ASALTO TERRORISTA AL PODER
Por: Jordán Bruno Genta
23-LA IGNORANCIA DE LOS MANDOS CASTRENSES
El
problema de las intenciones, o del grado de conciencia o de inconsciencia que
tienen los responsables, hablo de los altos mandos, es un problema que sólo
Dios lo sabe y que yo no soy quien para juzgar. Pero en política lo que cuenta
son los resultados, no las intenciones de los responsables. Y los resultados
concretos son estos que yo les acabo de referir. Uno lee por ejemplo, en
hombres que seguramente son honestos, que seguramente son personas bien
intencionadas, el discurso del día de hoy, Día de la Armada, del Almirante
Coda, y uno se asombra de la ignorancia invencible de estos hombres, que son
los responsables. Porque él, todo el problema del país lo reduce al peligro que
representa un pequeño grupo insignificante de guerrilleros de ideas marxistas,
formados en el exterior o que vienen del exterior, y que son el único problema
que tiene la Argentina. El problema de la guerrilla, ninguna persona sensata lo
puede tomar en el núcleo evidentemente mínimo en que actúa. Y es insólito
además, que uno lo vincule a, escuelas o lugares en que se forman efectivamente
o se perfeccionan algunos de estos sujetos. Justamente en momentos en que la
revolución bolchevique triunfaba en Rusia, en la República Argentina al producirse
la expansión de la revolución comunista en el mundo entero, tuvo dos aspectos
esa proyección: uno fue la agitación obrera, que obligó al presidente
democrático, popular y populista, Yrigoyen, para poder frenar ese
levantamiento, tuvo que movilizar al ejército. Y el ejército de aquel entonces,
tenía una característica que no ha revelado el actual, hasta el presente.
Salieron y barrieron la agitación, de la única manera que se puede hacer. Y
esos hechos culminaron en la Semana Trágica de enero de 1919. Yo tenía entonces
diez años. Salió el general Dellepiane, que a pesar de que era democrático,
había sido formado en la escuela prusiana militar, y los hombres arreglaron el
problema del único modo que se puede solucionar. Pero, aquí está la cosa. Lo
increíble es que hombres mayores, con los más altos grados, hablan de lo que
acontece hoy en la Argentina, del terror y de la guerrilla, y lo presentan como
un minúsculo grupo ajeno al país, que no tiene nada que ver con el país. Y
ocurre que en 1918, la revolución comunista que no triunfó en el campo social,
sí triunfó en la Universidad Nacional Argentina, que es la Reforma
Universitaria del '18. Y triunfó en la Argentina, originada en Córdoba, en la
Universidad Nacional de Córdoba, en la católica, tradicional e hispánica ciudad
de Córdoba, se extendió a la Argentina, se extendió a toda América Latina. El
otro día una alumna de cuarto año, claro, porque han empezado los momentos
difíciles, ¿no?, me pregunta, porque los alumnos preguntan. Primero que pensaba
yo. A pesar de que dicto clase de filosofía y de religión, si me preguntan
tengo que decirlo. Entonces dije que yo había estado siempre contra Perón, que
estaba contra Perón, y que esperaba morir, con la ayuda de Dios, estando en
contra de Perón. Y no por un capricho personal, sino simplemente por una
inconciliable posición doctrinaria y política, y que me veía obligado a decirlo
así, porque como estaba triunfante, un educador tiene la obligación de dar
testimonio. Entonces un alumno me hizo una pregunta realmente interesante,
porque están divididos, es una división muy numerosa, y me dice, « hay una cosa
que no entiendo señor y quiero que me explique: a qué se debe este entusiasmo
de la juventud de hoy, universitaria, incluso secundaria, que no lo ha conocido
a Perón, que no sabe nada de él y que sin embargo tiene esta pasión peronista».
Lo felicité por la pregunta, porque esa es una pregunta importante. Le dije, te
la voy a contestar, pero no vas a entender bien, todavía no podés entender
esto. Pero ese entusiasmo, esa euforia, esa pasión peronista de la juventud, es
el resultado de una táctica comunista, en 1945, cuando Perón les entregó a los
comunistas, a los reformistas, a los elementos de la F.U.A., les entregó todas
las universidades, e inclusive el Instituto mío, el Profesorado, (por eso yo
soy el decano de los cesantes, llevo veintiocho años), ¿cómo le respondieron
los reformistas?. Como la reforma Universitaria ha surgido bajo tres signos
negativos, anticatolicismo, antimilitarismo, y antiimperialismo yanqui, no
podían ellos aceptar a un coronel. En segundo término ignoraban el grado de
penetración que había alcanzado Perón en las masas obreras, a través de la
Secretaría de Trabajo, y entonces lo repudiaron. Por eso la Argentina no fue el
primer país castrista de América. Se produjo el enfrentamiento entre esa
izquierda marxista universitaria, y el peronismo. Perón entonces tuvo que
buscar de nuevo, la alianza que tuvo, como la ha obtenido ahora en gran parte,
en los nacionalistas y católicos, que se presta con toda facilidad a cualquier
clase de transacciones. Bueno, durante los diez años de la primera etapa
peronista, ese enfrentamiento se mantuvo. Se fundó la C.G.U., la organización
universitaria peronista pero se mantuvo esta tensión. Error táctico grave de la
conducción oficial comunista en el país entonces. Ese error ha sido corregido
ahora. Desde hace unos años, ha empezado una agitación, y una expansión dentro
del ambiente universitario del peronismo. ¿Quiénes son los activistas, quienes
son los conductores?, son justamente los activistas comunistas reformistas. Y
por eso han empezado las manifestaciones de la guerrilla. La guerrilla no son
los Montoneros, los del F.A.R., los del E.R.P., etc., son como les decía el
otro día, como los cinco dedos de esta mano. Son cinco dedos distintos, pero
pertenecen a la misma mano, y actúan en función de la misma inteligencia y de
la misma voluntad. Ustedes leen por ejemplo, lo que dijo ayer en Córdoba el ex
teniente Lxcastro, como escuchan un discurso de esa figura del Che Guevara,
también argentina, que es el señor Galimberti, o escuchan, o leen, algún
manifiesto o informe del E.R.P., y ustedes van a encontrar la más perfecta
coincidencia. Solamente por una ignorancia supina, total, por una falta de
conocimiento más elemental de la realidad argentina y de lo que se ha vivido en
estos últimos cincuenta años, puede un almirante, un general, un brigadier,
ignorar esta evidencia. Yo entré en la Universidad Nacional de Buenos Aires, en
la facultad de filosofía en 1928, o sea a los diez años de la Reforma
Universitaria. Y yo fui conquistado por los reformistas. Tenía una educación
liberal, izquierdista, entré ahí y fui tomado. Y en ese clima, en la facultad
de filosofía entonces, como no había esas carreras de psicología y de sociología,
tenían que venir a actuar estudiantes de Medicina, que era el foco de la acción
reformista, y entonces se inscribían en filosofía, no para estudiar, sino para
poder actuar como alumnos y como agitadores. Gracias a Dios, me fatigué pronto,
por dos razones. Primero porque me resultaba insoportable, ordinaria, vulgar y
plebeya, la concepción marxista. A mí toda esa retórica materialista,
dialéctica, me era imposible. Tenía pocos conocimientos todavía de filosofía,
era ateo pero no podía soportar. Y entonces, me fui separando, en plena
carrera. Además, debo decirlo también, porque es importantísimo, tuve el
privilegio de conocer allí a la que es mi señora. Y esto, que es una cosa
importante, impor- tantísima, a pesar de que yo tal vez contribuí entonces a
confundir su mente, porque evidentemente siempre abracé con una pasión tremenda
las cosas, me dura todavía, todas las grandes pasiones de mi vida me duran
todavía, y me durarán posiblemente hasta la muerte, resulta que me fui
apartando, aunque mantuve vinculación estrechísima con profesores que no
aparecían como comunistas, eran simplemente liberales, después advertí que eran
masones, pero el ambiente universitario era ese, el dominante. Y los sueños de
entonces, eran cuando nosotros lleguemos a ser la clase dirigente y gobernante
de América Latina, entonces comenzará la revolución social. En fin, no es el
caso de referirme, a los hechos que intervinieron en que mi vida se fuera
transformando totalmente. Eso sí, cuando yo me confesé y me definí cristiano,
católico, digamos así, a partir de 1935, entonces ya la situación mía cambió.
Todo ese mundo que me había rodeado, sostenido, protegido, y que eran ya los
intelectuales, y los hombres que conducían a las juventudes universitarias en
todo el país, me fue haciendo un vacío.
La
Guerra Civil Española me terminó de definir, y hasta la fecha continúo ese
camino, de un nacionalismo católico y jerárquico, que es lo que he defendido
toda mi vida. Cuando uno ha vivido, después me tocó este problema, lo tuve que
enfrentar este problema de la Reforma , para poder ser profesor de la
universidad, como llegué a serlo en la Universidad del Litoral, por una
situación tal vez completamente providencial, pude ganar un concurso de
oposición, y fui profesor adjunto de Sociología en la Facultad de Ciencias
Económicas y Políticas de Rosario. Cuando yo tenía treinta años, era profesor
universitario, profesor superior en el Instituto del Profesorado de Paraná y
era profesor secundario. Ahí viví la resistencia como profesor. Después la tuve
que afrontar como interventor de esa universidad cuando se produjo la
revolución del cuatro de junio, época que conocí a Perón, y traté a Perón.
Luego vino el hecho que determinó nuestra derrota, que fue el resultado de la
Segunda Guerra Mundial. Para la Argentina fue un hecho catastrófico, aunque
fuéramos beneficiarios en el orden económico y financiero, de esa guerra. Fue
catastrófica, porque con motivo del final de esa guerra, se produjo un hecho
que ya les quitó a las Fuerzas Armadas de la Nación, su significado, su función
especifica. Tiene razón el señor Cámpora cuando dijo ayer que las Fuerzas
Armadas están para defender al país, defender la soberanía política frente al
exterior, y que en el orden interno son el brazo armado de la soberanía
popular, que es por otra parte lo que se enseña en todas las academias
militares. Porque la Argentina en ese momento, tenía un gobierno militar en
1945, y nosotros produjimos un hecho, dos hechos pero uno principal, de una
gravedad trascendental, le declaramos la guerra al Eje cuando ya estaba
vencido, o sea un hecho ignominioso, sin excusa posible. Eso explica, a mi modo
de ver, que las Fuerzas Armadas cambiaran su misión específica que es la
defensa de la integridad, del honor y de la soberanía política de la Nación,
por la custodia, el servicio de la soberanía popular que es tina ficción.
Porque nosotros habíamos claudicado a la soberanía política cuando produjimos
ese hecho.
Nos
permitieron los vencedores, nos engancharon como furgón de cola, en el carro de
los vencedores, pero al precio del sometimiento del país. Este es el problema.
Y uno de los protagonistas principales de ese hecho fue en ese entonces el
Coronel Perón. No hablemos de las Actas de Chapultepec y de otros problemas,
hablemos solo de éste. Pero repito, cualquier persona de sentido común con
alguna experiencia de la realidad argentina, sabe perfectamente que el terror
actual no es una criatura exótica, no es nada venido de afuera, no es ninguna
cosa, aunque puedan irse a preparar guerrilleros en Cuba, o en cualquier otro
lugar del mundo, ese es un fenómeno nacional, continental, es el producto de
cincuenta y cinco años de Reforma Universitaria. Por eso ustedes ven que cuando
caen guerrilleros, todos son o estudiantes o profesionales, salvo alguna que
otra excepción. Son hijos de la Reforma Universitaria. En la historia nunca se
debe hablar de lo que pudo ser, sino que hay concretamente que hablar de lo que
es. Pero supongamos que yo no hubiera sido apartado por la mano de Dios de ese
camino, estaría figurando, no propiamente en la guerrilla activa, sino en los
ideólogos de la guerrilla. Es una cosa comprensible. El problema uno lo ha
vivido desde adentro, lo ha vivido en sí mismo, lo ha vencido en sí mismo, y
luego ha dedicado la vida uno a tratar de esclarecer a los demás, y
especialmente a los hombres de armas. Pero, aunque hemos logrado alguna
penetración, ser escuchados en alguna medida mínima, lo que ha prevalecido es
lo que está a la vista, y la gravedad de los momentos que vienen, proceden
precisamente de lo que está vertebrado debajo de esas manifestaciones masivas
del peronismo, o de esa confusión que crean los nacionalistas estos, que ya en
el '45 obraron como obran en el '73, que carecen de toda influencia en la
dinámica real del proceso. Hace, pongamos cinco años, un distinguido oficial,
que estaba en el Colegio Militar junto con Licastro, me comentaba aquí en este
mismo lugar, las conversaciones que tenía con él, y las exhortaciones, y los
esfuerzos de Licastro para convertirlo a él.
Y
uno sabe perfectamente cual es el pensamiento. Había un grupo de oficiales, que
fueron descubiertos pero se tomaron medidas mínimas, dos o tres fueron dados de
baja y los otros quedaron, que asistían a las clases, del escritor Hernández
Arregui, ideólogo marxista del peronismo. Ellos han triunfado, están
triunfantes en este momento. Eso es lo triunfante. Porque los otros, hablo de
los pequeños y grandes burgueses del peronismo, qué peso tienen, qué peso real
el propio Perón, qué peso real sobre el terror?. El terror está en el proceso
de la revolución comunista de América Latina. El terror obedece a su propia
dialéctica interna, no es un pequeño conjunto, es una mentalidad dominante en
las clases dirigentes argentinas, como chilenas, como uruguayas, como
mejicanas, como colombianas, como cubanas. Porque la guerrilla no podría
subsistir sin el apoyo de la población. Cómo se explican ustedes que hasta
cuando se han llevado entero el arsenal de una unidad militar como en Córdoba,
no se descubre ni rastro, me van a decir ustedes que nadie ha visto. Una
persona de sentido común sabe que muchos han visto. Pero no ven, unos porque
colaboran activamente, y otros por miedo, no ven nada, nadie ve nada. Es como
ayer, que se robaron un Torino de la Policía Federal o no se que Policía, y
movilizaron enseguida helicópteros, aviones, de todo, y ni rastros. El puñado
de los que actúan es un puñado nada más, porque si no fuera un puñado, no
podría actuar con eficacia. Pero lo que respalda eso, es todo mi clima, toda un
mentalidad, es la población, sobre todo las grandes poblaciones urbanas. Así
como los cuadros movilizados en la Rusia del Zar para la guerra con Alemania,
lo integraban esos núcleos subversivos de estudiantes y obreros, cincuenta años
de Reforma Universitaria han producido y siguen produciendo los cuadros de
oficiales y del estado mayor de la subversión nacional. Están metidos en todas
partes, están adentro de la Iglesia ahora, tienen también una guerrilla que se
llama Tercer Mundo. Y están metidos en el Ejército también, ¿en dónde no están?
Las
fuerzas de resistencia han sido quebradas. Están interiormente desgarradas.
Esta es la realidad. Por eso resulta penoso cuando usted oye hablar, incluso
con la mejor buena voluntad, diciendo lo que, moviéndose con los esquemas
mentales que han sido formados, pretenden presentar la guerrilla como un
fenómeno espúreo, intrascendente, sin ninguna importancia. Produce hechos
graves, sí, pero la nave va a seguir en medio de la tempestad. Van cayendo
cantaradas, y bueno, qué se va a hacer, es como me dijo aquél general en 1945,
«Genta, usted es un tripulante caído al agua, en medio de la tempestad, el
buque no va a virar para levantarlo a usted, tienen que seguir adelante». Uno
se da cuenta, que este es ante todo un problema de la mente, pero resulta que
ya no hay tiempo, la hora es avanzada, los hechos se precipitan, esa es la
realidad. Pero hay algo, que tenemos aprendido esta noche. El Zar de Rusia, la
institución del Zar, del Zarismo, la monarquía rusa que hizo la grandeza de
Rusia, como ha hecho la grandeza de todas la naciones en Occidente, no cayó por
la fuerza de los enemigos ideológicos, ni de los terroristas, ni de los
guerrilleros, ni de los agitadores de la universidad, no. Cayó por la traición
de los altos mandos. O sea, de aquellos en los cuales estaba depositada la
plenitud de la confianza. Cristo no cayó por obra de los judíos del Sanedrín,
ni nada, hubo un entregador entre los suyos, era uno de los suyos, uno de los
doce, uno de los principales. Era aquél mismo que se hacía el indignado cuando
María de Betania lo ungió a Nuestro Señor con las mejores especies, derramó
mirra sobre Él, y entonces ese derroche, lo mismo hoy en día, en 1973 que en el
tiempo de Nuestro Señor, saltó Judas diciéndole, pero Señor, cómo podemos
admitir este derroche, lo que podríamos hacer para los pobres con esto que se
está derrochando en ungir al Señor. Y Cristo, que lógicamente leía en el
interior de las almas, ¿qué le dijo?, le dijo, a los pobres los tenéis todos
los días si queréis ayudarlos, a Mí me tendréis por muy poco tiempo, ya me voy.
Y lo que acaba de hacer esta mujer, es tan digno de honor, que todos los que
lean, todos los que recuerden este hecho la tendrán presente por los siglos de
los siglos. Y así es. Es un hecho memorable. Es la respuesta para esos que
creen, que tenemos que pasar a una Iglesia de los pobres de peculio, y no de
los pobres pecadores que somos todos, y los que creen que poniendo un aire
proletario a Cristo, disfrazándolo, entonces le vamos a aproximar las masas que
se han apartado. Vivimos un momento decisivo. Lo que vaya a ocurrir lo dejamos
en las manos de Dios. Lo importante es el testimonio que seamos capaces de dar.
Yo siempre que les hablo lo hago como si fuera la última vez. Entiéndanlo. Me
conmueve, sobre todo la presencia de los jóvenes. Ahora no es, para ustedes los
muchachos universitarios, la hora de emprender la lucha, sino de concentrarse
en la amistad y en el amor, y prepararse para el testimonio, cuando llegue la
hora. Porque lo peor que nos puede pasar, es actuar como actúan lamentablemente
hasta el día de hoy, los hombres de armas que han preferido hasta ahora morir
sin combatir, a morir combatiendo. Yo eso no lo entiendo. No tengo más espada
que la palabra. A lo mejor me cortan la lengua mañana. Pero esa espada la
empleo, hasta donde puedo. Y ese es mi deber y lo seguiré haciendo hasta que
nos sea permitido por los acontecimientos. Porque en definitiva esta vida la
tenemos para darla. Y no nos olvidemos de aquél pasaje repetido en el Evangelio,
el que esté dispuesto a perder la vida, la ganará, el que quiera ganarla, la va
a perder. «A usted le debo esta clase» (dirigiéndose al Sr. Sasnovsky, y éste
le solicita decir algunas palabras). «Sí, sí, cómo no le vamos a permitir a
usted». Dice entonces el Sr. Sasnovsky: «una cosa, el famoso soviético después
de la revolución de Kerensky, que ha sido formado dos días después de la
abdicación del emperador, ha sido formado por el señor Lenín, y unos sesenta
hombres que han llegado atravesando Alemania, en guerra entonces, y que han
obtenido dinero del Estado Mayor Alemán (y de la banca), y del señor Trotzky,
que llegó de Nueva York acompañado de doscientos judíos de Nueva York, y con
mucho mas importantes capitales de los señores Schiff, Loeb y compañía, que ni
hablaban ruso por la mitad, y esas sesenta personas de Suiza, han formado el
soviet de los obreros y soldados y campesinos del Imperio Ruso, de ciento
cuarenta millones. Entonces usted puede imaginarse cómo han sido y para quién
han servido. Esto es la verdad. Sin traición de Alexeiev, ninguna revolución
habría sido posible. Pero, existe la gracia divina; si recordamos, el Apóstol
Pablo, que era perseguidor de cristianos, en cierto momento la gracia lo tocó,
y lo ha transformado en el más grande apóstol de la Cristiandad. En Rusia hemos
tenido muchos grandes escritores, pero Dostoievsky era revolucionario, ha sido
condenado a Siberia, y sin embargo la gracia lo tocó, y se ha transformado en
lo que ustedes conocen. El más grande teórico de la monarquía, Chijamirof, era
revolucionario, terrorista, la gracia divina lo tocó, y se transformó en el
mayor teórico de la monarquía cristiana. Y acá tenemos a nuestro querido
profesor Genta. La gracia divina lo tocó, y lo ha transformado, y aún lo
tenemos acá, y bueno, eso es muy significativo. Y por eso su palabra, cuando
cada vez vengo a oírlo al Profesor, cada vez tengo algo nuevo en mi
conocimiento, me fortalece en mi vida, en mi lucha, que siempre sigo. Ojalá que
produzca el mismo efecto en ustedes. Aún hay argentinos que son tocados por la
gracia divina, y hay por lo tanto posibilidad de salvar a este país». Dice el
Profesor Genta: «Así esperamos, y le agradezco que haya venido».
ASALTO TERRORISTA AL PODER
JUEVES 24 DE MAYO DE
1973
24-LA SUBVERSIÓN UNIVERSITARIA
Hubo
un embajador francés en Rusia, que inventó la historia de Rasputín, porque toda
la novelería en torno a Rasputín es una pura invención. Rasputín nunca fue
monje, nunca fue religioso, sino que era un campesino, un campesino borracho,
que tenía un poder de hipnosis terrible. Nada más que con mirar a una persona
le paraba una hemorragia. Este es el problema. Lo dormía, y le detenía la
sangre, la sangre qué brotaba de una herida. Entonces el zarevich, el hijo del
Zar, era hemofílico, es decir, tenía esa terrible enfermedad de la sangre que
no coagula, es decir que cualquier herida, cualquier cosa, eran unas sangrías
tremendas, había que tenerlo metido en una caja de cristal para que el pobre
sobreviviera. Y todos los médicos, y toda la ciencia, ni entonces ni ahora creo
pueden hacer nada. Porque ahora tal vez haya algunos recursos más, pero en
aquél tiempo no había absolutamente nada. Entonces, por las mentas, como dicen
los criollos, de la gente, se supo que había este campesino que tenía ese
poder, y entonces lo llevaron a la Corte. Y lo que no podía hacer toda la
ciencia junta, lo hacía él simplemente con hipnotizarlo al chico. De manera
que, imagínense a este hombre, lo tenían como a un rey, con la vida regalada,
le darían lo que pedía, en fin, lo tenían ahí para asistir al zarevich cada vez
que hacía falta. El hombre llegó a tener por esa razón, una prestancia, un
prestigio, una influencia, aunque limitada, porque no tenía nada que ver con la
política. Y entonces lo hacen aparecer primero como sacerdote, que nunca fue.
En segundo término como un privado y favorito de la reina, con la cual han
hecho las calumnias más infames, porque si había un matrimonio unido, era el de
Nicolás y Alejandra. En tercer término lo presentan a él como teniendo un harén
ahí en la Corte, de tal manera que se ha inventado un cuadro, incluso un
escritor, que ahora no me acuerdo cómo se llamaba, en esas novelas por
entregas, en un tiempo, en La Nación, en La Prensa, se publicaban novelas por
entregas, es decir sacaban todas las semanas un folletín, era, se publicaba un
folletín, entonces usted leía una novela, en la cual se relataban las cosas más
monstruosas que usted pueda pensar. Cuando se ha hecho alguna película sobre
Nicolás y Alejandra, que se hizo una, Rasputín aparece en la figura de un
monje, de manera que todo el mundo tiene esa idea. Así como se hizo la leyenda
negra de España, donde en fin, los españoles aparecen poco menos que como los
explotadores más grandes del mundo, no?, lo mismo ha pasado con Rusia,
exactamente lo mismo. Entonces claro, se ha hecho una leyenda, una cosa
tremenda, y ya es imposible, hasta en la gente que está bien colocada, y
presentan a Rusia como un país inferior, un país semibárbaro, cuando es y era
un país con una civilización altísima. Acá en la Argentina, se ha publicado
justamente el mejor libro que existe en el mundo en habla española sobre Rusia,
que lo ha escrito Falcionelli. Son dos grandes tomos. Uno es la historia de
Rusia Contemporánea, la historia justamente de la Rusia del siglo XIX hasta la
revolución rusa. Y después está la parte relativa a la Rusia soviética. Pero la
verdadera, la parte principal es la primera, donde se ve lo que ha sido, lo que
era Rusia, y cualquier persona con un poco de ilustración nada más, que haya
leído un poco a los grandes novelistas del siglo pasado, a Dostoievski, a
Tolstoi, a Gogol, a Chejov, en fin, o cualquier persona que frecuente un poco
la música, nada más que eso, se da cuenta de que no puede haber una literatura
de ese nivel, ni una música de ese nivel, en un país bárbaro. Precisamente ei
Siglo de Oro de Rusia, fue el siglo pasado. El equivalente al Siglo de Oro
Español, fue el siglo diecinueve. Ningún país del mundo puede ofrecer
escritores del nivel de los que tiene Rusia. Hay que apelar a la Inglaterra de
Shakespeare, o la Italia de Dante, o a la España de Cervantes del Siglo de Oro,
para encontrar el equivalente de eso. Pero la idea de la gente es que es un
pueblo bárbaro, donde había esclavitud, etcétera. Cuando el Zar de Rusia a
mediados del siglo pasado hizo lo que se llama el proceso de liberación de los
siervos, Estados Unidos tenía todavía la institución de la esclavitud en todos
los estados sureños, y costó una tremenda guerra, la famosa guerra de Secesión,
para liberar a los esclavos negros, en la segunda mitad del siglo pasado. Sin
embargo, Estados Unidos está a la cabeza de la civilización, y Rusia, aquélla
Rusia era una especie de país retrógrado, y la gente ha crecido en ese error.
Nosotros, yo en cierto modo, a pesar de que tenía una confusión bárbara en la
cabeza, a pesar de mi educación liberal y marxista, en las escuelas oficiales y
en las influencias que recibía, como en aquel tiempo no había televisión, y el
cine recién empezaba, cuando yo recién era muchacho, entonces la pasión nuestra
era la lectura. Cuando a los once o doce años, leíamos todos a Salgari, a Julio
Verne, después íbamos subiendo un poco, Alejandro Dumas y otros novelistas de
ese tipo. Y entonces, estaba muy difundida, en mi adolescencia, la literatura
rusa, y entonces uno trabó relación con los grandes novelistas rusos, y uno
empezó a ver esa grandeza. A la música no he sido muy aficionado, pero en fin,
uno ha escuchado esas cosas, ha visto además que la propia Unión Soviética
cuando tiene que dar un exponente de cultura al mundo, apela a los monstruos
del siglo pasado, para ser una cosa parecida.... Así que a pesar de que uno,
especialmente al ingresar a la facultad, se halla con algunos activistas
importantes del comunismo, importantes en la historia del comunismo oficial,
como Héctor Agosti, como Angélica Mendoza de Montero, y claro, le hicieron a
uno un trabajo desde la juventud, del ansia de justicia, de liberación de los
pueblos, la misma retórica que se usa ahora, la usaron conmigo, era la época de
Sandino, de la liberación de Nicaragua del imperialismo yanqui, y entonces,
salíamos a la calle a griiar, sólo que éramos un puñadito al lado de las
multitudes que se usan en este momento. Y el centro de toda la actividad
marxista en aquella época era la Facultad de Medicina. Y es curioso, la
Facultad de Medicina, lo mismo en la Argentina que en Chile, este Allende que
está ahora acá de visitante ilustre era un estudiante de medicina, en Chile, y
claro, se explica, el comunismo siempre ha actuado a través de aquéllas carreras
universitarias que tienen más vinculación con las personas, con el hombre. El
médico sobre todo antes, en aquellos tiempos, era una cosa distinta de ahora,
había un médico de familia, hasta en la familia más humilde había un médico que
era al que se apelaba, y ese médico era un confidente, que entraba en la
intimidad de la casa, a veces intervenía en los problemas; se lo consultaba,
como en rigor tiene que ser. Si hay algo monstruoso es este proyecto del E)r.
Bellizi, un comunista que está en el peronismo, es de socializar la medicina.
Socializar la medicina es despersonalizarla, es tratar al hombre en función
délas enfermedades, no del enfermo. Es como pasa ahora en la universidad,
ustedes habrán visto, sobre todo en los cursos de los primeros años, en las
facultades numerosas no hay ningún contacto entre el profesor y el alumno, no
puede haber relación personal. Cómo va a haber relación personal si tiene mil o
quinientos alumnos, cómo hace usted para entrar en diálogo con los alumnos. Así
que el único momento en que el profesor toma contacto con los alumnos es cuando
van a dar examen, nada más, y tiene delante a desconocidos. En aquel tiempo era
distinto, y la Facultad de Medicina era la que tenía la prioridad en materia
ideológica, porque el médico era el que se vinculaba más a la sociedad, a las
personas, un ingeniero trabaja con cosas, con máquinas; un contador trabaja con
números, es decir que no está en el trato humano. En cambio el médico sí,
además el médico entra en la casa. Ahora, el problema se ha desplazado, aún
cuando continúa siendo la de Medicina un baluarte del comunismo, la Facultad de
Filosofía y Letras, mi Facultad, en aquéllos tiempos necesitaba activistas de
Medicina; inscribirse en la Facultad de Filosofía para hacer propaganda porque
no había elementos, suficientes, ahora con la carrera de Psicología y de
Sociología, están a la cabeza, de la subversión en todo el país. j La Facultad
de Psicología es el centro de activistas más importante, como se va a ver, y ya
se está viendo en estos días, no digo nada en los próximos días, porque la
estupidez humana es tan grande en este país, que la gente ha llegado a las más
altas jerarquías en todo esto sin tener la menor idea de la realidad en que
está viviendo. Porque no hay ni siquiera mala voluntad, muchas veces la gente
piensa que hay combinaciones, que hay contubernios, que hay acuerdos, y no es
cierto. Lo primero que hay es una ignorancia infinita, y después hay otras
cosas, hay otras debilidades humanas. Pero lo primero es la ignorancia, no
tener la menor idea de la realidad del país. Por eso usted oye un discurso de
un almirante, de un brigadier o de un general, y esa gente no tiene la menor
idea de la relación entre el terrorismo y la Reforma Universitaria. Fíjense que
el otro día, precisamente me trajeron esta revista que ha salido ahora nueva
que se llama Cabildo, que la tapa es un gran acierto, la tapa es
extraordinaria, es lo mejor de la revista, la tapa. Está Lanusse llenando la
tapa, y hay una expresión suya que han cometido el error de no ponerla en
letras grandes, la han puesto en letras chiquititas, un error desde el pinito
de vista del impacto. Pero dice así, viene a decir, «no hay hombre más piola
que yo». Es cierto, este es un hombre que ha trabajado de piola, y como decía
el Padre Melchiori, «cuando nosotros, los que no somos gitanos, nos ponemos a
gitanear, nos gamn los gitanos verdaderos». Esto es un hecho que se documenta
en cualquier país del mundo y en toda la historia, y este caso del General
Lanusse es un documento, no creo que haya otro que lo supere. Ahora claro, él
tiene que hacer ver que él ha querido esta solución, que ha querido esto, que
él ha puesto su cuota en pacificar al país como está de pacífico en este
momento, y claro el país ha llegado ahora, ya ve, a la paz, eso es evidente si
usted abre el diario, y uno se da cuenta de que el país ha entrado en una
pacificación plena, total, y que los días próximos van a ser un verdadero
idilio fraternal de todos los argentinos. Fíjense que con el esfuerzo de todo
el periodismo junto, y las agencias informativas, no consiguen crear una imagen
ni en la víspera, que es hoy, de un país pacificado. Ha llegado la psicosis a
tal grado que esta mañana ha habido un feroz tiroteo en Rosario entre el
ejército y la gendarmería, donde la víctima ha resultado ser un empleado de
Agua y Energía, al que le han traspasado la cabeza a balazos. Es decir, se ha
creado un estado de verdadera psicosis, y un terror psicológico a base de
anónimos, a base de llamados telefónicos, a base de listas que se publican, de
los que se matan, de los que van a ser ejecutados, de los que van a morir, y a
base de hechos reales. Ya el secuestro es un acontecimiento cotidiano que ni
siquiera alcanza a inquietar a nadie, salvo a los que les toca vivir el problema.
La cuestión universitaria sola, que es la más grave que tiene el país, más
grave que la cuestión militar, es decir, la única que la supera en gravedad, es
la de nuestra Santa Madre Iglesia. Porque lógicamente la dialéctica dentro de
la Iglesia, la dialéctica marxista, trae consecuencias todavía más graves que
las que puede producir en la universidad. Bueno, piensen que ninguna de estas
personas, altos jefes o doctores, universitarios, u obispos, ninguno trata el
problema concreto, ninguno ni siquiera alude a la relación entre el terrorismo
y la Reforma Universitaria, e incluso precisamente en todas las publicaciones
es evidente en los que se ocupan del problema que no tratan esta cuestión, que
es la cuestión vital que tiene el país. Hoy pasaba yo por la calle Córdoba,
donde está la Facultad de Ciencias Económicas, y está el ex-hospital de
Clínicas, y los carteles que uno ve nada más son una cosa extremecedora. Y no
es cuestión de carteles solamente, sino la acción directa que se practica en
esos lugares. Ustedes se dan cuenta que dentro de un mes, todo profesor que no
sea un hombre que está a los pies de los estudiantes y enseñando lo que ellos
quieren, y como ellos quieren, va a desaparecer. Va a desaparecer o por sí
mismo, o por la acción compulsiva. Va a ser un problema afrontar la situación,
o incluso, les hablo a ustedes, que la mayoría son estudiantes universitarios,
van a tener un problema, problema de resistir esto, que es terrible. Y lo que
no se puede desvincular, es el problema del terrorismo del problema
universitario. En primer lugar porque todos los terroristas son universitarios.
Puede ser que por casualidad aparezca un obrero, pero es muy raro, o un
empleado. Pero el grueso, la inmensa mayoría de los terroristas, son todos
estudiantes o profesionales. En consecuencia, el problema del terrorismo en la
Argentina está estrechamente vinculado a la universidad, tanto oficial como la
católica, que le da vuelta y raya. El Salvador en este momento supera cualquier
cosa en la materia. De manera que el hecho de ir por ejemplo, tener un padre
que quiere evitar que sus hijos se contaminen, lo manda a la universidad
católica y es peor todavía. Ahora haremos una reseña de lo acontecido en Rusia,
en 1917, porque cuando se hace la historia de las sucesivas revoluciones del
comunismo en el mundo, sencillamente se hace una falsificación, aún para los
que son anticomunistas.