jueves, 19 de diciembre de 2019

DOCTRINA NEGATIVA:TEMA V-RUPTURA LIBERAL DE LA PATRIA CON EL PASADO Y +



DOCTRINA NEGATIVA:

TEMA V

Ruptura liberal de la Patria con el pasado y su mediatización por la libertad individual.

El oscurantismo medieval y la leyenda negra sobre España.

La ruptura liberal con el pasado en la historia patria: civilización y barbarie. La masonería en la historia argentina.

La Patria es su historia verdadera.

Si se quiere lograr una conciencia histórica objetiva y proporcionada en las generaciones que van llegando —sobre todo en una población integrada por un gran caudal inmigratorio y su descendencia—, no hasta la historia monumental con su evocación ejemplar de los héroes y sus hazañas, los grandes hombres y los grandes hechos. No basta tampoco que se cultive, a la vez, la historia con sentido tradicionalista, con una piedad fervorosa hacia el pasado como tal. Se requiere la de ambos criterios, monumental y tradicionalista, con la historia crítica para discernir en el pasado de la Patria lo que vale y merece durar siempre porque está referido a lo eterno, de lo que no vale y debe ser eliminado porque es espurio, falso, arbitrario y negativo. Tan sólo una ajustada integración de los tres modos de interpretar el pasado —que se debe a una genial distinción de Nietzsche—, permite desarrollar una auténtica conciencia histórica y un sano patriotismo o nacionalismo, libre de exageraciones chauvinistas o de deformaciones jacobinas, marxistas o racistas. El nacionalismo, como exaltación o exasperación del amor a la Patria, se justifica plenamente cuando ella está enferma o en peligro de perderse. No es una actitud egoísta ni de odio o desprecio hacia las otras patrias, sino máxima solicitud hacia la propia, la que más nos necesita y nos reclama en su necesidad. Por esto es que ante la Patria amenazada en su misma existencia,, el nacionalismo así entendido es un deber inexcusable de sus hijos. No es posible el buen amor a la Patria ni una política de la Verdad, sin historia verdadera. A partir de Caseros, la Masonería —"Sinagoga de Satanás".— desplaza progresivamente a la Iglesia Católica del centro de la Ciudad y va imprimiendo el carácter de la Argentina oficial. Conforme a su ideología liberal, laicista, naturalista, se ha falsificado enteramente la Historia Patria, con la llamada línea Mayo-Caseros que inicia la Leyenda Negra acerca de España y de su obra en América; sigue con una interpretación jacobina, democrática y populista de la Revolución de Mayo; y con el planteo de la Independencia Nacional como una ruptura con el pasado católico e hispánico que pretende restablecer la siniestra tiranía de Rosas. La victoria de Caseros sería la liberación definitiva de la Barbarie y la ruta segura de la Civilización y del Progreso, de la Libertad y de la Democracia: 1. Con la Constitución Nacional del 53. 2. Con las reformas laicistas de la familia y de la educación —decisivas en la ruptura con el pasado—y autonomía de la razón. 3. Con la Ley Sáenz Peña de Sufragio Universal, secreto y obligatorio. 4. Con la Reforma Universitaria de 1918, cuya divisa anticatólica y anti militar resume uno de sus más autorizados maestros: el doctor José Ingenieros: ''Joven es el que no tiene complicidad con el pasado". 5. Con el ingreso de las masas proletarias organizadas como "clase" en la política nacional para la "conquista de la Democracia". 6. Con la educación civilista y jacobina de las Fuerzas Armadas de la Nación para ponerlas al servicio de la Democracia y de las autoridades civiles consagradas por la Soberanía Popular. Se advierte claramente que la línea Mayo-Caseros conduce inexorablemente, quieras que no, hacia el Comunismo por la vía pacífica de las urnas o por la vía violenta de la Revolución Social. .Es que la ruptura con la tradición católica e hispánica, que evidencian las instituciones liberales de la República y la mentalidad de la Argentina oficial, significa una ruptura con los principios espirituales, filosóficos y jurídicos del Occidente Cristiano, reconocidos y afirmados en la Doctrina de Guerra Contrarrevolucionaria. La falsificación liberal y masónica de la Historia nos hace perder el sentido verdadero de la Patria y nos precipita en su confusión jacobina con la democracia: servir a la Patria, es servir a la democracia; esto es, a la soberanía popular, a las mayorías accidentales, al poder ciego del número abstracto y vacío. Se trata justamente del mito de la democracia que se sustituye a la idea de Patria; o como dice Levene: "Patria y democracia integran un solo valor vivo e institucional para los argentinos" 51 Ricardo Levene. HISTORIA DE LAS IDEAS SOCIALES ARGENTINAS. Capítulo VII, pág. 181.. Es argente deshacer el funesto equívoco que confunde a la Patria con la democracia y enseñar que la formación de nuestra nacionalidad argentina es una gesta militar, católica e hispánica, una historia con claro sentido nacional y 110 cosmopolita, como pretenden Mitre, González o Levene. Es urgente proclamar que el pueblo como multitud tumultuosa y mayoritaria, como masa inorgánica, no ha decidido nada en nuestra historia que tenga valor constructivo. La historia que hemos aprendido en las escuelas públicas es una mitología vulgar que fraguaron aprendices de brujo para que las generaciones argentinas ignoren la grandeza épica, militar y misional, heroica y cesárea, de nuestros orígenes históricos. Una gesta de capitanes y sacerdotes, de caudillos y de hidalgos, convertida en una rebelión de nativos resentidos, de comerciantes y hacendados trabados en sus negocios, de hábiles demagogos que reflejan las pasiones del pueblo soberano. ¿Cómo es posible que Mitre, biógrafo minucioso y documentado de Belgrano y San Martín, haya podido escribir la enormidad de que "los nativos eran una raza aparte y una raza oprimida"? Y la verdad es que dedica un parágrafo entero del Capítulo I de su HISTORIA DE SAN MARTIN para presentar a los criollos como desplazados y desheredados que gemían bajo el despotismo español: "Los nativos de Sud América, sometidos al bastardo régimen colonial de la explotación en favor de la metrópoli y de la exclusión en favor de los españoles privilegiados, formaban así una raza aparte y una raza oprimida que no podrían ver en sus antecesores y semejantes, padres ni hermanos,, sino amos... Esta era la base del sistema colonial que convertía a los naturales del suelo en cosas y los asimilaba en cierto modo a los indígenas conquistados, determinando de antemano el divorció etnológico y social de los hispanoamericanos con la Madre Patria... La Madre Patria no era ni podría ser para los americanos ni una Patria ni una Madre: era una madrastra. Quiera el lector leer o volver a leer las biografías de Belgrano y de San Martín en las respectivas historias escritas por Mitre; también la biografía de Moreno que tanto lugar ocupa en la obra de Levene. Se verá que Belgrano, San Martín y Moreno —y lo mismo podría verificarse con Saavedra, Pueyrredón, Anchoreria, Paso, Monteagudo, Rivadavia, el Deán Funes, Alvear, Paz, los caudillos, etcétera— eran privilegiados y no desheredados bajo el régimen español. Es realmente inconcebible que Mitre haya podido escribir semejante impostura y ni siquiera tiene la excusa de haberlo hecho en medio de las pasiones desatadas por la lucha, puesto que había pasado medio siglo desde Ayacucho. Aquí se pone en evidencia la sugestión masónica que orienta el juicio y la valoración de Mitre; la Revolución de Mayo tiene que ser un remedo de la Revolución Francesa, una hija legítima de la Masonería, llevada a cabo por nobles corrompidos por el espíritu volteriano y por demagogos que contagian su feroz e incurable resentimiento a la turba de los sans culottes. La consigna masónica es el odio absoluto al pasado español, a la España teologal y cruzada, de los Reyes Católicos, de Carlos V y de Felipe II, a la España del Concilio de Trento y de la Contrarreforma. "Hay que infundir un desprecio y una repugnancia invencibles hacia esa grandeza y esa gloria de España; las futuras generaciones argentinas tienen que renegar de los orígenes históricos de su Patria y tienen que admirar, amar e imitar, ejemplos extraños—ingleses, franceses, yanquis—, todos muy modernos y progresistas. Los fundadores de la Patria eran desplazados y resentidos sociales, odiaban profundamente a la madrastra que los humillaba, odiaban profundamente todo lo que ella quería y representaba y, por lo tanto, los argentinos deben ser como otros o mejor, ser enteramente otros: el modelo es el perfecto masón, el hombre nuevo, sin prejuicios confesionales ni patrióticos que limitan la fraternidad universal, democrático puro, igualitario, liberal y laicista" 52 Jordán B. Genta, LA MASONERÍA EN LA HISTORIA ARGENTINA, II.. El espíritu jacobino, anticatólico, anti tradicional, anti jerárquico, introduce la contradicción en la dinámica histórica; es un principio dialéctico que utiliza hábilmente el Comunismo en la Guerra Revolucionaria. Le sirve para ablandar, corroer, demoler los cimientos espirituales de la Patria, todo lo que es esencial y permanente en ella. Su objetivo es sumergirlo en la corriente del devenir de todas las cosas—conceptos e instituciones—; así como en la relatividad de todos los valores, comenzando por la Verdad y la Justicia. La ley deja de ser obra principal de la inteligencia —ordenación racional de la convivencia en vista del Bien Común—. En el nuevo derecho, se prescinde tanto de la Ley divina como de la ley natural. No se reconoce ningún fundamento estable; nada que tenga la constancia del ser, de lo absoluto y eterno. El derecho y la ley son productos exclusivos de la voluntad de las mayorías accidentales. El hombre no tiene más deberes que aquellos que libremente se impone —110 es más hidalgo sino que todo comienza en él—, y, en rigor, es sujeto exclusivo de derechos. Hace las leyes y las muda a su arbitrio, inclinándose hacia la omnipotencia del número, la llamada Voluntad General. Dividida de Cristo y de las tradiciones seculares, la comunidad degenera en masa. Se extingue el amor a la Patria, y no queda en el corazón del jacobino nada más que un fanatismo ciego hacia la secta, el partido, o la clase. Y se pretende erigir a la democracia, que es apenas una forma o instrumento de gobierno, en un dogma de fe civil, en ideal de vida y fin último. Se pretende que ocupe el lugar de la Religión y de la Patria. El espíritu jacobino es satánico como la Masonería que lo inspira y propaga sutilmente, hasta los lugares santos. Es servidor incondicional del Comunismo. Nos lo enseña León XIII en su encíclica DIUTURNUM ILLUD : "De 52 Jordán B. Genta, LA MASONERÍA EN LA HISTORIA ARGENTINA, II.
Aquella herejía (la Reforma de Lutero) nacieron en el siglo pasado una filosofía falsa, el llamado derecho nuevo, la soberanía popular y una descontrolada licencia que muchos consideran como la única libertad. "De aquí se ha llegado a esos errores recientes que se llaman comunismo, socialismo, nihilismo, peste vergonzosa y amenaza de muerte de la sociedad!'. La conducción eficaz de la Guerra Contrarrevolucionaria exige recuperar la idea esencial de la Patria en su historia verdadera, para que vuelva a ser en la realidad una tierra de hidalguía y de caridad. Sólo puede ser fuerte en Cristo y en las tradiciones hispánicas que son las del Occidente Cristiano. La Patria restablecida en su ser, libre de toda confusión con el mito de la democracia jacobina, será una fortaleza invulnerable a la dialéctica y a la agresión marxista. Una, íntegra y soberana; fiel a la misión universal del Occidente Cristiano que es asegurar un trato de honor y colaborar en la salvación de todos los hombres, bajo la suprema divisa de Belgrano que el coronel Domingo French interpretó de este modo insuperable "al ¡hablar a su regimiento:
"Soldados. . . somos de ahora en adelante el Regimiento de la Virgen, jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su manto. . . al que faltare a su palabra, Dios y la Virgen, por la Patria, se lo demanden".