lunes, 2 de diciembre de 2019

23-LA IGNORANCIA DE LOS MANDOS CASTRENSES-24-LA SUBVERSIÓN UNIVERSITARIA

ASALTO TERRORISTA AL PODER
Por: Jordán Bruno Genta

23-LA IGNORANCIA DE LOS MANDOS CASTRENSES

El problema de las intenciones, o del grado de conciencia o de inconsciencia que tienen los responsables, hablo de los altos mandos, es un problema que sólo Dios lo sabe y que yo no soy quien para juzgar. Pero en política lo que cuenta son los resultados, no las intenciones de los responsables. Y los resultados concretos son estos que yo les acabo de referir. Uno lee por ejemplo, en hombres que seguramente son honestos, que seguramente son personas bien intencionadas, el discurso del día de hoy, Día de la Armada, del Almirante Coda, y uno se asombra de la ignorancia invencible de estos hombres, que son los responsables. Porque él, todo el problema del país lo reduce al peligro que representa un pequeño grupo insignificante de guerrilleros de ideas marxistas, formados en el exterior o que vienen del exterior, y que son el único problema que tiene la Argentina. El problema de la guerrilla, ninguna persona sensata lo puede tomar en el núcleo evidentemente mínimo en que actúa. Y es insólito además, que uno lo vincule a, escuelas o lugares en que se forman efectivamente o se perfeccionan algunos de estos sujetos. Justamente en momentos en que la revolución bolchevique triunfaba en Rusia, en la República Argentina al producirse la expansión de la revolución comunista en el mundo entero, tuvo dos aspectos esa proyección: uno fue la agitación obrera, que obligó al presidente democrático, popular y populista, Yrigoyen, para poder frenar ese levantamiento, tuvo que movilizar al ejército. Y el ejército de aquel entonces, tenía una característica que no ha revelado el actual, hasta el presente. Salieron y barrieron la agitación, de la única manera que se puede hacer. Y esos hechos culminaron en la Semana Trágica de enero de 1919. Yo tenía entonces diez años. Salió el general Dellepiane, que a pesar de que era democrático, había sido formado en la escuela prusiana militar, y los hombres arreglaron el problema del único modo que se puede solucionar. Pero, aquí está la cosa. Lo increíble es que hombres mayores, con los más altos grados, hablan de lo que acontece hoy en la Argentina, del terror y de la guerrilla, y lo presentan como un minúsculo grupo ajeno al país, que no tiene nada que ver con el país. Y ocurre que en 1918, la revolución comunista que no triunfó en el campo social, sí triunfó en la Universidad Nacional Argentina, que es la Reforma Universitaria del '18. Y triunfó en la Argentina, originada en Córdoba, en la Universidad Nacional de Córdoba, en la católica, tradicional e hispánica ciudad de Córdoba, se extendió a la Argentina, se extendió a toda América Latina. El otro día una alumna de cuarto año, claro, porque han empezado los momentos difíciles, ¿no?, me pregunta, porque los alumnos preguntan. Primero que pensaba yo. A pesar de que dicto clase de filosofía y de religión, si me preguntan tengo que decirlo. Entonces dije que yo había estado siempre contra Perón, que estaba contra Perón, y que esperaba morir, con la ayuda de Dios, estando en contra de Perón. Y no por un capricho personal, sino simplemente por una inconciliable posición doctrinaria y política, y que me veía obligado a decirlo así, porque como estaba triunfante, un educador tiene la obligación de dar testimonio. Entonces un alumno me hizo una pregunta realmente interesante, porque están divididos, es una división muy numerosa, y me dice, « hay una cosa que no entiendo señor y quiero que me explique: a qué se debe este entusiasmo de la juventud de hoy, universitaria, incluso secundaria, que no lo ha conocido a Perón, que no sabe nada de él y que sin embargo tiene esta pasión peronista». Lo felicité por la pregunta, porque esa es una pregunta importante. Le dije, te la voy a contestar, pero no vas a entender bien, todavía no podés entender esto. Pero ese entusiasmo, esa euforia, esa pasión peronista de la juventud, es el resultado de una táctica comunista, en 1945, cuando Perón les entregó a los comunistas, a los reformistas, a los elementos de la F.U.A., les entregó todas las universidades, e inclusive el Instituto mío, el Profesorado, (por eso yo soy el decano de los cesantes, llevo veintiocho años), ¿cómo le respondieron los reformistas?. Como la reforma Universitaria ha surgido bajo tres signos negativos, anticatolicismo, antimilitarismo, y antiimperialismo yanqui, no podían ellos aceptar a un coronel. En segundo término ignoraban el grado de penetración que había alcanzado Perón en las masas obreras, a través de la Secretaría de Trabajo, y entonces lo repudiaron. Por eso la Argentina no fue el primer país castrista de América. Se produjo el enfrentamiento entre esa izquierda marxista universitaria, y el peronismo. Perón entonces tuvo que buscar de nuevo, la alianza que tuvo, como la ha obtenido ahora en gran parte, en los nacionalistas y católicos, que se presta con toda facilidad a cualquier clase de transacciones. Bueno, durante los diez años de la primera etapa peronista, ese enfrentamiento se mantuvo. Se fundó la C.G.U., la organización universitaria peronista pero se mantuvo esta tensión. Error táctico grave de la conducción oficial comunista en el país entonces. Ese error ha sido corregido ahora. Desde hace unos años, ha empezado una agitación, y una expansión dentro del ambiente universitario del peronismo. ¿Quiénes son los activistas, quienes son los conductores?, son justamente los activistas comunistas reformistas. Y por eso han empezado las manifestaciones de la guerrilla. La guerrilla no son los Montoneros, los del F.A.R., los del E.R.P., etc., son como les decía el otro día, como los cinco dedos de esta mano. Son cinco dedos distintos, pero pertenecen a la misma mano, y actúan en función de la misma inteligencia y de la misma voluntad. Ustedes leen por ejemplo, lo que dijo ayer en Córdoba el ex teniente Lxcastro, como escuchan un discurso de esa figura del Che Guevara, también argentina, que es el señor Galimberti, o escuchan, o leen, algún manifiesto o informe del E.R.P., y ustedes van a encontrar la más perfecta coincidencia. Solamente por una ignorancia supina, total, por una falta de conocimiento más elemental de la realidad argentina y de lo que se ha vivido en estos últimos cincuenta años, puede un almirante, un general, un brigadier, ignorar esta evidencia. Yo entré en la Universidad Nacional de Buenos Aires, en la facultad de filosofía en 1928, o sea a los diez años de la Reforma Universitaria. Y yo fui conquistado por los reformistas. Tenía una educación liberal, izquierdista, entré ahí y fui tomado. Y en ese clima, en la facultad de filosofía entonces, como no había esas carreras de psicología y de sociología, tenían que venir a actuar estudiantes de Medicina, que era el foco de la acción reformista, y entonces se inscribían en filosofía, no para estudiar, sino para poder actuar como alumnos y como agitadores. Gracias a Dios, me fatigué pronto, por dos razones. Primero porque me resultaba insoportable, ordinaria, vulgar y plebeya, la concepción marxista. A mí toda esa retórica materialista, dialéctica, me era imposible. Tenía pocos conocimientos todavía de filosofía, era ateo pero no podía soportar. Y entonces, me fui separando, en plena carrera. Además, debo decirlo también, porque es importantísimo, tuve el privilegio de conocer allí a la que es mi señora. Y esto, que es una cosa importante, impor- tantísima, a pesar de que yo tal vez contribuí entonces a confundir su mente, porque evidentemente siempre abracé con una pasión tremenda las cosas, me dura todavía, todas las grandes pasiones de mi vida me duran todavía, y me durarán posiblemente hasta la muerte, resulta que me fui apartando, aunque mantuve vinculación estrechísima con profesores que no aparecían como comunistas, eran simplemente liberales, después advertí que eran masones, pero el ambiente universitario era ese, el dominante. Y los sueños de entonces, eran cuando nosotros lleguemos a ser la clase dirigente y gobernante de América Latina, entonces comenzará la revolución social. En fin, no es el caso de referirme, a los hechos que intervinieron en que mi vida se fuera transformando totalmente. Eso sí, cuando yo me confesé y me definí cristiano, católico, digamos así, a partir de 1935, entonces ya la situación mía cambió. Todo ese mundo que me había rodeado, sostenido, protegido, y que eran ya los intelectuales, y los hombres que conducían a las juventudes universitarias en todo el país, me fue haciendo un vacío.
La Guerra Civil Española me terminó de definir, y hasta la fecha continúo ese camino, de un nacionalismo católico y jerárquico, que es lo que he defendido toda mi vida. Cuando uno ha vivido, después me tocó este problema, lo tuve que enfrentar este problema de la Reforma , para poder ser profesor de la universidad, como llegué a serlo en la Universidad del Litoral, por una situación tal vez completamente providencial, pude ganar un concurso de oposición, y fui profesor adjunto de Sociología en la Facultad de Ciencias Económicas y Políticas de Rosario. Cuando yo tenía treinta años, era profesor universitario, profesor superior en el Instituto del Profesorado de Paraná y era profesor secundario. Ahí viví la resistencia como profesor. Después la tuve que afrontar como interventor de esa universidad cuando se produjo la revolución del cuatro de junio, época que conocí a Perón, y traté a Perón. Luego vino el hecho que determinó nuestra derrota, que fue el resultado de la Segunda Guerra Mundial. Para la Argentina fue un hecho catastrófico, aunque fuéramos beneficiarios en el orden económico y financiero, de esa guerra. Fue catastrófica, porque con motivo del final de esa guerra, se produjo un hecho que ya les quitó a las Fuerzas Armadas de la Nación, su significado, su función especifica. Tiene razón el señor Cámpora cuando dijo ayer que las Fuerzas Armadas están para defender al país, defender la soberanía política frente al exterior, y que en el orden interno son el brazo armado de la soberanía popular, que es por otra parte lo que se enseña en todas las academias militares. Porque la Argentina en ese momento, tenía un gobierno militar en 1945, y nosotros produjimos un hecho, dos hechos pero uno principal, de una gravedad trascendental, le declaramos la guerra al Eje cuando ya estaba vencido, o sea un hecho ignominioso, sin excusa posible. Eso explica, a mi modo de ver, que las Fuerzas Armadas cambiaran su misión específica que es la defensa de la integridad, del honor y de la soberanía política de la Nación, por la custodia, el servicio de la soberanía popular que es tina ficción. Porque nosotros habíamos claudicado a la soberanía política cuando produjimos ese hecho.
Nos permitieron los vencedores, nos engancharon como furgón de cola, en el carro de los vencedores, pero al precio del sometimiento del país. Este es el problema. Y uno de los protagonistas principales de ese hecho fue en ese entonces el Coronel Perón. No hablemos de las Actas de Chapultepec y de otros problemas, hablemos solo de éste. Pero repito, cualquier persona de sentido común con alguna experiencia de la realidad argentina, sabe perfectamente que el terror actual no es una criatura exótica, no es nada venido de afuera, no es ninguna cosa, aunque puedan irse a preparar guerrilleros en Cuba, o en cualquier otro lugar del mundo, ese es un fenómeno nacional, continental, es el producto de cincuenta y cinco años de Reforma Universitaria. Por eso ustedes ven que cuando caen guerrilleros, todos son o estudiantes o profesionales, salvo alguna que otra excepción. Son hijos de la Reforma Universitaria. En la historia nunca se debe hablar de lo que pudo ser, sino que hay concretamente que hablar de lo que es. Pero supongamos que yo no hubiera sido apartado por la mano de Dios de ese camino, estaría figurando, no propiamente en la guerrilla activa, sino en los ideólogos de la guerrilla. Es una cosa comprensible. El problema uno lo ha vivido desde adentro, lo ha vivido en sí mismo, lo ha vencido en sí mismo, y luego ha dedicado la vida uno a tratar de esclarecer a los demás, y especialmente a los hombres de armas. Pero, aunque hemos logrado alguna penetración, ser escuchados en alguna medida mínima, lo que ha prevalecido es lo que está a la vista, y la gravedad de los momentos que vienen, proceden precisamente de lo que está vertebrado debajo de esas manifestaciones masivas del peronismo, o de esa confusión que crean los nacionalistas estos, que ya en el '45 obraron como obran en el '73, que carecen de toda influencia en la dinámica real del proceso. Hace, pongamos cinco años, un distinguido oficial, que estaba en el Colegio Militar junto con Licastro, me comentaba aquí en este mismo lugar, las conversaciones que tenía con él, y las exhortaciones, y los esfuerzos de Licastro para convertirlo a él.
Y uno sabe perfectamente cual es el pensamiento. Había un grupo de oficiales, que fueron descubiertos pero se tomaron medidas mínimas, dos o tres fueron dados de baja y los otros quedaron, que asistían a las clases, del escritor Hernández Arregui, ideólogo marxista del peronismo. Ellos han triunfado, están triunfantes en este momento. Eso es lo triunfante. Porque los otros, hablo de los pequeños y grandes burgueses del peronismo, qué peso tienen, qué peso real el propio Perón, qué peso real sobre el terror?. El terror está en el proceso de la revolución comunista de América Latina. El terror obedece a su propia dialéctica interna, no es un pequeño conjunto, es una mentalidad dominante en las clases dirigentes argentinas, como chilenas, como uruguayas, como mejicanas, como colombianas, como cubanas. Porque la guerrilla no podría subsistir sin el apoyo de la población. Cómo se explican ustedes que hasta cuando se han llevado entero el arsenal de una unidad militar como en Córdoba, no se descubre ni rastro, me van a decir ustedes que nadie ha visto. Una persona de sentido común sabe que muchos han visto. Pero no ven, unos porque colaboran activamente, y otros por miedo, no ven nada, nadie ve nada. Es como ayer, que se robaron un Torino de la Policía Federal o no se que Policía, y movilizaron enseguida helicópteros, aviones, de todo, y ni rastros. El puñado de los que actúan es un puñado nada más, porque si no fuera un puñado, no podría actuar con eficacia. Pero lo que respalda eso, es todo mi clima, toda un mentalidad, es la población, sobre todo las grandes poblaciones urbanas. Así como los cuadros movilizados en la Rusia del Zar para la guerra con Alemania, lo integraban esos núcleos subversivos de estudiantes y obreros, cincuenta años de Reforma Universitaria han producido y siguen produciendo los cuadros de oficiales y del estado mayor de la subversión nacional. Están metidos en todas partes, están adentro de la Iglesia ahora, tienen también una guerrilla que se llama Tercer Mundo. Y están metidos en el Ejército también, ¿en dónde no están?
Las fuerzas de resistencia han sido quebradas. Están interiormente desgarradas. Esta es la realidad. Por eso resulta penoso cuando usted oye hablar, incluso con la mejor buena voluntad, diciendo lo que, moviéndose con los esquemas mentales que han sido formados, pretenden presentar la guerrilla como un fenómeno espúreo, intrascendente, sin ninguna importancia. Produce hechos graves, sí, pero la nave va a seguir en medio de la tempestad. Van cayendo cantaradas, y bueno, qué se va a hacer, es como me dijo aquél general en 1945, «Genta, usted es un tripulante caído al agua, en medio de la tempestad, el buque no va a virar para levantarlo a usted, tienen que seguir adelante». Uno se da cuenta, que este es ante todo un problema de la mente, pero resulta que ya no hay tiempo, la hora es avanzada, los hechos se precipitan, esa es la realidad. Pero hay algo, que tenemos aprendido esta noche. El Zar de Rusia, la institución del Zar, del Zarismo, la monarquía rusa que hizo la grandeza de Rusia, como ha hecho la grandeza de todas la naciones en Occidente, no cayó por la fuerza de los enemigos ideológicos, ni de los terroristas, ni de los guerrilleros, ni de los agitadores de la universidad, no. Cayó por la traición de los altos mandos. O sea, de aquellos en los cuales estaba depositada la plenitud de la confianza. Cristo no cayó por obra de los judíos del Sanedrín, ni nada, hubo un entregador entre los suyos, era uno de los suyos, uno de los doce, uno de los principales. Era aquél mismo que se hacía el indignado cuando María de Betania lo ungió a Nuestro Señor con las mejores especies, derramó mirra sobre Él, y entonces ese derroche, lo mismo hoy en día, en 1973 que en el tiempo de Nuestro Señor, saltó Judas diciéndole, pero Señor, cómo podemos admitir este derroche, lo que podríamos hacer para los pobres con esto que se está derrochando en ungir al Señor. Y Cristo, que lógicamente leía en el interior de las almas, ¿qué le dijo?, le dijo, a los pobres los tenéis todos los días si queréis ayudarlos, a Mí me tendréis por muy poco tiempo, ya me voy. Y lo que acaba de hacer esta mujer, es tan digno de honor, que todos los que lean, todos los que recuerden este hecho la tendrán presente por los siglos de los siglos. Y así es. Es un hecho memorable. Es la respuesta para esos que creen, que tenemos que pasar a una Iglesia de los pobres de peculio, y no de los pobres pecadores que somos todos, y los que creen que poniendo un aire proletario a Cristo, disfrazándolo, entonces le vamos a aproximar las masas que se han apartado. Vivimos un momento decisivo. Lo que vaya a ocurrir lo dejamos en las manos de Dios. Lo importante es el testimonio que seamos capaces de dar. Yo siempre que les hablo lo hago como si fuera la última vez. Entiéndanlo. Me conmueve, sobre todo la presencia de los jóvenes. Ahora no es, para ustedes los muchachos universitarios, la hora de emprender la lucha, sino de concentrarse en la amistad y en el amor, y prepararse para el testimonio, cuando llegue la hora. Porque lo peor que nos puede pasar, es actuar como actúan lamentablemente hasta el día de hoy, los hombres de armas que han preferido hasta ahora morir sin combatir, a morir combatiendo. Yo eso no lo entiendo. No tengo más espada que la palabra. A lo mejor me cortan la lengua mañana. Pero esa espada la empleo, hasta donde puedo. Y ese es mi deber y lo seguiré haciendo hasta que nos sea permitido por los acontecimientos. Porque en definitiva esta vida la tenemos para darla. Y no nos olvidemos de aquél pasaje repetido en el Evangelio, el que esté dispuesto a perder la vida, la ganará, el que quiera ganarla, la va a perder. «A usted le debo esta clase» (dirigiéndose al Sr. Sasnovsky, y éste le solicita decir algunas palabras). «Sí, sí, cómo no le vamos a permitir a usted». Dice entonces el Sr. Sasnovsky: «una cosa, el famoso soviético después de la revolución de Kerensky, que ha sido formado dos días después de la abdicación del emperador, ha sido formado por el señor Lenín, y unos sesenta hombres que han llegado atravesando Alemania, en guerra entonces, y que han obtenido dinero del Estado Mayor Alemán (y de la banca), y del señor Trotzky, que llegó de Nueva York acompañado de doscientos judíos de Nueva York, y con mucho mas importantes capitales de los señores Schiff, Loeb y compañía, que ni hablaban ruso por la mitad, y esas sesenta personas de Suiza, han formado el soviet de los obreros y soldados y campesinos del Imperio Ruso, de ciento cuarenta millones. Entonces usted puede imaginarse cómo han sido y para quién han servido. Esto es la verdad. Sin traición de Alexeiev, ninguna revolución habría sido posible. Pero, existe la gracia divina; si recordamos, el Apóstol Pablo, que era perseguidor de cristianos, en cierto momento la gracia lo tocó, y lo ha transformado en el más grande apóstol de la Cristiandad. En Rusia hemos tenido muchos grandes escritores, pero Dostoievsky era revolucionario, ha sido condenado a Siberia, y sin embargo la gracia lo tocó, y se ha transformado en lo que ustedes conocen. El más grande teórico de la monarquía, Chijamirof, era revolucionario, terrorista, la gracia divina lo tocó, y se transformó en el mayor teórico de la monarquía cristiana. Y acá tenemos a nuestro querido profesor Genta. La gracia divina lo tocó, y lo ha transformado, y aún lo tenemos acá, y bueno, eso es muy significativo. Y por eso su palabra, cuando cada vez vengo a oírlo al Profesor, cada vez tengo algo nuevo en mi conocimiento, me fortalece en mi vida, en mi lucha, que siempre sigo. Ojalá que produzca el mismo efecto en ustedes. Aún hay argentinos que son tocados por la gracia divina, y hay por lo tanto posibilidad de salvar a este país». Dice el Profesor Genta: «Así esperamos, y le agradezco que haya venido».

ASALTO TERRORISTA AL PODER

JUEVES 24 DE MAYO DE 1973
24-LA SUBVERSIÓN UNIVERSITARIA

Hubo un embajador francés en Rusia, que inventó la historia de Rasputín, porque toda la novelería en torno a Rasputín es una pura invención. Rasputín nunca fue monje, nunca fue religioso, sino que era un campesino, un campesino borracho, que tenía un poder de hipnosis terrible. Nada más que con mirar a una persona le paraba una hemorragia. Este es el problema. Lo dormía, y le detenía la sangre, la sangre qué brotaba de una herida. Entonces el zarevich, el hijo del Zar, era hemofílico, es decir, tenía esa terrible enfermedad de la sangre que no coagula, es decir que cualquier herida, cualquier cosa, eran unas sangrías tremendas, había que tenerlo metido en una caja de cristal para que el pobre sobreviviera. Y todos los médicos, y toda la ciencia, ni entonces ni ahora creo pueden hacer nada. Porque ahora tal vez haya algunos recursos más, pero en aquél tiempo no había absolutamente nada. Entonces, por las mentas, como dicen los criollos, de la gente, se supo que había este campesino que tenía ese poder, y entonces lo llevaron a la Corte. Y lo que no podía hacer toda la ciencia junta, lo hacía él simplemente con hipnotizarlo al chico. De manera que, imagínense a este hombre, lo tenían como a un rey, con la vida regalada, le darían lo que pedía, en fin, lo tenían ahí para asistir al zarevich cada vez que hacía falta. El hombre llegó a tener por esa razón, una prestancia, un prestigio, una influencia, aunque limitada, porque no tenía nada que ver con la política. Y entonces lo hacen aparecer primero como sacerdote, que nunca fue. En segundo término como un privado y favorito de la reina, con la cual han hecho las calumnias más infames, porque si había un matrimonio unido, era el de Nicolás y Alejandra. En tercer término lo presentan a él como teniendo un harén ahí en la Corte, de tal manera que se ha inventado un cuadro, incluso un escritor, que ahora no me acuerdo cómo se llamaba, en esas novelas por entregas, en un tiempo, en La Nación, en La Prensa, se publicaban novelas por entregas, es decir sacaban todas las semanas un folletín, era, se publicaba un folletín, entonces usted leía una novela, en la cual se relataban las cosas más monstruosas que usted pueda pensar. Cuando se ha hecho alguna película sobre Nicolás y Alejandra, que se hizo una, Rasputín aparece en la figura de un monje, de manera que todo el mundo tiene esa idea. Así como se hizo la leyenda negra de España, donde en fin, los españoles aparecen poco menos que como los explotadores más grandes del mundo, no?, lo mismo ha pasado con Rusia, exactamente lo mismo. Entonces claro, se ha hecho una leyenda, una cosa tremenda, y ya es imposible, hasta en la gente que está bien colocada, y presentan a Rusia como un país inferior, un país semibárbaro, cuando es y era un país con una civilización altísima. Acá en la Argentina, se ha publicado justamente el mejor libro que existe en el mundo en habla española sobre Rusia, que lo ha escrito Falcionelli. Son dos grandes tomos. Uno es la historia de Rusia Contemporánea, la historia justamente de la Rusia del siglo XIX hasta la revolución rusa. Y después está la parte relativa a la Rusia soviética. Pero la verdadera, la parte principal es la primera, donde se ve lo que ha sido, lo que era Rusia, y cualquier persona con un poco de ilustración nada más, que haya leído un poco a los grandes novelistas del siglo pasado, a Dostoievski, a Tolstoi, a Gogol, a Chejov, en fin, o cualquier persona que frecuente un poco la música, nada más que eso, se da cuenta de que no puede haber una literatura de ese nivel, ni una música de ese nivel, en un país bárbaro. Precisamente ei Siglo de Oro de Rusia, fue el siglo pasado. El equivalente al Siglo de Oro Español, fue el siglo diecinueve. Ningún país del mundo puede ofrecer escritores del nivel de los que tiene Rusia. Hay que apelar a la Inglaterra de Shakespeare, o la Italia de Dante, o a la España de Cervantes del Siglo de Oro, para encontrar el equivalente de eso. Pero la idea de la gente es que es un pueblo bárbaro, donde había esclavitud, etcétera. Cuando el Zar de Rusia a mediados del siglo pasado hizo lo que se llama el proceso de liberación de los siervos, Estados Unidos tenía todavía la institución de la esclavitud en todos los estados sureños, y costó una tremenda guerra, la famosa guerra de Secesión, para liberar a los esclavos negros, en la segunda mitad del siglo pasado. Sin embargo, Estados Unidos está a la cabeza de la civilización, y Rusia, aquélla Rusia era una especie de país retrógrado, y la gente ha crecido en ese error. Nosotros, yo en cierto modo, a pesar de que tenía una confusión bárbara en la cabeza, a pesar de mi educación liberal y marxista, en las escuelas oficiales y en las influencias que recibía, como en aquel tiempo no había televisión, y el cine recién empezaba, cuando yo recién era muchacho, entonces la pasión nuestra era la lectura. Cuando a los once o doce años, leíamos todos a Salgari, a Julio Verne, después íbamos subiendo un poco, Alejandro Dumas y otros novelistas de ese tipo. Y entonces, estaba muy difundida, en mi adolescencia, la literatura rusa, y entonces uno trabó relación con los grandes novelistas rusos, y uno empezó a ver esa grandeza. A la música no he sido muy aficionado, pero en fin, uno ha escuchado esas cosas, ha visto además que la propia Unión Soviética cuando tiene que dar un exponente de cultura al mundo, apela a los monstruos del siglo pasado, para ser una cosa parecida.... Así que a pesar de que uno, especialmente al ingresar a la facultad, se halla con algunos activistas importantes del comunismo, importantes en la historia del comunismo oficial, como Héctor Agosti, como Angélica Mendoza de Montero, y claro, le hicieron a uno un trabajo desde la juventud, del ansia de justicia, de liberación de los pueblos, la misma retórica que se usa ahora, la usaron conmigo, era la época de Sandino, de la liberación de Nicaragua del imperialismo yanqui, y entonces, salíamos a la calle a griiar, sólo que éramos un puñadito al lado de las multitudes que se usan en este momento. Y el centro de toda la actividad marxista en aquella época era la Facultad de Medicina. Y es curioso, la Facultad de Medicina, lo mismo en la Argentina que en Chile, este Allende que está ahora acá de visitante ilustre era un estudiante de medicina, en Chile, y claro, se explica, el comunismo siempre ha actuado a través de aquéllas carreras universitarias que tienen más vinculación con las personas, con el hombre. El médico sobre todo antes, en aquellos tiempos, era una cosa distinta de ahora, había un médico de familia, hasta en la familia más humilde había un médico que era al que se apelaba, y ese médico era un confidente, que entraba en la intimidad de la casa, a veces intervenía en los problemas; se lo consultaba, como en rigor tiene que ser. Si hay algo monstruoso es este proyecto del E)r. Bellizi, un comunista que está en el peronismo, es de socializar la medicina. Socializar la medicina es despersonalizarla, es tratar al hombre en función délas enfermedades, no del enfermo. Es como pasa ahora en la universidad, ustedes habrán visto, sobre todo en los cursos de los primeros años, en las facultades numerosas no hay ningún contacto entre el profesor y el alumno, no puede haber relación personal. Cómo va a haber relación personal si tiene mil o quinientos alumnos, cómo hace usted para entrar en diálogo con los alumnos. Así que el único momento en que el profesor toma contacto con los alumnos es cuando van a dar examen, nada más, y tiene delante a desconocidos. En aquel tiempo era distinto, y la Facultad de Medicina era la que tenía la prioridad en materia ideológica, porque el médico era el que se vinculaba más a la sociedad, a las personas, un ingeniero trabaja con cosas, con máquinas; un contador trabaja con números, es decir que no está en el trato humano. En cambio el médico sí, además el médico entra en la casa. Ahora, el problema se ha desplazado, aún cuando continúa siendo la de Medicina un baluarte del comunismo, la Facultad de Filosofía y Letras, mi Facultad, en aquéllos tiempos necesitaba activistas de Medicina; inscribirse en la Facultad de Filosofía para hacer propaganda porque no había elementos, suficientes, ahora con la carrera de Psicología y de Sociología, están a la cabeza, de la subversión en todo el país. j La Facultad de Psicología es el centro de activistas más importante, como se va a ver, y ya se está viendo en estos días, no digo nada en los próximos días, porque la estupidez humana es tan grande en este país, que la gente ha llegado a las más altas jerarquías en todo esto sin tener la menor idea de la realidad en que está viviendo. Porque no hay ni siquiera mala voluntad, muchas veces la gente piensa que hay combinaciones, que hay contubernios, que hay acuerdos, y no es cierto. Lo primero que hay es una ignorancia infinita, y después hay otras cosas, hay otras debilidades humanas. Pero lo primero es la ignorancia, no tener la menor idea de la realidad del país. Por eso usted oye un discurso de un almirante, de un brigadier o de un general, y esa gente no tiene la menor idea de la relación entre el terrorismo y la Reforma Universitaria. Fíjense que el otro día, precisamente me trajeron esta revista que ha salido ahora nueva que se llama Cabildo, que la tapa es un gran acierto, la tapa es extraordinaria, es lo mejor de la revista, la tapa. Está Lanusse llenando la tapa, y hay una expresión suya que han cometido el error de no ponerla en letras grandes, la han puesto en letras chiquititas, un error desde el pinito de vista del impacto. Pero dice así, viene a decir, «no hay hombre más piola que yo». Es cierto, este es un hombre que ha trabajado de piola, y como decía el Padre Melchiori, «cuando nosotros, los que no somos gitanos, nos ponemos a gitanear, nos gamn los gitanos verdaderos». Esto es un hecho que se documenta en cualquier país del mundo y en toda la historia, y este caso del General Lanusse es un documento, no creo que haya otro que lo supere. Ahora claro, él tiene que hacer ver que él ha querido esta solución, que ha querido esto, que él ha puesto su cuota en pacificar al país como está de pacífico en este momento, y claro el país ha llegado ahora, ya ve, a la paz, eso es evidente si usted abre el diario, y uno se da cuenta de que el país ha entrado en una pacificación plena, total, y que los días próximos van a ser un verdadero idilio fraternal de todos los argentinos. Fíjense que con el esfuerzo de todo el periodismo junto, y las agencias informativas, no consiguen crear una imagen ni en la víspera, que es hoy, de un país pacificado. Ha llegado la psicosis a tal grado que esta mañana ha habido un feroz tiroteo en Rosario entre el ejército y la gendarmería, donde la víctima ha resultado ser un empleado de Agua y Energía, al que le han traspasado la cabeza a balazos. Es decir, se ha creado un estado de verdadera psicosis, y un terror psicológico a base de anónimos, a base de llamados telefónicos, a base de listas que se publican, de los que se matan, de los que van a ser ejecutados, de los que van a morir, y a base de hechos reales. Ya el secuestro es un acontecimiento cotidiano que ni siquiera alcanza a inquietar a nadie, salvo a los que les toca vivir el problema. La cuestión universitaria sola, que es la más grave que tiene el país, más grave que la cuestión militar, es decir, la única que la supera en gravedad, es la de nuestra Santa Madre Iglesia. Porque lógicamente la dialéctica dentro de la Iglesia, la dialéctica marxista, trae consecuencias todavía más graves que las que puede producir en la universidad. Bueno, piensen que ninguna de estas personas, altos jefes o doctores, universitarios, u obispos, ninguno trata el problema concreto, ninguno ni siquiera alude a la relación entre el terrorismo y la Reforma Universitaria, e incluso precisamente en todas las publicaciones es evidente en los que se ocupan del problema que no tratan esta cuestión, que es la cuestión vital que tiene el país. Hoy pasaba yo por la calle Córdoba, donde está la Facultad de Ciencias Económicas, y está el ex-hospital de Clínicas, y los carteles que uno ve nada más son una cosa extremecedora. Y no es cuestión de carteles solamente, sino la acción directa que se practica en esos lugares. Ustedes se dan cuenta que dentro de un mes, todo profesor que no sea un hombre que está a los pies de los estudiantes y enseñando lo que ellos quieren, y como ellos quieren, va a desaparecer. Va a desaparecer o por sí mismo, o por la acción compulsiva. Va a ser un problema afrontar la situación, o incluso, les hablo a ustedes, que la mayoría son estudiantes universitarios, van a tener un problema, problema de resistir esto, que es terrible. Y lo que no se puede desvincular, es el problema del terrorismo del problema universitario. En primer lugar porque todos los terroristas son universitarios. Puede ser que por casualidad aparezca un obrero, pero es muy raro, o un empleado. Pero el grueso, la inmensa mayoría de los terroristas, son todos estudiantes o profesionales. En consecuencia, el problema del terrorismo en la Argentina está estrechamente vinculado a la universidad, tanto oficial como la católica, que le da vuelta y raya. El Salvador en este momento supera cualquier cosa en la materia. De manera que el hecho de ir por ejemplo, tener un padre que quiere evitar que sus hijos se contaminen, lo manda a la universidad católica y es peor todavía. Ahora haremos una reseña de lo acontecido en Rusia, en 1917, porque cuando se hace la historia de las sucesivas revoluciones del comunismo en el mundo, sencillamente se hace una falsificación, aún para los que son anticomunistas.