16-SEGUNDA PARTE DEL PREFACIO PERSONAL DEL SEÑOR HENRY FORD
XVI EL INFORME DE MORGENTHAU SOBRE POLONIA
De
la cuestión judía norteamericana hasta la polaca, parece mediar un abismo. Ya
que los norteamericanos, a los fines de su propaganda, se refieren siempre de
preferencia a Polonia, y según cierto plan preparando por uno de sus hermanos
de raza se introducen aquí 250.000 judíos polacos y finalmente, porque el
pueblo polaco ha hecho sus especiales experiencias sobre el plan mundial judío,
resulta que a este respecto, Polonia puede dar una lección a los Estados
Unidos. Tanto mas cuanto que apenas es posible leer cualquier diario
norteamericano sin descubrir en sus columnas las huellas de una propaganda
hebrea anti-polaca, que sirve para desviar nuestra mirada de lo que ocurre en
el puerto de Nueva York. Si algún lector nos objeta que dejemos de hablar
siempre de Polonia y hablemos más bien de Norteamérica, es que esta persona
piensa acerca de Polonia tal como los hebreos desean y cuya ideología judaizada,
le torna hasta cierto punto incapaz de comprender claramente la cuestión hebrea
en Norteamérica. Es imprescindible que busquemos en nuestra patria al millón de
personas que con tanta premura vienen desembarcando en nuestras costas, que
veamos lo que estas gentes hacen y que hagamos constar en que se fundan
realmente, las muchas quejas sobre persecuciones de los hebreos en
Polonia.
Existen
acerca de este punto cinco testimonios oficiales que fueron publicados por los
gobiernos de Gran Bretaña y de los Estados Unidos, respectivamente. Es uno de
ellos el informe de Mr. M o r g e n h a u sobre los trabajos de la Delegación
norteamericana en Polonia para averiguar la situación de los hebreos en aquel
país. Agregado a dicho informe existe una minoría detallada del miembro de la
citada Delegación, general de brigada Jadwin.
Planea
cierto misterio sobre el referido documento. Pese a haber sido impreso para la
publicidad, se hizo en extremo raro, pareciendo como si de la noche a la mañana
hubiera desaparecido. El ejemplar del que se extraen los párrafos que siguen,
pudo adquirirse con suma dificultad. Su autor, Morgenthau, jefe de la
Delegación yanqui, que actuó en Polonia desde el 13 de julio hasta el 13 de
septiembre de 1919, es el ex embajador en Constantinopla, y persona de gran
fama personal y publica. Estriban las causas de la escasez de este folleto en
que los hebreos no están satisfechos del mismo, pues dice la verdad pura y
simple acerca de los hebreos en Polonia.
Cuando
partió de Polonia la Delegación yanqui, llego otra inglesa, bajo la jefatura de
cierto hebreo inglés, llamado Stuart Samuel que residió allí hasta diciembre.
El actual Alto Comisario en la Palestina, Herbert Samuel, es hermano de este
judío inglés. Con Stuart Samuel iba el capital Wright, que redacto un anexo.
Los dos documentos, junto con una carta del embajador británico en Varsovia,
Rumbold, fueron enviados al gobierno de Londres. Solo uno de estos cinco
informes "cayo en gracia" a los hebreos norteamericanos: el de Stuart
Samuel. Publicóse textualmente en los diarios, y hasta en forma de manifiesto
de cierto congreso judío-norteamericano. Puede adquirirse en todas partes y en
la cantidad deseada, pero ningún otro. ¿Por qué? Porque los informes restantes
tratan el asunto con imparcialidad y desde todos los puntos de vista. Si
llegasen a ser del dominio publico, se descubriría la propaganda en pro de la
enorme inmigración de hebreos polacos con perspectivas totalmente distintas de
las que se extienden hoy ante nuestra vista.
A
fin de que el lector pueda formarse un juicio personal, copiaremos las
declaraciones respectivas de los cinco informantes y las cotejaremos, donde
traten de los puntos primordiales. Aparecerán así claramente las coincidencias
y divergencias respectivas.
1. SOBRE "PERSECUCIONES" EN GENERAL
Dice,
Samuel: "En general, los polacos son de naturaleza sencilla, y si las
actuales campañas de prensa fueran reprimidas con mano fuerte, los hebreos
podrían, como en los anteriores ocho siglos, vivir en buenas relaciones con sus
compatriotas".
Llama la atención la ligereza con que habla
Samuel de la represión a la prensa. Obtuvo ahora la prensa polaca aquella
libertad de la que la judía Polonia siempre gozo. Cuando escribe francamente
sobre los hebreos, propone Samuel represiones con mano fuerte. A Inglaterra,
donde la prensa vuelve también a obtener la libertad de crítica, no se
atrevería probablemente Samuel a proponerlo. Expresa sobre la prensa hebrea en
Polonia Israel Friedlaender: "La prensa hebrea se desarrollo rápidamente
al impulso civilizador de los semitas, en Polonia. Puede deducirse la magnitud
de su influencia del hecho (que incomprensiblemente señalan los polacos en son
de reproche), de que el principal diario israelita de Varsovia tenia, hace
pocos años, una tirada mayor que el resto de la prensa polaca en
conjunto".
Informa
Morgenthau: "Se excitaban los soldados ante el rumor de que los judíos
eran bolcheviques, en tanto que en Lemberg se dijo que los hebreos hacían causa
común con los ucranianos. Fueron estos excesos, pues, tanto de carácter
político, como antisemita".
"Así
como los judíos considerarían sumamente injusto que se les juzgase en su
conjunto de raza, a raíz de hechos aislados de unos pocos correligionarios,
seria también injusto juzgar a la nación polaca en su totalidad por las
violencias perpetradas por tropas indisciplinadas o bandas aisladas de la
plebe. No estaban estos excesos preparados manifiestamente, porque de haber
formado parte de un plan premeditado, se habrían elevado a miles el número de
victimas, en tanto que, en realidad, no se trata más que de unas 280. Deben
considerarse estos excesos como resultado del profundo sentimiento antisemita
acrecentado por la creencia de que los habitantes hebreos profesaban
sentimientos hostiles al Estado polaco".
Manifiesta
el embajador Rumbold: "Los judíos pretenden explicar la imaginación
enfermiza de los de su raza, diciendo que se trata de un pueblo oprimido y
perseguido... Esta afirmación, aceptada en teoría, tiene en si muchas ventajas,
salvo la de su veracidad. Si tenemos en cuenta lo que les ocurrió en estos
últimos tiempos a otras "minorías de raza, religión y lengua", no se
nos presenta el judo como el pueblo mas perseguido, sino por el contrario ,
como el mas favorecido de Europa.
Hace
constar el general Jadwin que la grita de persecuciones no debe apreciarse sino
como medio de propaganda, y afirma: "Los desordenes de Lemberg, producidos
desde el 21 al 23 de noviembre, tal como los excesos en Lituania, se trocaron
en arma para una propaganda antipolaca. La Oficina de Prensa de los países
centrales, cuyo interés era desacreditar a la Republica polaca, permitió la
publicación de informaciones periodísticas, según las cuales, testigos oculares
calculaban el numero de victimas entre 2.500 y 3.000, aunque según declaración
de las juntas locales hebreas ascendieron cuando mucho a 76". Y dice mas
adelante: "Tal como los demás gobiernos, independientes del mundo, Polonia
esta también expuesta a una propaganda política e internacional emanada de la
guerra. La inflación, supresión o invento respectivamente, de noticias de
actualidad, el soborno de diarios por todos los medios, y la perversión de los
órganos públicos mediante influencias ocultas, todos los medios, en fin, de una
intencionada propaganda, constituyen una amenaza, bajo la cual Polonia debe
sufrir especialmente".
Es
esta propaganda así caracterizada, desde luego, total y típicamente
hebrea.
Morgenthau
calcula el numero de judíos muertos en 268, en tanto que Rumbold habla
únicamente de 18 dentro de "Polonia propiamente dicha", los restantes
murieron en desordenes de la zona de guerra. Samuel, señala en 348 el total de
muertos.
2. CAUSAS GENERALES DE LOS DESORDENES ANTI-JUDIOS ANTES DE LA
GUERRA
Dice
Stuart Samuel al respecto: "Los hebreos residentes en Polonia y Galitzia
suman unos tres millones. La opinión pública se había excitado contra ellos a
causa de la declaración de un violento boicot, que data de la época posterior a
las elecciones parciales de la Duma, realizadas en Varsovia en 1912. Las
relaciones comerciales entre Polonia y Rusia fueron siempre muy importantes,
especialmente en manos hebreas, y no solo en cuanto al comercio de artículos de
exportación, sino también en lo referente a su fabricación. Era un monopolio
judío la fuerza propulsora en casi todos los negocios. La mayoría de los
agentes rurales, al servicio de la nobleza polaco, pertenecen a la raza hebrea.
Merece atención, también, el hecho de que las clases medias de la población
están formadas, casi en su totalidad por judíos. Por encima esta la nobleza, y
por debajo la población rural. Las relaciones de los hebreos con los campesinos
son satisfactorias. Los aldeanos no saben leer los diarios, por cuya razón
sucumben fácilmente al antisemitismo al militar en el ejército. Dícese que no
es extraordinario el que aldeanos polacos recurran al fallo de los juzgados
rabínicos o judíos".
Resulta,
entonces, que los hebreos en Polonia gozaban de una posición muy favorable.
Compárese al respecto lo que dijo Samuel acerca del mismo asunto al principio
del presente capitulo.
En
lo que respecta a lo dicho por Samuel sobre el monopolio comercial hebreo en
Polonia, añade Rumbold : "Podría suceder que se interpretara erróneamente
lo expresado por Mr. Samuel acerca de su apreciación de la parte que antes de
la guerra tenían los hebreos en las relaciones comerciales ruso-polacas, y con
respecto a las industrias del país, mas resulta que la mayoría de las
mercaderías exportadas de Polonia fueron comerciadas por los hebreos, y que solo
un pequeño porcentaje de las mismas fue fabricado por ellos".
Expresa
el capital Wright: "En Polonia, hasta la ultima generación, todos los
comerciantes fueron hebreos. Los polacos han sido labriegos o terratenientes,
respectivamente, abandonando el comercio a los hebreos. Todavía hoy resulta que
mas de la mitad, acaso las tres cuartas partes de los comerciantes son hebreos.
Tanto en las capitales, como en las aldeas, consta que los hebreos orientales
no son casi nunca productores, sino solo intermediarios... Desde el punto de
vista nacional-económico parecen siempre los judíos como mercaderes, jamás como
productores de valores, ni siquiera como manufactureros; son en especial
traficantes en dinero. Con el tiempo, se hicieron dueños de la totalidad del comercio
y del trafico, y a partir de entonces no trabajaban en nada".
Añade
Wright a lo dicho por Samuel acerca de los agentes rurales: "Es Polonia un
Estado agrícola; pero los hebreos orientales, contrariamente a sus hermanos
occidentales, desempeñan un rol muy importante en la agricultura. Cada aldea,
cada alquería, posee su judío propio, que se asienta en una especie de trono
hereditario. Se encarga de la venta de los productos de los campesinos, y les
tramita sus compras en la capital. Todo terrateniente o aristócrata polaco
tenía así su judío propio, que tomaba a su cargo lo concerniente al comercio,
que administraba la parte mercantil de la alquería, que facilitaba dinero a su
dueño... Además, casi todos los habitantes de las poblaciones rurales son semitas,
haciendo de traficantes en cereales y pieles, de traperos y de negociantes al
por menor".
Dice
este mismo testigo, con respecto a la clase media: "Es instructivo
imaginar el probable aspecto que ofrecería Inglaterra, si viviera en
condiciones iguales. Al llegar a Londres, observaría el forastero, de cada dos
o tres habitantes, un hebreo; todos los barrios bajos estarían habitados
exclusivamente por semitas; en ellos, cientos de sinagogas. Observaría en
Newbury que toda la ciudad era judía, con todos sus carteles y letreros
pintados con letras hebreas. Llegando al condado de Berkshire, hallaría como
único tendero en la mayoría de sus aldehuelas a un hebreo y que estas
aldehuelas en su mayoría estaban compuestas por chozas hebreas. Casi todas las
fábricas en Birmingham estarían en manos semitas y dos de cada tres negocios
ostentando rótulos hebreos".
Se
esforzó Wright por dar a sus compatriotas ingleses clara idea plástica de cual
es realmente la situación en Polonia, y de cual debe ser necesariamente el
ánimo popular. Por ello la prensa judía se enfureció enormemente. El informe de
Samuel, en cambio, es notable por los numerosos detalles que cita y por los
escasos que interpreta.
3. CAUSA GENERAL DE LOS DESORDENES A CONSECUENCIA DE LA
GUERRA
Dice
Samuel: "La similitud idiomática con el alemán se debe a que durante la
ocupación del país por los germanos, los judíos fueron utilizados en varias
ocasiones frente a los polacos. Fueron acusados por esta razón de estar en
connivencia con los alemanes... Desaprobó el gobierno oficialmente el boicot;
mas, al parecer ocurrieron perjuicios en la ocupación alemana. Advierto que
numerosos judíos, que habían prestado servicios en aquel tiempo, fueron
despedidos, sin volver a ser empleados; en cambio no descubro pruebas de
idéntico proceder para con muchos polacos".
Rumbold
expresa: "El parecido del "yidisch" con el alemán, expresa haber
sido la causa de que durante la ocupación de Polonia los alemanes utilizaran a
gran numero de hebreos, aunque se hubiesen podido hallar infinidad de polacos
con cabal conocimiento del idioma alemán. Consistió la diferencia en que los
polacos servían a los alemanes, a quienes consideraron enemigos suyos, con
disgusto".
Declara
al respecto el general Jadwin: "En el transcurso de la ocupación de
Polonia por los alemanes, tanto el carácter germanizado del idioma judío como
la rapidez de ciertos elementos hebreos en relacionarse con los vencedores,
indujeron al enemigo a que utilizara a los judíos en calidad de agentes para
determinados objetos, ofreciéndoles no solo especial protección, sino también
la promesa de su autonomía. Afirmase que los hebreos especularon en víveres, lo
cual fue favorecido por los ejércitos ocupantes para facilitar su exportación a
Alemania". Quiere esto decir, entonces, que fueron también los judíos
intermediarios para el robo de víveres a un pueblo.
Manifiesta
el capitán Wright: "La edad de oro y el triunfo de los hebreos
acontecieron en el transcurso de la ocupación de Polonia por los alemanes. Los
hebreos de Polonia están a menudo germanizados por el corrupto alemán que
hablan, y hablando alemán se viaja por toda Polonia. En colaboración con
semitas administraban todo el país, oficiales y funcionarios alemanes. Fueron
los judíos en cada región administrativa los instrumentos de los alemanes,
dándose el caso de que los hebreos pobres se enriquecían rápidamente. Mas a
pesar de su aparente germanización, no resulta cierta la inculpación de los
polacos, de que los hebreos fueran adictos a los alemanes, sino que el foco del
semitismo no siente por Alemania mayor lealtad que por Polonia. Los hebreos de
Oriente son hebreos, y nada más que eso.
"Parecía
evidente que uno de los imperios, Alemania o Rusia, habría de salir vencedor, y
los hebreos, que habían apostado sobre ambos, estaban persuadidos de su éxito.
Mas resulto que quien salía triunfante era Polonia. No pueden acostumbrarse los
judíos a su restitución ni siquiera hoy, y uno de ellos me confeso que todo
esto parecíale un sueño".
4. EL BOICOT, UNICO MEDIO POLACO PARA LIBRARSE DE LA
ESTRANGULACION HEBREA
Dice
Samuel: "Data este boicot desde las elecciones a la Duma, en 1912. En el
transcurso de la guerra y a causa de la escasez existente, disminuyo mucho;
pero con el Armisticio volvió a renacer en toda su violencia anterior. Existe
en general un fuerte boicot particular, social y comercial de los judíos,
avivado constantemente por la prensa polaca". Cita luego Samuel el ejemplo
de como la prensa polaca estigmatizo duramente el nombre de una condesa polaca,
que vendió dos casas a judíos.
Es
el caso de citar el hecho de que poco ha ocurrieron también en Norteamérica
desordenes de índole racial a raíz del proceder de ciertos insignificantes
sindicatos hebreos, que especulan en fincas, y que en el centro de los barrios
que apetecían compraron una casa y desalojaron a los inquilinos, instalando en
ella a familias negras. Aprovechaban así el antagonismo de razas para
desvalorizar el precio de las fincas de todo un barrio, y poderlo adquirir
después a bajo precio. Tal vez existan en Polonia condiciones parecidas, que
hagan aparecer la venta de terrenos a israelitas como traición contra la propia
raza. "El antagonismo de razas" no ofrece, empero, suficiente
explicación de este fenómeno, sino que algo mas profundo rebullo en el
problema.
Consistía
el boicot en un mutuo acuerdo entre polacos de no vincularse comercialmente
sino con polacos. Los hebreos eran numerosos, ricos e influyentes en todos los
ramos comerciales. En realidad, aunque no formalmente, son propietarios de
todos los solares de Varsovia. Este "boicot", cuyo nombre de polaco
es "cooperativa", lo transforman y desfiguran los hebreos, declarando
que son persecuciones.
Rumbold
dice al respecto: "Es preciso recordar que los polacos, bajo la influencia
de modificaciones económicas y por el hecho de que desde 1832 no podían ocupar
puesto públicos, tuvieron que dedicarse por fuerza al comercio. A partir de
este momento surgió cierta competencia entre la población polaca y la hebrea en
Polonia, competencia que se agudizo al permitir el gobierno ruso la fundación
en Polonia de cooperativas. Aumenta constantemente el movimiento cooperativo en
Polonia, y es indudable que esta llamado a constituir un factor prominente en
el desarrollo económico polaco, perjudicando indirectamente la preponderante
posición del intermediario hebreo en Polonia.
"Podría
el gobierno polaco suprimir ese boicot mediante leyes y decretos. Pero debo
llamar la atención sobre el detalle de que esta fuera del alcance de un
gobierno obligar a sus súbditos a vincularse comercialmente con quien no
quieran hacerlo".
Morgenthau
juzga también el asunto desde un punto de vista mas justo que su
correligionario británico, informando: "Numerosos comerciantes hebreos
pretenden ver una forma de menosprecio perjudicial en la fundación de comercios
cooperativos. Es preciso reconocer en ellos un esfuerzo legislativo para
limitar la actuación excesiva y por lo consiguiente las cuantiosas ganancias de
los intermediarios. Por desgracia, se recomendaron dichos comercios al
implantarse en Polonia, como un medio adecuado para eliminar al traficante
israelita.
Ese
proceder indujo a los hebreos a la creencia de que la implantación de las
cooperativas constituía un ataque contra ellos. Aunque es posible que los sentimientos
antisemitas hayan representado cierto rol en ello, resulta, empero, que el
sistema de cooperativas representa una forma de actuación nacional-económica,
cuya aplicación es completamente licita en toda comunidad".
En
efecto, no resulta muy difícil luego de conocidas las apreciaciones y juicios
de estos cinco personajes, formarse una idea exacta de la situación en Polonia.
Ochocientos años hace que abrió Polonia sus puertas a los hebreos perseguidos
en toda Europa. Se congregaron allí, gozando de amplísima libertad, pudiendo
constituir un "Estado dentro del Estado", ya que en todas las
cuestiones hebreas poseían autonomía absoluta. Se relacionaban con el gobierno
polaco solo por intermedio de portavoces o representantes electos. Los polacos
les fueron indulgentes, no experimentando contra ellos prejuicios de índole
religiosa, ni racial. Después, Europa cayó sobre Polonia, destrozándola, hasta
el extremo de no existir sobre Polonia sino en los corazones de sus hijos. En
esta época de humillación polaca lograron los judíos enorme poderío, dominando
a los nativos hasta que en sus hogares. Sobrevino la guerra mundial, y con ella
la promesa de la restitución y liberación de una Polonia independiente. Los
hebreos no simpatizaron con esta restitución, porque jamás fueron amigos de los
polacos. Estos lo advirtieron perfectamente, y cuando luego de firmado el
Armisticio se vieron libres de manifestar abiertamente sus sentimientos, así lo
hicieron. Ocurrieron muchos acontecimientos deplorables, aunque no inexplicables,
y de ahí que los hebreos, según afirmación expresa de los polacos, lucharon
contra el país que durante ocho siglos les había brindado hospitalidad.
Demuestran
estos hechos en forma fehaciente la grave injusticia que la propaganda hebrea
antipolaca en Norteamérica comete contra Polonia. Más este era su primordial
objeto. Fué un objetivo secundario el de cegar al pueblo yanqui ante los hechos
verdaderos y hacérselos ver distintos como son, para que Norteamérica tolere
pacientemente la enorme afluencia actual de israelitas polacos.