudad. Pero carece de sentido hacerlo por algo accidental y mudable o por lo que es vanagloriaren la persona y en la Ciudad. Los lineamientos clásicos de la educación ética del guerrero son los que trazó Platón: "Es preciso escoger a los que van a ser guerreros con toda precaución y prepararlos por medio de la filosofía (hoy correspondería decir la sabiduría divina y humana) y de la gimnasia... nuestro propósito es que ellos adquieran un tinte indeleble de la Justicia que funda la República... y que su alma bien educada se eleve a un juicio de tal modo firme sobre las cosas que deben respetarse (y las que deben repudiarse), que nada pueda borrarlos jamás; ni el placer, que en estos casos produce mayores efectos que la cal y los lavados, ni el dolor, ni el temor, ni los deseos, que son los disolventes más activos. Es a esta potencia y a esta conservación del juicio, verdadero y justo, sobre las cosas que deben respetarse (y las que deben repudiarse) ... a lo que llamo valor y coloco en primer término" 112 LA REPÚBLICA, Libro IV. La educación ética del militar argentino es eminentemente política, porque los que se preparan para sufrir y morir por la Patria deben saber qué cosa es la Patria, la esencia y el fin, lo que la hace fuerte y lo que la debilita, lo que la confirma en su ser y lo que la niega. Deben saber el verdadero sentido y el valor del sistema institucional vigente; en qué medida es conforme o contradice al ser nacional. Y deben saber por último que la Fuerza Militar es parte constitutiva e indivisible del Poder Político y del Estado: la fuerza que funda y sostiene la soberanía, el orden y la paz. Pero no es una fuerza ciega y muda; no es un instrumento pasivo de la autoridad civil, sea cual fuere su conducta en orden a los supuestos intereses de la Nación; tampoco le debe sumisión incondicional al sistema político adoptado en un momento dado, sobre todo si se trata de una ley de circunstancias, como es el caso de la Constitución Nacional de 1853. Es, por el contrario, la reserva política obligada en el caso de crisis grave de la autoridad legal o de probada inoperancia del sistema, frente a una amenaza que compromete la existencia misma de la Patria, por ejemplo, la Guerra Revolucionaria desencadenada por el Comunismo. El militar no pertenece a una de las profesiones liberales ni socialmente útiles, como el médico, el abogado o el ingeniero civil. Su profesión es política, porque está referida vitalmente a la Soberanía del Estado, tanto en la Guerra como en la Paz. Es errónea y funesta una concepción puramente profesional del estado militar, lo mismo que una concepción abstracta del deber o una orientación civilista que lo aparta de la defensa de la Soberanía Nacional para someterlo a la Soberanía Popular; esto es, al arbitrio del número.
"Es preciso repetir que la oficialidad militar debe entender de política. Puede desentenderse —y esto no sólo es lícito sino debido— de lo que la política tiene de oficio. Lo que tiene de Ciencia ha de informar, en cambio, su vida entera. Quizá sea posible conducir rectamente a los hombres ignorando algunos misterios de las matemáticas o de la física; pero sin conocer los principios que informan la política, difícilmente podrán guiar a la juventud que se le encomienda. "Para abrir a todos el camino del deber, para hacer comprender a unos y a otros cuáles son sus deberes actuales y futuros, el oficial necesita una clarísima conciencia política" 113 Jorge Vigón, TEORÍA DEL MILITARISMO. Cabe agregar que esa educación política debe extenderse al cuadro de suboficiales, cuyo contacto con la tropa es directo y permanente, a fin de que su ejemplaridad sea completa y pueda gravitar en todos los aspectos de la conducción de la tropa; a la vez que le permite apreciar debidamente y en su verdadera significación las decisiones de la superioridad en orden a la política nacional. Se comprende la necesidad perentoria de iniciar en los cuadros de jefes, oficiales, suboficiales y tropa, incluso el personal civil de las FF.AA, el estudio de la Doctrina de Guerra Contrarrevolucionaria, adecuándola a cada uno de los niveles. No hay otro modo de acción psicológica, sobre todo en el dominio mental, para contrarrestar y superar la penetración ideológica del Comunismo Marxista, del Liberalismo Masónico y de todos sus compañeros de ruta en el odio a Cristo y al Orden Católico y Occidental. Nada más urgente que el adoctrinamiento del militar argentino en la política de la Verdad que debe conocer, amar y servir a muerte, para hacer de las tres Armas un Cuerpo Místico, un verdadero Cuerpo Místico, unido, sobrenaturalmente en Cristo, en la cohesión, la estabilidad, el ímpetu y la fuerza de Dios. Cada uno de los miembros, en su nivel jerárquico, sentirá el orgullo de estar en filas, todo entero al servicio de una gran misión, en aras de la cual podrá decir con espíritu sanmartiniano: "mi vida es lo menos reservado que poseo". Caballero cristiano y cruzado, elevará a Dios desde lo profundo de su corazón la plegaria que Pío XII compuso expresamente para los militares argentinos: Que el constante recuerdo de que militamos bajo las banderas de una Nación de historial limpio y de íntegra tradición católica nos impulse continuamente a una vida cada vez más intachable y a una adhesión cada vez más perfecta a la Iglesia de Cristo y a sus salvadoras enseñanzas".

NEGATIVA:ESTADO LIBERAL-SOBERANIA POPULAR Y +


DOCTRINA NEGATIVA:
TEMA IX
Concepción liberal del Estado: contrato social, derechos individuales y soberanía popular.
Mediatización del Bien Común por el interés individual de clase o de partido.
El Estado sin religión no es un Estado neutro sino irreligioso, contra la Religión Católica, Apostólica y Romana.
Crítica Marxista y su planteo utópico de la abolición del Estado en la futura Sociedad Comunista.

La concepción antropológica del Occidente Cristiano afirma que el hombre real y verdadero Santo Tomás de Aquino, SUMA TEOLOGICA, la persona humana, se proyecta esencialmente en la vida social, a la que se vincula por medio de la familia, de la escuela, de la profesión, del municipio, de la provincia, de la Nación y del Estado: y en lo que se refiere a su destino último y a la salvación personal, nace, vive y muere cristiano en la Iglesia fundada por el mismo Cristo. Esto significa que en todos los dominios de su vida, el bien propio de cada hombre está ligado normalmente a un Bien Común, sea temporal o eterno, natural o sobrenatural. Asociado a Dios y a otros hombres, cooperando con Dios y con otros hombres a un Bien Común, es como alcanza su propio bien y la plena expansión de su personalidad. De donde se sigue la primacía del Bien Común tanto para la suficiencia de la vida temporal como de la vida eterna. La concepción antropológica del Liberalismo niega que el hombre esté ligado esencialmente a la vida social, política y religiosa. Su punto de partida es el hombre disociado de Dios y del prójimo. En principio no está referido nada más que a sí misma: "su principal ley es velar por la propia conservación" 95 Rousseau, EL CONTRATO SOCIAL, Libro I, Capítulo II. El orden social no es una ley natural: "se funda en convenciones". Todos los hombres "habiendo nacido libres e iguales no enajenan su libertad sino a cambio de su utilidad" ¿El hombre real y verdadero en la concepción liberal es el hombre egoísta que se reserva entero para sí mismo y no reconoce al otro sino en función del propio interés; su propósito es, conforme al texto ya citado en el Tema IV: "encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes. Tal es el problema fundamental cuya solución es el Contrato Social 96 Rousseau, EL CONTRATO SOCIAL, Libro I, Capítulos I y II.. Aristóteles nos advierte en POLÍTICA, que el contrato social no es una forma de asociación que une s las partes sino más bien las separa. Se trata de una "unión que es más bien separación", porque fuera de lo estrictamente fijado como obligación recíproca, cada uno permanece libre y sin importarle nada del otro. Por esto es que en el Estado Contractual, la vida egoísta se despliega ferozmente en toda la gama de las relaciones sociales que se resuelven en la pugna de los apetitos, intereses y tentaciones individuales. La regla burguesa es: "dejad hacer, dejad pasar"; esto es, la libre concurrencia, el libre pensamiento, el libre cambio, la libertad de amar v el derecho a morir, etcétera. Los Derechos del hombre egoísta, que son los del individuo real y concreto, se distinguen de los Derechos del ciudadano, el individuo abstracto, "miembro imaginario de una imaginaria soberanía": en la realidad cotidiana, la lucha sórdida de los individuos, de las clases, de los partidos; en la ficción de la política, la nivelación genérica y abstracta de todos los ciudadanos en el sufragio universal, con su ley de las mayorías que no es más que pura convención. Los Derechos Humanos son cuatro en las diversas formulaciones de la Revolución Francesa: igualdad, libertad, seguridad y propiedad. Y en la versión actual del Presidente Roosevelt, siguen siendo cuatro: 1. Libertad de palabra y expresión en cualquier parte del mundo. 97 Rousseau, EL CONTRATO SOCIAL, Libro I, Capítulo VI.
2. Libertad de adorar a Dios a su manera en cualquier parte del mundo. 3. Libertad de la necesidad. 4. Libertad del temor. En rigor, la segunda no es más que una repetición de la primera Declaración, con fórmulas más precisas y con la pretensión de validez en cualquier parte, al margen del Estado y de toda referencia al Bien Común. La Concepción Liberal del Estado lo mediatiza y subordina al hombre egoísta. Importa exclusivamente la protección y seguridad del interés individual. Se trata de un Estado gendarme que existe tan sólo para garantizar a cada uno de sus miembros la conservación de su vida, de sus derechos y de sus bienes para sí mismo. En cuanto a la soberanía popular como fundamento de la autoridad política y de la Constitución del Estado, no es más que una proyección imaginaria del hombre egoísta y una usurpación de la soberanía de Dios: "La soberanía del pueblo, que según las teorías liberales reside por derecho natural en la muchedumbre independizada totalmente de Dios, aunque presenta grandes ventajas para halagar y encender innumerables pasiones, carece de todo fundamento sólido y de eficacia sustantiva para garantizar la seguridad pública y mantener el orden en la sociedad" 98 León XIII, INMORTALE DEI.. La nivelación cuantitativa del egoísmo —ningún superior en el campo político— se traduce en la suma de los unos vacíos e indiferentes hasta la mitad más uno de los sufragios, para consagrar invariablemente a la incompetencia v a !a responsabilidad como expresión de la soberanía popular, fuente primera y exclusiva del poder. En nuestra Patria, la Concepción Liberal y Jacobina de la Política se hace presente en la Primera Junta de Gobierno, surgida de la Revolución de Mayo, en la persona de su secretario doctor Mariano Moreno. Por su iniciativa se editó en Buenos Aires una traducción castellana de EL CONTRATO SOCIAL de Rousseau.
La línea ideológica de Moreno se continúa con Bernardo Monteagudo v tiene su expresión oficial en la Asamblea Constituyente del Año XIII. La Oración inaugural de la Sociedad Patriótica, pronunciada por el propio Monteagudo, el 13 de enero de 1813, define la posición con claridad y precisión: "Grabar en el corazón de todos esta sublime verdad que anunció la filosofía desde el trono de la razón: la soberanía reside sólo en el pueblo y la autoridad, en las leyes. La Sociedad debe sostener que la Voluntad General es la única fuente de donde emana la sanción de éste (el pueblo), y el poder de los magistrados debe demostrar que la majestad-del pueblo es imprescindible, inalienable y esencial por su naturaleza. ..". Esta profesión de la fe jacobina, que no pudo imponerse como política oficial de la Patria hasta Caseros, no la mantuvo Monteagudo, quien se rectificó diez años después frente a la anarquía resultante de su aplicación práctica. . . las ideas demasiado inexactas que tenía entonces de la naturaleza de los gobiernos me hicieron abrazar con fanatismo el sistema democrático. EL CONTRATO SOCIAL de Rousseau y a otros escritos de este género me parecían que aún eran más favorables al despotismo" 99 MEMORIA SOBRE LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS QUE SECUI EN LA ADMINISTRACIÓN DEL PERU, año 1332. 100 Carta a O'Higgina, año 1829.  . La época de Rivadavia documenta, a su vez, la acción disociadora, anárquica y subversiva de la filosofía política liberal sobre la sociedad argentina. Ningún testimonio más autorizado al respecto que el del fundador de la Soberanía Nacional, general don José de San Martín. Su correspondencia arroja luz decisiva y esclarecedora no sólo sobre la política nacional' de la primera anarquía que condujo a Rosas sino de la segunda anarquía que padecemos en nuestros' días, y cuya solución reclama urgentemente un nuevo Restaurador de las Leyes. San Martín denuncia y acusa a "los demagogos que con sus locas teorías lo han precipitado en los males que lo afligen". "La causa o el agente que dirige, (los males) no penden tanto de los hombres como de las instituciones —en una palabra— las cuales no ofrecen a los gobiernos las garantías necesarias —me explicaré— que están en armonía con sus necesidades. . . veinte años de tristes y espantosas experiencias y veinte años en busca de una libertad que no ha existido, deben hacer pensar a nuestros compatriotas con alguna más solidez y lo dificulto... el mal está en las instituciones y sí sólo en las instituciones" 101 Carta a Vicente López y Planes, fechada en Bruselas el 12 de mayo de 1830.. "Ya es tiempo de dejarnos de teorías que veinticuatro años de experiencia no han producido más que calamidades. Los hombres no viven de ilusiones, sino de hechos. ¿Qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de Libertad, si por el contrario se me oprime?. . . Maldita sea la tal libertad,; no será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona. Hasta que no vea establecido un gobierno que los demagogos llamen Tirano y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad. . . el hombre que restablezca el orden en nuestra Patria: sean cuales sean los medios que para ello emplee, es él sólo que merecerá el noble título de su libertador" 102 Carta a Tomás Cuido, fechada en París el 1 de febrero de 1334.. Estas reflexiones sanmartinianas cobran, en el día de hoy, la más rigurosa actualidad. En la parte final de la Doctrina Negativa del Tema IV, nos hemos referido a la presencia del nuevo derecho liberal en la Constitución del 53 y en las leyes promulgadas a su sombra. Las ruinas acumuladas a lo largo de un siglo por gobiernos oligárquicos y demagógicos están a la vista. La descentralización, el desarraigo, el empobrecimiento espiritual y material, la anarquía y la subversión imperantes en el pueblo argentino son los frutos corrompidos del árbol masónico, los resultados inevitables del sistema institucional impuesto con violencia extrema al país. No hay política ni Estados neutros en orden a la Religión, mucho menos en una sociedad cristiana y romana. Si el Estado no nace de la Religión, se levanta y se vuelve en su contra: "No es lícito a los particulares, como tampoco a los Estados, prescindir de sus deberes religiosos o medir con un mismo nivel todos los cultos contrarios; que rio debe ser considerado en absoluto como un derecho de los ciudadanos, ni como pretensión merecedora de favor y amparo, la libertad de pensamiento y expresión... ni pueden mermar la libertad de acción de la Iglesia en su esfera propia, o arrebatarle cualquiera de los derechos que Jesucristo le ha conferido" 103 León XIII, INMORTALE DEI.  . A pesar de que la Constitución Nacional aparece en su letra como el resultado de una transacción entre la tradición católica y los principios liberales, su espíritu es esencialmente liberal, anticatólico y anti hispánico. Las partes pertinentes de la Doctrina Negativa de la Guerra Contrarrevolucionaria documentan en forma exhaustiva esta situación en la familia, la escuela, la universidad, la historia oficial, la propiedad y la economía. Vamos a ilustrar ahora el sesgo netamente marxista del gremialismo argentino, a favor del régimen liberal en las relaciones del capital con el trabajo. El desarrollo del Comunismo en nuestro país refleja con precisión las etapas del Movimiento Marxista hacia la Revolución Mundial. Hasta 1917, la penetración ideológica del Comunismo Marxista y del Comunismo Anárquico —rama disidente de la Primera Internacional Marxista de Trabajadores, constituida en 1864— estuvo a cargo de intelectuales y obreros extranjeros que fueron llegando al país con las corrientes inmigratorias, procedentes de Italia, España, Francia, Alemania, etcétera; en muchos casos obligados a expatriarse por las medidas de represión contra la agitación social producida por los grupos marxistas y anarquistas.
Es interesante destacar que desde la época de los revolucionarios comunicantes de 1848 en Europa, cuyo foco inicial fue París —recordemos que en el año 1848 se publicó el MANIFIESTO COMUNISTA— llegaron al país intelectuales de tendencia socialista, como don Alejo Peyret, que ocuparon cátedras en institutos oficiales de educación y contribuyeron a la formación de sucesivas generaciones argentinas. El profesor Peyret actuó como representante argentino en el Congreso Obrero realizado en París, el año 1889, en donde surgió la Segunda Internacional —la Primera Internacional fue disuelta en 1876— que resolvió la celebración del I de mayo a partir de 1890. La acción ideológica y gremial de los intelectuales y obreros extranjeros se concretó a fines del siglo pasado y a comienzos del actual con la fundación del Partido Socialista en 1896 —en el espíritu de la Segunda Internacional Marxista—; de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), de tendencia anarquista y procedente del grupo disidente de la Primera Internacional, dirigido por el ruso Bakliunin. Hasta el año 1917 inclusive, el Partido Socialista y la FORA, aparte de algunas expresiones sindicalistas de menor significación, fueron los movimientos de tendencia comunizante y disolvente de la nacionalidad por su carácter anticristiano y antipatriótico, que gravitaron sobre obreros e intelectuales argentinos; pero teniendo siempre su apoyo principal en las colectividades extranjeras radicadas en las grandes ciudades. Sí bien el Partido Socialista ha actuado desde su fundación dentro de la legalidad y en forma pública, habiendo tenido representación casi continua en el Congreso de la Nación en lo que va del siglo, su influencia ha sido decisiva en la etapa anterior a 1917, para la difusión de la ideología y del gremialismo marxistas —fundamento de la Revolución Comunista Mundial—, en los estratos obreros y pequeñoburgueses de las ciudades, así como en los grupos profesionales: universitarios, escritores, periodistas, etcétera.
Subrayamos, ante todo, que el núcleo fundador del Partido Comunista —se denominó primero Partido Socialista Internacional—, una fracción disidente del Partido Socialista se incorporó a "la tendencia bolchevique que impuso Lenin en la Revolución Rusa. Y sobre la base del bolchevismo triunfante se organizó la Tercera Internacional o Internacional Comunista (Komintern), cuyo órgano ejecutivo se instaló en Moscú para dirigir y unificar la acción de todos los partidos comunistas que se constituyeron en los diversos países del mundo, inclusive en el nuestro, con motivo del triunfo de la Revolución Rusa" 104 Jordán B. Genta, LIBRE EXAMEN Y COMUNISMO.. Después de la muerte de Lenin y el triunfo de Stalin en la sucesión del Poder Soviético, la acción ideológica y gremial del Comunismo en la Argentina se bifurcó en dos ramas, la oficial y la trotskista. Una y otra se han desarrollado hasta el día de hoy, en íntima conexión con el movimiento estudiantil de la Federación Universitaria Argentina (FUA), surgido con la Reforma Universitaria bolchevique del año 1918. En cuanto al sindicalismo oficial de la década peronista —1945-1955—, corresponde señalar que la vasta obra social y la movilización íntegra del proletariado argentino revistieron un carácter netamente marxista, clasista y subversivo. Despilfarro, inflación, nivelación e improductividad, como consecuencia necesaria de la aplicación de las consignas marxistas en la lucha de clases: "trabajar cada vez menos y ganar cada vez más"; "todo trabajo es trabajo humano igual"; "aplicación al agro y a la navegación del sistema de trabajo de la fábrica". Y en este orden gremial, se ha mantenido la más estricta continuidad ideológica, tanto en el período de la llamada Revolución Libertadora como en las Presidencias de los doctores Frondizi y Guido. Dentro del sistema demo liberal es inevitable el siniestro entrevero entre la oligarquía y la demagogia; la tensión devastadora entre la especulación desenfrenada y la reacción creciente del proletariado, movilizado por la necesidad y el resentimiento en la lucha de clases. La historia del sindicalismo o gremialismo argentino, tanto en el sector proletario como en el capitalista, documenta que, en general, no ha tenido otra finalidad que la defensa de intereses particulares de clase, sin ninguna preocupación por el Bien Común: esto es, el egoísmo y la hostilidad en lugar de la solidaridad y la colaboración entre las partes. Algo semejante ha ocurrido con la agremiación profesional. No puede ser de otro modo en un régimen político fundado en el egoísmo del individuo, de la clase o del partido. El contrato social, repetimos, no aproxima ni une a las partes; las aleja y separa en todos los dominios de las relaciones humanas. La crítica marxista no se refiere, en absoluto, al concepto del Estado ni a sus realizaciones históricas dentro del orden cristiano y occidental. La mentalidad marxista, de neto cuño liberal, niega la esencia y el fin, el concepto y la definición de lo que es. La única realidad es el devenir, el proceso dialéctico de lo material, tanto en la naturaleza como en la historia y la expresión ideológica de sus etapas antagónicas, así como de los antagonismos internos de cada situación. La crítica marxista se aplica dialécticamente al Estado fundado en el contrato del hombre egoísta, como la negación humana de la negación inhumana del proletariado. El Estado y el Derecho vigentes no son más que una superestructura ideológica que expresa oficialmente el hecho de la explotación de los más por los menos. Y en la etapa burguesa que proclama la igualdad política de todos los ciudadanos, se verifica la máxima desigualdad social y la explotación extrema de la clase proletaria por la clase capitalista; irónica coincidencia de una abstracta igualdad con la desigualdad concreta entre los amos que todo lo poseen y los trabajadores que no poseen nada, según el esquema simplista de propaganda. La superación de esta relación inhumana es la inevitable sociedad comunista del futuro. En su seno, el desarrollo original y libre del individuo no va a ser una o mera frase ni una simulación ideológica como en la actual sociedad burguesa. Será establecido el supuesto estado de naturaleza del hombre libre igual al que existía antes de la aparición del Estado político, según pretende el Liberalismo Jacobino. En ese estado de naturaleza no existía la Propiedad Privada; todos los bienes eran de todos por igual. El Comunismo no hace más que restablecer en forma consciente y reflexiva esta situación original de la comunidad de los bienes, a la vez que suprime el Estado que surgió históricamente, con la institución de la Propiedad Privada y la desigualdad social: "el gobierno sobre las personas es reemplazado por la administración de las cosas y la dirección de los procesos de la producción. El Estado no es propiamente abolido como pretenden los anarquistas, sino que se van extinguiendo" 105. Claro está que antes de esta etapa final de la implantación del Comunismo, el Proletariado va a necesitar todavía la organización coactiva del Estado en su forma más rígida e implacable—-Dictadura del Proletariado, República Socialista o Popular—; y lo va a necesitar no en interés de la libertad, sino para aplastar al adversario como lo está haciendo en la mitad del mundo, en Cuba inclusive. En la última instancia, comunistas marxistas v comunistas anarquistas coinciden con Locke y Rousseau en el supuesto de la bondad natural del hombre y de un estado original de libres e iguales por propia naturaleza. El Estado es de institución convencional y una violencia contra natura, lo mismo que la Autoridad en cualquiera de sus formas, sobre todo el gobierno político. Es notorio que jacobinos, marxistas y anarquistas son variaciones ideológicas del liberalismo moderno, cuya raíz es una libertad anárquica, arbitraria, dialéctica que sólo se reconoce a sí misma en la negación de toda autoridad divina y humana; la libertad del pecado que es el origen de todas las servidumbres.
Por eso es que para instaurar la utópica libertad del hombre en un tiempo siempre futuro, el Comunismo necesita imponer una real esclavitud en el presente; la más feroz, aplastante y totalitaria tiranía sobre los hombres: "El máximo desarrollo de la autoridad del Estado a fin de preparar las condiciones para la extinción de la autoridad del Estado: ahí tienen ustedes la fórmula marxista. ¿Es contradictorio esto? Sí, es contradictorio; pero es una contradicción viviente, vital y refleja totalmente la dialéctica marxista" 106 Stalin, INFORME AL XVI CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA, año 1930.. La segunda fase del Comunismo será el paraíso terrenal, la realización integral de los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; la conquista definitiva de la justicia social postulada por la Masonería, a través de la Revolución Francesa y de la Democracia Liberal que se funda en la opinión y en la soberanía popular. En lugar de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo, verificadas en la Cruz por el Sacrificio del Amor, la promesa satánica de un imaginario reino de la libertad, aquí en la tierra y en un futuro siempre remoto que se pretende asegurar por medio del Terror erigido en sistema de gobierno. El Terror Jacobino no es más que un anticipo del Terror Comunista en el proceso dialéctico de estas democracias liberales, inorgánicas y subversivas. En los extremos de la descomposición social que alcanza inclusive a las Fuerzas Armadas de la Nación y se evidencia en la irrupción de las masas en la vida pública, no queda más que una reacción militar y civil, capaz de reorganizar, disciplinar, jerarquizar, nacionalizar y recristianizar la mente y la sociedad argentinas. De lo contrario, la rebelión de las masas proletarias, universitarias y de los cuadros de suboficiales, con algunos jefes castristas a la cabeza, va a implantar la República Popular o Dictadura del Proletariado, en cualquier momento y sin encontrar resistencia. Sería la culminación victoriosa de la Guerra Revolucionaria del Comunismo.
"La más juiciosa estrategia en la guerra es posponer las operaciones hasta que la desintegración moral del enemigo haga posible y fácil asestar el golpe mortal 107 Lenin.. Se comprende que el desgobierno y la anarquía hechos institución, la igualdad masificadora, la legalidad vacía de Caridad y de Justicia que promueve el Liberalismo Oficial, estén al servicio de la desintegración moral de la Nación que anticipa el triunfo comunista. La Guerra Contrarrevolucionaria exige, repetimos, esa reacción capaz de restablecer la Autoridad, el Orden, la Jerarquía y la Tradición en todos los dominios de la actividad nacional, con estilo militar y espíritu de justicia en Cristo Nuestro Señor.