Card. Joseph Ratzinger. Conferencia “Israel, la Iglesia y el mundo” (1994)
Benedicto XVI
“Muchas religiones, una única Alianza” (2007)
El rabino David Rosen, en 1994, organizó un encuentro
interreligioso en Jerusalén. Por parte católica fue invitado el entonces
cardenal Joseph Ratzinger, que pronunció una conferencia con el título Israel,
la Iglesia y el mundo. El texto completo de la conferencia se encuentra en
el libro de Benedicto XVI Molte religioni, un’unica alleanza, Cinisello
Balsamo, San Paolo, 2007.
Ratzinger desarrolló su tema a partir del Catecismo de la
Iglesia Católica (CIC) de 1992, n. 121, que a su vez retomaba lo dicho, el
17 de noviembre de 1980 en Mainz, por Juan Pablo II: “La Antigua Alianza no fue
nunca revocada”.
Según Ratzinger, en su intervención pronunciada en Jerusalén en 1994, a) la primera tarea que Judíos y Cristianos deben desarrollar es la de la reconciliación recíproca: “Tras el error de la shoah la iniciativa de este acercamiento debe venir ante todo de los Cristianos”; b) además, cita el Evangelio según san Juan (IV, 22): “La salvación viene de los Judíos”, para recordar, a despropósito, que el Judaísmo talmúdico es el que debe salvar al mundo y también a los Cristianos; en cambio, la frase del Evangelio de san Juan fue pronunciada por Jesús en el pozo de Jacob en el diálogo con la Samaritana (Jn., IV, 9-42), que le había preguntado si la salvación venía de los Samaritanos con su culto en el Templo en el monte Garizín o de los Judíos con el culto en el Templo de Jerusalén. Jesús respondió que, en la Antigua Alianza: “Vosotros [Samaritanos] adoráis lo que no conocéis; nosotros [Judíos] adoramos lo que conocemos, ya que la salvación viene de los Judíos” y no de los Samaritanos, que “profesaban una religión fundamentalmente judía, pero mezclada con influencias politeístas de divinidades asirias” (F. Spadafora, Dizionario biblico, Roma, Studium, III ed., 1963, pp. 542-544, voz “Samaria, Samaritani”), por lo cual no conocían rectamente la Religión monoteísta de Yahweh, que era profesada en su integridad en Jerusalén; pero Jesús añadió: “Vendrá un tiempo, y es ahora, en el que los verdaderos fieles adorarán al Padre en espíritu y verdad” (Jn., IV, 23), o sea, ni con sacrificios de animales en el Templo judío de Jerusalén, ni en el Templo samaritano en el monte Garizín, sino en la Iglesia de Cristo, mediante el Sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza, renovado místicamente o “en espíritu y verdad” en la Misa cristiana; c) Ratzinger afirma que “no existe culpa colectiva de los Judíos por la condena a muerte de Jesús”, en cambio, los Judíos (jefes y pueblo) gritaron unánimemente “Que su sangre recaiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mt., XXVII, 25), o sea, “la responsabilidad de su muerte es completamente nuestra y de nuestros hijos”[i], formando ellos un pueblo que tiene una religión que continúa todavía hoy y persiste en su rechazo a Cristo, que “merece (todavía) la muerte porque, siendo hombre, se ha hecho Dios”.
* * *
Peter Seewald nos revela en referencia a Benedicto XVI que
“uno de los momentos más difíciles de su Pontificado fue el “caso Williamson”.
En efecto, se considera todavía hoy que, revocando la excomunión al obispo
Richard Williamson, el Papa habría vuelto a acoger en la Iglesia católica a un
negacionista del holocausto. Efectivamente, este hecho, en enero de 2009, produjo
un vuelco en la percepción de la opinión pública, que hasta entonces había
expresado un juicio extremadamente positivo sobre el trabajo del Papa”
(Peter Seewald, Benedetto XVI. Ultime conversazioni, Milano, Corriere
della Sera/RCS, 2016, p. 14).El libro de Peter Seewald vuelve sobre el “caso Williamson” en las páginas 22, 210 y 222. En efecto, este “caso” ha significado algo verdaderamente decisivo en el ambiente eclesial. Ha sido una “piedra de tropiezo”. Seewald explica que “el tema de la relación entre el mundo judío y el cristiano está entre los que preocupan más a Ratzinger. Sin él, afirmó Israel Singer, Secretario General del Congreso Judío Mundial desde 2001 a 2017, no habría sido posible el determinante vuelco histórico en las relaciones bimilenarias entre Iglesia católica y judaísmo. Relaciones que, resume Maram Stern, Vicepresidente del Congreso Judío Mundial, bajo el Pontificado de Benedicto XVI han sido las mejores de la historia” (p. 15). Por tanto, imposible pero cierto, en el hecho de la judaización del ambiente eclesial y católico, Ratzinger supera al mismo Wojtyla (Singer y Stern dixerunt).
(Traducido por Marianus el eremita)
[i] F. Spadafora, Pilato, Rovigo, Istituto Padano Arti Grafiche, 1973, pp. 129-130; Denis Buzy, St. Mathieu, en La Sainte Bible, dirigida por L. Pirot – A. Calmer, vol. IX, Paris, 1946, p. 367 ss; P. Jouon, Recherches de science religieuse, Paris, n. 26, año 1926, p. 175; H. L. Strack – P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch, 4 vol., Múnich, 1922-1928, II vol., p. 1023.