Nunca visto. Cronograma de pagos, una acción de gobierno que debiera ser normal, usada demagógicamente a días de las elecciones
10:15 – (Por Rubén Lasagno) – Alicia Kirchner luego
de asumir en diciembre del 2015, comenzó a retrasar todos los sueldos y
las jubilaciones, demoró hasta 20 días el pago de salarios, cuando pagó
lo hizo en cuotas, por goteo, negando aumentos y mantuvo por tres años y
medios a la gente de Santa Cruz sumida en la incertidumbre y la
desesperación de no poder planificar la vida familiar haciéndolas
dependiente de la decisión política de pagar salarios cuando ella
tuviera ganas, mientras (y OPI lo demostró en más de 10 notas con
números oficiales y documentación), la provincia recibió y generó en
todo estos años hasta 4 o 5 veces más de fondos por todo concepto, que
los ingresados a Santa Cruz cuando en la presidencia estaba Cristina
Fernández.
La estrategia de Alicia Kirchner, la cual habíamos descrito
en varios de nuestros análisis, era aprovechar la coyuntura de crisis económica
nacional y sumar a Santa Cruz manteniendo el mensaje en dos frentes: hacia
adentro, culpar a la “herencia recibida” y machacar sobre “una provincia quebrada”, para justificar los
dislates generado en más de 3 años y medio de gobierno y manejo discrecional de
los fondos en las cuentas públicas, mientras se ha usado la masa dineraria que
debe estar afectada al pago de salarios, especialmente, para jugar en la timba
financiera aprovechando las inusuales tasas hasta del 70% que se pagan en el
circuito financiero y bancario y lógicamente, colgarse del discurso
apocalíptico por los traspiés económicos del macrismo, que no ha sabido
controlar la economía e “invertir” en el sostenimiento del aparato político, a nivel
nacional y provincial, para que puedan volver Cristina Fernández, su hijo y en la provincia, particularmente ella
misma, como gobernadora.
Bajo estas dos circunstancias, Alicia Kirchner jugó con el
dinero de todos los santacruceños y dejó de pagar los sueldos y las
jubilaciones, aflojando un poco cuando arreciaban los conflictos, pero
paralelamente sometiendo a su influjo a los sindicatos que le ayudaron a
transitar estos años de discurso con sequía de fondos para salarios, entre
ellos los estatales ATE, UPCN y APAP, desde donde fue ayudada a imponer
nuevamente los aportes no remunerativos e ítems en negro en el sueldo de los
trabajadores, abolidos por la lucha sindical en el año 2007 y sostener un
precario discurso de provincia pobre, mientras la gran masa de dinero inundaba
las arcas de un Estado que en los últimos dos años ha manejado más de 40 mil
millones de pesos por año y la infraestructura, los salarios, la educación, la
salud y la seguridad, entre otros ítems, no reflejan esa realidad.
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Hace mucho, también, advertimos que meses previos a las
elecciones todo comenzaría a resolverse “como por arte de magia” y el gobierno empezaría
a sacar de la galera los fondos hasta ahora ausentes. Para eso Alicia montó el
relato de la “recuperación”, se autoimpuso una cucarda en la “estabilización
financiera de Santa Cruz” e inmediatamente anunció que hubo un “superávit” tras
lo cual vendría el demagógico discurso del “derrame”, lo cual hoy tiñe
cualquier mensaje desde un micrófono o como lo demostró en su costoso periplo
por C5N y Crónica, donde sin recibir una sola pregunta que la incomode, le pudo
contar al país lo bien que está hoy Santa Cruz, después recibirla “devastada”,
pero sin decir que hace 28 años son ellos mismos quienes la gobiernan.
Y el día llegó
Todo aquello que dijimos se fue cumpliendo inexorablemente
hasta llegar a julio de 2019 donde por primera vez en los tres años y medio de
gobierno, Alicia Kirchner hace lo que
debió hacer siempre: pagar en tiempo y forma y anunciarlo, no como “una
conquista” de su gestión, sino como una
obligación institucional de cualquier funcionario que se precie de honesto
y buen administrador.
El gobierno de Santa Cruz anunció en el sitio oficial el
cronograma de pago del sector de la administración pública, organismos
descentralizados y jubilaciones, dentro de los márgenes de la ley, como siempre
debiera haber sido.
Informó que el viernes
2 de agosto recibirán el pago de sus haberes los pasivos y el martes 6 la
administración pública central, quedando para el miércoles 7 los trabajadores
del Poder Judicial y del Poder Legislativo, aclarando que este mes se hará el
segundo pago del aumento salarial acordado en paritaria.
Si el lector recuerda, desde inicios del 2016 hasta hace
pocos meses, gremios como ADOSAC, AMEC, Judiciales y Salud, vienen reclamando
dos cosas fundamentales: paritarias y
salarios acordes al aumento del costo de vida en la Patagonia austral.
Sistemáticamente, Alicia Kirchner se ha negado a aumentar salarios en forma
proporcional y cuando hizo algún escaso ofrecimiento, fue con sumas en negro. Las paritarias han sido un juego para extender las discusiones y ganar
tiempo en su estrategia de no ceder ante el pedido de recomposición salarial de
los gremios.
Hoy, lo que es una obligación de todo gobierno medianamente honesto,
que es pagar los salarios y las jubilaciones en tiempo y forma y no guardarse
la plata, anunciando claramente mediante un comunicado oficial cuándo y quién
cobrará en la provincia, es “vendido”
como un logro de este gobierno, cuando es una obligación a la que faltó en
todos estos años.
La respuesta es simple: lo
hacen por una cuestión meramente electoral. Si el 11 de agosto el
kirchnerismo gana, todo volverá a ser
como antes, porque reubicarán su estrategia de aspirar fondos por tres años
y medio más, echándole la culpa de todas las desventuras al gobierno nacional,
a pesar de todas las ayudas que reciban, como sucedió en estos años desde que
asumió Alicia Kirchner.
Si pierden las elecciones, al gobernador que venga de aquí a
diciembre, le llenarán la provincia de
deudas, ingreso indiscriminado de personal y le plantarán bombas que en el
2020 se activarán en el corazón de aquel a quien le toque estar en el poder.
Esto, claro está, sin contar con la cantidad de gente propia que el kirchnerismo
colocará entre agosto y diciembre, para lograr dos efectos: “pagar” los favores
políticos y entorpecer la próxima gestión, obligando al futuro gobernador a echar gente y pagar los costos políticos
o lidiar con un Estado ya superpoblado
Como se ve, nada está
hecho al azar. El cronograma de pagos emitido por el gobierno provincial no
es un ejemplo de superación, prolijidad, transparencia y benevolencia de la
gestión de Kirchner, es una moneda más de
la demagogia pública que exhibe el kirchnerismo. Dependerá de la gente, del
votante el 11 de agosto, interpretar el mensaje y decidir si le gusta lo que le
hacen o sencillamente no le molesta que los tomen por estúpido. (Agencia OPI
Santa Cruz)