jueves, 19 de diciembre de 2019

DOCTRINA NEGATIVA-TEMA 1-LA REVOLUCION LIBERAL



TEMA 1
DOCTRINA NEGATIVA:

La Revolución Liberal contra el Orden Católico y Occidental, en sus etapas religiosa, filosófica y política, hasta, culminar en la Revolución Social del Comunismo Marxista. El proceso del Liberalismo en la Argentina.
La Doctrina Positiva del Occidente Cristiano se funda en la Verdad de Dios de orden sobrenatural o Revelación Cristiana y en dos verdades objetivas de orden natural: la Filosofía del Ser con su lógica de la identidad, v el Derecho Romano como estructura básica del Estado o Poder Político. Las instituciones de la Fe y de la Tradición que derivan de estas afirmaciones fundamentales son: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, la Patria, la Familia, la Propiedad, la Profesión, el Municipio y el Estado servidor del Bien Común, más las Fuerzas Armadas de la Nación, cuya misión específica es la defensa de esos principios e instituciones permanentes de la Cristiandad Occidental. La defensa exige, a su vez, combatir lúcida y enérgicamente, toda doctrina negativa, toda posición o ideología que niega, debilita, tergiversa, desvía, confunde .o compromete la validez de esos fundamentos y la existencia de las instituciones en su orden debido. La Doctrina Liberal es fuente de sucesivas negaciones seculares que desde dentro vienen socavando los pilares y desvirtuando las instituciones para terminar con su abolición radical. El proceso del Liberalismo se inicia en Occidente con la Reforma de Lutero a comienzos del siglo XVI; se sigue con la división de la razón natural y de la Fe sobrenatural, más la crítica negativa de la Filosofía del Ser, en el siglo XVII; con la crítica del Derecho Romano cristiano y la revolución política del siglo XVIII; y culmina •con la Revolución Social o Guerra Revolucionaria desencadenada por el Comunismo Marxista en el siglo XIX, en su fase decisiva actual. La crítica marxista comporta un nihilismo extremo, el programa de la destrucción total, teórica y práctica, del Orden Occidental y Cristiano. Por esto es que hace suya y radicaliza la crítica de la Religión, de la Teología y de la Filosofía cristianas, del Derecho Romano y del Estado; completando la suma de negaciones liberales con la crítica de la Propiedad Privada tal como la define el derecho liberal burgués. En cuanto a las Fuerzas Armadas de la Nación, la crítica marxista las reduce al papel de una guardia pretoriana al servicio de la clase explotadora que será abolida definitivamente junto con el Estado de Clases. La Doctrina y la Práctica Comunistas no son más que el liberalismo moderno llevado hasta sus últimas consecuencias en la negación del Orden Occidental y Cristiano. No se puede, pues, separar comunismo de liberalismo; y la doctrina liberal es, punto por punto, la negación de los principios e instituciones de la Cristiandad Occidental. La crítica negativa y las demoliciones prácticas del liberalismo, que se extreman en el materialismo dialéctico de Marx, tienen su origen y raíz en el Libre Examen, en el supuesto derecho a discutirlo todo que Lutero reivindica frente a la Cátedra de la Unidad Católica, al magisterio infalible del Papa Romano en orden a la Palabra Revelada, es decir en el Dogma de la Fe y en la moral: Demuestra Augusto Nicolás en su libro PROTESTANTISMO Y COMUNISMO: "Toda interpretación exige el conocimiento adecuado de su objeto —lo sobrenatural que es propio de la Revelación, implica, pues, lo sobrenatural en el agente de su interpretación (la Cátedra de Pedro instituida por el mismo Dios). ...Así el protestantismo atacando al principio de la autoridad visible y docente del cristianismo, y oponiendo el principio opuesto de Libre Examen, ha matado de un solo golpe la autoridad de la Verdad misma del Cristianismo y del orden sobrenatural revelado. Por consiguiente, ha destruido la fe en este orden sobrenatural, la cual no puede subsistir sin una autoridad de magisterio igualmente sobrenatural. "No conocemos a Dios sino por Jesucristo; así como no conocemos realmente a Jesucristo sino por la Iglesia" 3. El proceso inexorable, implacable del Libre Examen, después de la negación de la Cátedra de la Unidad Católica, la Palabra misma de Dios, se aplica sucesivamente a la negación y destitución de toda autoridad humana. "Consumada la máxima subversión, confundida la Palabra de Dios frente a la de un hombre cualquiera que se cree iluminado de lo alto, todas las otras subversiones y confusiones que están comprendidas en la primera se van a seguir inexorablemente. Si todo el mundo es, en principio, sacerdote, y lleva el Evangelio en su corazón, también puede sentirse rey, sabio, artista, general, magistrado, educador, empresario, etcétera..."'1. Lutero... "se instituyó a sí mismo en la Cátedra de Dios y creyó que su juicio era más, mucho más, que el de los papas y obispos, que el de los teólogos y filósofos. Ni la cátedra romana, ni los concilios ecuménicos, ni los Padres y doctores de la Iglesia, «ni las ridículas reglas de los lógicos y «ni las fantasías de los filósofos, ni el mago Aristóteles», tienen la autoridad de su sentimiento interior y de su propia experiencia para establecer la validez de un testimonio, de una afirmación o de una sentencia" *. Así se consumó la Revolución Liberal en el plano religioso, a través de las variaciones del Protestantismo, quebrando la unidad católica del Occidente Cristiano, con la multiplicación indefinida de los "cristianismos", hasta promover la indiferencia religiosa y finalmente el ateísmo o anticristianismo agresivo que es la sustancia misma del Comunismo Marxista.
Págs. 26 a 23. 4 J. B. Genta: LIBRE EXAMEN Y COMUNISMO, Cap. I, páginas 178 y 184 de esta edición.
Después de la Religión Católica, el Libre Examen aplicó su crítica negativa y corrosiva a la filosofía del ser y a la lógica de la identidad. Así Descartes para justificar el Libre Examen, el derecho de cada individuo a discutirlo todo, a dudar de todo y a exigir que su asentimiento a algo dependa del fallo de su propio juicio, inicia su DISCURSO DEL MÉTODO (año 1637) con esta falsa y demagógica sentencia: "El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo". Es notorio que el buen sentido o capacidad de juzgar rectamente es la cosa peor repartida del mundo. El juicio recto acerca de una determinada cuestión supone la autoridad y la ponderación del saber, esto es, el arduo y largo estudio de la cuestión. Sólo es verdaderamente libre en una materia el que la domina a la perfección. Descartes, que es el padre de la filosofía moderna, desplaza la verdad fundamental del ser; y en su lugar pone al yo que piensa. El punto de partida del pensamiento filosófico ya no es el ser es el ser, cada cosa es lo que es: el agua es agua, el pan es pan, el alma es alma, Dios es Dios. Ahora el punto de partida es: Pienso, luego existo; esto es, el yo pensante, la auto certeza de su existir en tanto piensa como la verdad primera y fundamental sobre la cual se levanta todo el edificio de la nueva filosofía. Así como Lutero hace radicar la interpretación válida de la Palabra de Dios en el sentimiento interior, Descartes radica en el yo pensante el principio de toda verdad. Uno y otro son subjetivistas, sostienen la primacía del sujeto, de su inspiración, de su pensar como criterio supremo de validez, lo que se llama protestantismo en el plano religioso e idealismo en el plano filosófico. Uno y otro expresiones del Libre Examen, principio del Liberalismo en todas sus formas. El liberalismo moderno es el proceso infinito de la crítica negativa y de la negación práctica de todo lo que es. Tal como advierte el judío marxista Bernstein: "el objetivo final no es nada, el movimiento es todo". En lenguaje más práctico, quiere decir que el objetivo final es la nada y el movimiento es la revolución permanente. De negación en negación, el proceso dialéctico —e] alma de la dialéctica es la negación— concluye inevitablemente, inexorablemente, en la suma de negaciones que es el Comunismo Marxista, nihilismo puro, teórico y práctico. Por esto es que Pío XI, lo declaró "intrínsecamente perverso". Contra los derechos de la afirmación, de la identidad y de la fidelidad, el Liberalismo exalta la prioridad de los derechos de la duda, de la crítica, de la negación y del cambio. Contra la Cátedra de Dios, el Libre Examen; y contra la lógica de la identidad fundada en la esencia realísima de lo que es, la lógica de la contradicción o dialéctica fundada en la apariencia sin ser, el devenir de todo lo que existe. Claro está que el derecho a dudar de todo implica todavía el supuesto de algo indiscutible que es el propio juicio individual. Lutero duda de la infalibilidad de la Cátedra de Pedro en las cosas de Dios, pero pretende que su propio juicio en la materia sea infalible. Heráclito, para ilustrar el eterno devenir, la mudanza de todas las cosas, afirmaba que "no es posible bañarse dos veces en la misma agua de un río". Es verdad, pero siempre que nos bañamos lo hacemos en agua; no podría ser numérica o materialmente la misma agua; pero si, en esencia, la mismísima agua que nos lava y apaga la sed. Cambian las aguas y permanece el agua; pasamos de un agua a otra agua, y todavía a otra. . . esto es lo accidental que se, muda. Lo que importa es contar siempre de nuevo con la misma esencia, con lo que hace que cualquier agua sea agua y no otra cosa. Y así como tenemos necesidad para no morirnos de sed de la esencia- que no pasa en el agua corriente, todavía más necesidad tenemos de la Palabra que no pasará nunca para la vida eterna. El Liberalismo no soporta la existencia de las esencias; y menos que ninguna otra, de la Esencia que es su misma Existencia. No soporta, pues, la eternidad de Dios y lo que es eterno en los seres creados. Se comprende que si el hombre hace de su libertad el fundamento mismo de la existencia, su principio primero v su último fin, la dinámica de esa libertad tiene que ser la negación de todos los límites divinos, naturales e ilistóneos; esto es, sólo podrá reconocerse y afirmarse a sí misma como liberación de toda dependencia u obligación externa: toda heteronomía5, como dice Kant, el filósofo del liberalismo. Por el contrario, si el hombre reconoce que no es su principio ni su fin: que viene de otro y es heredero. Si reconoce que es hidalgo como criatura y como hijo, entonces no es libre de elegir, no tiene opción, respecto de Dios, de su Patria, de su familia; pertenece y se debe a ellos con amor filial. No le queda más copie la libre obediencia, la libertad de servir. Puede desobedecer, desertar, negarse a servir; pero este estado de baja rebelión no es libertad, sino servidumbre del pecado, como dice León XIII en su encíclica LIBERTAS. El Liberalismo es pecado porque postula una libertad que quiere liberarse de toda sujeción y ser enteramente para sí; el hombre es lo que hace y Dios mismo es hechura suya; también es la medida de todas las cosas, sea como individuo, número, clase, masa, nación, rasa o humanidad. Puesta esta falsa libertad, esta libertad aparente como principio, su lógica tiene que discurrir necesariamente en la apariencia sin ser, en la negación de lo que es y en la negación de la negación. Esta lógica de la contradicción infinita es la dialéctica. Su fundamento ontológico no es la esencia inmutable sino el mudable devenir, o el no ser; no procede de lo mismo a lo mismo, sino que vive de la negación de lo que es. La dialéctica marxista o existencialista no lleva la contradicción al plano de la esencia, sino que niega lisa y llanamente que haya esencias. En Marx y Sartre6, es el resultado de su negación de Dios, porque no puede haber esencias sin Dios que las conciba y todo está permitido si Dios no existe.
5 Heteronomía: significa autoridad externa, así como autonomía, la propia autoridad sobre sí mismo.  
El liberalismo llevado hasta las últimas consecuencias es nihilismo puro. Si asume la forma de una empresa colectiva, acaba en el Comunismo Ateo de Marx o de Bakunin 7. Si se limita a un programa individual, se manifiesta finalmente en el tipo de los demonios de Dostoievsky o en el existencialismo ateo de Heidegger8 o de Sartre. Es que el Liberalismo moderno se plantea en la división de Cristo, en la desencarnación del Verbo de Dios que el hombre obra en sí mismo, liberando su razón natural de la Fe sobrenatural, su libertad humana de la Gracia Divina, sus obras del mérito de Cristo. En lugar de la civilización del hombre unido a Dios en Cristo, la del hombre que niega o reniega de Cristo: humanismo judío, masónico, comunista o existencialista. Se trata de un humanismo demasiado humano, cuya recuperación desde las sucesivas alienaciones o enajenaciones —religiosa, metafísica, política, social— se juega en el ritmo dialéctico de la negación de la negación. Tesis, antitesis y síntesis totalmente negativas; la libertad libre de toda limitación que nivela al ser con el no ser—ciencias, opiniones valores, etcétera— a través de la igualdad promotora de la fraternidad. La diferencia engendra odio y de la abolición de todas las distinciones v jerarquías por el igualitarismo masificador procede el espíritu de hermandad, la fraternidad universal. En lugar del misterio de la Santísima Trinidad, el hombre moderno confiesa la trilogía de negaciones dialécticas —libertad, igualdad, fraternidad— en que se funda la religión civil de la Democracia. 6 Sartre: filósofo y literato existencialista francés de nuestros días. 7 Bakunin: revolucionario de origen ruso que produjo la división de la Primera Internacional de Trabajadores con su oposición a Marx. Es el jefe del Comunismo Anárquico o Anarquismo. 8 Heidegger: filósofo alemán contemporáneo.
No se trata de una de las formas de gobierno, sino de un ideal y estilo de vida que algunos filósofos católicos como Maritain no vacilan en proclamar como "el ideal de la Cristiandad". Esta democracia exaltada idolátricamente como la nueva divinidad es el camino que lleva, quieras que no, por la vía pacífica del sufragio universal o por la violencia revolucionaria, hacia el Comunismo. La crítica de la Religión de Cristo, la crítica de la filosofía de las esencias y del fin, la crítica de las jerarquías sociales y la crítica de la Propiedad Privada, son las etapas dialécticas en que se cumple ese proceso de recuperación teórica y práctica de su humanidad 9, por 1 hombre enajenado de sí mismo a lo largo de la historia universal. ¿Qué es la Religión? La primera y principal de las alienaciones del hombre. El hombre proyecta en Dios v en la vida del más allá sus necesidades y aspiraciones defraudadas por su condición real en esta vida. Busca en lo sobrenatural y en la idea de la divinidad lo que le falta en la realidad. Quiere decir que la relación existente entre lo real y lo ideal es la que media entre una negación y la negación de esa negación. Según esta teoría materialista que Marx recoge de su maestro Feuerbach, "los dioses han aparecido sobre la tierra. . . para aplacar el hambre, para apagar la sed, en una palabra, para remediar la miseria humana". Por esto es que la Doctrina Marxista sostiene que, cuando el hombre haya alcanzado la felicidad real en esta vida, ya no tendrá necesidad de la ilusión religiosa para vivir. Quiere decir que ya no tendrá que alienarse, buscar fuera de sí, en un supuesto más allá, la satisfacción de sus necesidades reales: "La religión —concluye Marx— no es más que el sol ilusorio que gira en torno del hombre, hasta que el hombre gire alrededor de sí mismo como de su propio sol". 9 Este humanismo típicamente liberal y marxista pretende que el hombre es lo más alto para el hombre y la medida de todas las cosas; es el humanismo anticristiano o ateo de nuestros días.
Lo mismo ocurre con la alienación metafísica que significa la fijación de la mente en verdades esenciales: esto es, la evasión de un carácter dialéctico en ese sentido de la eternidad y de lo que es eterno en. las cosas. Las jerarquías sociales, así como los antagonismos de clase entre propietarios y proletarios, son otras tantas formas de la alienación; esto es, de una humanidad disociada, desgarrada, dividida de sí misma. La abolición, de todas las jerarquías y privilegios, de esas clases mismas por medio de la supresión de la Propiedad Privada,, traerá la recuperación del hombre total; la reintegración de su humanidad lacerada por la sociedad capitalista, prevista en la revolución social. La necesidad del Estado en. la Dictadura del Proletariado es transitoria v responde al propósito exclusivo de aplastar a sus adversarios burgueses; pero el Estado, como forma de coerción del hombre se irá extinguiendo a medida que la perfección del régimen comunista "vaya reemplazando el gobierno de las personas por la administración de las cosas y la dirección de los procesos dela producción" 10. El proletariado consciente de su misión es el encargado de reivindicar a la humanidad. Su acción histórica consistirá en la superación definitiva de toda moral de clase, para alcanzar, por vez primera, una moral verdaderamente humana sobre la desaparición de toda desigualdad social. Este proceso de liberación social del hombre, a través de la nivelación dialéctica que se inicia con la crítica de la religión y acaba con la crítica de la Propiedad Privada, será consumado por el proletariado. "El alma —sostiene Engels— no se reforma con la religión, sino con la praxis... no ideas sino praxis. No héroes, sino masas". El paso de la sociedad feudal a la burguesa, y de ésta a la sociedad sin clases, no es más que el cumplimiento dialéctico de esa liberación de la libertad humana de sus cadenas tradicionales: "Así la burguesía en virtud de las necesidades de su desarrollo, opuestas a los privilegios y vínculos feudales, es llevada a reivindicar la libertad y la igualdad bajo la forma universal de los Derechos del Hombre. 10 Engels, ANTIDÜHRINC.  El proletariado después de acompañar a la burguesía como la sombra al cuerpo, a partir de la abolición de los privilegios de clase, pasa a exigir la abolición de las clases mismas... reivindicando además de la igualdad formal —jurídico política—, la substancial —-socioeconómica—". "Es la misión histórica del proletariado —continúa Engels 11— reivindicar el derecho del trabajador sobre su persona y actividad libre, frente a la condición de mercancía bajo el régimen burgués. Su objetivo final es la conquista de un ideal humano de libertad y de desarrollo de la personalidad". El movimiento proletario mundial arranca del fin de la Filosofía de la Historia Universal de Hegel, transformando su dialéctica ideal de la libertad en la realización dialéctica de la libertad; esto es, en liberación efectiva y total del hombre. Por esto es que Engels insiste 12: "Hoy existe por primera vez el desarrollo y la realización absolutamente libre de sus aptitudes físicas e intelectuales. Cuando tal posibilidad se convierta en realidad, el hombre saldrá verdaderamente del reino animal, iniciará una vida verdaderamente humana, no más ajeno a la sociedad y a las fuerzas que en ella operan, sino factor consciente de su historia". Ocurre, pues, que el proletariado desde la extrema inhumanidad de su condición económico social, desde la nada que es en la sociedad burguesa, pasará a serlo todo en el salto a la libertad que va a ser el Comunismo. Si de este canto de sirena de la utópica panacea libertaria, pasamos a la real condición humana bajo las tiranías comunistas, nos encontraremos con pobres bestezuelas aterradas en su extremo desamparo e indigencia o con autómatas eufóricos de la tecnocracia. Las sucesivas revoluciones "libertadoras" han venido despojando al hombre occidental de todos sus apoyos y protecciones, de todos los bienes espirituales y estabilidades sociales que le había procurado la Civilización Cristiana; y después de que el Liberalismo ha vaciado su alma y los ha proletarizado, ya no constituyen verdaderos pueblos, sino masas informes y tumultuosas, presas fáciles de la Tiranía Comunista.
11 ANTIDÜHRING. 12 ANTIDÜHRING