DOCTRINA NEGATIVA:
TEMA V
Ruptura liberal de la Patria con el pasado y su mediatización por la
libertad individual.
El oscurantismo medieval y la leyenda negra sobre España.
La ruptura liberal con el pasado en la historia patria: civilización
y barbarie. La masonería en la historia argentina.
La Patria es su historia verdadera.
Si se quiere lograr
una conciencia histórica objetiva y proporcionada en las generaciones que van
llegando —sobre todo en una población integrada por un gran caudal inmigratorio
y su descendencia—, no hasta la historia monumental con su evocación ejemplar
de los héroes y sus hazañas, los grandes hombres y los grandes hechos. No basta
tampoco que se cultive, a la vez, la historia con sentido tradicionalista, con
una piedad fervorosa hacia el pasado como tal. Se requiere la de ambos
criterios, monumental y tradicionalista, con la historia crítica para discernir
en el pasado de la Patria lo que vale y merece durar siempre porque está
referido a lo eterno, de lo que no vale y debe ser eliminado porque es espurio,
falso, arbitrario y negativo. Tan sólo una ajustada integración de los tres
modos de interpretar el pasado —que se debe a una genial distinción de
Nietzsche—, permite desarrollar una auténtica conciencia histórica y un sano
patriotismo o nacionalismo, libre de exageraciones chauvinistas o de
deformaciones jacobinas, marxistas o racistas. El nacionalismo, como exaltación
o exasperación del amor a la Patria, se justifica plenamente cuando ella está
enferma o en peligro de perderse. No es una actitud egoísta ni de odio o
desprecio hacia las otras patrias, sino máxima solicitud hacia la propia, la que
más nos necesita y nos reclama en su necesidad. Por esto es que ante la Patria
amenazada en su misma existencia,, el nacionalismo así entendido es un deber
inexcusable de sus hijos. No es posible el buen amor a la Patria ni una
política de la Verdad, sin historia verdadera. A partir de Caseros, la
Masonería —"Sinagoga de Satanás".— desplaza progresivamente a la
Iglesia Católica del centro de la Ciudad y va imprimiendo el carácter de la
Argentina oficial. Conforme a su ideología liberal, laicista, naturalista, se
ha falsificado enteramente la Historia Patria, con la llamada línea
Mayo-Caseros que inicia la Leyenda Negra acerca de España y de su obra en
América; sigue con una interpretación jacobina, democrática y populista de la
Revolución de Mayo; y con el planteo de la Independencia Nacional como una
ruptura con el pasado católico e hispánico que pretende restablecer la
siniestra tiranía de Rosas. La victoria de Caseros sería la liberación
definitiva de la Barbarie y la ruta segura de la Civilización y del Progreso,
de la Libertad y de la Democracia: 1. Con la Constitución Nacional del 53.
2. Con las reformas laicistas de la familia y de la educación —decisivas
en la ruptura con el pasado—y autonomía de la razón. 3. Con la Ley Sáenz Peña de Sufragio Universal, secreto y obligatorio.
4. Con la Reforma Universitaria de 1918, cuya divisa anticatólica y anti
militar resume uno de sus más autorizados maestros: el doctor José Ingenieros:
''Joven es el que no tiene complicidad con el pasado". 5. Con el ingreso de las masas proletarias organizadas como
"clase" en la política nacional para la "conquista de la
Democracia". 6. Con la educación civilista y
jacobina de las Fuerzas Armadas de la Nación para ponerlas al servicio de la
Democracia y de las autoridades civiles consagradas por la Soberanía Popular.
Se advierte claramente que la línea Mayo-Caseros conduce inexorablemente,
quieras que no, hacia el Comunismo por la vía pacífica de las urnas o por la
vía violenta de la Revolución Social. .Es que la ruptura con la tradición
católica e hispánica, que evidencian las instituciones liberales de la
República y la mentalidad de la Argentina oficial, significa una ruptura con
los principios espirituales, filosóficos y jurídicos del Occidente Cristiano,
reconocidos y afirmados en la Doctrina de Guerra Contrarrevolucionaria. La
falsificación liberal y masónica de la Historia nos hace perder el sentido
verdadero de la Patria y nos precipita en su confusión jacobina con la
democracia: servir a la Patria, es servir a la democracia; esto es, a la
soberanía popular, a las mayorías accidentales, al poder ciego del número
abstracto y vacío. Se trata justamente del mito de la democracia que se
sustituye a la idea de Patria; o como dice Levene: "Patria
y democracia integran un solo valor vivo e institucional para los
argentinos" 51 Ricardo Levene. HISTORIA DE LAS IDEAS
SOCIALES ARGENTINAS. Capítulo VII, pág. 181.. Es argente deshacer
el funesto equívoco que confunde a la Patria con la democracia y enseñar que la
formación de nuestra nacionalidad argentina es una gesta militar, católica e
hispánica, una historia con claro sentido nacional y 110 cosmopolita, como
pretenden Mitre, González o Levene. Es urgente proclamar que el pueblo como
multitud tumultuosa y mayoritaria, como masa inorgánica, no ha decidido nada en
nuestra historia que tenga valor constructivo. La historia que hemos aprendido
en las escuelas públicas es una mitología vulgar que fraguaron aprendices de
brujo para que las generaciones argentinas ignoren la grandeza épica, militar y
misional, heroica y cesárea, de nuestros orígenes históricos. Una gesta de
capitanes y sacerdotes, de caudillos y de hidalgos, convertida en una rebelión
de nativos resentidos, de comerciantes y hacendados trabados en sus negocios,
de hábiles demagogos que reflejan las pasiones del pueblo soberano. ¿Cómo es
posible que Mitre, biógrafo minucioso y documentado de Belgrano y San Martín,
haya podido escribir la enormidad de que "los nativos eran una raza aparte
y una raza oprimida"? Y la verdad es que dedica un parágrafo entero del
Capítulo I de su HISTORIA DE SAN MARTIN para presentar a los criollos como
desplazados y desheredados que gemían bajo el despotismo español: "Los
nativos de Sud América, sometidos al bastardo régimen colonial de la explotación
en favor de la metrópoli y de la exclusión en favor de los españoles
privilegiados, formaban así una raza aparte y una raza oprimida que no podrían
ver en sus antecesores y semejantes, padres ni hermanos,, sino amos... Esta era
la base del sistema colonial que convertía a los naturales del suelo en cosas y
los asimilaba en cierto modo a los indígenas conquistados, determinando de
antemano el divorció etnológico y social de los hispanoamericanos con la Madre
Patria... La Madre Patria no era ni podría ser para los americanos ni una
Patria ni una Madre: era una madrastra. Quiera el lector leer
o volver a leer las biografías de Belgrano y de San Martín en las respectivas
historias escritas por Mitre; también la biografía de Moreno que tanto lugar
ocupa en la obra de Levene. Se verá que Belgrano, San Martín y Moreno —y lo
mismo podría verificarse con Saavedra, Pueyrredón, Anchoreria, Paso,
Monteagudo, Rivadavia, el Deán Funes, Alvear, Paz, los caudillos, etcétera—
eran privilegiados y no desheredados bajo el régimen español. Es
realmente inconcebible que Mitre haya podido escribir semejante impostura y ni
siquiera tiene la excusa de haberlo hecho en medio de las pasiones desatadas
por la lucha, puesto que había pasado medio siglo desde Ayacucho. Aquí se pone
en evidencia la sugestión masónica que orienta el juicio y la valoración de
Mitre; la Revolución de Mayo tiene que ser un remedo de la Revolución Francesa,
una hija legítima de la Masonería, llevada a cabo por nobles corrompidos por el
espíritu volteriano y por demagogos que contagian su feroz e incurable
resentimiento a la turba de los sans culottes. La consigna masónica es el odio
absoluto al pasado español, a la España teologal y cruzada, de los Reyes
Católicos, de Carlos V y de Felipe II, a la España del Concilio de Trento y de
la Contrarreforma. "Hay que infundir un desprecio y una repugnancia
invencibles hacia esa grandeza y esa gloria de España; las futuras generaciones
argentinas tienen que renegar de los orígenes históricos de su Patria y tienen
que admirar, amar e imitar, ejemplos extraños—ingleses, franceses, yanquis—,
todos muy modernos y progresistas. Los fundadores de la Patria eran desplazados
y resentidos sociales, odiaban profundamente a la madrastra que los humillaba,
odiaban profundamente todo lo que ella quería y representaba y, por lo tanto,
los argentinos deben ser como otros o mejor, ser enteramente otros: el modelo
es el perfecto masón, el hombre nuevo, sin prejuicios confesionales ni
patrióticos que limitan la fraternidad universal, democrático puro,
igualitario, liberal y laicista" 52 Jordán B. Genta, LA MASONERÍA EN LA HISTORIA ARGENTINA, II..
El espíritu jacobino, anticatólico, anti tradicional, anti jerárquico,
introduce la contradicción en la dinámica histórica; es un principio dialéctico
que utiliza hábilmente el Comunismo en la Guerra Revolucionaria. Le sirve para
ablandar, corroer, demoler los cimientos espirituales de la Patria, todo lo que
es esencial y permanente en ella. Su objetivo es sumergirlo en la corriente del
devenir de todas las cosas—conceptos e instituciones—; así como en la
relatividad de todos los valores, comenzando por la Verdad y la Justicia. La
ley deja de ser obra principal de la inteligencia —ordenación racional de la
convivencia en vista del Bien Común—. En el nuevo derecho, se prescinde tanto
de la Ley divina como de la ley natural. No se reconoce ningún fundamento
estable; nada que tenga la constancia del ser, de lo absoluto y eterno. El
derecho y la ley son productos exclusivos de la voluntad de las mayorías accidentales.
El hombre no tiene más deberes que aquellos que libremente se impone —110 es
más hidalgo sino que todo comienza en él—, y, en rigor, es sujeto exclusivo de derechos.
Hace las leyes y las muda a su arbitrio, inclinándose hacia la omnipotencia del
número, la llamada Voluntad General. Dividida de Cristo y de las tradiciones
seculares, la comunidad degenera en masa. Se extingue el amor a la Patria, y no
queda en el corazón del jacobino nada más que un fanatismo ciego hacia la
secta, el partido, o la clase. Y se pretende erigir a la democracia, que es
apenas una forma o instrumento de gobierno, en un dogma de fe civil, en ideal
de vida y fin último. Se pretende que ocupe el lugar de la Religión y de la
Patria. El espíritu jacobino es satánico como la Masonería que lo inspira y
propaga sutilmente, hasta los lugares santos. Es servidor incondicional del
Comunismo. Nos lo enseña León XIII en su encíclica DIUTURNUM ILLUD : "De
52 Jordán B. Genta, LA MASONERÍA EN LA HISTORIA ARGENTINA, II.
Aquella herejía (la
Reforma de Lutero) nacieron en el siglo pasado una filosofía falsa, el llamado
derecho nuevo, la soberanía popular y una descontrolada licencia que muchos
consideran como la única libertad. "De aquí se ha llegado a esos errores
recientes que se llaman comunismo, socialismo, nihilismo, peste vergonzosa y
amenaza de muerte de la sociedad!'. La conducción eficaz de la Guerra
Contrarrevolucionaria exige recuperar la idea esencial de la Patria en su
historia verdadera, para que vuelva a ser en la realidad una tierra de hidalguía
y de caridad. Sólo puede ser fuerte en Cristo y en las tradiciones hispánicas
que son las del Occidente Cristiano. La Patria restablecida en su ser, libre de
toda confusión con el mito de la democracia jacobina, será una fortaleza
invulnerable a la dialéctica y a la agresión marxista. Una, íntegra y soberana;
fiel a la misión universal del Occidente Cristiano que es asegurar un trato de
honor y colaborar en la salvación de todos los hombres, bajo la suprema divisa
de Belgrano que el coronel Domingo French interpretó de este modo insuperable
"al ¡hablar a su regimiento:
"Soldados. . . somos
de ahora en adelante el Regimiento de la Virgen, jurando nuestras banderas os
parecerá que besáis su manto. . . al que faltare a su palabra, Dios y la
Virgen, por la Patria, se lo demanden".