El Proceso del Liberalismo en la Argentina
GUERRA CONTRAREVOLUCIONARIA
GUERRA CONTRAREVOLUCIONARIA
La Argentina forma
parte del Occidente Cristiano porque su patrimonio espiritual, intelectual,
político y social se ha constituido en sus principios e instituciones
fundamentales, a través de la obra de España en América y de las primeras
generaciones patricias, las que conquistaron la soberanía v realizaron su
unidad nacional. La España de los Reyes Católicos, de Carlos V y Felipe II, es
la más amplia expresión política de la Cristiandad Occidental. Las fundaciones
del Descubrimiento y de la Conquista respondieron a un sentido católico y
romano de la Política. La ciudad y la civilización indianas se construyeron
alrededor de la Iglesia, en la forma de cabildos (municipios)^ gobernaciones y
reinos. Se codificó el derecho español ajustándolo a las condiciones
existenciales de América. Se levantaron universidades teológicas y jurídicas,
conventos y monasterios, magistraturas e instituciones de gobierno, conforme al
modelo de la metrópoli. Y la patria, en el sentido de la tradición viviente y
del territorio estable, en el que nacieron los fundadores de nuestra soberanía
política —Saavedra, San Martín, Belgrano, Deán Funes— era católica e hispánica,
es decir, occidental. La ruptura con esa tradición mantenida y enriquecida a lo
largo de 300 años de vida española y los primeros 50 años de vida argentina fue
la obra de la generación liberal triunfante en Caseros.
FACUNDO de Sarmiento y
las BASES de Alberdi documentan esa ruptura total con el pasado que el primero
plantea en el esquema dialéctico o en la antítesis: "Civilización o
Barbarie". Alberdi en el Capítulo XIV de las BASES declara
categóricamente: "Con la revolución americana acabó la acción de la Europa
española en este continente; pero tomó su lugar la acción de la Europa
Anglo-Sajona". Y en el Capítulo XV agrega: "Queremos plantar y
aclimatar en América la. libertad inglesa, la cultura francesa, la laboriosidad
del hombre de Europa y de Estados Unidos". ".. .El pueblo de la
caldera se ha improvisado alrededor de un ferrocarril, como en otra época se
formaba alrededor de una Iglesia". En el Capítulo XXX insiste en que:
"Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de libertad por otras
gentes hábiles para ella sin abdicar el tipo de nuestra raza original. . .
suplantar nuestra actual familia argentina, por otra igualmente argentina pero
más capaz de libertad, de riqueza y de progreso. . .". "La América
del Sud posee un ejército para este fin, y es el encanto que ms hermosas y
amables mujeres recibieron de su origen andaluz, mejorado por el cielo
espléndido del Nuevo Mundo. Removed los impedimentos inmorales que hacen
estéril el poder del bello sexo americano (se refiere al matrimonio católico),
y tendréis realizado el cambio de nuestra raza. . .". "La
Constitución debe ser hecha para poblar el suelo solitario del país de nuevos
habitantes, y para alterar y modificar la condición de la población actual. Su
misión, según esto, es esencialmente económica". "La Constitución
próxima —alude a la que se sancionó en 1853— tiene una misión de
circunstancias, no hay que olvidarlo". Quiere decir que las BASES de
Alberdi postulan el cambio del ser nacional como condición imprescindible para
la civilización y el progreso de la Nación. La organización constitucional debe
hacerse para asegurar la ruptura y el desprendimiento con el pasado histórico.
En lugar de plantear la integración del ser nacional con lo que le hace falta
en el orden material —ciencia, técnica, industria— se quiere sustituir el
hombre que hizo la Patria en soberanía por otro tipo humano, distinto hasta en
la religión y en la raza. Y en cuanto al aluvión inmigratorio, en lugar de
plantear una escuela nacional, profundamente católica y tradicionalista, para asimilar
el ser nacional a las nuevas generaciones, se implantó en el 80 el laicismo
escolar —ley de educación común 1420—, que significó el desarraigo, el
descastamiento y la descristianización de las masas argentinas.
b. La Educación en la
República Argentina
Toda revolución, lo
mismo que toda restauración (reacción) comienza por la inteligencia. La
inteligencia no es todo, pero es casi todo; en el hombre es el principio y el
fin, porque el hombre tiene su principio y su fin en la VERDAD. El conocimiento
y la verdad esenciales no son medios, sino que tienen valor de fin. Por eso n*o
son verdades para usar, sino para servir. En el 80, se plantea el problema de
la educación nacional en todos sus grados. Con la ley 1420, se introduce el
laicismo escolar en la primaria; en el orden de la enseñanza media, el
normalismo laicista y cientificista de Sarmiento se extiende a la
formación'oficial de los futuros maestros y profesores argentinos. En el
bachillerato, se prescindió de todo contenido religioso y humanístico, con un
plan de estudios vertebrado en las matemáticas y en las ciencias naturales. De
donde el bachillerato viene a resultar el cultivo de un enciclopedismo oficial,
que se agota en las ciencias del cálculo y que finalizan en el uso de las
cosas. La Universidad con la vigencia de la Ley Avellaneda se reduce cada vez
más a un conjunto de escuelas profesionales. Se procede radicalmente a la
eliminación de la teología y (le la metafísica. Puede decirse sin temoT a
equivocaciones que a partir del 80 la educación oficial argentina en todos sus
grados deja de ser en absoluto el estudio de la eternidad y de lo que vida de
eterno en las cosas para resolverse en el cultivo exclusivo de la ciencia de la
cantidad y del accidente. Se confirma así el pensamiento de Estrada, publicado
en el diario católico LA UNION de 1883: «demoler e improvisar» son dos vicios
esencialmente revolucionarios y por desgracia esencialmente argentinos"
13. Para esa misma época en Le Play y el Liberalismo, LA UNION, 1880, citaba ya
como consecuencia de la educación liberal, implantada en el país a través del
normalismo positivista, del laicismo escolar, del bachillerato enciclopédico y
de la universidad meramente profesional: "jóvenes que formaréis mañana las
clases gobernantes de la sociedad argentina, enferma bajo la influencia de
varias y depravadlas tradiciones: el autoritarismo laico del Rey Carlos III, la
omnipotencia plebeya de Robespierre y el utilitarismo metódico del buen hombre
Ricardo (libro de Benjamín Franklin). Añadid a esta triple inducción de
extravagancias: él desdén por las ciencias morales y el vuelo creciente del
escepticismo". Sólo a título de recuerdo mencionaremos que la primera
escuela normal se abrió en 1870, con Sarmiento, en Paraná, para formar maestros
capaces de desarrollar el nuevo plan educacional. Para ello, trajo maestros
americanos y protestantes. Todo este proceso culmina lógica y fatalmente en la
reforma bolchevique de la Universidad Nacional en 1918, proyección en nuestro
país y en toda la América Latina, de la Revolución Comunista triunfante en
Rusia en octubre de 1917. La Reforma Universitaria comporta, por un lado, una
subversión total del orden jerárquico natural, con la implantación del gobierno
tripartito que subordina la autoridad del profesor a la de los egresados y
estudiantes; lo cual es un atentado contra la naturaleza de las cosas y contra
el sentido común, que no se concibe siquiera en la misma Unión Soviética y se
explica que así sea, porque esa subversión pertenece a la etapa de
descomposición de las naciones cristianas, previa al asalto comunista del
Poder. 13
Tomado de MISCELÁNEAS.
Y junto con esta
subversión en el gobierno de la Universidad, la indiferencia religiosa y el
carácter antimetafísico, que definían a la Universidad del 80, se extrema en el
ateísmo y el materialismo que domina la mentalidad actual de la clase dirigente
argentina. La inmensa mayoría de los egresados universitarios, desde hace más
de 40 años, acusan una neta mentalidad de sesgo marxista, aunque sus titulares
pretendan ser anticomunistas. La Reforma Universitaria del 18 fue un
acontecimiento americano, como repiten sus líderes desde entonces, y lo que
estamos diciendo para nuestro país vale para toda América Latina. Por eso es
que debemos afrontar esta lamentable conclusión: el Comunismo controla la
mentalidad de la clase dirigente intelectual de toda América latina. Desde el
Río Bravo hasta Tierra del Fuego, los equipos gobernantes están forjados en esa
mentalidad liberal o marxista que es inevitablemente procomunista, salvo las
excepciones que confirman la regla. Por eso es que en la revolución comunista
de Cuba, coinciden el universitario y desertor argentino Guevara con los
universitarios cubanos Dórticos y Castro, para no nombrar sino a los personajes
más conocidos. Desgraciadamente la influencia negativa del espíritu liberal de
nuestro normalismo y del espíritu marxista de nuestra Universidad se hace
sentir agudamente aún en la educación intelectual que se imparte en los
colegios privados, incluso católicos, donde la religión es una materia más,
pero el resto de las asignaturas se cultivan en el mismo sentido laicista de
los colegios oficiales. Ejemplo: el señor Castro es egresado del colegio
jesuítico y Dórticos del de los maristas de Cuba. Tenemos que señalar también
que la formación intelectual de los Cuadros de Oficiales y Suboficiales de las
FF. AA. tampoco escapa a esta funesta influencia del magisterio oficial.
Conclusiones: "Para enfrentar al comunismo con verdad y eficacia, lo
primero que se debe hacer es la renovación de la mente de los ciudadanos y
principalmente de aquellos que se preparan para la función dirigente. Esa-
renovación de la inteligencia es perentoria, respecto de la cual todas las
otras no son nada más que añadiduras. La inteligencia no es todo, pero es lo
primero y principal, porque de lo contrario el problema del anticomunismo se
resuelve en una simple represión policial, absolutamente inoperante por sí
sola. La inteligencia dirige, orienta y regula la acción. Se trata de asumir
conciencia de cuál es la mentalidad que preside la vida de la Nación y de todas
las funciones responsables de su destino: Educación, Cultura, Fuerzas Armadas,
etcétera. "Tal como enseñaba el Cardenal Pie en la Francia del siglo
pasado, la tarea urgente, perentoria, imprescindible, es restaurar en Cristo
las inteligencias, los corazones y las instituciones; porque de lo contrario,
si omitimos las instituciones civiles, lo que se edifica por la mañana se
destruye por la noche. Se comprende que así sea porque las instituciones:
familia, escuela, universidad, FF. AA., fuerzas del trabajo, Estado, deben ser
expresión objetiva de la mente restaurada en Cristo; si no es Cristo el que
preside, su vacío lo ocupa el anti-Cristo, y el Comunismo es la doctrina y la
praxis del anti-Cristo. "Y no se trata del retorno a una vaga
espiritualidad cristiana o a un Cristo desencarnado del Verbo de Dios en todo
lo humano, sino de la unión de lo sobrenatural con lo natural, la unión de la
gracia y de la libertad en toda la vida y en toda la obra del hombre, tanto en
el orden individual como político. "Al recordar la importancia por la
lucha educacional no olvidemos que las masas miserabilizadas y proletarizadas
nunca son protagonistas de la subversión; tan sólo son movidas
instrumentalmente por dirigentes intelectuales y financieros, que proceden de
las capas sociales superiores. Ej.: Revolución Francesa, Rusa, Brasil,
Argentina, etcétera"14. Quedan expuestos en este esquema, los lineamientos
generales de la doctrina negativa, que el liberalismo moderno ha venido
desarrollando contra los principios de 14 Querol: EL COMUNISMO EN EL CAMPO
EDUCACIONAL.