EL COMUNISMO MARXISTA EN LA POLÍTICA NACIONAL
CAPÍTULO IV
Hemos
explicado que desde que los bolcheviques de Lenín y Stalin, conquistaron el
poder en Rusia en el año 1917 —Revolución de Octubre— comenzaron a dejar de ser
bolcheviques; y, a la vez, que se dedicaban a consolidar y fortalecer el nuevo
Estado, planificaron la bolchevización del resto del mundo.
Moscú
resultó ser así la capital de un Estado cada vez más poderoso, absorbente y
expansivo; pero también la capital de la "Patria del proletariado
universal", la esperanza de todos los subordinados (obreros, campesinos,
soldados, intelectuales desclasados, jóvenes escolares). El amo del Poder
Soviético es, al mismo tiempo, el Jefe Supremo de todos los Partidos Comunistas
que actúan en los otros Estados; por ejemplo, el Partido Comunista de la Argentina.
Nada
más elocuente al respecto que cualquiera de las proclamas de los Comunistas
Argentinos, cuyas consignas finales en los días que corren, son invariablemente
las que siguen:
"Viva
la Paz. Abajo la Guerra. Viva la política de Paz de la Unión Soviética, que
encabeza el campo mundial de la paz, y su abanderado el gran Khushchov.
"Abajo
la guerra política de los imperialistas yanquis y sus satélites".
La
penetración del Comunismo Marxista en nuestro país, comprende dos etapas
claramente delimitadas: antes y después de 1917.
Antes
de 1917, el Comunismo Marxista y el Comunismo Anárquico —rama disidente de la
Primera Internacional Marxista, constituida en Londres en 1884— fueron
introducidos por obreros e intelectuales extranjeros desplazados de sus países
de origen por las luchas sociales. La verdad es que "las ideas de los
movimientos obreros y revolucionarios de Francia, Alemania, España e Italia
influenciaron grandemente al movimiento obrero y revolucionario de nuestro
país. Las ideas y las experiencias de esos países fueron traídas a la Argentina
por obreros revolucionarios y hombres progresistas, muchos de los cuales habían
salido de sus respectivos países huyendo de la persecución contra
revolucionaria, después de haber participado en movimientos revolucionarios que
fueron derrotados".
La
difusión del Marxismo y de su conciencia de clase hasta la Revolución Rusa
estuvo a cargo del Partido Socialista, fundado en Buenos Aires en 1896 por el
Dr. Juan B. Justo, como consecuencia de la Segunda Internacional reunida en
París, el año 1889.
Claro
está que esta propaganda ideológica y la acción gremial, no encontró eco alguno
fuera de los centros cosmopolitas de la República y no trascendió al Interior.
Aparte
de los obreros, extranjeros en su mayoría, la influencia marxista se hizo
sentir especialmente en los medios intelectuales, escritores, periodistas,
profesionales, integrados por argentinos en primera o segunda generación. La
escuela oficial en sus diversos grados, resultó impotente para asimilar a un claro
y firme espíritu de la nacionalidad a los hijos de inmigrantes, por su
orientación laicista y cosmopolita.
Y
es de suma importancia para precisar el carácter de la influencia marxista en
esta primera etapa, destacar que sus mentores no actuaban dirigidos desde un
centro de poder Apolítico, desde un Estado extranjero en marcha hacia el
imperio del mundo. Se trataba, sí, de una acción internacional dirigida por
cerebros ocultos, para preparar la Revolución Comunista en todas las naciones,
pero no era el cumplimiento de mi plan a servicio notorio de la expansión de un
gran poder extranjero de un imperialismo totalitario que quiere, todo el hombre
y su alma antes que sus riquezas.
La
situación cambia radicalmente después de 1917. A partir del Lenín de la
Revolución Rusa y de la constitución del Poder Soviético, el Comunismo Marxista
(Bolchevismo) pasa a ser un instrumento del imperialismo soviético.
Los
nuevos Zares Rojos —Lenín primero, sus discípulos Stalin y Krushchov después—
una vez en el poder y consecuentes con esa lógica de la contradicción
dialéctica -"el álgebra de la Revolución" la llama Lenín— cambiaron
la perspectiva de la conciencia de clase, por la perspectiva del Poder, de
estar arriba.
No
podía ser de otro modo, si el Poder de los nuevos amos quería consolidarse y
acrecentarse cada vez más.
El
Comunismo Marxista, el Bolchevismo, acababa de probarse como el arma ideológica
más eficaz de todos los tiempos para destruir el Poder, no solo en Rusia, sino
a través de las tremendas conmociones sociales que se produjeron
simultánea-mente en todo el mundo, incluso en nuestro país, desde 1917 hasta
1922.
Si
el Comunismo Marxista o Bolchevismo es un arma destructora del Poder, ningún
Poder constituido por los bolcheviques, por más rojo que sea su emblema, por
más hoz y martillo que use en lugar del cetro y de la espada, querrá
bolchevizarse; esto es, destruirse. Lenín en el Poder tenía que ser la
contradicción misma de Lenín contra el Poder; tenía que ser cada vez más anti
bolchevique en Rusia para consolidar y acrecentar su Poder; y cada vez más
bolchevique fuera de Rusia para ablandar, debilitar y destruir el Poder de los
otros.
He
aquí el significado preciso que tiene para las naciones cristianas, también
para nosotros, el comunismo marxista a partir de 1917.
Quiere
decir que en nuestro país, uno de los más desprevenidos del mundo, se viene
cumpliendo desde hace más de 40 años, un proceso de bolchevización dirigido
desde Moscú y al servicio del imperialismo soviético. Por supuesto que el
Comunismo de Lenín, Stalin y Krushchov ha aprovechado el terreno abonado por
sus predecesores marxistas en la Argentina e incluso, el Partido Comunista se
constituyó, a fines de 1917, con un grupo disidente del Partido Socialista.
Desde
que Lenín fundó la Tercera Internacional (Komintern) en Moscú, a comienzos de
1919, los comunistas y comunizantes de la Argentina han actuado estrictamente,
bajo las directivas de la política soviética. Y lo que es más importante y de
la mayor gravedad, desde entonces han venido incorporándose al país y
participando en todas sus actividades ideológicas, económicas, sociales y
políticas, agentes especiales y especialmente preparados para la acción
comunista: ¿los activistas.
Los
verdaderos activistas, sean extranjeros o nativos, no son conocidos como
comunistas ni tienen relación visible con el Partido Comunista ni con la
Embajada Soviética; pero son los principales agentes del ablandamiento, del
debilitamiento y de la destrucción en los talleres, en las industrias, en el
agro, en los medios de transporte, en las escuelas y universidades, en los
cuarteles, en todos los medios culturales y sociales, etc.
La
acción comunista, tanto la visible del partido que ahora actúa en la legalidad,
como la invisible de los activistas, se ha intensificado en nuestro país
durante los últimos años.
Si
bien Stalin, en acto de aparente buena voluntad hacía sus aliados de la última
Guerra Mundial, disolvió las oficinas del Komintern en el año 1943; la verdad
es que multiplicó las actividades del Comunismo y la obra de bolchevización de
las naciones europeas y americanas, aprovechando la situación idílica del
momento. Y cuando dispuso abiertamente asumir la ofensiva en todos los
terrenos, fundó en Varsovia la Cuarta Internacional Comunista (Kominform), el
año 1947.
Fijadas
las condiciones en que viene actuando el Comunismo marxista en nuestro país, se
trata de anotar los síntomas de su influencia disolvente en las almas y en las
instituciones, principalmente en las Fuerzas Armadas, sostén fundamental de la
Patria y del Estado.
Con
respecto a la política interna y externa en los otros Estados, incluso en el
nuestro, a pesar de que hasta 1946 estuvieron rotas las relaciones oficiales,
el Comunismo ha maniobrado sagazmente de la izquierda revolucionaria a la
alianza con los partidos democráticos del centro; incluso ha cultivado la
política de mano tendida hacia los católicos, aprovechando su aburguesamiento
en muchas partes. Y en determinado momento, pactó con el nazismo de Hitler,
después de haber iniciado en 1935 la política de los frentes democráticos y
populares, en contra del fascismo y del nazismo. Finalmente retornó a la
alianza con las potencias democráticas en 1941, para iniciar en 1945 la más
implacable ofensiva en su contra y en todos los terrenos.
El
objetivo final de la política soviética es siempre el mismo: acrecentar su
poder y debilitar el poder de los otros. La flexibilidad táctica se concierta
perfectamente con la inmovilidad del fin; se trata de encontrar en todas las
situaciones, aliados ocasionales en el campo enemigo para batir su fuerza o su
resistencia más firme en ese momento; y de no quedar nunca solo frente al
adversario, ni aislado de las corrientes que prevalecen o que pueden ser
utilizadas.
En
medio del auge de su idilio con el frente de las democracias, el Comunismo
obtuvo la legalidad en nuestro país, y poco después se reanudaron las
relaciones con la Unión Soviética. Sería un gravísimo error estimar la fuerza
alcanzada por el comunismo en la Argentina en base al número de sufragios
obtenidos en las elecciones de los últimos años.
La
influencia Comunista no se limita al radio de acción del Partido, sino que se
extiende a todos los órdenes de la vida nacional por intermedio de sus
activistas emboscados y de una legión de simpatizantes que militan en otros
partidos o carecen de filiación política.
La
estructura ética de las almas —virtuosa o viciosa— se refleja ampliada y
objetivada en la conducta social, en el lenguaje, en los usos y en las
costumbres públicas.
Es
evidente que asistimos a una desmovilización ética de:
1º)
La familia tradicional: matrimonio civil, indiscriminación de los hijos,
divorcio vincular, extensión pavorosa de la libertad sexual y de los vicios
contra natura.
2º)
La escuela y la universidad: laicismo escolar, Reforma Universitaria,
izquierdismo intelectual y artístico, imperio de la vulgaridad y de la
mediocridad en los estudios, sueldos miserables a los educadores.
3°)
La economía nacional y el trabajo productivo: A pesar de todos los beneficios y
protecciones obtenidos, se advierte una tendencia generalizada, a trabajar
menos y a ganar más; también a la nivelación de los salarios en todas las
categorías de trabajo, conforme al lema marxista de la lucha de clases: todo
trabajo es trabajo humano igual. Si agregamos el desarrollo del ausentismo, la
multiplicación de los actos de sabotaje y de las huelgas, el trato desaprensivo
de los automotores y de los demás vehículos de las empresas nacionalizadas,
tenemos un cuadro poco alentador que se traduce en una merma de la producción y
en una desmoralización del trabajador idóneo, junto con un proceso de
desintegración de la Economía Nacional. El cuadro se completa con la piedra
libre de la especulación financiera y la entrega de las riquezas nacionales a
la plutocracia Judía Internacional.
4º)
Las Fuerzas Armadas: Es notorio un alejamiento progresivo de la juventud
argentina de la carrera de las armas, lo que determina una crisis de la
selección y una debilidad en las vocaciones que atenta contra el espíritu militar.
Prosigue la desmovilización moral y material de los cuadros de jefes, oficiales
y suboficiales. Se plantea el desarme de las naciones latinoamericanas, so
pretexto de reducción de los gastos y de que no habrá más guerras entre
americanos. La campaña de desprestigio de las Armas Nacionales está en pleno
auge.
Pero
el hecho más significativo es el desarrollo creciente de una mentalidad anti
militar y anti heróica en las generaciones argentinas que van llegando; y el
criterio netamente bolchevique de que estar en filas, es estar esclavizado.
Finalmente,
así como hemos señalado una tendencia hacia la nivelación de salario en las
diversas categorías de trabajo, se acusa un intento sutil de acortar las
distancias jerárquicas entre superiores y subalternos.
No
es la propaganda comunista ni la acción de los activistas emboscados que
producen todas estas formas de desmovilización intelectual o moral y otras más
que se usan; pero las estimulan, sostienen y agudizan con habilidad suma e
implacable tenacidad. Tampoco es el Comunismo Marxista el que ha inventado los
vicios contra natura, ni las supersticiones más degradantes, ni literaturas
abyectas pero las fomenta y las financia en procura de su único objetivo:
bolchevizar a las naciones cristianas; debilitar y destruir el Poder en
Occidente para servir al crecimiento del Poder Comunista.
Y,
por último, mientras sus activistas trabajan astuta, y febrilmente para
completar la desmovilización de Occidente, la Unión Soviética más poderosa y
más dominadora que nunca, se presenta a la cabeza del movimiento de liberación
de los pueblos oprimidos y explotados por el imperialismo yanqui y como el
denodado defensor de la soberanía nacional.
Su
política habilísima del momento, tiende a conseguir la alianza de los
nacionalistas de los países coloniales o semi coloniales para constituir en
cada uno de ellos, un frente nacional de lucha por la soberanía y para
defenderse del imperialismo capitalista.
El
Partido Comunista que es nada más que la parte visible de la acción que desarrolla
el Comunismo en la Argentina, surgió a raíz del triunfo bolchevique en la
Revolución Rusa.
El
25 de octubre (7 de noviembre en el nuevo calendario) de 1917 se produjo el
asalto al poder del grupo bolchevique encabezado por Lenín; y a pesar de constituir
una pequeña minoría entre los socialistas revolucionarios de Rusia, su
disciplina y audacia los hizo prevalecer.
Bolchevique
es una palabra rusa que equivale a mayoritario en castellano; se opone a
Menchevique que se traduce por minoritario; es la denominación que se dio a los
representantes de la mayoría
del
partido social-demócrata ruso fundado por Plejanov en 1898, los cuales
provocaron una escisión en su segundo Congreso, realizado en Londres en 1903.
Claro
está que los bolcheviques solo fueron mayoría como su nombre indica, en dicho
Congreso del Partido Marxista Ruso que actuaba en la clandestinidad, por cuya
razón celebraba sus Congresos fuera de Rusia; pero en el año 1917 apenas era un
grupo reducido y sus dirigentes principales, Lenín entre otros, regresaron del
extranjero en abril para conquistar el poder antes de finalizar el año; unos
pocos miles de bolcheviques se adueñaron de un país inmenso con 140.000.000 de
habitantes.
Desde
entonces, bolchevismo es sinónimo de comunismo. Así como la propaganda dirigida
desde Moscú y auspiciada por los partidos comunistas, identifica la política
internacional de la Unión Soviética con el comunismo marxista y el bolchevismo
de Lenín.
El
desarrollo del Comunismo en nuestro país, refleja con precisión las etapas del
Comunismo marxista hacia la revolución mundial.
Hasta
1917, la penetración ideológica del Comunismo Marxista y del comunismo
anárquico (rama disidente de la 1º Internacional marxista de trabajadores,
constituida en 1864) estuvo a cargo de intelectuales y obreros extranjeros que
fueron llegando al país con las corrientes inmigratorias, procedentes de
Italia, España, Francia, Alemania, etc.; en muchos casos obligados a
expatriarse por las medidas de represión contra la agitación social producida
por los grupos marxistas y anarquistas.
En
el Capítulo 19 del "Esbozo de Historia del Partido Comunista de la
Argentina". Publicado por la Comisión Central del Partido Comunista, con
motivo del 30 aniversario de su existencia en el país —Editorial Anteo—, se
destaca este hecho de la introducción del Comunismo en sus diversas
manifestaciones —socialismo marxista, anarquismo, anarco-sindicalismo—, por
obra de extranjeros corridos de sus países de origen.
"Quizás
más que en ningún otro país, el movimiento obrero y revolucionario de la
Argentina se ha nutrido de hombres e ideas de otros países... las ideas de los
movimentos obreros revolucionarios de Francia, Alemania, España e Italia
influenciaron grandemente el movimiento obrero y revolucionario de nuestro
país. Las ideas y las experiencias de esos países fueron traídas a la Argentina
por obreros revolucionarios y hombres progresistas, muchos de los cuales habían
salido de sus respectivos países, huyendo de la persecución
contrarrevolucionaria, después de haber participado en movimientos
revolucionarios que fueron derrotados".
Es
interesante destacar que desde la época de los revolucionarios comunizantes de
1848 en Europa, cuyo foco inicial fue la Comuna de París —recordemos que en el
año 1848, se publicó el "Manifiesto Comunista"—, llegaron al país
intelectuales de tendencia socialista, como D. Alejo Peyret, que ocuparon
cátedras en Institutos oficiales de educación y contribuye-ron a la formación
de sucesivas generaciones argentinas.
El
profesor Peyret actuó como representante argentino en el Congreso Obrero
realizado en París, el año 1889, de donde surgió la 2º Internacional (la
primera fue disuelta en 1876) y que resolvió la celebración del 19 de mayo a
partir de,1890.
La
acción ideológica y gremial de los intelectuales y obreros extranjeros se
concretó a fines del siglo pasado y a comienzos del actual, con la fundación
del Partido Socialista en 1896 —en el espíritu de la 2* Internacional
marxista—; en la de la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A) en 1901,
de tendencia anarquista procedente del grupo disidente de la 1º Internacional
dirigido por el ruso Bakunín.
Hasta
el año 1917 inclusive, el Partido Socialista y la F.O.R.A. aparte de algunas
expresiones sindicalistas de menor significación, fueron los movimientos de
tendencia comunizante y disolvente de la nacionalidad por su carácter
anticristiano y antipatriótico, que gravitaron sobre obreros e intelectuales
argentinos, pero teniendo siempre su sostén primordial en las colectividades
extranjeras radicadas en las grandes ciudades.
Si
bien el Partido Socialista ha actuado desde su fundación, dentro de la
legalidad y en forma pública, habiendo tenido representación casi continua en
el Congreso de la Nación, en lo que va del siglo, su influencia ha sido
decisiva en la etapa anterior a 1917 para la difusión de la ideología marxista
—fundamento de la Revolución Comunista Mundial— en los estratos obreros y
pequeños-burgueses de las ciudades, así como en los grupos profesionales:
universitarios, escritores, periodistas,
etc.
Subrayemos
ante todo, que el núcleo fundador del partido Comunista —se denominó primero
Partido Socialista Internacional— fue una fracción disidente del Partido
Socialista. Sus representantes más caracterizados, Rodolfo Ghioldi, Victoria
Codovilla, César y Juan Ferlini, José F. Penelón, Carlos Pascali, Ricardo
Cantoni, Rodolfo Schmidt, Pablo López, etc. convocaron a los afiliados
socialistas a un Congreso que se realizó los días 5 y 6 de enero de 1918, en
Buenos Aires. Y ese fue el Congreso Constitutivo del Partido Comunista, surgido
justamente de su solidaridad plena con la Revolución Bolchevique de Lenín, en
contra de la posición anti bolchevique de los principales dirigentes y del
grupo de parlamentarios socialistas, con el Dr. Juan B. Justo a la cabeza.
Este
primer Congreso Comunista formuló votos para que la Internacional Obrera se
reconstruyera sobre la línea radical y revolucionaria del marxismo bolchevique,
y llamó "La Internacional" al periódico oficial del nuevo partido.
Esta
disidencia en el seno del Partido Socialista, no debe inducirnos al error de
creer que los socialistas anti bolcheviques y los socialistas bolcheviques
(comunistas) difieren esencialmente, por importantes que sean sus antagonismos
en la práctica. Son igualmente marxistas, ateos, materialistas e
internacionalistas; cultivan el miento odio rencoroso a la Iglesia Católica, a
la Patria y al Ejército.
Nada
mejor para ilustrar el juicio al respecto, que citar algunos textos del
principal y más autorizado representante del Partido Socialista en la
Argentina, Dr. Juan B. Justo, varias veces Diputado y Senador de la Nación. En
el tomo II de sus obras completas, titulado "Internacionalismo y
Patria", leemos lo siguiente:
"A
la patria que algunos miran como una entidad rigurosamente delimitada,
tradicional, sagrada, de un misticismo que embrutece y aplasta, se opone el
concepto absoluto de la humanidad, toda solidaria e igual...
En
cuanto a las banderas no tienen importancia, de cualquier color, la bandera no
sirve sino para sugestionar y arrastrar inconscientes. . .
¿Para
qué ese color que habla a los sentidos y excita los instintos de los hombres,
sino porque no se quiere hablar la inteligencia?
"La
Vanguardia", (Junio 10 de 1909).
"Y
los héroes". . . deben recordarse con honor, ante todo los de las
actividades fundamentales, los introductores en el país, de las especies
animales que hoy criámos y de los vegetales que hoy cultivad/nos, los hombres
que han revolucionado los transportes, los que han refinado las razas, los que
han aclimatado entre nosotros las prácticas del comercio moderno. 'Ellos han
colaborado con suprema eficacia en la obra nacional, y el mérito de los héroes
del gobierno y de la milicia, que deben recordarse también ha estado en
preparar el terreno para la acción decisiva de los otros.
"La
Enseñanza de la Historia en la Escuela Primaria", (Mayo 10 de 1916).
"Somos
el pueblo más internacional de la tierra... y porque lo somos el Partido
Socialista argentino es el verdadero partido internacional argentino".
(En
el Congreso Socialista extraordinario de 1917).
Como
se ve, la idea de Patria, de la Bandera, del héroe, de la milicia no puede ser
más negativa, más vil ni más derrotista que en estas precisiones socialistas
del Dr. Justo. Los socialistas bolcheviques o comunistas coinciden
absolutamente en este lenguaje, aunque puedan disimularlo circunstancial-mente
por razones tácticas, tal como ocurre en estos momentos en que pretenden
aparecer como campeones de la soberanía. Nacional en contra del Imperialismo
Yanqui; tarea central del momento, de «acuerdo a la línea de acción que Moscú
venía señalando desde 1944 (todavía en plena guerra) y que a fines de 1947,
concretó la nueva Internacional Comunista (Kominform) reunida en Varsovia.
El
planteo de una evolución democrática, más o menos pacífica e incruenta, hacia
la socialización o colectivización de la propiedad tal como se proponen los
partidos socialistas frente al planteo revolucionario del Comunismo, tal como
se intentó en Rusia y Lenín definió como línea de acción al constituirse la 3º
Internacional, no es una diferencia de fondo. Los mismos principios y los
mismos fines sostienen unos y otros; la misma concepción del destino y de la
vida del hombre y de la sociedad, tal como se expone en la ideología de Marx y de
Engels, los grandes planificadores de la Revolución Comunista; esto es, de la
destrucción de las Naciones Cristianas y de todo el orden existente. Para
socialistas y comunistas, igualmente marxistas:
El
Dios de la Fe, la Patria y su bandera, el Estado y el Ejército, las jerarquías
sociales, la familia cristiana, el alma espiritual, no hacen a la, esencia del
hombre; no son más que superestructuras ideológicas e instrumentos mentales o
sociales para estabilizar y justificar la explotación de la multitud de los
desposeídos por los pocos que lo poseen todo.
"Para
Marx y para Engels existe todo una clase, la que por su condición histórica de
inhumanidad está impulsada dialécticamente a la afirmación de la humanidad y es
el proletariado".
El
hombre para el marxismo, es un animal super evolucionado con necesidades
biológicas apremiantes que tiende a satisfacer para su conservación y su
placer; y que solo puede lograrlo en sociedad con otros hombres. Pero hasta
ahora todos los regímenes sociales históricos no han sido más que formas
sucesivas de explotación de la mayoría por la minoría. Siempre encontramos,
dicen los marxistas, una clase explotadora y una clase explotada.
"El
humanismo realista que encarna la ciase proletaria, asume la superación de la
auto enajenación religiosa y de los prejuicios de la nacionalidad para alcanzar
las condiciones de vida humana que niega la realidad actual a la clase
trabajadora y la reivindicación de la humanidad".
Quiere
decir que para socialistas y comunistas marxistas, el hombre real y verdadero,
no es el hombre histórico; ni la sociedad real, verdaderamente humana, es la
sociedad que constituye nuestra Patria y el
Estado Nacional a que pertenecemos.
El
hombre real y verdadero es un sin Dios y sin Patria, ciudadano de la Humanidad,
nacido, criado y formado en la futura sociedad comunista, donde podrá
satisfacer plenamente todos sus apetitos y estará libre de las malas pasiones
que torturan su alma y hace que torture a sus semejantes.
Los
socialistas pretenden alcanzar esa nieta por una evolución progresiva dentro
del régimen democrático de la sociedad; tal es el espíritu de la 2º
Internacional, instaurada en París, el año 1889.
La
posición de la nueva Internacional Comunista, en cambio, considerando que los
acontecimientos mundiales han superado el programa de la 2a., sostiene la tesis
del Lenín acerca de la dictadura del proletariado, expuesta en su libro
"El Estado y la Revolución", escrito en Helsingfors en agosto de
1917.
Su
tesis es la siguiente:
El
Estado en la sociedad de clases, es un instrumento de opresión. Suprimidas las
clases por la Revolución proletaria, el Estado se convierte en un simple
administrador. Pero no es posible pasar sin transición del Estado dominador al
Estado administrador. Se necesita un período de transformación que deberá
cumplirse por medio de la Dictadura del Proletariado, cuya tarea primordial
será aplastar para siempre a la clase explotadora a fin de preparar el
advenimiento de la verdadera Sociedad Comunista o Estado Socialista.
Esta
es la tendencia bolchevique o comunista que se impuso con Lenín5en la
Revolución Rusa. Y sobre la base de su programa triunfante se organizó la 3ra.
Internacional, el Komintern (Internacional Comunista) cuyo órgano ejecutivo se
instaló en Moscú para dirigir y unificar la acción de todos los partidos
comunistas que se constituyeron en los diversos países del mundo, inclusive en
el nuestro, con motivo del triunfo bolchevique en la Revolución Rusa.
EL KOMINTERN
El
24 de enero de 1919, el diario "Isvestia" de Moscú, publicó el texto
de la convocatoria para reunir El lº
Congreso de la 3º Internacional Revolucionaria, en la que se declara:
"La
guerra y la revolución demuestran con evidencia meridiana que es completo el
fracaso de los antiguos partidos socialistas, no menos que la obra de la
democracia social, y que cuanto quedaba de la 2º Internacional ha naufragado
con esos grupos... A la vez van delineándose los elementos que deberán
constituir la verdadera Internacional Proletaria.
...Entendemos
que la nueva Internacional debe tomar como punto de partida las siguientes
promesas que constituirán su programa. Han sido elaboradas de conformidad con
los conceptos de la unión espartaquista alemana y del partido comunista ruso.
Pasamos
por un período de disolución y ruina del sistema capitalista en el mundo
entero, que implica el fracaso de toda la clase burguesa. El Capitalismo será
aniquilado con todas sus contradicciones.
La
tarea que se impone al proletariado consiste en el súbito apoderamiento de los
medios gubernamentales. La conquista del Poder sufre como condición esencial,
la destrucción del mecanismo gubernativo burgués para sustituirlo con el
sistema del Poder proletario.
El
nuevo sistema gubernativo debe ser una reencarnación de la dictadura que asuma
la clase obrera, incluyendo en ésta a los campesinos pobres y a los
desheredados de aldeas y villorios. El nuevo Poder debe ser arma e instrumento
para la eliminación sistemática de las clases poseyentes, mediante su expropiación.
La Socialización se entenderá como supresión
de la propiedad privada y entrega de los bienes al Estado proletario, para que
sean administrados por la clase obrera.
...Este
es el punto esencial de nuestro programa para el momento actual.
La
consolidación de la obra revolucionaria socialista y la organización de su
defensa contra el enemigo interior y exterior, exigen que sostengamos al
proletariado de las otras naciones y hacen absolutamente necesario desarmar a
la burguesía y a sus agentes, armar y movilizar a la masa proletaria.
La
situación internacional reclama una aproximación íntima entre las diversas
partes componentes del proletariado universal, y la alianza sólida entre los
países donde triunfe o haya triunfado la Revolución proletaria.
Las
condiciones fundamentales de la lucha reclaman acciones en masa del
proletariado, hasta que llegue el día de la acción armada contra el poder
gubernativo del Capital..."
Los
delegados reunidos en la conferencia comunista internacional, desde marzo de
1919, resolvieron constituirse en Tercera Internacional, asumiendo el nombre de
Internacional Comunista (en ruso, Komintern). Su organismo ejecutivo quedó
radicado en Moscú y produjo un manifiesto dirigido al proletariado del mundo
entero, en el que se refirman los mismos puntos de la convocatoria y se exhorta
a luchar en todos los países por intermedio de los partidos comunistas, para
producir la revolución e instaurar la Dictadura del Proletariado El
"Manifiesto Comunista", publicado 72 años antes por Marx, terminaba
con un llamado a la unión de todos los trabajadores del mundo:
"Proletarios del mundo, uníos".
Este
manifiesto de la 3ra. Internacional que se afirma en continuidad con el
primero, finaliza con el llamado a la unión de los proletarios de todas las
naciones para provocar la Revolución mundial: "Proletarios de todos los
países: Unios en la lucha contra la barbarie imperialista, contra la monarquía,
contra las clases privilegiadas, contra el Estado y la propiedad burguesa,
contra todas las especies y formas de opresión social o nacional. Unios bajo
las banderas de los Consejos de Obreros, bajo las banderas de la lucha
revolucionaria para la conquista del poder y para la organización de la
Dictadura del Proletariado, bajo las banderas de la 3ra. Internacional."
Las
proyecciones de este programa de acción revolucionaria mundial en nuestro país,
surgido de la 3º Internacional se tradujeron- en la fundación del Partido
Comunista y en una serie de grandes huelgas obreras que culminaron en la llamada
Semana Trágica, enero de 1919. El Gobierno de la Nación debió recurrir al
Ejército para reprimir las revueltas proletarias, cuyo carácter violento y
terrorista amenazaba paralizar la economía de las grandes ciudades y
principalmente los medios de transportes.
La
aparición del activismo comunista encuadrado en las consignas de la 3º.
Internacional (El Partido Comunista de la Argentina fue considerado fundador de
la 3º Internacional, en cuyo Congreso de marzo de 1919 se hizo representar por
la Seccional de Italia, intensificó y extendió por todo el país, la gimnasia
revolucionaria de las huelgas. Aparte de los acontecimientos mencionados,
recordamos la serie de grandes huelgas ferroviarias entre 1917 y 1919 y la
violenta revuelta de los peones en la Patagonia de 1921.
La
huelga es un principio de sedición y un arma de guerra, del proletariado,
disciplinado por el marxismo; obtengan o no lo que piden justa o injustamente
los huelguistas, dure mucho o poco, siempre es un "sabotaje" de la
producción y un aumento de miseria. Por esto es que los Comunistas han
sistematizado este procedimiento de acción directa y de ejercitación en la
lucha de las clases.
Socialistas
y comunistas junto con los radicales y demócratas cristianos, han coincidido
recientemente en la incorporación del Derecho de Huelga en la Constitución del
Estado, so pretexto de democracia. Haberlo logrado significa la instauración de
la anarquía como ley fundamental.
Si
bien el objetivo final perseguido por los Comunistas en el país, lo mismo que ocurrió
con los movimientos revolucionarios que tuvieron lugar en Europa, no pudo ser
alcanzado. Si bien la fase revolucionaria del programa bolchevique (se denominó
también maximalista) de la 3º Internacional fue conjurada en todas partes fuera
de Rusia, se produjo una bolchevización de la mentalidad en las clases
dirigentes, principalmente en los universitarios e intelectuales, aparte de su
irradiación en las masas urbanas.
En
Europa, se produjeron reacciones extremas —Fascismo Italiano, Nazismo Alemán; etc.—
para contener y superar al Comunismo y la bolchevización de las naciones.
En
nuestro país, alejado de la guerra y de los grandes focos de incendio, se
consiguió estabilizar la situación dentro del cause ordinario; pero el
Comunismo obtuvo un éxito importante y de consecuencias permanentes y
progresivas en el campo de la Inteligencia y de la Cultura: la bolchevización
de la Universidad Argentina con la Reforma Universitaria, del año 1918.
En
el "Esbozo de Historia del Partido Comunista en la Argentina", los
Comunistas se jactan con razón de haber inspirado y dirigido ese movimiento de
subversión jerárquica y de envilecimiento de los estudios superiores, por
cuanto los estudiantes obtuvieron el derecho de intervenir en la Dirección de
la Universidad y en la elección de los profesores, aparte de la multiplicación
de los turnos de exámenes, la asistencia libre y otras franquicias igualmente
desquiciadoras.
Quiere
decir que los que no saben y deben someterse a la disciplina de aprender,
fueron revestidos con una máscara de fingida autoridad para dirigir y mandar.
Los maestros resultaron así, cada vez más, hechura de los aprendices y todo su
afán fue en adelante halagar a los estudiantes, salvo las excepciones que
confirman la regla.
Los
comunistas no consiguieron entonces adueñarse de las fábricas y de la
Administración Pública para imponer consejos de obreros y soldados para la
dirección técnica y administrativa; pero se adueñaron de nuestras
Universidades, imponiendo la participación de los dirigidos en la dirección de
la misma; y, en rigor, la exclusividad de la dirección por cuanto la disciplina
fue sustituida por la adulación.
Las
consecuencias de la Reforma Universitaria después de 42 años, son la
bolchevización de la clase dirigente argentina y el gobierno exclusivo de las
izquierdas.
Entre
los dirigentes del movimiento reformista del 18, se destacaron notorios
comunistas, socialistas y masones —todos marxistas—, como Deodoro Roca,,
Gregorio Hermán, Enrique Barros, Julio V. González, Gabriel del Mazo, el
estudiante Aníbal Ponce, Paulino González Alberdi y, sobre todo, el Dr. José
Ingenieros, como la figura más representativa de la inteligencia 'argentina
bolchevizada y de la nueva Universidad de la Reforma.
Es
preciso destacar que todavía hoy, las obras de José Ingenieros son las más
leídas por la juventud universitaria argentina y continúan siendo un éxito de
librería. "En noviembre de 1918, José Ingenieros en una conferencia
resonante, explicó la trascendencia histórico-nacional del movimiento bolchevique
y de la Revolución Rusa.
Ingenieros,
a la manera típicamente marxista, sostenía un internacionalismo
"científico", según el cual: "La existencia de la especie humana
y su repartición en nacionalidades es un accidente de la evolución biológica y
carece de finalidad"
Confróntese
esta pretendida conclusión científica de Ingenieros que hace de la Patria un
mero accidente sin finalidad, con el Todo por la Patria, de los cuarteles.
Cabe
señalar que en todo este proceso de agitación social, especialmente en el campo
obrero, que se desencadenó en el país entre los años 1917 y 1922, los
comunistas marxistas (bolcheviques y socialistas), contaron con la colaboración
activísima de los comunistas anárquicos de la F. O. R. A., así como de otros
grupos sindicalistas.
Desgraciadamente
para nosotros, la derrota de los movimientos bolcheviques y la reacción
fascista en algunos países de Europa, fue arrojando a nuestras playas desde
1922 hasta 1939, oleadas sucesivas de dirigentes comunistas, socialistas y
anarquistas, expulsados o exilados de Italia, Alemania, Portugal, España, etc.
Esto aparte del envío organizado de numerosos activistas después de la 2º
guerra mundial. Confundidos entre los inmigrantes. Y nos queda por destacar
todavía, el gran porcentaje de judíos refugiados, 'muchos de los cuales son
bolcheviques o resentidos sociales, en todo caso, elementos peligrosos para la
seguridad del Estado.
A
partir de 1922, la 3º Internacional comenzó a variar la táctica de lucha y las
formas de penetración comunista en los Estados Capitalistas. Este cambio fue
impuesto por las nuevas circunstancias internacionales; la crisis de postguerra
comenzó a ceder a una normalización de las economías nacionales y la reacción
nacionalista comenzó a hacerse sentir fuertemente en Europa.
Lenín,
mientras hacía propagar el veneno marxista por todo el mundo, se dedicaba a
estudiar a Clausewitz. Y atento, como antes Marx y Engels, a que una cosa es la
interpretación económica de la historia para uso de los imbéciles del mundo
entero, y otra cosa, la estrategia y la táctica en la guerra, produjo la
variante necesaria en la acción comunista internacional para adaptar la lucha a
las nuevas condiciones, dentro de las posibilidades concretas y manteniendo
invariable la dirección hacia el objetivo final: la revolución destructora de
todo el orden existente.
Lenín
tiene en cuenta para la línea de guerra, que "la doctrina marxista no es
un dogma, sino una guía para, la acción”
Por
esto es que los comunistas se jactan de que “lo grandioso del
leninismo-stalinismo, es haber aplicado con maestría las normas de la
estrategia y táctica militar a los conflictos sociales".
La
nueva situación mundial imponía como variación táctica para la consecución del
mismo objetivo final, dejar el propósito
de revolución inmediata, buscando la alianza con las fuerzas y tendencias
sociales no comunistas pero que aspiran a mejorar sus condiciones materiales de
vida o que no quieren dejar de vivir a gusto y se muestran hostiles a toda
disciplina y jerarquización de la existencia. Lo importante era para el
Comunismo Internacional no quedar aislado ni a la zaga de los acontecimientos
sociales y políticos del país. Por ello es que siguiendo la línea que
Dimitrov expuso después en "Problemas del Frente Único y del Frente Popular" y que aprobó
definitivamente el Congreso General del Komintern —realizado en Moscú en agosto
de 1985—, se adoptó la táctica de formar con las fuerzas democráticas:
Los
frentes populares, para luchar por la paz, contra el fascismo y contra el
imperialismo.
Quiere
decir que para impedir o contener las reacciones totales contra el Comunismo,
el Comunismo propició y obtuvo en muchos países europeos y americanos, también
en nuestro país, la constitución de un Frente Democrático o Popular, para
sostenerse a sí mismo y seguir avanzando hacia su objetivo, con la protección y
el apoyo de las fuerzas democráticas y los partidos burgueses, so pretexto de
la lucha común por el mantenimiento de las libertades individuales y de los
Derechos del Hombre.
Y
así tenemos funcionando todavía una
"Liga por los Derechos del
Hombre", de notoria
filiación comunista.
Se
trataba entonces de valerse de "las masas organizadas y dirigidas por
elementos burgueses o pequeños-burgueses", esto es, de los grupos
democráticos para combatir la reacción nacionalista, absolutamente incompatible
con el comunismo dirigida a su aniquilamiento completo, del tipo fascista o
nazi. Obtenida la alianza frente populista o democrática, Dimitrov señala a los
comunistas que deben colocarse a la vanguardia del movimiento y ayudar
políticamente a las masas a ir superando sus dudas y vacilaciones para alcanzar
"un grado superior de conciencia y de actividad revolucionaria"; se
sobreentiende que bajo la dirección del bolchevismo.
En
la 3º Conferencia Nacional del Partido Comunista, realizada en Avellaneda en
octubre de 1935, se declaraba: "Nuestro Partido propiciará la lucha por un
gobierno de concentración democrática, que con un programa democrático dé
satisfacción a las reivindicaciones más urgentes de los obreros y campesinos".
Durante
los años 1936, 1937 y 1938, la aplicación de la táctica del frente único y del
frente popular se fue desarrollando como ayuda a los rojos en la Guerra Civil
Española. Así en agosto de 1937, se realizó el 1º Congreso Argentino de
Organismos de Ayuda a la República Española, de donde surgió la F.O.A.R.E.
(Federación de Organismos de Ayuda a la República Española).
El
partido Comunista de la Argentina publicó y difundió en el país, la
Constitución Soviética de 1936, que conforme a la nueva táctica presentaba una
estructuración democrática? y socialista.
La
política soviética dirigida por Stalin, sucesor de Lenín en el comando absoluto
de la Revolución, aparecía en el papel, orientada en el sentido de la
Democracia pura y de sus sagradas libertades y Stalin afirmaba en esa
circunstancia: "Hoy, en que la turbia oleada del fascismo cubre de lodo el
movimiento de la clase obrera y arrastra por tierra las aspiraciones
democráticas de los mejores elementos del mundo civilizado, la Constitución Soviética
será el acta de acusación contra el fascismo, el testimonio de que el
Socialismo y la democracia son invencibles".
La
constitución del frente único y frente popular de la Democracia, en las
naciones de América, se consolidó y acrecentó bajo el contralor comunista,
cuando Hitler dispuso en 1941, la invasión de Rusia y se selló la alianza
militar de la U.R.S.S. con las grandes potencias anglo-sajonas.
Hasta
el año 1945, es decir, hasta el fin de la Guerra*, duró el idilio
democrático-comunista. Exactamente hasta que el Comunismo consiguió la
colaboración decisiva de Estados Unidos e Inglaterra, la eliminación de la
reacción nazi-fascista en Europa y de la fuerza japonesa en Asia.
En
el año 1944, Rusia y sus filiales comunistas del mundo entero declararon
disuelto el Komintern, como acto de fidelidad democrática y de aparente
renuncia a actuar en casa ajena; pero no fue más que un gesto simbólico. A medida
que se fue acercando el desenlace de la 2da. Guerra Mundial y que Stalin
obtenía decisivas ventajas políticas y estratégicas en Teherán y en Yalta, se
fue perfilando una nueva orientación en Moscú para la acción comunista de
postguerra, la cual se concretó en septiembre de 1947, con la constitución en
Varsovia de lo que hoy es una Cuarta Internacional Comunista, el
"Kominform".
EL KOMINFORM
Triunfante
la Revolución Rusa en 1917, Lenín retoma, según hemos establecido en las
páginas anteriores, los lineamientos fundamentales de la estrategia marxista,
para impulsar y dirigir la acción revolucionaria en el resto de las naciones,
por medio del Komintern y desde un centro 'político Racional y cada vez más
imperialista.
Moscú
pasa a ser, desde ese momento, la central del Comunismo en el mundo entero, la
capital mundial del proletariado; los comunistas y comunizantes de la
Argentina, por ejemplo, reconocen a Krushchov como jefe supremo, así como antes
reconocían a Lenín y después a Stalin.
Y
ese poder político y militar ha ido creciendo en unidad, en solidez y en fuerza
expansiva, hasta ser uno de los centros de poder con significación mundial en
el día de hoy.
Es
importante observar que la primera guerra mundial finalizó con el triunfo de la
revolución bolchevique en Rusia; y que la segunda guerra mundial ha terminado
con la elevación del Imperio Soviético al rango de primera potencia, con un
dominio absoluto sobre el inmenso territorio euroasiático y sobre mil millones
de seres humanos, rígidamente encuadrados en un régimen autoritario y rígido,
extremado hasta el despotismo de un oriental. Esto aparte del "caballo
troyano" que tiene montado en cada una de las naciones cristianas, con los
activistas, militantes y simpatizantes del Comunismo que trabajan en la sombra
(infiltrados en las otras fuerzas sociales o confundidos entre las fuerzas de
resistencia), o a la luz del Partido Comunista, cuya legalidad amparan las
Constituciones democráticas.
Esto
nos permite comprender el significado de la constitución del Kominform y sus
proyecciones internacionales. Reunidos en Varsovia en septiembre de 1947, nueve
representantes de las principales potencias Comunistas y de los principales
partidos Comunistas del mundo occidental, resol-vieron la nueva política
unitaria del Comunismo mundial. El representante de Rusia, camarada Andrey
Dzanov, definió la nueva línea de acción que deben seguir los partidos y los
activistas comunistas en todas las naciones; es lo que se conoce como "La
Declaración de Varsovia".
La
consigna fundamental ya no es como en 1936: "Por la paz y contra el
fascismo".
Ahora
es: "Por la paz y contra el Imperialismo Yanqui".
Entonces
se trataba de constituir el frente popular o democrático; ahora se trata de
formar el Frente Nacional para la defensa de la Soberanía Nacional contra los
avances del Imperialismo Yanqui.
Antes
era la alianza preconizada por el Komintern con las fuerzas democráticas y
burguesas en contra de los nacionalistas y reaccionarios de tipo fascista;
ahora el Kominform propicia la alianza del Comunismo con los nacionalistas
enemigos del imperialismo, en contra de las fuerzas democráticas y burguesas,
que sirven al imperialismo capitalista de Nueva York.
Claro
está que los Comunistas no hablan del Imperialismo soviético que ya domina
medio mundo y amenaza devorarse al resto, con un sentido absorbente y absoluto
que busca al hombre entero, que quiere a todo el hombre; su alma más todavía
que sus riquezas.
Por
el contrario, la Unión Soviética, es presentada como libertadora de las
naciones y azote de los opresores del mundo.
De
ahí los términos de la Declaración de Varsovia, donde se contienen las
directivas del Kominform:
"En
las condiciones actuales los países imperialistas, como los Estados Unidos,
Inglaterra y los Estados que los siguen, son enemigos peligrosos de la
independencia nacional y de la autodeterminación de los pueblos, mientras que
la Unión Soviética y los países de la nueva democracia constituyen una muralla
segura en defensa de la igualdad de derechos y de la autodeterminación de los
pueblos".
Y
en otro pasaje, se referían a la misión histórica de los partidos comunistas
que es ponerse "al frente de la resistencia al plan americano de
servidumbre"; y deben tratar de unir sus esfuerzos sobre la base de una
plataforma antiimperialista y democrática, movilizando a su alrededor a todas
las fuerzas democráticas y patrióticas del pueblo".
Fieles
a estas directivas de la Central del Kominform, esto es, de Moscú, los
comunistas de la Argentina, se fijaron el siguiente plan táctico:
"Los
Comunistas Argentinos actúan y luchan en la plena seguridad del triunfo de sus
objetivos mediatos e inmediatos, pues comprenden que para ello, para hacer
triunfar sus ideales, es preciso que supediten todas las demás tareas a la
tarea central del momento, cual es la de contribuir con su esfuerzo a impedir
que los imperialistas, y, en particular, los imperialistas yanquis, logren
expandirse en América Latina y en el mundo entero, haciendo
peligrar así nuestra
independencia económica, la soberanía de nuestro país y la paz mundial.
Los
Comunistas Argentinos supeditan todas las demás tareas a la tarea central de
reunir a todas las fuerzas democráticas y antiimperialistas en un frente de
liberación nacional y social para conseguir una Argentina grande, próspera,
feliz y soberana".
Se
trata, pues, para la Unión Soviética en su marcha hacia el Imperio del mundo,
de liquidar uno tras otro a sus enemigos valiéndose en cada caso, de aliados
circunstanciales reclutados entre sus próximas víctimas.
El
Comunismo Internacional —su ideología atea y materialista, su poder para
suscitar el odio y el resentimiento en las almas, su acción destructora en
todos los órdenes de la vida nacional—, es el instrumento para confundir,
dividir, ablandar y desmoralizar a las Naciones de Occidente, a fin de
convertirlas en fácil presa del Poder Soviético, del Imperio Rojo que se
moviliza al máximo de sus fuerzas, mientras se dedica a desmovilizar a sus enemigos
por medio de la acción de los Partidos Comunistas y de los activistas
emboscados en todas las actividades sociales que emplean las diversas formas
directas o indirectas de influir negativamente en las almas, anarquizar la
economía nacional y socavar las instituciones fundamentales de la Patria:
supersticiones, doctrinas exóticas, vicios, sabotaje, terrorismo, etc.
Repárase
en el hecho de que la acción del Comunismo se desarrolla impunemente a favor
del régimen democrático y de sus libertades abstractas. Todas las fuerzas
desintegradoras —judaismo, masonería, plutocracia financiera y Comunismo
marxista—, tienen en la democracia el medio legal para su penetración y
expansión en las naciones cristianas; en nuestra Patria inclusive.