martes, 3 de diciembre de 2019

20-EL SUPER CAPITALISMO INTERNACIONAL-SU DOMINIO EN EL MUNDO EN EL AÑO 2000




 Pedro Piñeyro 
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Queda hecho el depósito que exige la ley 11.723
Buenos Aires
1970
edición del autor 1970
Al genial filósofo,
sociólogo, economista,
creador del materialismo dialéctico,
fundador del socialismo científico,
organizador de la "Primera Internacional",
autor del "Manifiesto del Partido Comunista",
de "El Capital",
de cien obras medulosas que acicatearon la gesta proletaria.
Quien, a lo largo de cuarenta años de áspera lucha,
ignoró sistemáticamente la existencia de
la Banca Rothschild,
el más formidable bastión
del supercapitalismo.
,.. y el primer hombre a quien no asustaron el trueno ni
[el relámpago, inventó a Dios
y Le utilizó en su provecho.



Este libro se terminó de imprimir

en el mes  de Agosto de 1970

en Artes Gráficas "Sapientia"

Jvtobeu 1163 - Buenos Aires






152.    SUHARTO,  EN  EJERCICIO  DEL PODER EJECUTIVO . . .
 
    Munido del decreto que le autorizaba a actuar como Presi­dente por delegación expresa de Sukarno, contando con el incon­dicional apoyo de las fuerzas armadas y de los 500.000 "amotina­dos" estudiantes que cubrían las calles de Djakarta, sin oposición alguna, el Teniente General Suharto inició su gestión presiden­cial.
    Su primer decreto dispuso la disolución del Gabinete y la constitución, con carácter de Poder Ejecutivo, de un triunvirato que presidía él mismo e integraban el hasta entonces Ministro de Asuntos Económicos, Hamengku Buwono, Sultán de Jogjakarta y Adam Malik, un inteligente y probo periodista de Sumatra, experimentado diplomático, quien ya había actuado, años antes, como Ministro de Comercio de Sukarno, pero había renunciado por no transigir con la que consideraba injustificada política de agresión contra la Confederación Malaya y Singapur.
    El segundo decreto de Suharto, ya refrendado por Buwono y Malik, proscribió al Partido Comunista Indonés (PKI).
    El siguiente inmediato decreto, dispuso la detención y proce­samiento del ex Primer Ministro Subandrio, por delitos graves contra la Nación.
    Por otro decreto, casi simultáneo, disolvió la Guardia Presi­dencial (Tjakrabirawa), dispuso la detención y procesamiento de sus jefes, oficiales y clases y la "baja deshonrosa" de los hom­bres de tropa, convictos de comunismo activo, a quienes dejó librados a su propia suerte. (Los estudiantes de KAMI y KAPPI cumplieron una verdadera prueba de suficiencia paramilitar o parapolicial, al lanzarse a aquella multitudinaria cacería humana de 2.770 veteranos condotieros, quienes pudieron haber sido peli­grosísimos enemigos de haberse mantenido unidos. El pánico les había restado cohesión. Fueron siendo ultimados uno a uno. La decapitación del prófugo Nº 2770 se produjo exactamente a las 72 horas y escasos minutos de haber abandonado el cuartel de la Tjakrabirawa).
    Este mismo decreto al que nos referimos en último término, en su 2º Apartado, reemplazaba a los destituidos integrantes de la primitiva Tjakrabirawa por igual número de jefes, oficiales, clases y hombres de tropa extraídos de las Fuerzas de Combate que el Teniente General Suharto había comandado hasta la vís­pera.
    Además —esta fue una notificación verbal formulada respe­tuosamente por intermedio de tres generales— el Triunvirato Ejecutivo hizo saber al Excelentísimo Presidente Sukarno (seguía siéndolo, nominalmente) que le estaba absolutamente prohibido pronunciar discursos o formular declaraciones que no hubieran sido previamente aprobadas por la autoridad militar.
    Aunque Sukarno era ya tan impotente como un hércules fulminado por un derrame cerebral, estaba previsto desgastar el prestigio que le nimbaba como a un santo.
    En los días posteriores al brutal asesinato de seis generales nacionalistas —que hubieron de haber sido ocho— nadie había hecho mención de la farsa de la presunta gravísima enfermedad de Sukarno, engaño agravado por el espectacular envío de médi­cos chinos, lo que configuraba implícitamente la complicidad de Mao Tse Tung.
    Toda responsabilidad se había polarizado en los inescrupu­losos colaboradores inmediatos del Presidente Sukarno: Subandrio, Aidit, Njoto, Untung, etc., para que los 120 millones de indoneses que veneraban al Presidente Sukarno supieran que el Presidente Sukarno estaba rodeado de criminales capaces de cual­quiera felonía.
    Cumplida ya esa etapa, era indispensable que los 120 millo­nes de indoneses que veneraban al Presidente Sukarno supieran que también el Presidente Sukarno era un criminal capaz de cualquiera felonía. Los estudiantes indoneses, con la desaprensiva naturalidad con que la juventud plasma o destruye ídolos, consumarían el sacrilegio de evidenciar la falacia del bapak (padrecito) Sukarno.
    En los dos meses siguientes —abril y mayo de 1966— el Te­niente General Suharto siguió halagando, cortejando a la juven­tud anticomunista, dialogando de igual a igual con ella, expresando enfáticamente, en uno de sus discursos, que "los estudiantes indoneses de KAMI y KAPPI, se habían constituido en un verda­dero Parlamento a cielo abierto y habían logrado equilibrar el escorado juego político de la República".
    Las manifestaciones antisukarnistas, hábilmente dosificadas, se repetían en las tres mil islas indonesas, sobre todo en Java, la isla más intelectualizada y más densamente poblada, donde la sistemática labor de desprestigio del ídolo encontraba mayor repercusión.
    El Presidente Sukarno, despojado de toda autoridad, virtualmente prisionero en Bogor, rumiaba su desesperación y su amar­gura. Obligaba a la hermosa Dewi a viajar a Djakarta, para inten­tar, desde el Palacio Alerdeha, a veces infructuosamente, que el Presidente del Triunvirato Ejecutivo la visitara.
    Dewi salía de Bogor radiante como una diosa oriental. El mismo Sukarno, antes de prestar su vistobueno, había corregido un detalle o agregado una joya, un chal, una flor, un toque de perfume francés, para que resultara aún más cautivante.
    Ella, sonriente, se dejaba engalanar. La enternecía la humil­dad con que el fiero Sukarno de días bastante recientes, insistía, por centésima vez: "—Pregúntale cuando cree él que yo...".
Ella sentía tentaciones de abrazarle y quedarse a su lado. Aquel hombrote áspero, audaz, que había querido conquistar toda Asia para ella, que vivía besándola, acariciándola, recitando poemas lúbricos a sus pechos y a su vientre, aquel hombre rudo, para quien sólo tenía valor la vida de ambos... ¿era este mismo hombre vencido que la recordaba por enésima vez: "—No olvides preguntarle. . ."?
    A Dewi la asombraba que Sukarno tuviera aún esperanzas de volver a gobernar. ¿Cómo era posible que él no viera la evidencia? Traía a su memoria el doliente recuerdo de su padre, postrado por el cáncer. . . Dos días antes de morir, prometía a la pequeña Dewi: "—Con la próxima luna saldremos de viaje, mi dulce Sakura no hana (Flor de cerezo) ... En Nara, jugaremos con los cervatillos. . . en Robe, subiremos al Monte Roko... en Tokio, adoraremos al sagrado Fuji. ..". Ella había ido a Tokio, algunos meses después, pero sola, consignada a la extraordinaria Korikó, prestigiosa maestra de geishas, prima de su madre. Cuatro años después, ya ventajosamente lanzada, había conocido en el night-club de Ginza, donde actuaba, "al hombre más poderoso de Asia", este mismo hombre que insistía quejumbrosamente, una vez más: "~Sé amable con él... El no ha visto jamás una mujer como tú.. . Quizá logres que él te diga cuando podré. ..",
    Al partir el Cadillac, ella había vuelto la cabeza para esbozar, a través del vidrio posterior, un mohín cariñoso de despedida. Amaba a Sukarno, el hombre más generoso del mundo. Si lograba ver a Suharto, pediría fervorosamente en favor de Sukar­no. Trataría de obtener cuanto fuera posible... Si lograba ver a Suharto... Suharto...
    La atraía Suharto, joven, fuerte.. .
    Tan sano, tan puro como un sacerdote del Zen.. .
    Tan inexpugnable como un sacerdote del Zen. . .
 
153.    EL  OCASO  DE  UN  DIOS
 
    Junio de 1966.
    La vida se hacía cada vez más difícil en Indonesia.
   El país más rico del mundo, potencialmente, era un país sin industrias, sin ferrocarriles, sin carreteras, sin contribuyentes, sin economía organizada.
    El 80 % de los 120 millones de habitantes —su población real— estaba en el campo.  Cultivaba la tierra y se bastaba a sí mismo. Lo que no producía, lo obtenía por trueque.
    De los restantes 24 millones de habitantes que vivían en las ciudades, uno de cada cinco "eran empleados públicos. 5.000.000 de empleados públicos, sin contar los 700.000 hombres que suma­ban Ejército, Marina, Aeronáutica y Policía.
    Sueldos de hambre —el equivalente de diez dólares mensuales de promedio— que, además, se cobraban con atraso de un año o más, según los ítems, pero obligaban, de todos modos, a la diaria asistencia. Asistencia que no significaba permanencia. Las oficinas de veinte empleados eran atendidas por aquel a quien, cada veinte días hábiles, correspondía la guardia. Los demás, firmaban y se retiraban para atender a otros quehaceres, porque cada empleado público indonés estaba obligado a ser también conductor de ómni­bus, peón, mecánico, pintor de brocha gorda, vendedor de tienda, peluquero, entrenador de gallos de riña, etc., para ganar unas pocas rupias más.
    Los 700.000 hombres de las fuerzas armadas y los 500.000 estudiantes anticomunistas eran los únicos habitantes de las ciu­dades que no sufrían hambre, gracias a las gigantescas ollas cuarteleras. Eso era lo que interesaba, de momento, a Suharto.
    Quería acelerar el proceso de restauración integral para poder pacificar al país.
    Impuso plazos precarios a la substanciación de las causas incoadas a los comunistas presos en las cárceles militares. Al expi­rar el término resultó que el 79 % de los detenidos había sido condenado a muerte y ejecutado; el 21 % restante, considerado "recuperable", había sido enviado a prisiones civiles: Salemba, Bangkulu, Sukamiskin e isla de Flores, donde se le obligaba a trabajar en huertas o en talleres y se le mataba de hambre.
    Tal la situación al 15 de junio de 1966.
    Precisamente ese día, al cumplirse cuatro meses de su sor­presiva destitución del ejército, el Teniente General Abdul Haris Nasution, ex-ministro de Defensa e indiscutido organizador de las fuerzas armadas indonesas, había sido elegido Presidente de la Asamblea Popular Consultiva, por el voto unánime de los 546 legisladores que la integraban.
    Tres días después de asumir el cargo de Presidente de la Asamblea, el Teniente General Nasution convocaba a los legis­ladores para una próxima sesión, cuya Orden del Día se iniciaba con el discurso que habría de pronunciar el Excelentísimo Presi­dente Sukarno.
    El acto, al que sólo concurrirían diplomáticos y algunos pocos invitados especiales, se llevaría a cabo en el gigantesco estadio ovoidal "Palacio de Deportes Presidente Sukarno", de 100.000 asientos que, al costo de 15 millones de dólares, Khrushchev había obsequiado al Presidente Vitalicio de la República de Indonesia cuando éste cumplía una trayectoria política sin límite previsible y tanto el líder ruso como Kennedy y Mao luchaban encarniza­damente por ganar su adhesión.
    La pizca de azar que suele mezclarse a los hechos corrientes de la vida de relación, crea, a veces, situaciones irónicamente amargas. Por razones protocolares, el Presidente de la Asamblea Legislativa, Teniente General Nasution, debería ser la primera persona que estrechara la mano de Sukarno, al descender éste de su coche, a la entrada del Estadio.
    Seis trompas de órdenes, al unísono, lanzaron al aire las más agudas notas de sus clarines cuando Sukarno, resplandeciente en su blanco uniforme profusamente condecorado, bajó del impo­nente Cadillac, estrechó las manos de los integrantes del comité de recepción, mirándoles a los ojos, sin sonreir y luego echó a andar por el rojo camino alfombrado que le conducía a la plata­forma donde le esperaban su triple alter ego gubernativo —Suharto, Buwono y Malik— y algunos altos jefes militares.
    La hermosa Dewi, desde el palco de los diplomáticos, fue la primera en aplaudir al verle entrar a la arena del Estadio. Todo el cuerpo diplomático y algunos legisladores la imitaron, aunque con protocolar tibieza.
    Sukarno levantaba su brazo derecho, su típico saludo y obligaba a proseguir los aplausos al mantenerle en alto. Cuando inició su discurso, lo hizo desganadamente. Obligado a leer esas páginas censuradas por la autoridad militar, sus pala­bras carecían del tono inflamado de sus típicas improvisaciones, catapultas lanzadas contra enemigos a quienes podía corporizar: Kennedy, Johnson, Rusk, Mc Namara, Estados Unidos, Ingla­terra, Malasia...
    En esta ocasión, no agredía; se lamentaba.
    De pronto dejó de leer y mirando a los legisladores, reclamó justicia.
    Pidió que se le reintegrara a su cargo.
    Reconocía que el Congreso podía decidir si él habría de seguir gobernando como Presidente vitalicio o como Presidente constitucional, por un período determinado, pero lo que el Con­greso no podía hacer, era despojarle de su investidura sin tener la menor razón para hacerlo.
    El quería seguir dando su vida por Indonesia. Hacía ya cua­renta años que estaba al servicio de su grandeza; cada día rogaba a Alá que le permitiera seguir luchando contra los enemigos de la República.
    Los mismos tibios aplausos de la entrada se oyeron cuando dejó de hablar y se repitieron enseguida, cuando se retiró.
    La sorpresiva, inoportuna aparición de Sukarno, quizá fruto de las gestiones diplomáticas de la encantadora Dewi, no incidió en lo más mínimo en la marcha del acontecer político de Indonesia.
    Suharto lo había descontado ya. Tal la razón por la que había proporcionado a Sukarno esta oportunidad. Además, la desesperación de Sukarno por justificarse y recu­perar el poder, le hacía manotear torpemente y hundirse con mayor rapidez.
    El operativo "desprestigio" tenía la finalidad de arrancar la imagen de un Sukarno ideal del corazón de cien millones de campesinos indoncses que seguían venerándole como a la reencarnación de Mahoma.
    Por lo demás, Sukarno no preocupaba. Políticamente, era ya un cadáver que caminaba.
Hasta su amigo Mao se desentendería de él. Mientras Sukarno era dueño de Indonesia, había sido el compañero ideal en la gran aventura de la conquista de Asia y del dominio posterior del mundo. Aportaba a la sociedad, aquellas 3.000 llaves estratégicas, 800.000 millas cuadradas (Argentina, 1.100.000) de feracísimas tierras tropicales, 120 millones de esclavos y una inescrupulosidad política que le convertían en el socio ideal.
    Pero Mao coincidía con la Internacional Financiera: "¡Quien fracase, al diablo!".
    Sukarno había fracasado como político y acababa de fracasar como hombre. Se le había permitido ejercer su derecho de defensa; habría podido intentar la justificación de una política —equivocada o no— inspirada en la patriótica, legítima aspiración de engrandecer a Indonesia, pero sólo había intentado un quejumbroso "¡Por favor, no me echen!" totalmente falto de dignidad y coraje.
    Hasta la pequeña Dewi estaba decepcionada. Más de una vez había recordado, mientras sonreía tristemente, las narraciones oídas de labios de su padre a sus dos hermanos, acerca de los samurais que practicaban seppuku (hará kiri) cuando eran derro­tados. Evidentemente, Sukarno no era un samurai.
    Sukarno retornaría a Bogor y languidecería allí, en aquel enorme palacio de altas columnas blancas y techos rojos, mirando a través de los ventanales la manada de bambis retozones que jugaban como niños sobre la perfecta alfombra verde del parque.
    No se le haría el menor daño. No se le endiosaría, castigán­dole.
 
154.    INDONESIA:   FUTURO   "MILAGRO"153
 
    Sukarno era ya un contradictorio capítulo de la historia de Indonesia. . . Pero había dejado a Indonesia convertida en un mu­ladar.
    Suharto se proponía levantar una sólida estructura. Tenía allí, a la vista, al alcance de su mano, todos los elemen­tos para hacerlo; 3.000 maravillosas islas, tierras fértiles, minas inagotables, población sana, clima paradisíaco...
    Sólo necesitaba recuperar la confianza del mundo y tiempo. Cuando hubiera probado al mundo que en Indonesia no sólo se había producido un cambio de gobernantes sino un radical cambio de política, sólo necesitaría dar tiempo al tiempo para que la Nueva Indonesia se convirtiera en una venturosa realidad. Podía perdonarse a Sukarno que hubiera dilapidado los 5.000 millones de dólares que había dejado escurrir como arena seca por entre sus dedos, pero no podía perdonársele que hubiera derrochado 20 años sin haber hecho nada para sacar a Indonesia de aquel pozo de subdesarrollo integral en el que seguía deba­tiéndose.
    Los gobernantes absolutos dañan profundamente a sus países al despilfarrar un irrecuperable tesoro mucho más valioso que todos los bienes físicos: el tiempo.
    El 11 de agosto de 1966, la República Indonesa firmó un Tratado de Paz con Malasia, poniendo fin a la política de san­grienta hostilidad desarrollada por Sukarno.
    El 28 de setiembre de 1966, la República Indonesa se rein­corporó a la UN, poniendo fin a la política de agresivo aislamiento dispuesta por Sukarno.
    El 19 de octubre de 1966, Washington resolvió reanudar su política crediticia, suspendida por Kennedy, dos meses antes de su asesinato, a instancias del Pentágono.
    Simultáneamente, visitaron Djakarta delegados del Interna­tional Bank for Reconstruction and Development (el BID que actualmente preside Robert Mc Namara) y del International Monetary Fund (el FMI que preside Fierre Paul Schweitzer, otro de los preclaros cerebros de la Internacional Financiera).
    El 11 de marzo de 1967, la Asamblea Popular Consultiva, bajo la Presidencia del Teniente General Nasution, por unani­midad, derogó el título de "Presidente Vitalicio" conferido a Sukarno el 18 de mayo de 196.3 y automáticamente, le convirtió en un simple ciudadano al designar "Jefe Efectivo del Gobierno" al Teniente General Suharto, a partir de ese día.
    En octubre de 1967, Indonesia devolvió a Goodyear Tire and Rubber Company, la explotación cauchera de Java y Sumatra.
    El 27 de marzo de 1968, la Asamblea Popular Consultiva, por unanimidad, designó al Teniente General Suharto, Presidente de la República de Indonesia, por un período de cinco años.
    Indonesia, la oveja descarriada, volvía al redil de la Interna­cional Financiera.
    Sukarno cometió la indignidad de seguir viviendo.133 bis
    Misteriosas razones secretas inciden para que los movimientos políticos de las naciones occidentales adolezcan de una inexpli­cable falta de congruencia y continuidad. Es más: esas misteriosas razones secretas suelen provocar repentinos "virajes en U", aparentemente ilógicos.
    En 1949, el Presidente Truman permitió que el obsecuente aliado de Estados Unidos, Chiang Kai Sek, fuera desalojado del territorio chino continental por el comunista Mao Tse Tung.
    Dos años más tarde, el mismo Presidente Truman relevó ignominiosamente al General Mac Arthur, honra del ejército americano, porque proponía aniquilar al ejército del líder rojo, quien estaba proveyendo a los coreanos del Norte de armas mo­dernas de origen inglés y de regimientos de guerrilleros veteranos "voluntarios" para que acribillaran alevosamente a los inexpertos jóvenes soldados americanos que peleaban por la libertad de Corea del Sur.
    Un año más tarde, al ser elegido el General Eisenhower para suceder a Truman, el General Mac Arthur insistiría ante el Pre­sidente electo —su ayudante durante quince años— sugiriendo una genial maniobra militar que suponía la radical eliminación del peligrosísimo Mao Tse Tung.
    Eisenhower, cautivado por la rotunda seguridad del operativo propuesto, había adelantado ya su opinión favorable, pero el embozado representante de la Internacional Financiera, John Foster Dulles, estaba allí recordando al General Eisenhower que no se le había designado Presidente de la nación más poderosa de la Tierra para que actuara respondiendo a sus propias emo­ciones sino para que siguiera las directivas políticas que la Internacional Financiera le iría señalando por intermedio del futuro Secretario de Estado John Foster Dulles.
    La consigna prohibía atacar a Mao Tse Tung. Este había consolidado su situación interna después de dar muerte a más de un millón de anticomunistas y seguía enviando expertos guerrilleros "voluntarios" a Corea del Norte para que, desde sus escondites, llenaran de plomo a toda una generación de mu­chachos americanos arrancados de las universidades, enrolados compulsivamente, enviados a Asia y puestos a las órdenes del maniatado General Mac Arthur, a pelear en una guerra cuya finalidad no entendían.
    Para que la capacidad bélica de Mao Tse Tung se mantu­viera convenientemente actualizada, Estados Unidos, es decir: Eisenhower, Dulles, Wilson,151 el Pentágono, CÍA, FBI y todo el santoral político americano, permitirían que dos promisorios físi­cos chinos, Tsien San Tsiang y Chien Hsueh-Sen, quienes acaba­ban de cursar un provechoso curso preparatorio junto a los comunófilos premios Nobel franceses, Federico Joliot e Irene Curie, fueran admitidos en las más altas cátedras de Física Nuclear americanas y después de cumplir un ciclo teórico de alta especialización que demandó tres años, fueran enviados a trabajar a las órdenes secretas de los más grandes físicos del mundo, en las ultrasecretas plantas de experimentación y producción de todo tipo de proyectiles nucleares.
    Ya se sabe que, al alcanzar su óptima madurez científica, Tsien San Tsiang y Chien Hsueh-Sen obtuvieron permiso para viajar a París con sus familias.
    De la capital francesa se trasladaron a Pekín, vía Estambul, Teherán, Kabul.
    La misión de estos sabios, de acuerdo a la maquiavélica concepción de la Internacional Financiera, era la de proporcionar a Mao el equilibrado poderío nuclear que le hiciera inatacable y le permitiera seguir desangrando a Estados Unidos en Vietnam o en cualquier otro frente asiático que eventualmente conviniere abrir. Los ultramodernos centros nucleares de Haiyen, Lanchou y Patou —aparte de aquellos cuya ubicación se ignora— han dado a Mao en 1970 una absoluta paridad nuclear. .
 153 los milagros de recuperación económica de un país —recordemos los milagros alemán, italiano, japonés, etc.— se produjeron luego que la Interna­cional Financiera obtuvo el contralor de las industrias de esos países.

153 bis Sukarno falleció en el hospital militar de Djakarta cuatro años después, el 20 de junio de 1970, a los 69 años de edad. Su último deseo, satis­fecho por las autoridades indonesas, fue que se le permitiera recibir la visita de su última esposa, la japonesa Ratna Sari Dewi, de 29 años de edad, de la cual se había divorciado. Dewi voló desde París, donde reside actualmente, y llegó a Djakarta antes del fallecimiento.

 Secretario de Defensa Charles E. Wilson, "ex" Presidente de General Motors.

 
155.    EL VERDADERO  OLIMPO
 
    La Internacional Financiera es una entelequia. Tan pode­rosa, precisa y perfecta como un sistema solar.
    La mente humana común es incapaz de imaginar la magnitud de su fuerza omnipotente; de igual modo que es incapaz de imaginar la magnitud del millón de años-luz que separa a la Vía Láctea de la lejana Andrómeda.
    Podría creerse que Suiza, país de fenicios, tabernáculo del becerro de oro, fuera el eje desde donde la Internacional Finan­ciera se hubiera irradiado a la Rosa de los Vientos.
    No es así, sin embargo.
    Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, Japón o cualquier otro país, individualmente o en equipos, son. alterna­tivamente, sus propicias cabeceras de puente.
    La Internacional Financiera posee las virtudes de ubicuidad e invisibilidad que los cristianos atribuyen a Dios. Ella está, real­mente, en cada lugar del mundo en que exista una sucursal bancaria, una agencia de seguros o una simple estafeta de correos.
    En los países comunistas no existen bancos de capital privado, pero sus bancos oficiales tienen sucursales en las principales ciudades de Occidente.
    Esas son las arterias por las cuales la Internacional Financiera irriga su influencia en el sector aparentemente adversario.
    Ademas, las embajadas de los países occidentales son apenas disimuladas agencias de la Internacional Financiera. Lo mismo ocurre con las organizaciones oficiales de espionaje tipo Central Intelligence Agency (CÍA) que funcionan para servir preferen­temente a los intereses de la Internacional Financiera.
    CÍA, organismo oficial, puede convertirse en fría ejecutora del propio Presidente de la República —caso John Fitzgerald Kennedy— cuando éste llega a la Presidencia merced a un pacto oficioso con la Internacional Financiera que, una vez en el Poder, "olvida" cumplir.
    Así es como hasta el propio Presidente de los Estados Unidos de Norte América y los miembros de todos los poderes —esa abstracción que llamamos Washington— suelen convertirse en desembozados agentes de negocios de la Internacional Finan­ciera.155
    Ofrezcamos algunos botones como muestra: el 16 de octubre de 1969, según noticia de la UP de Washington cablegrafiada a todos los diarios del mundo, el Presidente de los Estados Unidos de Norte América, Richard M. Nixon, envió extraoficialmente a un delegado personal suyo al Presidente de facto de Perú, con la muy viva preocupación del presidente americano en favor de los intereses de una compañía petrolera americana expulsada por el gobierno revolucionario peruano.
    El segundo ejemplo demuestra la asombrosa versatilidad de CÍA: mientras Kennedy cumplía su período presidencial, Nixon, el adversario a quien aquél había derrotado apelando al fraude, se lanzó a una presunta gira triunfal por Latinoamérica, que habría de constituir un interesante aporte a su posterior intento de disputar nuevamente la Presidencia de la Unión a Kennedy. Este confió a hombres de la CÍA la misión de hacer que "los nativos" arrojaran huevos podridos y tomates maduros al auto­móvil de Nixon.
    Nixon aprendió la lección. Viendo a Rockefeller como un potencial antagonista para el próximo período presidencial, le instó a que realizara una gira de exploración política por Latino­américa y recurrió a los mismos hombres de la CÍA para que repitieran, en perjuicio del confiado Rockefeller, el operativo "repudio latinoamericano" que él mismo había sufrido seis años antes.
    El tercer ejemplo nos toca de lleno: durante la anodina gestión del anodino Presidente Illia, trascendió, de fuentes fide­dignas, que el Ministro de Salud Pública, doctor Oñativia había desoído el ofrecimiento de 5 millones de dólares —mil millones de pesos según la cotización de entonces— a depositar en cuenta numerada en un banco suizo, que un íntimo amigo suyo le había formulado en representación de un grupo de laboratorios de especialidades farmacéuticas, a condición de que el ministro "des­congelara" los precios de venta de sus productos.
    Ante la insobornabilidad del doctor Oñativia, se le "atacó" oficialmente durante un viaje a Washington. En las visitas que hizo, por separado, al Secretario del Tesoro, Billón y al Secretario de Comercio, Connor, Oñativia fue some­tido a una intensa presión diplomática.
    Exhibió documentación contable presentada, a su requeri­miento, por los cien laboratorios argentinos de mayor importancia —entre los cuales se hallaban los quejosos laboratorios de capital americano y europeo, tipo Parke Davis, Lilly, Schering, Geigy, Lederle, Roche, etc.— y repitió declaraciones formuladas en su país ("La Prensa", viernes 19 de febrero de 1965, páginas 1 y 10):
    Dijo el Ministro que, tratar de normalizar el mercado de los medicamentos, que en el país tienen un consumo que supera los 27.000 millones de pesos anuales156  es derecho irrenunciable e inexcusable del gobierno. Sabemos que existe inquietud en ciertos sectores porque aún no se establecieron los precios fijos y uni­formes en todo el país. Esto será resuelto durante el mes de marzo próximo. Los intereses en juego, que ponen en marcha presiones de toda índole, nos obligó a un trabajo improbo de reestructu­ración de los organismos técnicos y administrativos contables que deben aplicarse a la Ley de Medicamentos.
     Se refirió luego a la reglamentación de la ley, para la cual, dijo "se tropieza.con dificultades resultantes de una información incompleta del sector industrial, que no impedirá las medidas que adoptará el Ministerio en la fijación de precios de los medi­camentos. Por ejemplo: once empresas han omitido datos sobre gastos de publicidad". Se refirió, por último, al análisis realizado hasta la fecha sobre la base de datos proporcionados por las referidas cien empresas más importantes del país, "que represen­tan un monto anual de ventas de 23.024 millones de pesos, expre­sando que los gastos de administración y ventas representan el 46,8 %,- los gastos de publicidad, el 43,7 %, mientras que los gastos de investigación sólo alcanzan al 1,5 %."
    Las proporciones dadas por los laboratorios, distorsionadas hasta el absurdo, parecían una burla. Para el pueblo, la proporción de utilidades de cualquier laboratorio se basaba en el ejemplo unitario del comprimido tipo aspirina:  costo,  5 centavos;  venta al  público 5  pesos, es decir, 100 veces su valor.
    El ministro Oñativia, no cedió. Quizá su actitud irreduc­tible incidió, junto con la cancelación de los contratos de ex­plotación petrolífera, para que el poco inteligente gobierno del Presidente Illia fuera destituido un año después.
    La Internacional Financiera lleva al triunfo o al fracaso a cualquier gobernante. De acuerdo a su atávica modalidad iluminista, lo hace "a palo errado". Esta expresión tiene su origen en la jerga turfística: un entraineur quiere saber como anda un caballo en una milla. Lo hace ensayar en 2.500 metros y sólo el jinete y él, saben si se le "tomó tiempo" en los primeros 1.600 metros, en los últimos 1.600 metros o en los 1.600 que median entre los 500 y los 2.100 metros del recorrido.
    En las cotizaciones bursátiles, la Internacional Financiera actúa de la misma manera: una empresa presenta balance con jugoso superávit; la lógica permite descontar que las acciones de esa empresa se cotizarán en alza, pero ocurrirá la contrario.
    De igual modo, las revoluciones militares destinadas a poner orden en un país, parecen ensayadas "a palo errado" y dirigidas por "remoto control".
    Un gobierno civil, circunstancialmente ungido por gran mayoría de votos, cae en inevitables errores políticos o "de los otros", que la Internacional Financiera magnifica, cuando le conviene, por medio de todos sus órganos de propaganda.
    Caso Illia, por ejemplo. La propaganda adversa llegó a crear un clima revolucionario tan densamente promocionado, que el propio Illia habría sido el primero en decepcionarse si no se le hubiera urdido una revolución. (Los hombres de tierra adentro, contemplativos, masoquistas, tienen vocación de már­tires) .
    Un día cualquiera, el valetudinario Presidente Illia fue cortésmente invitado por dos generales a desocupar el sillón de Rivadavia.
    El error político de Illia había consistido en su enfermizo afán de deshacer sistemáticamente cuanto había hecho Frondizi.
    La serpiente Balbín —doblemente enconada por el divorcio político de Frondizi (su ex-compañero de fórmula) y por el inesperado triunfo de Illia, que pudo haber sido su propio triunfo, de haber sido él (Balbín) menos pesimista— tentó a Illia con la manzana de la discordia.
    Fue lo único que hizo Illia.
    No habían hecho mucho más ni mucho menos Yrigoyen, en su primera presidencia, Alvear y Justo, pero se les había de­jado gobernar en paz157 (En cambio, se había revolucionado contra Castillo sólo porque había propiciado la candidatura del oligárquico Robustiano Patrón Costa).
La defenestración del Presidente Illia —al reves de la defenestración  Emperador Matías que dio origen al vocablo y a la Guerra de los Treinta Años— podría dar origen a una paz de Treinta Años. (El 27 de octubre de 1969, el Presidente Onganía expresó a una delegación de 220 empresarios industriales que le visitaba en la Casa de Gobierno, que su tarea era “de  largo plazo". Pero como la Junta de Comandantes no lo quiso así, puede ser que la paz perdure, pero sin Onganía en el gobierno).
    La revolución argentina restableció la política  desarrollista.
    El movimiento se demuestra andando. El transitorio  ministro de Economía Krieger Vasena, vinculado, como Prebiscn y Alsogaray, a todos los bancos internacionales de desarrollo, obtuvo la ayuda exterior que permitirá la realización de obras indispensables como la de El Chocón, Futaleufú y el reequipamiento de los ferrocarriles. La más urgente — prolongación  de los subterráneos— puede seguir esperando.
    Cuando, hace casi 25 años, Perón compró los ferrocarriles a precio de oro, les sacó una brasa de las manos a los desespe­rados inversores ingleses. Hacía ya algunos años que ese otrora brillante negocio se había convertido en un ruinoso negocio.
    El progresivo déficit —ya se sabe que el Estado es pési­mo administrador— alcanzó, hace por lo menos ocho años, una cifra tope de cien mil millones de pesos moneda nacional ($ 100.000.000.000 m/n).
    Altas razones políticas de tipo sindical —no excitar a La Fraternidad ni a la Unión Ferroviaria— impedían disminuir ese déficit. No fueron otras las razones por las que, después de al­gunos meses de promisoria labor, fue indignamente defenestrado el único ejecutivo apolítico (Ministro Acevedo) que había tomado al toro por las astas.
    Si los subterráneos fueran prolongados manu militari a Ti­gre, Pacheco, Moreno y Quilmes, la población del Gran Buenos Aires quedaría servida por ese eficaz medio de transporte y los ferrocarriles podrían suprimir su servicio urbano que les pro­duce una gran parte de sus ingentes pérdidas.
    Podrían, incluso, levantar vías que cruzan la Capital Fe­deral, obstaculizando su progreso edilicio.
    La Deuda Exterior alcanza a 5.000 millones de dólares; su servicio anual asciende a 250 millones de dólares, o sea a cien mil millones de pesos moneda nacional ($ 100.000.000.000 m|n).
    La suma de esas dos cantidades negativas —déficit ferroviario y servicio de la deuda exterior— da un total que aterra: doscientos mil millones de pesos moneda nacional ($ 200.000.000.000 m|n).
    El Presupuesto General de la Nación para el año 1970 ha sido calculado en la suma de once mil novecientos ochenta y tres millones de pesos Ley 18.188 o sea un billón ciento noventa y ocho mil trescientos millones de pesos moneda nacional (| 1.198.300.000.000 m n).
(Aclaremos: para nosotros, 1 billón es un millón de mi­llones; para los norteamericanos, 1 billón es, en cambio, mil millones).
    Las dos metástasis cancerosas que postran a nuestro país —déficit ferroviario y servicio de la Deuda Exterior— equivalen a la sexta parte del Presupuesto Nacional para el corriente año 1970.
    Pero hay otros importantes factores de pauperización que pesan de manera directa sobre el castigado pueblo argentino.
    Refirámonos a dos de ellos: el juego (proporcionalmente a sus 24 millones de habitantes, nuestro país goza del triste pri­vilegio de ser el país del mundo que encabeza el oprobioso ranking de hipódromos y casinos oficialmente administrados) y la industria automotriz.
    Se sabe que la fabricación de automóviles en todo el mundo —Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Japón, Inglaterra, Brasil, Argentina, etc.— se halla bajo el contralor de la Internacional Financiera.
    Con la Industria automotor ocurre lo mismo que con las industrias siderúrgica, petrolera, etc. No importa que aparenten ser autónomas, que finjan reñir entre ellas,..que lleguen a acu­sarse recíprocamente de espionaje industrial; no importa que se llamen U. S. Steel, Bethlehem Steel, Armco Steel o Krupp Steel ni Standard Oil, Socony Mobil Oil, Shell Oil o Angla Iranian Oil, General Motors, Ford, Fiat, Renault... Todas ellas son de propiedad de la Internacional Financiera.
    La estupefaciente publicidad de las distintas marcas de automóviles ha llevado a nuestro pueblo a un punto tal de "virosis-tuerca" que todos, ricos, pobres, maduros o adolescentes, están igualmente infectados.
    El número de autódromos y pistas habilitadas para realizar carreras de automóviles aumenta día a día. Cada ciudad importante del país aspira a tener el suyo propio. El programa de competencias automovilísticas cubre todo el año y los diarios, radiotelefonía, televisión y revistas especia­lizadas mantienen permanentemente hiperexcitada esa emulación deportiva que se traduce en mayores velocidades y en ma­yores ventas.
    Cada propietario de automóvil quiere poseer una unidad que supere los 200 kilómetros por hora aunque en las calles jamás pueda pasar de 50 y en las rutas se le obligue a mante­nerse debajo de los 100.
    Sólo queremos señalar algo que no aparece en las crónicas deportivas: al amparo de leyes harto liberales, las fábricas de automóviles envían cada año a sus países de origen muchas decenas de millones de dólares, purísima sangre arterial avie­samente extraída a nuestra economía. Tales son los factores sobre los cuales habrá de formularse el diagnóstico: déficit ferroviario, servicio de la Deuda Exterior, incentivación del juego oficial, interesada vista-gorda al juego clandestino, 60% de la industria local discrecionalmente mane­jada por sus propietarios extranjeros... 1SS
    No habrá un sólo médico que ante un cuadro semejante se atreva a insinuar un pronóstico optimista.
    Los únicos optimistas son el Presidente de la República y el Ministro a quien corresponda hablar en cada caso.
    Así, por ejemplo, los informes oficiales para consumo do­méstico reducen cada año el déficit ferroviario por la vieja treta contable de transferir una substanciosa tajada de ese déficit —30/35 %— a "Gastos de Explotación".
    Sin embargo, en el reciente viaje mendicante —comienzos de 1970— que nuestro Ministro de Economía, Dr. Dagnino Pastore realizó a la sede del Mercado Común Europeo, sólo se atrevió a deslizar la tímida información de que el déficit fe­rroviario había sido disminuido en un 7% con respecto al año anterior.
    Pero no le creyeron, pese a su humildad.
    La   Internacional   Financiera   lleva   la   contabilidad   discri-minada de sus países protegidos con mayor precisión que  los propios ministros de Economía de esos países.
 155 Cuando alguno de los miembros de los tres poderes intenta emanci­parse de la Internacional Financiera, se le sacrifica sin contemplaciones. A Kennedy se le ejecutó poique su pacifismo demagógico malogró quien sabe qué planes de la Internacional Financiera y, sobre tocio, porque no había forma de impedir que fuera reelecto.

A Lyndon Johnson, en cambio, no se le reeligió por otro período porque pretendía controlar la Corte Suprema de justicia forzando el retiro de su viejo Presidente, EarI Warren, para reemplazarle por su socio, el flamante miembro del Alto Tribunal, Abe Fortas y a éste, a su vez, por Homer Thornberry. El Senado, advertido, radiografió la actuación de Fortas, probó su ilegal nexo con Johnson y forzó su renuncia, al propio tiempo que recha­zaba a Thornberry.

Esta maniobra de Johnson y no otras que pudieran redundar en su beneficio pecuniario fue una de las razones que incidieron con mayor fuerza en su no reelección. Porque no se crea que la Internacional Financiera hace ascos al enriquecimiento de un político que actúe en cualquier país desarro­llado o subdesarrollado.

El mismo Lyndon Johnson, humilde maestro de escuela al iniciarse en la política, es una prueba de ello.

El semanario ilustrado I'. S .Ntvs ¿ World Report, editado en Washing­ton D. C., con sede en 2.3ÜÍ) "N" Street, a pocas cuadras de la Casa Blanca, publica en su número "Vol. LXV, N? 26" del 23 de diciembre de 1968, una extensa crónica —3 páginas— profusamente ilustrada —14 fotografías— inven­tariando la cuantiosa fortuna amasada por Lyndon B. Johnson "en su actua­ción pública de 31 años como Diputado Estatal, Senador Nacional y 36' Presi­dente de los Estados Unidos".

El articulista se refiere a las 6 estancias —six ranchs— que el Presidente posee en cuatro condados téjanos (Llano County, Burnet County, Gillespie County y Blanco County) , hace suyas recientes estimaciones del New York Times y calcula el valor de sus bienes entre los 15 y los 20 millones de dólares. (Today's best guesses runn the 15 to 20 million dollars) .

Una fotografía muestra al Presidente entre una de sus manadas de hermosos Herefords. Su epígrafe reza: "Valiosas reses de la mejor calidad constituyen el primordial interés del Presidente, a quien se ve en el famoso L.B.J. Ranch, una de las seis estancias de su propiedad."

Otra fotografía muestra un edificio de 15 pisos que cubre totalmente la manzana (a sqtiare block) con un epígrafe que dice: "Capital National Bank, el segundo banco de Austin, cíe propiedad de un consorcio financiero estrechamente asociado al Sr. Johnson". (Capital National Bank, second largest in Austin, is controlled by a group closely assoclated with Mr. Johnson) .

En la misma página, una tercera fotografía muestra una alta construcción que también cubre una manzana y detalla: KTBC Radio-TV de Austin, es el más conocido exponente del imperio radial y televisivo de la familia Johnson; cubre tres Estados (Texas, New México y Oklahoma). (KTBC Radio-TV, in Austin, is the bestknoun segment of a Johnson-family broad-casting empire reaching into three States).

Agrega el cronista: In banking, the picture is still obscure. Neither the President ñor Mrs. Johnson is on record as owning a single share of stock. But the "Johnson's"' holds stock in 10 banhs with a valué that is variously estimated at frotn 3 mi/íion io 4,6 miüion dollars. (En negocios bancarios, su participa­ción no está debidamente aclarada. Aunque no se sabe que tanto el Presidente como la Sra. de Johnson (ella era una de las tradicionales novias pobres de pueblo) había poseído antes una sola acción, los Johnson tienen, en 10 bancos, una participación accionaria calculada entre los 3.00O.OO0 y los 4.60O.O00 de dólares.

La carrera política de Lyndon B. Johnson no quedó interrumpida por su providencial enriquecimiento sino porque Lyndon B. Johnson, poseedor de bancos, estaciones de radios y TV que cubrían tres Estados, irradiaba la compra del diario más importante de Texas —The Hoitston Chronide— y pretendía convertirse en el inspirador do la Corte Cuprema de Justicia. Ac­tuaba, en suma, como un general que adquiriera pertrechos para hacer mas alagüeña por su cuenta.

V esto es lo que 5ta. Internacional  Financiera  no perdona.

La Internacional Financiera premia a sus leales. Robert Mac Namara dejó la Secretaría de Estado y fue ascendido a la Presidencia del Internacional Bank for Rccorstnirion e ilustre compatriota, el sagaz financista Dr. Adalbert Krieger Vasena, después de ordenar convenien­temente las finan/as argentinas fue, asimismo, ascendido, llevándosele a ocupar tan honroso cargo de Director del mismo banco.

                    
               SU DOMINIO DEL MUNDO EN EL AÑO 2000                                             

VI Los repetidos aumentos aplicados a los productos farmacéuticos desde la salida del Ministro Oñativia hasta la fecha, han elevado considera­blemente el consumo anual. Según estimaciones efectuadas sobre la base de los primeros seis meses de 1969, en diciembre de 1969 se habrán sobrepasado con holgura los 43.000 millones de pesos moneda nacional por la venta de productos durante ese año.

                             
  EL SUPER CAPITALISMO INTERNACIONAL



VII El General Justo fue el más brillante político del te. Electricidad negociación del contrato de la Compañía Hispano-Argentino transferen-(CHADE) , ya en vísperas de extinguirse —estaba prevista el Movimiento de la CIA de todo el activo físico a la Nación— le valió el reconocer a la Internacional Financiera y de no haber muerto, le habría correspondido un segundo periodo presidencial.


                               EL SUPER CAPITALISMO INTERNACIONAL


VIII Según el Instituto Di Telia, el 60 % de la manufactura local es producida por empresas de capital extranjero.


           SU DOMINIO DEL MUNDO EN EL AÑO   


156.    LA  CEGUERA _DE  PABLO  VI
  
    Desde la Revolución  Francesa hasta  la fecha,  la  Internacional  Financiera ha revuelto sistemáticamente   todos  los ríos, para mejor pescar en ellos. De ahí esa larga serie de inexplicables incongruencias políticas que la desconcertada humanidad ha visto desdoblarse en el curso de los dos últimos siglos.
    Todo previsto en el Talmud Iluminista.  Todo  fríamente preparado, conectado entre sí:  Banca Rothschild y, por su intermedio, institución universal de los sistemas bancario,  asegurador y bursátil —tres insaciables vampiros de la economía mundial—; monopolio de las industrias básicas, con su consiguiente absorción de todo tipo de comercio, y, en lo social, la farsa de las reivindicaciones, con su secuela de huelgas, terrorismo, constante encarecimiento de la vida, pauperización de las masas, estimulación y auge de las izquierdas,  abolición  de  la prostitución oficializada con su inmediata incidencia sobre la conducta de  los jóvenes,  apogeo  de  la  delincuencia,  inmoralidad  generalizada,   revoluciones,   guerras,   guerras,   guerras...      
    El   Iluminismo no ha puesto trabas a la subsistencia y aún al desarrollo de las religiones —"opio de los pueblos"— porque todas esas religiones están dirigidas por pontífices dirigidos, a quienes, comoPablo VI, resulta fácil incitar a salirse de los límites de lo  puramente dogmático —sus encíclicas Ecclesia Suam, (La Iglesia de Cristo); Álense Maio, (En el mes de mayo); Mysterium Fidei, (El Misterio de la Fe); Christi Matri Rosarii, (El Rosario de la madre de Cristo) y aún la Sacerdotalis Celibatus, (Celibato Sacerdotal), e incursionar en la Sociología pura con sus tenden­ciosas Populorum Progressio, (Desarrollo de los Pueblos) y Humanae Vitae, (De la Vida Humana).
    La Sociología es una ciencia dinámica y los sociólogos de­berán ser tan realistas como los investigadores científicos.
    Si viéramos a un virólogo tratando de combatir un virus con cataplasmas, nos burlaríamos de él. Por eso, cuando Pablo VI brega por que se mantengan ac­tualizados preceptos que pudieron justificarse en época de Cristo, merece que le consideremos retrógrado y desoigamos su reclamo.
    La influencia del Iluminismo se adivina, sin esfuerzo, de­trás de estas dos últimas encíclicas.    Cuando el Vaticano, su aso­ciado en jugosas inversiones financieras, lanza su Humanae Vitae convirtiéndose en el apologista de la pavorosa explosión demográfica, nos recuerda al Carlos Marx que traicionaba al proletariado incitándole a buscar en el recurso de la huelga la manera de encarecer aún más la vida y agudizar aún más sus ya graves angustias económicas.
    El Consejo Federal para la Ciencia y la Tecnología de Was­hington D. C., con la colaboración del Instituto Biotécnico de la Universidad de California, que dirige el profesor Walter E. Howard, expresa en su informe oficial de diciembre de 1969:
     Desde la aparición de la raza humana hasta el año 1850, la población del mundo llegó a su primer millar de millones de seres humanos. En los siguientes 80 años esa cantidad se duplicó y se alcanzaron los 2.000 millones, pero solo 30 años más tarde, es decir, en 1960, se llegó a los 3.000 millones.
En 1975 el mundo tendrá 4.000 millones de habitantes y en ese vertiginoso ritmo de progresión ascendente, nada menos que 7.500 millones de personas poblarán el globo a fines de este siglo.
     Expresa el minucioso informe en una de sus consideracio­nes generales:
     El margen entre el bienestar y la pobreza se va acentuando en el género humano. Un mundo en el que, ya en la hora actual, un tercio de la población come más de lo necesario y los otros dos tercios comen menos de lo necesario, constituye una seria amenaza para todos.
     Por lo que a nosotros, latinoamericanos, respecta, transcribimos in extenso un cable de Washington D. C., titulado "Aumento Demográfico en América Latina" Es el mayor del Mundo y Desequilibra la Economía", que "La Prensa" de Buenos Aires publica en su edición del 13 de abril de 1970, página 1:
    Washington, 12 (UP). — La América Latina encabeza el crecimiento demográfico entre todas las regiones del mundo con tina tasa anual del 2,9 por ciento, expresa ¡a Oficina de Refe­rencia de Población (ORP).
A su vez, en el continente latinoamericano se halla la sub-región de más rápido aumento de habitantes de todo el mundo, la formada por México, América Central y Panamá, con una tasa del 3,-t por ciento.
De seguir ese ritmo de crecimiento —afirma el informe— la población de América Latina se duplicará dentro de 24 años. Se estima que para mediados de este año esa región tendrá 283 mi-llones de habitantes.
Grupos demográficos. A los efectos de las estadísticas, la ORP divide al mundo en dos grupos demográficos: los que "tie­nen" y los que "no tienen".
En el primero están comprendidos los países con baja tasa de natalidad, de muerte y de mortalidad infantil, alto ingreso per cápita, bajos niveles de analfabetismo y alimentación adecua-da; en el segundo, forman los países cuya situación es el reverso del anterior y en él se incluye a la América Latina.
Sobre ese segundo grupo, "el rápido crecimiento de pobla-don echa una pesada carga sobre el desarrollo económico al uti-lizarse una desproporcionada parte del capital de inversión para mantener los actuales niveles de nutrición, vivienda, educación y otros servicios no directa o indirectamente productivos.
El informe indica que la América Latina, juntamente con África y Asia (excepto japón) contribuyó con el 86 % al aumento de la población mundial durante los pasados cinco años.
País por País.— Costa Rica es el país de más rápido crecimien­to demográfico en América Latina con un porcentaje anual del 3,S. Una característica es que sus ingresos provienen de fuentes naturales.
El per cápita del producto bruto nacional costarricense es modestamente 410 dólares, un poco más alto que el resto de Cen­tró América. A causa de su tasa de crecimiento, demográfico, la población es predominantemente joven.
Cerca de la mitad de sus habitantes (un 48 por ciento) es menor de 15 años, comparado con un 30% de los Estados Unidos y un 21% de Suecia.
En el cuadro presentado por la ORP se muestran las esta­dísticas siguientes:
Nacimientos por cada 1.000 habitantes: Honduras, 49; El Sal­vador y la República Dominicana, 48; Ecuador y Nicaragua, 47.
Muertes por cada 1.000 habitantes: Brasil y Haití, 20; Hon­duras, Guatemala y Nicaragua, 16.
Tasa de crecimiento de Población: Costa Rica, 3,8 por ciento; Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Repú­blica Dominicana y Venezuela, 3,4 por ciento.
Per Cápita del producto Bruto Nacional: Puerto Rico, 1210 dólares; Venezuela, 880; Argentina, 800; Panamá y Uruguay, 550.
El informe termina con esta predicción casi sombría: la hu­manidad aumenta hoy a un ritmo mayor que hace 10 años. Si esa tasa continúa, para 1980 el mundo tendrá 7.950.000.000 de habitantes.158bis
     Si esto se anticipa, bajo garantía de insospechable seriedad científica, para el año 1980, no queramos imaginar lo que será el mundo en el año 2000, cuando, aún promediando los alar­mantes vaticinios del Consejo Federal para la Ciencia y la Tec­nología y los que ahora formula la Oficina de Referencia de Po­blación, las bocas a alimentar excedan de 7.000 millones, o sea más del doble de las que en el momento actual —3.500 millones— buscan afanosamente, por medios lícitos o ilícitos, el indispensable mendrugo.
    Insistimos en que, a fines de este siglo, la Internacional Fi­nanciera habrá homogeneizado la política mundial, Oriente incluido. Como en el Arca de Noé, el oso ruso y el dragón chino, domesticados, alternarán con el cordero pascual vaticano, el desdentado león inglés, el afónico gallo francés y toda la fauna política que hoy asusta al mundo.
    El Vaticano está muy lejos de representar a la religión más populosa de la Tierra (El Cristianismo es, apenas, la religión más importante de Occidente) pero es, sin duda, la más intelectualizada y la menos humilde.
    Sin embargo, hacia el año 2000, factores de irresistible poder le habrán llevado a una franca disminución de su nú­mero de adeptos y con ello, a una prudente modernización de sus preceptos y a una lógica humanización de su áspera doc­trina.159
    La Internacional Financiera seguirá permitiendo la subsis­tencia de ¡as condicionadas religiones como un elemento social coadyuvante.
    El Cristianismo —sigamos hablando de nuestra religión fa­miliar— abolirá el absurdo celibato de su clero regular, insti­tuido y mantenido al solo efecto de que ese clero regular no tu­viera más heredero forzoso que la Santa Madre Iglesia, permi­tirá el uso discrecional de los anticonceptivos, admitirá la pros­titución oficialmente reglamentada como un mal necesario, con­cederá a todos sus feligreses el mismo derecho de anular el vínculo matrimonial que hasta ahora sólo ha concedido, por razones de conveniencia política o económica, a príncipes y a multimillonarios y recordará al actual Pontífice Pablo VI como a un Papa ortodoxo, teórico, arrogante, perjudicial, en suma, a la racionalizada evolución de la iglesia romana como fuerza política.
    De subrayar todo esto se encargará la propaganda visual, oral y escrita con que la Internacional Financiera sobresatura insidiosamente al mundo.
  158 bis Esta cifra es indudablemente inexacta y no ha sido posible acla­rarla por intermedio del diario "La Prensa". La población mundial en 1980 será de 4.500 millones de habitantes, aproximadamente.
159 Ninguna de las encíclicas dictadas por Pablo VI para el mejor manejo de la sumisa grey católica, suscitaría reclamaciones. Por el contrario, los obreros católicos seguirían esforzándose por compatibilizar los dulces consejos de la Populorum Progressio con la cruda expoliación de que seguían siendo víctimas y los cónyuges católicos recordarían cada noche, al acostarse, que la Humanae Vitae les imponía engendrar un hijo cada año, para la mayor gloria de la Iglesia de Cristo.
Pero la Encíclica destinada a recordar el voto de castidad sacerdotal provocó airadas reacciones que sorprendieron por ígual a quienes integraban el rebaño cristiano y a quienes se hallaban del otro lado de la cerca.
¿Acaso ese voto de castidad sacerdotal que el Papa recordaba innecesa­riamente no tenía plena vigencia en el momento en que apostrofaba a la clerecía lanzando, como un dardo emponzoñado, aquella Sacerdotalis Celibatus que parecía dudar de la capacidad de continencia sexual de los ministros del Señor?
Pensamos que los íntimos consejeros de Su Santidad debieron sugerirle? la conveniencia de disimular sus dudas específicamente carnales dando una Encíclica que se refiriera por igual a los tres vetos sacerdotales.
Las consecuencias están a la vista. La revolución iniciada por los sacer­dotes holandeses amenaza unlversalizarse.
El diario "La Nación" del miércoles 25 de febrero de 1970, en cable originado en Villa María, una da las ciudades de inás pura tradición de la muy católica provincia de Córdoba, expresa textualmente:
Suscripta por Monseñor Pedro Ramón Gottardi, cura párroco de la Catedral de Villa María; Francisco Sorribes, cura párroco de Villa Nueva; presbítero Osear Duarte, cura párroco de General Roca; presbítero Aníbal Bastida, cura párroco de San Antonio de Litín; presbítero Roberto Carrier, cura párroco de Nuestra Señora del Rosario; presbítero Rafael Rinaldi, cape­llán de Marcos Juárez; presbítero Nildo Viana, vicario de Bell Ville y Monseñor Carlos López Acosta, delegado pastoral, elevaron al Obispo Diocesano de Villa María, Monseñor Alberto Ufane, dos declaraciones, luego de una pro­longada reunión realizada en la Casa de las Familias, de esta ciudad, "para tra.tar de buscar seriamente nuevos camines para la pastoral diocesana".
El primer documento lleva por tíiulo "La Iglesia de Villa María reflexio­na" y dice:
Descubrimos que la imag-ti de la iglesia diocesana, frente a los proble-mps d"l hombre de hoy, se presenta como ima iglesia de tipo cristiano medioeval; porque su acción pastoral no asume al hombre integral sino que ¡o parcializa en lo religioso, favoreciendo una religiosidad sacramentalista, un clericalismo que bloquea un verdadero compromiso de la persona del laico e impide una verdadera integración en la comunidad cristiana.
Porque aparece como factor de poder, comprometida con un sistema capitalista, cuya injusticia tendría que denunciar proféticamente. Porque im­pide a los cristianos plantear, en un diálogo franco y responsable, los verda­deros problemas de la Iglesia y del mundo. Porque no aparece preocupada por insertarse en el proceso de liberación del hombre, manifestándose más bien con un espíritu conformisía y tranquilo frente a las urgencias que vive el pi>"blo.
Para evitar que el esfuerzo de la Iglesia por renovarse, expresado en el Concilio y en Medeliín, quede en un mero declamacionismo, juzgamos que las pautas de trabnjo de la iglesia diocesana deben ser: que la Iglesia no aparezca como la que tiene el monopolio de la verdad sino que aprenda a escuchar a través de la lucha del hombre por liberarse, la presencia de Dios que promueve esa misma liberación.
Que la Iglesia acompañe al hombre en su búsqueda, a través de un compromiso, reflejado en un testimonio de servicio, que promueva su desarrollo personal comunitario. Que se favorezca un diálogo abierto y libre sobre los problemas de la comunidad, no sólo entre los católicos sino tam­bién con ios demás cristianos y con los otros sectores que buscan la promo­ción del hombre.
Que el servicio de la palabra esté empeñado con actitudes que reflcjcii la imagen de una Iglesia pobre, comprometida y libre para denunciar lo que oprime a la persona humana. Por eso juzgamos que una de las formas de expresar esto será que los sacerdotes vivan del trabajo de sus propias manos y que se promuevan nuevas formas de presencia de la Iglesia en el pueblo, más allá de las estructuras parroquiales, administrativo-jurídicas, con un sentido creador y que respondan a Jas verdaderas necesidades históricas.
Nos comprometeremos al estudio profundo de la realidad pastoral dioce­sana y de los criterios que han inspirado esta pastoral en nuestra diócesis, para buscar nuevos rumbos que nos posibiliten una verdadera inserción en el mundo y un auténtico testimonio de servicio al pueblo.
Sigue diciendo "La Nación": El segundo documento manifiesta:
Sintiendo sobre sí la responsabilidad histórica que les compete en !as actuales circunstancias universales de la Iglesia, creen en la necesidad de expresar modestamente el fruto de sus reflexiones con respecto a las actuales inquietudes de la iglesia holandesa; teniendo en cuenta la inquietud creada en el seno de nuestras comunidades parroquiales por tales hechos que rebasan los conductos tradicionales y que a su vez, tales actitudes se aprecian en distintas partes del mundo con una activa participación del pueblo de Dios, que ha hecho escuchar su voz dentro cíe sus posibilidades, haciendo uso de sus carismas.
Por lo tanto, manifestamos: primero, una profunda alegría que nos da el hecho de la recuperación de "la expresión" de la opinión pública en la Iglesia, constatada de una forma clara, normal y jerárquica en las propo­siciones del Consejo Pastoral de Holanda, por cuanto la opinión pública del pueblo de Dios es uno de los signos por el que se manifiesta el espíritu y la forma norma! por la que la autoridad eclesial debe llegar a elaborar sus decisiones.
Segundo, frente a la constatación del diálogo abierto sobre la obligato­riedad del celibato para el ejercicio ministerial, pensamos que: a) para todos los miembros del pueblo de Dios esta situación debe ser un llamado a su conciencia, para asumir la responsabilidad que le compete dentro de la Iglesia; b) es necesario alejar un planteo desenfocado, alimentado por una mentalidad sensacionalista, que en la búsqueda de la solución de sus proble­mas embarcaría a la Iglesia por un camino engañosamente fácil, como sería, en el caso del celibato sacerdotal, el solo hecho de la supresión de una ley; c) el crecimiento de la fe en Latinoamérica dependerá no sólo de la supresión de la obligatoriedad del celibato, sino de todo un contexto de cambios de la Iglesia a todos sus niveles, modos de vida, etcétera, que reflejen más que es una humilde servidora de Dios que obra en~ios hombres su liberación pro­gresiva.
Dentro de todo esto y para todo esto, vemos la oportunidad del diálogo abierto sobre la obligatoriedad del celibato. Nuestra opinión es que: a) ligar por ley el ministerio al carisma del celibato no posibilita suficientemente la madurez personal del presbítero; b) la opción existencial que haga el presbítero por un ministerio célibe o casado deberá tener en cuenta otras exigencias fundamentales: la entrega total al servicio de sus hermanos los hombres; la pobreza y disponibilidad como testimonio de ese servicio.
Toda opción que no parta en el presbítero de estas actitudes no hará crecer la Iglesia en Latinoamérica.
Manifestamos nuestra opinión porque creemos sinceramente aportar luz a un problema que preocupa a toda la iglesia universal y que nos ayuda a asumir nuestras responsabilidades.






157.    JURISPRUDENCIA AMERICANA



    Mientras llega el año 2000, la Internacional Financiera prosigue su tenaz tarea de corromperlo todo. La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de Norte América acaba de emitir dos fallos que constituirán ju­risprudencia.
    Por decisión del 19 de mayo de 1969, la referida Corte Su­prema dejó sin efecto (8 votos contra 0) la convicción de cul­pabilidad recaída en el caso del Doctor Timoteo Leary, ex-profesor de Psicología de la Universidad de Harvard, que fuera exo­nerado por sus experimentos con la droga denominada "L.S.D.".
    El Dr. Leary había sido, asimismo, condenado por tráfico ilegal de marihuana importada y por haber evadido el pago de 100 dólares la onza, en concepto de impuesto federal, por ese transporte.
    La condena apelada fijaba una pena entre 5 y 30 años de prisión y una multa de 40.000 dólares.Según opinión unánime de la Corte, expresada por conducto del Juez Dr. John Harían, "de haber cumplido el Dr. Leary la ley federal y pagado ese impuesto, se habría expuesto a caer bajo las penalidades de la ley que reprime el delito de usar o trans­portar narcóticos, colocando a la referida ley federal en la in­congruencia jurídica de restar al Dr. Leary su inalienable de­recho de no acusarse a sí mismo".
   El segundo delito por el cual el Dr. Leary había sido con­denado —evasión del pago de impuesto por importación de drogas— sigue diciendo textualmente el Dr. Harían en su enjundioso fallo "queda invalidado porque crea la arbitraria e irracional presunción de que una persona que tenga marihuana en su poder, deba saber que esa marihuana ha sido importada ilegalmente, dado que la marihuana también se cultiva en el territorio de la Unión".
    La absolución del Dr. Leary supuso la reivindicación de su derecho de reintegrarse a su cátedra de Psicología de la aristo­crática universidad bostoniana e, incluso, de gestionar el cobro de los haberes e intereses, que dejaron de pagársele mientras se le considerara exonerado.
    Respecto del segundo caso, la agencia noticiosa United Press cursó a todos sus diarios asociados del mundo (13 de setiembre de 1969) la siguiente noticia:

    Un capitán del ejército americano que pasó 5 años en la cár­cel, purgando delitos de robo y violación de una menor, volverá al servicio activo y cobrará todos sus sueldos atrasados —más de 50.000 dólares (alrededor de 20 millones de pesos argentinos)— por aplicación de una decisión de la Suprema Corte de Justicia que proscribe los juicios militares por delitos civiles. El primer beneficiario de ese fallo es el capitán Stephen J. Borys, de 31 años, quien está encarcelado en el Fuerte Leavenworth, Kansas, desde 1964, cuando fue condenado por una corte marcial por los delitos de robo y violación.
    Otros miembros de las fuerzas armadas que se encuentran en igual situación recuperarán la libertad y su estado militar activo como consecuencia de este dictamen judicial.
    La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de Norte América resolvió el 2 de junio de 1969, por 5 votos contra 3, que las cortes marciales carecen de competencia para juzgar delitos civiles que no guarden una relación directa con actos del servicio estrictamente militar.
    El General Kenneth Hodson, Jefe del Cuerpo de Auditores del Ejército, calculo que hasta 2.000 de unos 4.000 presos milita­res podrían ser beneficiados 16O por la decisión del máximo tribu­nal de justicia de Estados Unidos. El General Hodson agregó que hasta 450.000 condenas (cuatrocientas cincuenta mil condenas) dictadas por los tribunales castrenses desde 1961, podrían ser anu­ladas si las personas interesadas (los propios convictos) o sus de­recho-habientes trataran de modificar su situación amparándose en el citado fallo federal.


160 Beneficios morales y materiales, porque el Estado deberá reinte­grar a los recurrentes o a sus derecho-habientes todos los sueldos e intereses acumulados que la injusta condena les impidiera percibir... ¡Cosas veredes, Sancho!











158.    LA   NUEVA   ERA



    Repetimos palabras expresadas al comienzo de este libro: nada de lo que en él se dice, es original. Algunos de sus perso­najes y episodios, pertenecen a la Historia; otros, más actuales, hallaron eco, en su oportunidad, en las columnas de todos los diarios del mundo.
    Nos hemos limitado a tomarles de ambas fuentes, en una rudimentaria labor de ordenamiento cronológico que en unos casos se asemeja a la correlación de radiografías seriadas y, en otros, a la simple exposición de piezas aisladas de un museo de anatomía patológica.
    Lo heterogéneo de estos elementos y su dispar ubicación en diferentes épocas y latitudes, han constituido una insalvable desconexión, que no abona, por cierto, en favor del coherente propósito perseguido.
    Dejando de lado esta falla —quizá la menor de cuantas habrán de hallarse en este infructuoso intento de abarcar asunto tan vasto y complejo en un solo volumen— sintetizaremos nuestro juicio, formulando un pronóstico de concreción inmediata: la Internacional Financiera, ese omnipotente Super-Estado que en deslumbrantes teatros de títeres 161 y a través de una trustificacla banca usuraria internacional 162 dirige la política interna y externa de los países desarrollados y subdesarrollados, cumplirá su última etapa preparatoria en las tres décadas de este siglo que aún restan por transcurrir. Marcha inevitablemente hacia el dominio total del mundo, cumpliendo la encomienda que la legaron los geniales teóricos del Iluminismo, porque ha alcan­zado ya todos los medios de llevarla a la práctica como única religión pragmática y agnóstica concebida a imagen y semejanza de la criatura humana en que habrá de nutrirse.
    Somos espectadores de esa última etapa.
    Occidente es la sólida cabecera de puente que la Interna­cional Financiera utilizará para su futura dispersión universal.
    Mientras tanto, la Internacional Financiera cumple su ma­quiavélico plan de mantener debilitados a todos los países, des­arrollados o sub-desarrolladcs, que integran Occidente con sus escalofriantes presupuestos cada vez más inflados por histéricas carreras nucleares y espaciales, constante reequipamiento militar, aparte del duro handicap que suponen los tres poderes conven­cionales de todos sus gobiernos, el venalizado cuarto poder, la burocracia, la deshonestidad de quienes manejan la cosa pública, la corrupción de las costumbres, la discriminación racial, leyes imperfectas que incitan a delinquir impunemente... Todo lo que constituye esa moderna Caja de Pandora llamada Demo­cracia.
    Alguna vez nos hemos preguntado: ¿qué pudo hacerse en Sodoma y Gomorra que no se haga hoy corrientemente en los países líderes del núcleo occidental? Mao Tse Tung, en cambio, ha impuesto un régimen exclusivamente canalizado hacia el má­ximo engrandecimiento físico de China Comunista.
    En la China de Mao no hay drogadictos, hippies, delin­cuentes juveniles, huelguistas, etc.163
    Si el cada vez más poderoso Mao se atreviera un día a en­frentar al cada vez más achacoso Tío Sam, es seguro que la ab­soluta falta de escrúpulos con que haría llover miles de bombas H en todas las ciudades de la Unión —tal como lo hizo Truman sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945— le permitiría obtener una rápida victoria.
    Felizmente para el valetudinario anciano de la galera or­nada con franjas y estrellas, Occidente cuenta con el apoyo de un aliado invisible, más poderoso y aún más inescrupuloso que el propio Mao.
    Mao sabe que no podrá luchar contra ese enemigo, sobre todo después de la caída de Sukarno.
    De haber obtenido el control del Estrecho de Malaca y consecuentemente, de toda Asia, el eje Mao-Sukarno pudo haber impuesto un retraso a la hegemonía universal de la Internacio­nal Financiera.
    Pero nada más que eso: un simple retraso. Lo que en aje­drez se conoce por la pérdida de un "tiempo", porque el triunfo iluminista estaba ya irreversiblemente logrado en teoría con la misma absoluta seguridad de un inevitable jaque-mate a un determinado número de jugadas-años.
    La Internacional Financiera —amo absoluto de Occidente— no tiene puntos vulnerables.
Ya dijimos que los problemas de Occidente no son sus pro­blemas. Es más: los problemas de Occidente han sido delibera­damente magnificados hasta hoy por la propia Internacional Financiera porque así convenía a sus fines políticos. También nos referimos alguna vez al Talmud Iluminista. Era una ma­nera de denominar una plataforma política, sin desconocer esenciales diferencias con el Talmud judío. Este, retrospectivo, en troncado en la ley mosaica, había permitido la supervivencia del pueblo de Judea; el Talmud iluminista, de proyección futura, es un programa político concebido y resuelto como una ecua­ción astronómica que determina la situación y movimiento apa­rentes y la situación y movimiento reales de un astro en el espacio.
    Desde el Concilio Iluminista de Wilhemsbad (1767), Weiss-haupt y Mendelssohn armaron el doble tinglado. En primer plano, el de la farsa, el que se exponía al fuego enemigo; aquel en el que irían cayendo los ambiciosos o románticos líderes ocasionales, los Robespierre, Marat, Danton, de igual modo que habían caído antes los Huss, Wycliffe, Lutero, Calvino..,
    En segundo plano, a cubierto de toda ecuación astronómica, el inasible Iluminismo.                                                                    Todos los "ismos" de izquierda —comunismo, socialismo, anarquismo, nihilismo, etc.— previstos en la concepción de Weisshaupt y Mendelssohn como circunstanciales revulsivos sociales, han ido perdiendo su razón de ser.
    En las postrimerías del siglo XX, el anarquismo y el nihi­lismo se recuerdan como una leyenda, el socialismo no tiene inconveniente en integrar gobiernos conservadores cristianos y las dos subsistentes expresiones de comunismo más o menos or­todoxo —Rusia y China— sorprenden al mundo por sus enfo­ques políticos diametralmente opuestos.
    Seguimos sosteniendo que la fracasada revolución rusa de 1905 y la triunfante de 1917 perseguían el propósito de utilizar en primer término a Lenin para poner luego el gobierno en manos de León Trotzky, quien habría de haber entregado a Rusia a la voracidad de la Internacional Financiera, tal como lo están hoy Francia, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, Japón, Italia, Indonesia y la casi totalidad de las naciones en que se divide el mundo actual.
    El malogro del fidelísimo Trotzky y la simultánea apoteosis del archienemigo Stalin, parecieron indicar que la Internacional Financiera ya no podría realizar su viejo sueño de conquistar a Rusia.
    Stalin resultó un desagradable imprevisto, en cierto modo similar al ensoberbecido Mao Tse Tung.
    Sin embargo, a sólo 15 años de la muerte de Stalin, Rusia está ya tan entregada a la Internacional Financiera como si León Trotzky la hubiera gobernado y como si José Stalin nunca hubiera existido.
    Transcribimos el cable que, bajo el título a toda página: "Montará la Ford una Gigantesca Fábrica de Camiones en la U. R. S. S.", publica el matutino Clarín en su edición del 21 de abril de 1970:

    Moscú, 20 (AP).— En una iniciativa sin precedentes, la Unión Soviética solicitó a la Ford Motor Company colaborar en el mon­taje de una de las más grandes fábricas de camiones del mundo en este país, reveló hoy el Presidente de la empresa, Henry Ford. El industrial norteamericano declinó mencionar cifras sobre el valor del proyecto pero expresó que éste comprende una planta completa, incluso una fundición para producir anualmente unos 150.000 camiones pesados.
    Ford calificó de "enorme" la fábrica que se proyecta cons­truir cerca del Río Kama, tributario del Volga, y que sería una de las más grandes del mundo.
    Ford, acompañado por su esposa, hija y tres ejecutivos de su compañía, llegó a Moscú el 12 de abril como invitado del Co­mité Estatal Soviético Para la Ciencia y la Tecnología. Afirmó que ningún proyecto específico para la Ford se había indicado con anticipación y que la planta sobre el Río Kama surgió por primera vez durante las conversaciones aquí.
    Después de una semana de reuniones con importantes tecnólogos y funcionarios automovilísticos, Ford fue recibido hoy por el Primer Ministro Alexis Kosygin.
    El complejo para camiones recuerda la gigantesca planta au­tomovilística, de un valor de 1.250 millones de dólares, que la Unión Soviética está construyendo en Togliatti junto al Río Volga, en cooperación con la compañía Fiat, de Italia.
    Ford expresó que Togliatti es una "empresa tremenda". Aún cuando está atrasada en dos años con respecto al plan original, Ford dijo que consideraba que los constructores soviéticos han hecho un trabajo maravilloso al hacer avanzar la obra tan rá­pidamente.

    La publicación de esta noticia en Estados Unidos produjo cierto revuelo. El Secretario de Defensa Melvin Laird —léase El Pentágono— formuló declaraciones oponiéndose a "la exporta­ción de tecnología a la URSS en momentos en que la Unión So­viética está enviando por vía marítima camiones a Vietnam del Norte y los aviadores norteamericanos están arriesgando sus vi­das para destruir esos vehículos cuando avanzan por la ruta de Ho Chi Minh hacia Vietnam del Sur", y agregó: "algunas per­sonas creen que la mejor manera de tener éxito con la Unión Soviética, por ejemplo, es ir a Rusia y construirles camiones".
    La alusión era tan directa que Henry Ford II no tuvo otra alternativa que salir a la palestra. Aclaró entonces que el gobierno norteamericano fue avisado por adelantado de su visita a Rusia y que no había sido desalentado; se quejó de que Laird hubiera puesto en duda su patriotismo, y finalmente informó a los ac­cionistas de la Ford Motor que no prestaría nueva consideración a la propuesta soviética de que Ford construya una fábrica de camiones en Rusia.164
    Ya hemos dicho que la familia Ford perdió hace muchos años la mayoría accionaria de la Ford Motor Company, y que Henry Ford II, como se le distingue, no es más que un strawman de la Internacional Financiera y actúa cumpliendo las órdenes que le imparte su mandante.
    La escaramuza Laird-Ford no fue, por lo tanto, más que una de las tantas cortinas de humo que con su habitual maestría suele tender la Internacional Financiera para confundir a la opinión pública.165
    Un mes después, el 18 de junio de 1970, The Daily Telegraph de Londres publica, como feliz epílogo de aquella escaramuza, la siguiente noticia:

    Mercedes Benz, fabricante de automóviles de prestigio y también uno de los mayores productores de camiones de Ale­mania Occidental, está dispuesta a dirigir un consorcio para fa­bricar camiones en Rusia, en el cual participarían también Leyland, de Inglaterra, Renault de Francia y Toyota de Japón.

    El proyecto, que aún no ha sido firmado, fue concebido des­pués que Ford de América lo rechazó, aparentemente siguiendo instrucciones de Washington.
    Si la planta de camiones se construye, estará sobre el Río Kama, a 600 millas de Moscú y  demandará 3.000 millones de dólares  (£ 1.250 millones) .166
    Las inversiones que está efectuando Fiat en Rusia, las que proyectó efectuar Ford y las que efectúen Mercedes Benz, Ley-land, Renault y Toyota, empresas todas contraloreadas por la Internacional Financiera, demuestran palmariamente que el im­perio soviético es tierra conquistada.
    Mao Tse Tung, en cambio, se resiste aún. Es el desesperado símbolo de un desesperado esfuerzo por subsistir, al amparo de una doctrina política desesperadamente transformada en religión.

161 United Nations, (UN) New York; United Nntions Educattonal, Scien-lific and Cultural Organization, (UNESCO) París; Organización de Estados Aí--!fricf,!--K, (OKA) Washington, etc.
11)2 International Bnnli for Rnrotistriiction and Develnpment, Presidente. Robevt Me Namaia, Washington y París; International Man e tan Fuña, Presi­dente, Fierre Paul Schwcit?cr, Washington; Inter-Amrrícnn Devehprnent Bank (nuestro conócelo "benefactor" BTD. Presidente, Felipe Herrera. Washington) ; International Drveloptnent Association, (IBA) , Washington; International Fi-nn'ice Corporation, (IFC^ , Washington; General Agreement on Tariffs and Trad-'. (GATT) . Ginebra; Consejo Ir.teraniericano Económico y Soda1, (CÍES) , Washington; Comité Jnteramericano de la Alianza para el Progreso, (CIAP), Presidente, Carlos Sanz de Santamaría, Washington, etc., etc.

M3 El semanario V. S. News ¿r World Report del 26 de enero de 1970, pág. 9, transcribe en recuadro de color rojo una estadística titulada "Como aumenta la violencia en las Escuelas" (How violence in Kchooh is wín») . Un subtítulo aclara que las cifras dadas, comparando delitos cometidos por estudiantes de 110 distritos escolares situados en las ciudades más importante* de ia Unión durante dos distintos años (19G4 y 1968) fueron proporcionadas por el Comité del Senado de Washington D. C., creado para la Represión de la Delincuencia Juvenil, presidido por el Senador Thomas J. Dodd, De­mócrata (Connecticut).
1964                    1968
Homicidios ..................            15                       26
Estupros   ....................            51                       81
Lesiones    ....................          419                 1.089
Robos con  escalamiento   ...  596                  1.508
R.obos y hurtos  .............    7.604                14.102
Asaltos a mano armada  ...... 475                     680
Drogadictos   .................               73                     854
Ebriedad    ...................              370                  1.035
Atentados contra profesores ...     25                  1.801
                                            9.428               21.176

164 "Clarín", 12 y 15 de mayo de 1970.
165 En esto de ocultar sus intenciones, la Internacional Financiera pro­cede como los teros, que según la sagaz observación de José Hernández en su inmortal poema Martín Fierro, "para esconder sus niditos, en un lao pegan los gritos y en otro tienen los giievos".
166 Según el diario Frankfurter Rundschau del 10 de agosto de 1970, el acuerdo entre Rusia y la Mercedes Benz, destinado a instalar sobre el río Kama una fábrica para construir 150.000 camiones anuales, estaría práctica­mente concretado. Además, la Unión Soviética tendría gran interés en esta­blecer una colaboración entre su industria automovilística y la fábrica alemana Wolkswagen



159.    HACIA  EL AÑO   2000



    La Internacional Financiera, hija legítima de ese Iluminismo tan natural y humano como los propios instintos humanos que le inspiraron, iniciará en las próximas décadas la última etapa de su "tiempo político".
    Un "tiempo político" que, como el de nuestro mesiánico Presidente Onganía, nunca se refirió a lapsos sino a objetivos.
    La criatura humana es el elementos celular de la huma­nidad. Suena a ingenuo pero es necesario establecerlo para se­guir diciendo que la Internacional Financiera ha logrado llevar a la criatura humana —hombres, mujeres, viejos y jóvenes— a un permanente estado de desesperación materialista, de inmo­ralidad y escepticismo.
    Las excepciones —los locos— no cuentan.
    Todo lo que pueda hacer grata una vida forzadamente sensualizada, tiene precio y se compra con dinero.
.    Una constante propaganda pasa insidiosamente, ante los ojos de un mundo sin capacidad adquisitiva, las hermosas cosas que hacen feliz la vida de unos pocos.
    Los yates, coches super-sport y bungalows a orillas del mar, con su aderezo de hermosas cover girls, no están al alcance de la población mayor de 18 años que se desespera rumiando su envidia a los Robirosa, Pignatari, Gunther Sachs y otros pocos endiosados play boys del momento.
    Los viejos comprenden que les faltará tiempo. Los jóvenes, acuciados por una enfermiza impaciencia, no saben esperar.
    Todos viven para sí. La población adulta del mundo ac­tual no se interesa por la suerte que espera a la población del mundo futuro. Su declarada desvinculación de ese conjetural problema se debe a que no la inspiran la más mínima preocu­pación el destino o la suerte que podría caber a nietos que aún no han salido de la potencial condición de espermatozoides.
    El ¡Aprés nous, le Déluge!... es la síntesis de una filosofía común.
    Todas las conciencias y subconciencias están ya galvaniza­das por ese "manfichismo" que ha hecho del hombre la más cruda expresión de egoísmo, pero es la inconducta de los jó­venes de ambos sexos, agudizada en el curso de sólo una genera­ción, lo que nos induce a creer que la Internacional Financiera está acelerando el proceso de descomposición social.
    Este proceso de enloquecimiento de los jóvenes se inició dándoles total libertad desde que empezaban a tener uso de razón. La teoría del libre albedrío y el ensayo de ejercitación de la propia responsabilidad, consistió en permitirles hacer cuan­to les pluguiera, en creciente detrimento de la autoridad de padres y maestros: no estudiar, no permanecer en el aula, escri­bir con la mano izquierda, charlar en voz alta mientras la maes­tra exponía, faltar caprichosamente a clase... Los grados in­fantiles se convertían en una prolongación viciosa del jardín de infantes.                                                                                   |Simultáneamente, se les intoxicaba con una propaganda que les perseguía por radio, revistas, televisión y cinematógrafos creándoles una falsa conciencia a través de las hazañas de imbatibles cowboys y de distintas versiones de Superman. Aparecían los revólveres, las motocicletas, los automóviles, las pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda, etc.
    Un niño de 10 años ya había aprendido a manejar un au­tomóvil observando como lo hacía su padre, soñaba con el au­tomóvil propio y robaba el de su padre o el de cualquier vecino para practicar su manejo.
    Crecía así, desaprensivo, sin frenos, sin temer otras conse­cuencias a sus repetidas travesuras que otras tantas conversa­ciones "de hombre a hombre" con el preceptor, con el agente de policía o eventualmente, con su propio padre. Al acercarse a la pubertad, la música y el baile comenzaban a producir su acción destructora al juntarle a niñas de su edad y provocar en él, por, simple emulación, reacciones parasexuales más cerebrales que orgánicas.
    Los años de la adolescencia llegaban con una generosa pro­visión de hermosas muchachas y de amores maquinalmente gozados.
    Las jóvenes más bonitas, educadas como ellos, junto a ellos, eran compartidas o transferidas sin que hubiera quedado en los espíritus el recuerdo de una sola emoción romántica.
    No era posible ser feliz careciendo de dinero.
    La mensualidad familiar sólo alcanzaba para cigarrillos, gaseosas, sandwich... La "caja común" no mejoraba las cosas.
    Una adolescencia escasa de diaero, condenada a evolucio­nar con el cotidiano regusto amargo de apetencias insatisfechas, resentida, enconada, necesitaba caer en el amor cerebral, pornográfico, rociado con ginebra, sahumado con marihuana.
    Juntos o separados, sigue faltando el dinero. Ambos, él y ella, se prostituyen. El viejo comerciante de 40 años que alguna vez le lanzara un requiebro, sirve para el caso; el pederasta condiscípulo dueño de un automóvil último modelo también sirve para el caso.
    La licencia sexual es absoluta, ya se trate de amores regu­lares o de relaciones entre muchachas o muchachos homosexuales que se exhiben sin ningún disimulo, acariciándose o riñendo como matrimonios corrientes.
    "Sublimar la libido" es la consigna que incita a buscar el éxtasis amoroso por encima de todo prejuicio que pretenda en­casillarlo.
    Como en la vieja Atenas, el dios es Eros y el símbolo, el falo de Príapo, con el aditamiento de marihuana, LSD y heroína.
    Nos estamos refiriendo a la juventud americana del Norte porque consideramos a Estados Unidos, en todos los órdenes, sean ellos positivos o negativos, la más conspicua representación de Occidente. No dudamos que las juventudes inglesa o escan­dinavas —la dinamarquesa bastante más que la sueca— están igualmente podridas, pero insistimos en que la americana es la que cuenta con mayores medios para exhibir sus lacras.
    Publicaciones regulares de los hippies que constituyen el grueso del estudiantado universitario americano, semanarios ofi­cialmente aceptados por las autoridades de cada universidad, cuentan con una columna de avisos clasificados en la que se destaca el rubro "homosexuales pedidos u ofrecidos". El gay (pasivo) ofrece su amor y su lealtad al butch (activo) que sepa comprenderle y hacerle feliz; otro butch busca a un gay lige­ramente venusino, con automóvil y una situación económica desahogada; una muchacha, decepcionada de los varones, "bo­nita, dulcísima, inteligente", busca la amorosa tutela de otra muchacha que sea capaz de protegerla.. .
    Así van las cosas y así seguirán yendo, en progresión cre­ciente, según lo prueba la estadística realizada por el Comité de Represión de la Delincuencia Juvenil del Senado de Was­hington D. C. —años 1964 y 1968— que dejamos transcripta en página 590.
    La nuevas generaciones, de cuyos excesos criminosos da cuenta la crónica policial de cada día, son la levadura de las generaciones futuras.
    Pensamos, por deducción, que el año 2000 es el hito mar­cado para iniciar el gran cambio.
    Inglaterra, una potencia colosal semejante a Estados Uni­dos, invicta, pujante, vigorosa, inexpugnable, fue demolida y minimizada por las termitas de la Internacional Financiera en sólo 15 años: 1950 a 1965.
    Estados Unidos de Norte América, invicto, pujante, vi­goroso, inexpugnable, podrá ser igualmente minimizado antes del comienzo del siglo xxi.
    Para entonces, es seguro que también habrá sido neutrali­zado todo peligro proveniente de Asia,
    De igual modo, todos esos terribles problemas actuales —ex­plosión demográfica, discriminación  racial,  comercio  ilícito  de drogas, delincuencia juvenil y adulta, terrorismo, huelgas, revo­luciones, guerras— maliciosamente  fomentados  porque  convenía , mantener el río revuelto, habrán quedado solucionados.
    Quedarán resueltos, asimismo, todos los seudos problemas derivados de obsoletos prejuicios religiosos. El aborto, legalmente practicado hasta ahora en Japón y Suecia, se universalizará; idéntica amplitud asumirá la práctica de la eutanasia, cumplida bajo insospechables garantías legales que la convalidarán en cada caso. La eutanasia comprenderá la eliminación post partus de criaturas irreparablemente defectuosas y la de dementes in­curables.
    El mundo, incluidos los países comunistas, que para enton­ces habrán dejado de serlo, será administrado por un Alto Co­legio Secreto con asiento en alguna ciudad de Europa.   Delegaciones continentales y triunviratos estatales, gobernando de acuerdo a las infalibles prácticas racionalizadas de los grandes consorcios financieros e industriales —banca, seguros, petróleo, etc.— dispondrán de medios para lograr resultados óptimos.
    En el futuro, sólo se entablarán luchas deportivas. "Pan y Circo" seguirá siendo la fórmula magistral heredada de aque­llos sabios estadistas romanos que habrían merecido llamarse iluministas.
   Los fabulosos presupuestos militares actuales serán aplica­dos a la investigación. El mar revelará sus más incógnitos se­cretos y hasta el último desierto, convenientemente irrigado, quedará convertido en una ubérrima pradera verde.
    Mares y tierras proporcionarán alimento a una población científicamente racionalizada.
    Vamos, en suma, hacia la institución de una democracia de colmena de la cual habrán sido radicalmente eliminados los hippies, los huelguistas, los delincuentes... Una férrea demo­cracia de colmena en la que sólo podrán sobrevivir quienes pro­duzcan . .. Una excluyente democracia de colmena en la cual hasta el zángano tendrá fijada su misión específica.